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Choque del bipartito

Crisis en Andalucía: autonomías de todos los colores viajan a los campamentos saharuis

Susana Díaz y el vicepresidente de la Junta, Diego Valderas, el pasado 27 de noviembre de 2014 en el Parlamento andaluz.

Diego Valderas no irá a los campos de refugiados saharuis en Tinduf como lo que es, vicepresidente y consejero de Administración Local y Relaciones Institucionales de la Junta de Andalucía. Su jefa directa, Susana Díaz, ya le ha dicho con rotundidad que no puede viajar como miembro del Gobierno. Que no es "aconsejable" porque la comunidad podría sumergirse en un "conflicto internacional" con Marruecos, "a sólo 14 kilómetros" del reino alauí. Y no conviene tampoco por la coyuntura, tras un atentado islamista que ha conmocionado el mundo, y Rabat sirve de frontera frente al yihadismo. Pero Valderas no habría sido el primer consejero autonómico que viajase al Sáhara. Ni mucho menos. En diciembre lo hizo el vicepresidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda (PP). Y antes lo hicieron Juan José Ibarretxe (PNV) y Ramón Luis Valcárcel (PP), cuando eran presidentes de Euskadi y Murcia. Y consejeros de PSOE, IU o Eusko Alkartasuna también se desplazaron en los últimos años. Al igual que diputados nacionales o parlamentarios autonómicos de todos los signos. No es extraño, porque la relación con el Sáhara siempre ha sido intensa y fluida con España desde el abandono de la colonia, en 1975. 

El choque entre los dos socios del Gobierno andaluz, PSOE e IU, se recrudeció la semana pasada y sigue a día de hoy abierto. Valderas, en una entrevista con Europa Press, se mostró dispuesto a viajar a los campamentos de Tinduf, en Argelia, en el primer trimestre de 2015, en calidad de vicepresidente de la Junta y de presidente de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional al Desarrollo (AACID). En realidad, era un compromiso antiguo, que había formulado meses atrás, justo dos semanas después de que Díaz regresase de Marruecos y se entrevistase con el rey Mohamed VI, y arrancase de él la promesa de un encuentro entre empresarios marroquíes y andaluces. Reunión que se hará en febrero. La presidenta desautorizó de inmediato a su número dos y le dijo no. "Por sentido común", porque Andalucía no puede entrar en un "conflicto internacional" sin tener competencias y porque debe "poner la seguridad por encima de todo". 

IU, la formación de Valderas, recordó de inmediato que Valderas no quería ser ningún precursor. Tiró de hemeroteca y comprobó que había un caso muy cercano en el tiempo: el pasado diciembre, el vicepresidente gallego, el conservador Alfonso Rueda, había visitado a la población refugiada en Tinduf

Tensión creciente en las últimas semanas

En el PSOE son conscientes de ese dato. Fuentes del Gobierno próximas a Díaz señalaban, no obstante, que el episodio del Sáhara no era más que la "gota que colmó el vaso de la paciencia" de la presidenta. Gráficamente, en palabras de un consejero, podría resumirse así: "El viaje de Valderas es el detonante, no el culpable de la crisis" del bipartito. Los socialistas sienten el escozor del enfriamiento de relaciones con su socio desde hace algo más de un mes. La propia jefa del Ejecutivo situó el arranque de la tensión con el paso adelante del diputado Alberto Garzón a las primarias federales de IU, a mediados de noviembre.

Allí comenzó, según explicó ella misma en La Sexta NocheLa Sexta Noche, "decisiones" que pretendían "poner fecha de caducidad" al Gobierno, algo "gravísimo". A saber: la asamblea de balance de IU Andalucía (IULV-CA) que se celebrará en el verano para evaluar la tarea de la Junta y decidir la permanencia de la federación; la propuesta de una comisión de investigación sobre corrupción en el Parlamento; la sugerencia de que el coordinador andaluz, Antonio Maíllo, podría reemplazar en el Gobierno a Valderas... y por fin el viaje del vicepresidente. "Es un cúmulo de circunstancias, no se puede poner constantemente en cuestión al Ejecutivo. IU debe aclararse y decir si quiere estar dentro o fuera", expresaban en el círculo de Díaz. Miguel Ángel Vázquez, el portavoz del bipartito, lo dijo con palabras similares el martes: la federación debe poner en "valor" lo conseguido en estos tres años, "defender" las conquistas desde la firma del pacto. 

