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El futuro de la izquierda

Qué se habló en la reunión de Zapatero e Iglesias

José Luis Rodríguez Zapatero, en un diálogo sobre democracia en Madrid, este 26 de enero en Madrid.

Hasta ahora sus protagonistas la habían definido como una “charla informal”, como una reunión “cordial”, “interesante”, en la que se departió sobre “el euro, Europa y América Latina”, y en la que se pudieron intercambiar opiniones sobre la responsabilidad de Gobierno. Una cita “sin la más mínima trascendencia”, según apreciaron los comensales: José Luis Rodríguez Zapatero, José Bono y Emiliano García-Page –por el PSOE– y Pablo Iglesias e Íñigo Errejón –por Podemos–. Pero en aquel encuentro sí salieron a colación otros asuntos, como las quejas sobre la Ley Electoral manchega, que pone más caro el acceso al escaño. 

Mucho se ha escrito y dicho sobre la cena que promovió el exministro de Defensa, y que se celebró en noviembre en el domicilio de este en Madrid, en pleno barrio de Salamanca. La noticia fue adelantada en exclusiva por El Huffington Post el pasado miércoles, y Zapatero la confirmó esa misma mañana en los micrófonos de la Ser. El expresidente del Gobierno dijo que no había informado de la reunión al secretario general, Pedro Sánchez, porque se trataba de un "encuentro personal". Luego se lo comentó "días después". A su juicio, fue una cita interesante en la que hablaron, sobre todo, de Latinoamérica y del euro, aunque se reflejaron "discrepancias muy notables" como por ejemplo en torno a la voluntad de Podemos de convocar un proyecto constituyente, porque en 1978 sí se "acertó en la trayectoria". 

Bono fue el promotor de la cena con Zapatero, Iglesias, Errejón y Page. La idea, según contó el mismo, partió de un programa de televisión en el que debatió con el secretario general de Podemos y en el que le preguntaron si prefería esconderse en casa de Iglesias o en la de Esperanza Aguirre. Él dijo que en la primera, porque su abuelo fue "un ilustre socialista" que trabajó con Indalecio Prieto y él defendió a su pare ante el Tribunal de Orden Público franquista. Luego habló por teléfono con Iglesias, surgió la posibilidad de quedar y después Zapatero mostró su interés por añadirse a la reunión. "Me gustaría también saber cómo es", le señaló. El exministro de Defensa y expresidente del Congreso relató que la comida fue "personal" y no hubo "ni media palabra de representación partidista". Más aún, quiera viera deslealtad hacia Pedro Sánchez es que "tiene la mente poco limpia". 

Defensa de Sánchez

Iglesias también restó importancia al encuentro, en el que todos se conjuraron para que no trascendiera, aunque él sí informó a su ejecutiva. El líder de Podemos describió la cita como "cordial", "informal" e "interesante", en la que hablaron "del euro, de Europa y de América Latina". El pasado sábado, en una entrevista en La Sexta Noche, echó un capote a los dirigentes socialistas después de que hubiera arreciado la tormenta, después de que se les acusara de haber traicionado a Sánchez, al haberse reunido con los jefes de un partido rival, que amenaza con pegarle un buen bocado al PSOE. "Se ha dicho mucho en estos días que Zapatero y Bono estaban contra Pedro Sánchez. No es verdad. En esa conversación yo pude comprobar que defendían a su secretario general", subrayó, insistiendo en que el expresidente y el exministro le dijeron que no querían "hacer daño" al PSOE, por lo que pidieron discreción. 

Iglesias coincidió con la versión del expresidente de la Cámara baja: la idea nació a raíz de un programa de televisión. "Él participó en la defensa jurídica de mi padre y a partir de ahí tuvimos una relación cordial. Un día me dijo: 'Zapatero tiene interés en conocerte'. Y le dije: 'El interés es mutuo'. Y se organizó esta reunión. Para mí fue un placer, aprendí muchísimo. Hablar con gente que no piensa como tú, pero que ha tenido experiencia de Estado y hablar de política en general fue algo interesantísimo", respondió. 

