Barómetro del CIS

“Desconcierto” en IU tras perder el 44% de sus votos a favor de Podemos

Cayo Lara, en rueda de prensa en Santa Cruz de Tenerife, este 5 de noviembre de 2014.

"El desconcierto es nuestro sino". Un responsable de primera fila de Izquierda Unida ironiza al describir el estado de ánimo actual de la federación tras el terremoto electoral pronosticado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Unos dirigentes lo llaman así, "desconcierto" por el enorme auge de Podemos (a costa, sobre todo, de IU). Otros elevan el listón y hablan, directamente, de "preocupación". Otro grupo intenta hacer de tripas corazón y prefiere mostrar "tranquilidad". La sensación de cierto desasosiego parece estar al menos aún bajo control. No hay clima de alarma o de pánico. Al menos por ahora. 

El gigantesco vuelco electoral que adelantó el miércoles el instituto demoscópico oficial alcanza a todos los partidos. Primero, a Podemos, primera fuerza en intención declarada de voto (17,6%) y tercera tras pasar por la cocina (22,5%, 7,2 puntos más que en el barómetro anterior, el de julio). Después, al PP, que se desploma, pierde casi 18 puntos desde las generales, se queda con un 27,9% en estimación de voto y ve cómo el presidente del Gobierno recibe una pésima nota ciudadana, un pírrico 2,31, el tercero por la cola. Tercero, al PSOE, que mejora en algo su resultado hasta anotarse un 23,9% en estimación de voto pero que sigue sin pegar un tirón, aunque puede consolarse porque su secretario general, Pedro Sánchez, es el líder nacional más valorado. IU y UPyD no escapan del varapalo del estudio. La primera pierde el 41,4% de sus votos en apenas tres meses, desde el barómetro del verano. Pasa del 8,2% al 4,8%. La segunda, cae del 5,9% al 4,1%. 

La federación de Cayo Lara está no sólo a mucha distancia de los tres grandes (PP, PSOE y Podemos). Su escaso 4,8% supone que no ha logrado capitalizar la ira ciudadana, que no ha logrado convencer de que suya es la alternativa. Pero ese porcentaje no es lo más preocupante. Si uno hurga en los informes adjuntos del barómetro, en la tabulación que el CIS hace por variables ideológicas, se observa una enorme transferencia de voto de IU a Podemos. A la pregunta a los 2.480 encuestados de por qué partido apostarían si hubiera elecciones generales, el 44,4% de los que recuerdan haber votado a la formación de Lara en las últimas legislativas responde que votaría a Pablo Iglesias, por el 35,6% que repetiría su papeleta. Otro 5% se fugaría al PSOE.

Es el mayor mordisco que Podemos inflige a sus rivales: según el CIS, el 23,4% de los votantes socialistas de 2011 fluiría hacia el nuevo partido, comportamiento que emularía el 27,4% de los electores de UPyD y el 5,9% de los del PP. IU tiene más problemas: su espectro de votantes es menos transversal que en el caso de los de Iglesias. Los números hablan: Podemos puede comerse a IU. De confirmarse en las urnas el pronóstico, la formación de Lara viviría un tsunami interno. 

La lectura de los resultados del barómetro no ha sido homogénea dentro de la federación. Nada extraño, vista la tensión interna que sacude a sus dirigentes desde las europeas de mayo, el origen del movimiento sísmico. Dentro del sector de la llamada mayoría federal –el grupo que hasta ahora ha sustentado a Lara–, los hay más conservadores, más templados, los que piden no ansiarse con los datos, sin despreciar la tendencia, y son los que a día de hoy se encuentran más próximos al coordinador. Otros, que tienen como referente al joven diputado Alberto Garzón, jefe del área clave de Proceso Constituyente y Convergencia, sí se muestran más preocupados y creen que llegó la hora de los "cambios", sin demasiada dilación. 

Viraje a partir del 25-M

Los propios Lara y Garzón ejemplificaron esa doble interpretación el mismo miércoles. Mientras que uno insistió en que las encuestas no van a cambiar la "hoja de ruta" de la federación –hizo las declaraciones antes de difundirse los datos del sondeo–, el otro subrayó que es necesario hacer una "reflexión" sobre los cambios que exige la sociedad. Los dos, no obstante, se felicitaron del hundimiento del bipartidismo y reivindicaron el trabajo hecho por IU en todo este tiempo. 