En IU, el malestar también es palpable. Condenan los gestos "autoritarios" de Díaz y creen que su negativa tajante es un intento de "desviar la atención" sobre otros asuntos encima de la mesa, como la citada comisión de investigación. Que la baronesa sólo busca una "excusa" para romper el pacto y poder convocar elecciones anticipadas, y así tener vía libre en caso de que quisiera presentarse a las primarias del PSOE, ya con una presumible victoria autonómica en las urnas a sus espaldas. 

Intento de aplacar la crispación

Ahora los dos socios intentan aplacar la tensión, aunque la crisis "sigue en stand by", como recuerda un consejero. Valderas conversó brevemente con Díaz antes de la reunión del Consejo de Gobierno, el martes. Ella le recordó su posición oficial y él le dijo que abría un periodo de "reflexión" sobre el viaje, que abordaría con su equipo, el responsable de los proyectos de solidaridad y cooperación, y después se la trasladaría a la presidenta y al comité de enlace que supervisa las relaciones de los dos aliados. No hay prisas. El vicepresidente abordará este asunto "con serenidad pasmosa".

La intención evidente es enfriar los ánimos, como lo demostraban las declaraciones conciliadoras ayer de Mario Jiménez, portavoz socialista en la Cámara ("La presidenta de la Junta ha hablado con mucha claridad en estos días, a día de hoy no ha cambiado nada, e IU tiene que aclararse, saber dónde está y ver con claridad que lo más importante es la estabilidad del Gobierno"), y de Antonio Maíllo (que apeló al diálogo para que el viaje a Tinduf "se efectúe en condiciones de normalidad exentas de polémica"). 

Basta consultar la hemeroteca y contactar con los Gobiernos autonómicos para descubrir que los desplazamientos al Sáhara han sido relativamente frecuentes en los últimos años. Las visitas del máximo nivel que se han producido son dos: la del lehendakari Juan José Ibarretxe (PNV), en junio de 2002, y la del murciano Ramón Luis Valcárcel (PP), en mayo de 2010.

En el segundo escalón se sitúan los vicepresidentes (el gallego Rueda, en diciembre de 2014) y los consejeros autónomicos con competencias en bienestar y en cooperación al desarrollo. Aquí ya salen más casos. Y de distintos partidos. En el PSOE, se encuentran las visitas de Leonor Flores, titular extremeña de Bienestar Social, en abril de 2006 –en la última legislatura de Juan Carlos Rodríguez Ibarra– o de Ana Fernández, responsable aragonesa de Servicios Sociales y Familia, en mayo de 2010, en el último Gobierno de Marcelino Iglesias. 

Si vamos al PP, además de Rueda y Valcárcel, está el ejemplo de Rosa Valdeón, alcaldesa de Zamora. El pasado 30 de agosto, el Gobierno marroquí expulsó a una delegación de la Unión de Asociaciones de Castilla y León Solidarias con el Pueblo Saharui, que encabezaba la regidora. La comitiva no voló hasta Tinduf, sino hasta El Aaiún, la capital –en la zona ocupada por Rabat–, pero las autoridades del reino alauí les impidieron bajarse siquiera del avión. En febrero de 2014, el director de la Agencia Extremeña de Cooperación al Desarrollo, Giorgio Cerina, acompañó a la caravana solidaria hasta la localidad argelina. Él es un alto cargo del Ejecutivo del conservador José Antonio Monago.

