Elecciones generales
Primarias sí, pero menos
Las primarias, símbolo quizá de la demanda de mayor apertura de los partidos que se gritaba en las calles y plazas el 15-M, quedan bien sobre el papel (cuando están sobre el papel), pero otra cosa es que se que lleguen a culminar o que dejen de estar controladas por los aparatos. Y no es un pecado que afecte a una u otra fuerza, sino que lo cometen varios.
El hecho objetivo es que para estas generales sólo se ha rematado un proceso de verdadera concurrencia en Equo, dado que rivalizaron tres candidatos, dos de ellos, los dos colíderes federales, con posibilidades de ganar, y de hecho se quedaron cerca uno (Juantxo López de Uralde) de la otra (Rosa Martínez). Pero en el PSOE, Ciudadanos o Izquierda Unida se daba por descontado el final del proceso, dado que los contrincantes eran débiles de partida dada su falta de asideros orgánicos. En el caso de Podemos, las primarias han arrancado formalmente. Eso sí, envueltas en una tormentosa polémica que ha ido a más. La cúpula de Pablo Iglesias ha tropezado con numerosas críticas internas por el reglamento aprobado por el Consejo Ciudadano estatal hace una semana, que favorece claramente la posición del secretario general.
El PP no está en el listado que sigue. No las tiene contempladas en sus estatutos y las ha rechazado una y otra vez, pese a las presiones de algunos sectores minoritarios. Pero el pacto con Ciudadanos, que ha cuajado en varios puntos –y, de forma preeminente, en la Comunidad de Madrid–, le obligará a modular su postura.
01. PSOE: PEDRO SÁNCHEZ, CANDIDATO ÚNICO
Pedro Sánchez fue proclamado definitivamente candidato a la Moncloa el pasado 21 de junio. No se trató, en puridad, de una nominación a dedo. Sí que se abrió un proceso de primarias. Las primeras abiertas a la ciudadanía que organizaba el PSOE para elegir a su aspirante a la Presidencia del Gobierno. Las mismas que habían levantado tantas expectativas y luchas internas desde el congreso de Sevilla de 2012, en el que Alfredo Pérez Rubalcaba ganó por la mínima a Carme Chacón. Pero, consolidado el liderazgo de Sánchez tras las elecciones autonómicas y municipales del 24 de mayo, las primarias pasaron sin pena ni gloria.
Sólo él, el secretario general, era el único con posibilidades reales de lograr el número de avales necesario: un 5% del censo, unas 9.700 firmas. Sus otros cuatro rivales eran cuatro militantes sin agarraderas orgánicas: el sevillano Sergio Cebolla –no impulsado la dirección andaluza–, recabó 156 avales. El tinerfeño Pedro Antonio Ibáñez, 22. El granadino, aunque afiliado en Puertollano (Ciudad Real), Manuel Pérez García, 9, y sólo 1 el último contendiente, Manuel Castro. Así que como ninguno superó la barrera, no se abrirán las urnas como se había programado, para el 26 de julio. La primera experiencia de primarias a la francesa, y para toda España, que el PSOE ponía en marcha en su historia quedaba cegada. Sánchez no tenía enfrente a competidores que habían circulado en los meses anteriores, como Carme Chacón o la misma Susana Díaz, muy distanciada ya del jefe de Ferraz.
Las primarias abiertas, no obstante, sí han sido empleadas por el PSOE en algunos procesos autonómicos para el 24-M. En Valencia, Baleares, Navarra y Canarias los candidatos –Ximo Puig, Francina Armengol (ya investidos como presidentes), María Chivite y Patricia Hernández– sí fueron elegidos por este método y hubo urnas. Con baja participación si se compara con el total de censo electoral, no obstante (entre el 1% y el 1,5%).
La experiencia de Almunia y Borrell en 1998
Esta modalidad de primarias, abiertas a la ciudadanía, son una novedad en la cultura del PSOE. Se introdujeron a partir del congreso de 2012, para elegir candidato a la Moncloa y para nominar a aspirantes autonómicos si así lo pide la dirección regional y Ferraz lo aprueba. Antes ya estaban tasadas las elecciones entre militantes, que ahora se han extendido hasta los municipios de más de 20.000 habitantes.
El PSOE sólo usó las primarias internas para elegir candidato a la Moncloa en 1998, cuando se enfrentaron el exministro José Borrell y el entonces secretario general, Joaquín Almunia. Ganó con un 54,8%, frente al 45,2% de su rival. Borrell no llegó a culminar su carrera, porque se retiró al conocer que dos de sus colaboradores en su época como secretario de Estado de Hacienda estaban siendo investigados por fraude fiscal. Aquella experiencia es recordada con horror en el PSOE, porque instauró una bicefalia que sólo se resolvió con el abandono del exministro.