Asistentes de la reunión, en privado, sí comentaron a este diario que algún otro asunto se coló en el encuentro, como la Ley Electoral manchega, que el Ejecutivo de María Dolores de Cospedal cambió el año pasado –después de reformar en solitario el Estatuto–, con los solos votos del PP. Con ella, la Cámara pasará a tener 33 diputados, por los 49 actuales. El comentario tendría su lógica por el perfil del sexto comensal: Emiliano García-Page, alcalde de Toledo, secretario general del PSOE manchego, candidato a la Junta en las elecciones del 24 de mayo. Él era el único dirigente socialista en activo, y miembro además, como vocal, de la ejecutiva federal de Pedro Sánchez. 

Iglesias ya dijo que no facilitaría Gobiernos del PP

"No fue más allá que un comentario con Pablo sobre la Ley Electoral, no se trató de cerrar ningún acuerdo ni firmar un papel, ni fue un cónclave para hablar de Castilla-La Mancha", indicaron en el entorno de uno de los participantes de la cena. Pese a ese "intercambio de pareceres", los presentes se llevaron la "impresión", o más bien la "certeza", de que si Cospedal pierde la mayoría absoluta en mayo y Podemos entra en la Cámara autonómica, "ayudaría" al líder socialista a convertirse en presidente. Una lectura que para los socialistas se ve fortalecida por las propias declaraciones públicas de Iglesias. El pasado sábado, él mismo dijo que su partido "no va a facilitar Gobiernos del PP". 

Otros asistentes a la cita en la casa de Bono, sin embargo, negaron que se hablara nada de Castilla-La Mancha. "El contenido fue ante todo de la etapa del presidente Zapatero al frente del Gobierno, desde relaciones con Estados Unidos, Latinoamérica... Y, sobre todo, sobre el euro, los recortes, la reforma del artículo 135 de la Constitución [pactada con el PP en el verano de 2011]. Fue, básicamente, una explicación-defensa de la gestión del presidente", asegura un participante a este periódico. Los dirigentes de Podemos, Iglesias y Errejón, fueron los que más preguntaron, y los socialistas, mientras, alegaron que su partido era "una fuerza social con profundas reacciones". 

Malestar en la ejecutiva

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La noticia del encuentro generó un profundo malestar en la cúpula de Sánchez. La consigna oficial era "no contribuir al ruido". El secretario general manifestó de hecho su "respeto" por cómo gestiona el expresidente su agenda y dijo no ver "motivo" alguno para entrevistarse con Iglesias. Pero al final hubo estallido. Quien verbalizó esa irritación, con claridad, fue la secretaria de Empleo, Luz Rodríguez, a la sazón última secretaria de Estado de Empleo de Zapatero. "No entiendo a santo de qué se reúne el expresidente del Gobierno socialista con los dirigentes de Podemos –clamó el pasado jueves–. Sinceramente, me parece un sinsentido político, una reunión inadecuada, una reunión inoportuna y una reunión que no tiene ningún sentido político. Y lo digo como una persona que formó parte del Gobierno de Rodríguez Zapatero". 

La tensión entre Zapatero y Sánchez dejó otra foto incómoda: ambos coincidieron ese jueves en la presentación de un libro del exministro Jordi Sevilla, y rehusaron estrecharse la mano en público, aunque sí charlaron en una sala anexa, sin cámaras delante. 

Al día siguiente, viernes, cuando ya había trascendido que Page acudió a la cita, Ferraz intentó restar importancia a la reunión. Si Zapatero y Sánchez no se "abrazaron" fue por "vergüenza", bromeó el andaluz Antonio Pradas, secretario de Política Federal y número tres de la ejecutiva. "Me creo lo que ellos digan. Si ellos plantean que era una reunión informal, pues seguramente habrá sido una reunión informal a la que no le vamos a dar más transcendencia". Pradas dirigió el disparo entonces a Iglesias: será el que deba "explicar un poco por qué se reúne con los que él denomina casta". "Nosotros siempre nos hemos reunido con todo el mundo, pero ellos sí que parece que nos ponen pegas a todos", remató, en un intento de zanjar el asunto y acallar el ruido interno.  

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