Delegaciones parlamentarias

Y cabe también mirar a otros partidos. IU, por ejemplo. Su consejero de Justicia, Seguridad Pública y Relaciones Exteriores del Gobierno asturiano de Vicente Álvarez Areces, Francisco Javier García Valledor, visitó en octubre de 2005 Tinduf. En Euskadi, cuando Ezker Batua, compartía el Ejecutivo con el PNV, el titular de Vivienda y Asuntos Sociales, Javier Madrazo, voló en marzo de 2003. Tres meses más tarde, en junio, inició su visita al Sáhara otro consejero del Ejecutivo vasco, el de Justicia, Empleo y Seguridad Social, Joseba Azkarraga, de Eusko Alkartasuna, formación hoy miembro de EH Bildu. En junio 2002, una delegación canaria liderada por el que entonces era vicepresidente del Cabildo de Gran Canaria, Carmelo Ramírez, de Coalición Canaria (y hoy afiliado de Nueva Canarias), intentó entrar en El Aaiún, pero fue expulsada por el Gobierno marroquí. 

A esta relación hay que añadir los viajes, más frecuentes, de comitivas de parlamentos autonómicos y del Congreso

En Andalucía, en esta legislatura, ningún alto cargo del bipartito ha viajado hasta los campos de refugiados. Sólo técnicos de la Junta, para supervisar que las ayudas llegaban correctamente. La comunidad es una de las que más fondos ha aportado tradicionalmente para la causa saharaui, junto con Canarias. Entre 2003 y 2014, la Junta inyectó 18,5 millones de euros. Solidaridad que la presidenta recordó en su entrevista en La Sexta: "La Junta es una de las que más ayuda a los campamentos. Lo que creo es que la posición de España la tiene que marcar el Gobierno en el seno de la ONU y Andalucía no puede en estos momentos entrar en un conflicto internacional que no nos corresponde y debe tener sensibilidad con el momento que estamos viviendo". 

A Bucharaya Beyún, delegado del Frente Polisario en España, no le sorprende la actitud de Díaz. En declaraciones a infoLibre, recordaba que esa posición "favorable a Marruecos" del Gobierno andaluz es "influencia" directa de sus antecesores en el cargo, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, y "era también la posición de Felipe González". "El mayor movimiento solidario con el pueblo saharaui del mundo está en España, con cerca de 400 asociaciones amigas del Sáhara, y dentro de España, el movimiento más potente es el andaluz. Marruecos sabe que la presidenta no puede influir en ese movimiento de solidaridad, pero ella sí influye en el Gobierno", sostiene. Beyún cree, por tanto, que se trata de un acto de "hipocresía" que no concuerda, además, con la postura mostrada por "muchos cargos, diputados o alcaldes socialistas". 

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El delegado saharaui en España subraya que los argumentos dados por Díaz "no son verdad", porque en los últimos años se han repetido las visitas institucionales a Tinduf sin que se abriera ningún conflicto internacional. En buena medida, como recuerda José Taboada, presidente de la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara (CEAS-Sáhara), esa zona de los campamentos está en otro país, Argelia. "Marruecos no puede hacer nada. Es más, muchas embajadas suyas están en varios países al lado de las del Frente Polisario –remacha Beyún–. Han ido cargos públicos y no ha pasado nada. Simplemente, es un chantaje que unos aceptan y otros no. Y Díaz lo ha aceptado, porque Andalucía, como Cataluña, tiene poderosos intereses económicos. En definitiva, con la posición de la presidenta contradice la filosofía del PSOE, el espíritu español y el movimiento prosaharui".

El PSOE andaluz ha cerrado filas con su presidenta. Y ella es comprendida por compañeros de partido como el extremeño Guillermo Fernández Vara, jefe del Ejecutivo autonómico de 2007 a 2011. Vara considera que la política exterior debe marcarla el Ejecutivo central. "Cada una de las 17 comunidades no puede hacer lo que quiera. Yo ahí sigo la línea de Juan Carlos [Rodríguez Ibarra], se confunde la cooperación al desarrollo con las relaciones diplomáticas, y eso no puede ser. Yo mismo me he entrevistado con Mohamed Abdelaziz [el presidente en el exilio de la República Árabe Saharaui Democrática desde 1976], y le he dado todo mi afecto y mi cariño, pero siempre fuera de la sede del Gobierno", indica a este diario. 

Valderas no estará en la lista de los consejeros que vuelan hasta Tinduf para palpar de cerca la vida en los campos de refugiados. Si lo hace, si viaja hasta allí, será como dirigente de IU y con dinero de IU, y no como vicepresidente y a costa de la Junta. Es la única concesión a la que está dispuesta Díaz. 

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