También ese formato, el de primarias internas o entre militantes, fue el que se empleó en 2014, por primera vez, para nombrar al secretario general del PSOE, tras la dimisión en diferido de Rubalcaba. Compitieron tres aspirantes: el diputado vasco Eduardo Madina, el miembro de Izquierda Socialista José Antonio Pérez Tapias y el que finalmente venció, el parlamentario madrileño Pedro Sánchez. Se impuso tanto en avales (41.338) como en votos (64.116, el 48,67%).
Ahora mismo, el PSOE se encuentra en un proceso similar para elegir a su líder en Madrid. La gestora que gobierna la federación, y que sustituyó a Tomás Gómez, defenestrado por Sánchez, convocó el congreso extraordinario para el 31 de julio. Ahora compiten dos militantes: la alcaldesa de Getafe, Sara Hernández, la favorita –apoyada por Ferraz y por los poderes del PSM–, y el diputado autonómico Juan Segovia. Si ambos superan la barrera del 10% de avales (necesitan unas 1.500 firmas) antes del 10 de julio, se medirán en las urnas el 26 de julio.
Pedro Sánchez, Alberto Garzón y Cándido Méndez, durante la manifestación del Orgullo Gay 2015, este 4 de julio en Madrid | EFE
El proceso interno en el PSM hace obligado echar la vista atrás. Al ser destituido Gómez por Sánchez, lo anuló como candidato, y con ello liquidó su elección por primarias, el otoño anterior. Unas elecciones que ganó el secretario regional pero en la que ninguno de sus oponentes logró los avales. Su sustituto fue el exministro Ángel Gabilondo, designado por las agrupaciones socialistas, pero no por primarias. Por encima de estas, siempre quedan los órganos.
De cualquier modo, tanto las primarias abiertas como las internas están pergeñadas para designar al cabeza de lista o al secretario general. Pero no para el resto de las candidaturas o para los órganos ejecutivos. En el primer caso, las confecciona la dirección. En el segundo, son propuestos por el líder y votados por el congreso.
02. PODEMOS: PRIMARIAS CON POLÉMICA
La dirección de Pablo Iglesias diseñó unas primarias a su medida. Un sistema que claramente le favorece, por su arquitectura y por los tiempos. Este viernes arrancó el proceso con la recogida de avales –basta con que los candidatos estén respaldados por un círculo o por un órgano electo–, y finalizará con la votación, entre el 17 y el 22 de julio. El 24 se darán a conocer los resultados. Un proceso ultrarrápido que fue anticipado, según explicó el martes el número dos, Íñigo Errejón, para que Podemos esté preparado de cara a un eventual adelanto electoral. Pero lo cierto es que, según los críticos, este planning, tan apretado, beneficia a los aspirantes más conocidos y cortocircuita las posibilidades de confluencia.
Podemos, según el reglamento aprobado el pasado sábado por el Consejo Ciudadano estatal [consúltalo aquí en PDF] –con el voto en contra, al menos, de los barones de Andalucía y Asturias, Teresa Rodríguez y Daniel Ripa, y la abstención del aragonés Pablo Echenique–, celebrará tres votaciones. Una, para seleccionar al candidato a la Presidencia del Gobierno. Dos, para elegir a los 350 aspirantes al Congreso. Y tres, para designar a los senadores.
El sistema elegido para confeccionar la candidatura al Congreso fija una única circunscripción estatal. Se podrán presentar candidaturas individuales o colectivas (lista o equipo). En este último caso, cada elector podrá seleccionar a uno, varios o todos los integrantes de dicha lista. Es lo que en el lenguaje de Podemos se conoce como lista plancha, ya que posibilita votar a equipos completos con un solo click, lo que favorece a las candidaturas impulsadas por la dirección y por el secretario general, Pablo Iglesias. Aquellos que sean más votados podrán elegir, por orden, la circunscripción por la que quieran presentarse. Pero la Comisión Electoral, controlada también por Iglesias, tendrá la última palabra sobre las candidaturas, al tener la potestad de corregir los desequilibrios territoriales y de géneros.
Fomento de los cuneros
A la vista del sistema, se incentiva que en cada circunscripción se presenten cuneros. Es decir, se facilita que se imponga desde Madrid una lista de candidatos y que estos deban concurrir en provincias con la que no tengan ninguna vinculación. Que haga, por ejemplo, que un aspirante de Zaragoza y que, por ser menos votado, se encuentre con que deba competir por una circunscripción en teoría menos deseada.
La justificación que dio Errejón es que el deseo de Podemos es configurar una "lista de país" capaz de ganar las generales. "Entendemos que el grupo de personas que esté en el Congreso va a enfrentar una tarea de ámbito estatal, y no sólo representará intereses de sus provincias", defendió también el responsable de Organización, Sergio Pascual, en declaraciones a Europa Press.
