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Centrales nucleares

Bélgica investiga un posible sabotaje de un yihadista en una de las nucleares que paró en agosto

Bélgica investiga un posible sabotaje en la central nuclear de Döel

Las autoridades belgas y la compañía eléctrica Electrabel, propietaria de la central nuclear de Döel, están investigando las relaciones con células radicales islámicas de un empleado de la empresa subcontratista Vicotte que se encargaba de supervisar soldaduras en partes esenciales de la planta, según los medios belgas. La central registró en agosto un incidente que ha obligado a paralizarla hasta fin de año. El caso está siendo investigado por los servicios de seguridad belgas como un presunto sabotaje.

Ilyass Boughalab, de 26 años, empleado de Vicotte, tenía acceso a las partes más sensibles de la instalación nuclear para revisar soldaduras. Boughalab, del que se sospecha que se encuentra en Siria, está siendo juzgado en ausencia en un  proceso contra una célula yihadista. Aunque en el momento del presunto sabotaje Boughalab ya no trabajaba en la central, los investigadores están peinando todas las relaciones del empleado sospechoso entre los trabajadores con acceso a dependencias esenciales de la instalación. Según la agencia de inspección nuclear (Fanc), Boughalab habría sido controlado cada vez que entró y salió de la zona técnica.

Döel se ha convertido en un dolor de cabeza para Electrabel y el Gobierno belga. En agosto —sabotajes al margen— Bélgica tuvo que dar la voz de alerta internacional al anunciar la parada indefinida de las centrales Döel3 y Thiange2 —propiedad de Electrabel— por fallos detectados en las vasijas de los reactores.

Recomendación de cierre

El director del Consejo Nuclear belga (la AFNB), Willy de Roovere, recomendó incluso el cierre de todos los reactores diseñados como Döel3. Fue una mala noticia para España porque el parque nuclear español tiene hermanas de Döel. Se trata de Santa María de Garoña —desconectada de la red desde 2012— y de  Cofrentes, la central más grande del país, propiedad 100% de Iberdrola.

Tras las paradas de centrales en Bélgica, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) exigió una revisión de la vasija del reactor de Garoña y está a la espera de nueva documentación para, en su caso, decidir si inspecciona Cofrentes.

Tanto el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) como la propietaria de la central de Cofrentes, Iberdrola, mantienen que la vasija del reactor de la nuclear sólo tiene en común con las instalaciones belgas el constructor. En el caso de Garoña, aseguran, la fabricación fue similar pero hay diferencias (tamaño, piezas forjadas, tipo de reactor, etc) que hacen que los fallos detectados en Bálgica no sean directamente extrapolables.

Presión empresarial

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Tras la polémica sobre la seguridad de las instalaciones está la presión de las empresas para extender la vida útil de las centrales más allá de los 40 años, el plazo para el que teóricamente fueron diseñadas. El debate lo alimenta además la ausencia de una norma que fije límites.

El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero llegó a plantearlo en la Ley de Economía Sostenible, pero la iniciativa no prosperó. El límite de 40 años que se consideraba razonable para la mayor parte de las instalaciones se ha superado en EEUU. El argumento es que, con inversiones adecuadas, las centrales pueden funcionar muchos más años (hasta 60 en los nuevos planes).

En España, desde finales de los 90, las licencias de las instalaciones nucleares se han ido renovando de 10 en 10 años. Ahora, Garoña puede suponer el gran salto.

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