Crisis del ébola

La OMS no supo reaccionar ante la epidemia de ébola

MICHEL DE PRACONTAL (Mediapart)

“Se estaba formando una tormenta perfecta, lista para estallar”, pero los expertos de la Organización Mundial de la Salud no supieron reconocer los primeros signos ni “entender que, desde el primer momento, se daban las condiciones para una propagación explosiva (del virus)”. Así lo recoge un informe preliminar, inédito, de la OMS, cuyo contenido acaba de revelar parcialmente la agencia Associated Press. Según los autores del informe (cuya identidad se desconoce), los expertos tendrían que haberse dado cuenta de que los métodos utilizados habitualmente para controlar una enfermedad infecciosa no iban a funcionar en una región de fronteras permeables, donde los sistemas de salud de los países afectados han quedado destruidos por la pobreza y las guerras civiles.

En un comunicado, la OMS advirtió de que no iba a hacer ningún comentario sobre el documento que recoge, de forma cronológica, la reacción tardía e insuficiente, la falta de coordinación y la incapacidad para comprender la magnitud real del problema. Pese a que Médicos Sin Fronteras (MSF) había dado la voz de alerta a principios de abril, fue necesario esperar al 8 de agosto para que la OMS declarara la epidemia como “una urgencia de salud pública de alcance mundial”.

“No estaba completamente informada de la evolución de la epidemia”, reconoce Margaret Chan, directora general de la OMS, a preguntas de la agencia Bloomberg. “Reaccionamos, pero nuestra respuesta pudo no ser adecuada a la magnitud y la complejidad de la epidemia”.

Peter Pior, codescubridor del virus del ébola, estima que la OMS actuó con demasiada lentitud, fundamentalmente a causa de la Oficina Regional africana: “La Oficina Regional en África se sitúa en la primera línea”, declaró a Associated Press. “Y esta Oficina no hizo nada. No es verdaderamente competente”. Piot también subraya que pidió que se declarara el estado de urgencia en julio.

La lentitud la OMS se justifica en primer lugar por su organización burocrática e ineficaz. Las Oficinas Regionales –entre ellas la de África– no deben rendir cuentas a la dirección central de Ginebra. En el interior de la Región de África, cada país cuenta con su propia Oficina, pero los nombramientos de los directores responden más a motivaciones políticas que a la competencia de estos. Por ello, durante largos meses, las informaciones pertinentes no llegaron a Ginebra. Así, según el informe hecho público por AP, durante una vídeoconferencia celebrada a finales de abril a la que asistió personal de la OMS, de MS y del CDC (organismo público norteamericano de vigilancia epidemiológico), se supo que algunos expertos locales de la OMS no enviaban informes a Ginebra sobre los casos registrados de ébola.

El informe revela dos hechos calificados de “particularmente alarmantes”, la dirección de la Oficina de Guinea supuestamente rechazó la concesión de visados a un equipo de expertos y también supuestamente una ayuda por valor de 500.000 dólares se vio bloqueada por cuestiones administrativas.

"La epidemia está fuera de control"

La cronología de los hechos recogida en el informe muestra que Margaret Chan no fue consciente de la gravedad de la situación hasta finales de junio de 2014, cuando la epidemia ya había hecho su entrada en Sierra Leona y en Monrovia, la capital de Liberia, causando más de 350 muertos. El 23 de junio, MSF en el terreno hacía público un comunicado en el que se decía: “La epidemia está fuera de control”

MSF se encuentra sobre el terreno desde que el virus fue oficialmente identificado, en marzo, es decir, tres meses después de detectarse la epidemia, y comenzó a alertar a la OMS el 3 de abril, sin que ser escuchado.

El 24 de junio, durante una reunión en Ginebra, Pierre Formenty, uno de los principales expertos en el virus del ébola de la OMS, realizó una presentación en la que señalaba que en Sierra Leona, Libera y Guinea, la epidemia estaba superando a la capacidad de respuesta sobre el terreno. Bruce Aylward, adjunto a la directora general, asistía a esta presentación y envió acto seguido un correo electrónico a Margaret Chan para informarle de la situación. Aylward también transmitió la inquietudes manifestadas por algunos socios de la OMS, que temían que la organización, sobre el terreno, “comprometa más de lo que ayuda” la respuesta a la epidemia.

Cinco días después del e-mail de Aylward, Margaret Chan recibió una carta de seis páginas procedente de la red de expertos de la agencia, en la que se describían graves lagunas en el tratamiento que la OMS estaba haciendo de la epidemia. Sorprendida, decidió cambiar las direcciones de las Oficinas de la OMS en los tres países más afectados, Guinea, Liberia y Sierra Leona. Era junio y la epidemia ya había cogido carrerilla. Tal y como se ha podido comprobar, la OMS ni siquiera entonces lanzó una alerta internacional; no lo haría dos meses más tarde, en agosto.

Cuando el número oficial de casos de ébola supera ya los 9.000 y mientras la cifra real podría ser 2 a 2,5 veces superior, la tarea de controlar la epidemia parece hercúlea. Por supuesto, la responsabilidad de la OMS solo es parcial. La epidemia no fue inicialmente identificada, los primeros casos observados en Guinea en enero fueron diagnosticados como cólera. Se hizo necesario esperar tres meses para que el virus se reconociese como tal, en marzo. La degradación de los sistemas de salud de los tres países más afectados obstaculizó los esfuerzos por controlar el virus. Sin embargo, la OMS no ha desempeñado el papel de agencia sanitaria mundial y ha resultado ineficaz en África donde ya no dispone de los medios precisos. A preguntas de Bloomberg, Fran Baum, profesora de Salud Pública de la Universidad Flinders en Adelaida (Australia), lo resume en una sola frase: “La OMS funciona con una mano atada a la espalda”.

Traducción: Mariola Moreno

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