El CIS no ha sido más que la puntilla de una sucesión de malas encuestas divulgadas desde el verano, que apuntan a una misma tendencia –lo más importante de los sondeos, más que los porcentajes concretos–, y que en consecuencia no ha hecho sino aquilatar la "preocupación" interna o, como poco, "el desconcierto" por el insoslayable auge de Podemos. "Aunque el CIS le diera a Pablo un 15%, daría igual. La sensación es la misma, que los ciudadanos están empezando a ver a Podemos como fuerza ganadora. Sólo hay que ver la prensa o encender la radio o la televisión", admite un miembro de la ejecutiva federal, que confiesa que en las últimas semanas los teléfonos de los mandos de IU echan humo porque, aunque de puertas para fuera se intente guardar la compostura, en los pasillos cala la inquietud.

"Claro, la gente está muy preocupada. Lo que pasa es que ahora las federaciones están demasiado ocupadas en sus procesos de primarias para elegir candidatos a autonómicas y municipales y no se han puesto manos a la obra con el problemón", confirma otro dirigente. 

"Los resultados no son los esperados"

IU afrontaba el final de esta legislatura, antes de las europeas, con la moral muy alta. Las encuestas, que en aquel momento se esgrimían como prueba del retroceso del bipartidismo y del avance de la federación, sonreían. Pero las urnas del 25 de mayo le despertaron de golpe. Aunque el equipo de Lara intentó refugiarse en los buenos datos en un primer momento –se triplicaron los resultados de las europeas de 2009–, al final tuvo que admitir que le tocaba cambiar. Ineludiblemente. El coordinador aceptó las primarias abiertas, antaño vistas como un "invento norteamericano", y remodeló la dirección para promover a primera línea a dos jóvenes: Alberto Garzón en Proceso Constituyente, y Clara Alonso en Comunicación. Y apostó fuerte por la estrategia de la confluencia de la izquierda en torno a un programa como remedio solvente para apuntillar a PSOE y PP y vencer las "políticas neoliberales". 

"Con el CIS en la mano, hay que subrayar dos aspectos: el hundimiento del bipartidismo y la apertura de un escenario de ruptura y de cambio del sistema, y también reconocer que los resultados no son los esperados", admiten fuentes oficiales de la cúpula federal. La dirección insiste en que IU ha "formado parte del proceso" que ha derivado en la caída de los dos grandes, al haber impulsado la lucha en la calle, en las huelgas, en las protestas, en las mareas ciudadanas. "Las cifras nos obligan a reflexionar y a seguir trabajando para empujar hacia el cambio. Vamos a trabajar para que la salida de la crisis sea nítidamente de izquierdas y en favor de una mayoría social". 

"Hay que adaptar nuestra organización y nuestro discurso a esta nueva situación dentro de nuestra hoja de ruta, globalmente correcta. Sumar todas las energías posibles. Ahora hay que estar con la gente. No hay más norte que ese", complementa Ramón Luque, secretario de Acción Electoral. 

Distintas lecturas de la convergencia

Lo que hace que no se haya desatado aún el pánico, lo que motiva que se tamice el malestar interno es, precisamente, la "esperanza", la "ilusión" de que "es posible el cambio de régimen", por lo que ha luchado IU todo este tiempo. Aunque ahora sea Podemos quien recoja los frutos del árbol. La consigna es que el escenario volátil y cambiante supone una "oportunidad", y que por tanto no hay que salirse del plan trazado y aprobado: la confluencia de la izquierda. Un proyecto que podría embarrancar si se trunca la alianza con Podemos, que hasta ahora se ha mostrado más frío y menos creyente en los pactos. 

La cuestión de la convergencia (o mejor, de cómo hacerla) se ha cruzado con la digestión del CIS. Especialmente en Madrid, escenario candente porque ahora está inmersa en sus primarias abiertas para la elección de candidatos a la Alcaldía y a la Presidencia de la Comunidad, donde todos se juegan mucho. En Twitter los dos bandos de la antigua mayoría federal se han cruzado mensajes nada amigables. Los más próximos a Garzón llamaban al apoyo a la plataforma Ganemos Madrid –presentada públicamente el martes– y continuaban su campaña a favor de sus aspirantes, Tania Sánchez y Mauricio Valiente. Sus detractores les acusaban de querer "diluir" IU en el magma de la convergencia.

Esa palabra, el peligro de "disolución" de IU y la crítica a la "precipitación" de los fieles a Garzón, la escribió en un comunicado el colectivo Somos IU, que apoya a los candidatos José Antonio Moreno y Raquel López. Ese enfrentamiento, público, ha generado cierta "estupefacción". Sánchez, en una entrevista en La Marea, recordaba que la apuesta por la confluencia había sido aprobada en los órganos y para evitar suspicacias, advertía de que con la desaparición de IU el cambio en España sería "peor"

En medio, claro, se cruza otra variable, la depuración de responsabilidades por el caso de las tarjetas blackblack. Los primeros, más contundentes, apuntan a los que protegieron a los consejeros de administración que representaron a IU en Caja Madrid. Los segundos, partidarios de dejar de investigar una vez señalado con el dedo al diputado Antero Ruiz

Hay muchos elementos en la coctelera y un mes clave para la resolución: noviembre de 2014. Este sábado se celebran las primarias abiertas en Esquerra Unida del País Valencià: la pugna es entre dos candidatos, la coordinadora regional, Marga Sanz, y el portavoz adjunto en Les Corts, Ignacio Blanco. El lunes, reunión de la Presidencia Federal, en principio prevista para abordar la depuración de responsabilidades de las tarjetas black. Un debate, por cierto, que parte con lastres, porque la federación madrileña se ha negado a atender la petición de Lara de seguir investigando qué pasó con la gestión en Caja Madrid. Así que la previsión es que Olimpo, la sede federal, no mueva más fichas, para no intervenir en la vida de un territorio, máxima del coordinador. El siguiente fin de semana, reunión del Consejo Político Federal, el órgano de poder más alto de IU. 

Posible candidatura inminente de Alberto Garzón

El 22 y 23 de noviembre, Encuentro Político-Programático, donde IU acabará de definir su apuesta por la convergencia y su análisis de la coyuntura. Y el día 30, votación de las primarias abiertas en Madrid, donde la lucha es a tres bandas para la Comunidad y el Ayuntamiento: Tania Sánchez-Mauricio Valiente, José Antonio Moreno-Raquel López y Julián Sánchez-Vizcaíno-Lali Vaquero. La pelea trasciende las fronteras de la región y tienen reverberación en toda IU. En cierta manera, es el primer choque serio (y la primera victoria y derrota) entre los dos núcleos de poder que gobiernan la federación, también en Olimpo. 

Durante este mes, se irá decantando el análisis y decidiendo los cambios. "En estas dos o tres semanas hay que hacer de todo. Si no lo hacemos, desapareceremos", advierte un dirigente ligado a Alberto Garzón y Tania Sánchez. Todavía es pronto para augurar qué puede pasar, pero algunos apuntan a que puede definirse el calendario de las primarias abiertas para elegir el candidato a la Moncloa, e incluso celebrarlas antes de las municipales y autonómicas de mayo, como desea el sector ligado al secretario de Proceso Constituyente, para emitir la señal de que se ha captado el mensaje de la ciudadanía y se prepara el relevo. Cada vez hay menos dudas de que Garzón dará el paso. Y comienza a circular la tesis de que el diputado lo anunciará muy pronto, en cuestión de semanas. Los suyos le están animando. "Si ganamos las primarias en Madrid y Alberto da el paso, pronto cambiará el ciclo", abundan los próximos a Garzón, Sánchez y Valiente.

El papel de Lara

La duda en ese caso es qué hará Lara. Él ya dijo el lunes que no sería "un tapón para el cambio". Y la sensación que cunde es que no se presentará a la reelección como cabeza de lista. Sus colaboradores insisten en que no ha comunicado nada y que, en todo caso, el momento de las primarias será después de mayo, más cerca de las generales. También creen que no se trata de cambiar de caras ni de operar relevos en la dirección, porque los debates de nombres "son trampas en solitario".

Los más próximos a Lara son los que en Olimpo trasladan una visión algo más optimista de las encuestas. Consideran que "sería torpe no reconocer que marcan una tendencia", pero añaden que no hay que angustiarse, que hay que tener "paciencia". Que la pérdida de votos, si se compara con las legislativas de 2011 (donde IU obtuvo un 6,92%), no es tan dolorosa. Y que malos momentos IU (y antes el PCE) siempre los tuvo, y consiguió sobreponerse. "Quien pensara que la voladura del bipartidismo beneficiaría sólo a IU se equivocó. Mucha gente puede verse seducida por Podemos porque no implica grandes compromisos", indica un dirigente de la confianza del coordinador, quien insiste en la importancia y solidez del programa, tejido durante años. 

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La suma de conflicto interno dentro de la mayoría con el peliagudo escenario electoral, "es pura dinamita", advierte un miembro de la cúpula federal. "La gente está noqueada, desconcertada. Yo esta IU no la reconozco".

La federación de Lara tiene muchos frentes abiertos. Un escenario que se aleja de los días de vino y rosas que muchos saboreaban. "Pero hay que seguir. Resistir. Trabajar. Se abre un periodo apasionante de la historia de este país. Y al final tendremos lo que nos merecemos. Que es más de lo que dicen las encuestas", se contentaba anoche un dirigente de peso. La primera fuente de este reportaje.   

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