El diseño de las primeras por el equipo de Iglesias ha levantado importantes críticas internas, verbalizadas por los barones díscolos y por los Consejos Ciudadanos de varias comunidades. A todas ellas, el líder respondió quitándoles importancia y calificándolas de "positivas". Desde Santiago, ratificó que no presentará un equipo completo de 350 aspirantes, sino de unas "50 o 60 personas" entre los que quiere incorporar nombres de "independientes". Cuando se conozca, dijo, "se sabrá que no es una lista de partido" y que está preparada para "ganar al PP".
El método de lista plancha no es nuevo, no obstante, en Podemos, ya que se utilizó para conformar los órganos de dirección estatales, autonómicos y locales: se separó la votación directa del secretario general de la del Consejo Ciudadano y la de la Comisión de Garantías Democráticas.
03. CIUDADANOS: PROCLAMACIÓN SIN SORPRESAS
Tampoco ha habido urnas en Ciudadanos. Su presidente, Albert Rivera, fue proclamado el viernes candidato a la Moncloa sin problemas ni dificultades sobrevenidas. Ninguno de sus seis rivales lograron superar el número de avales requerido: 509, el 2% del censo total (25.495).
El partido abrió su proceso de primarias para elegir a su aspirante a la Presidencia del Gobierno y al cabeza de lista para las catalanas del 27 de septiembre el pasado 21 de junio. Sólo concedió once días para poder recoger avales y presentar las candidaturas. El plazo finalizó el jueves 2, a las 20 horas.
El secretario de Organización de C's, Fran Hervías, comunicó el pasado viernes los resultados desde la sede de Barcelona. Los previstos. Rivera se hizo con la candidatura, e Inés Arrimadas, la portavoz del grupo en el Parlament, hizo lo propio para los comicios del 27-S. Unos datos suficientemente elocuentes que evitaron la necesidad de ir a votación, en principio programada para este fin de semana.
Ángel Gabilondo y Pablo Iglesias conversan durante la manifestación del Orgullo Gay 2015, este 4 de julio en Madrid | EFE
Rivera logró 2.904 avales para ser el candidato a la Moncloa, de entre los 3.031 afiliados que participaron en las primarias. O sea, se hizo con el 95,81% del total de rúbricas. El siguiente competidor, a años luz, fue Gabriel Soria Díaz, militante de Jaén, con 44 firmas. Muy por detrás quedaron José Luis San Miguel Mourisco, de Cerdanyola del Vallès, Barcelona (33 apoyos); Miguel Gómez Pedrosa, de Sabadell, Barcelona (9); Jordi Clausell Martín, de Villarreal, Castellón (20); Gregorio Daniel Prieto Beneitez, de León (19), y Manuel Baltar, de Tenerife (2). Arrimadas, por su parte, logró 376 avales, de los 2.812 que podían participar. El mínimo se situaba en 281 respaldos. El otro precandidato, Paco García, afiliado de Reus, Tarragona, obtuvo 14 firmas.
A Ciudadanos aún le falta designar a los otros tres cabezas de cartel de las respectivas provincias catalanas –el proceso empieza este domingo y concluye el día 9; el viernes 10 y el sábado 11 se producirán las votaciones telemáticas– y del resto de provincias para las generales –la postulación habrá de encajarse entre el 12 y el 16 de julio, y las urnas se abrirán el 18 y el 19 de este mes–.
04. IU: GARZÓN TAMPOCO ENCUENTRA OPONENTE
Izquierda Unida se convirtió a la religión de las primarias abiertas hace justo un añoreligión . Después de las elecciones europeas en las que, aun triplicando su resultado de 2009, se encontró con el sorprendente debut de Podemos. Meses antes, en enero de 2014, las primarias eran, tal y como las definió Cayo Lara, un "invento americano", poco razonable. Más aún, fracasado el proceso de convergencia con otras fuerzas políticas y sociales, Pablo Iglesias decidió montar su propia plataforma, Podemos, y ofreció a IU concurrir junto a las europeas, previo paso de las primarias abiertas. La dirección de Lara se negó. Al final, la elección de Willy Meyer como cabeza de lista respondió a un pacto entre las diversas familias del sector mayoritario de IU.
Tras las europeas, IU abrazó las primarias abiertas como gesto de apertura y de regeneración. Para elegir su candidato a la Moncloa y también para designar a algunos de sus candidatos autonómicos y municipales. Así salieron aupados, por ejemplo, Tania Sánchez y Mauricio Valiente en la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, que se acabaron marchando de IU-CM por discrepancias con la cúpula regional por la forma de plantear la convergencia, entre otras razones.
Lara anuncio en noviembre de 2014 que no se presentaría a las primarias abiertas a la Moncloa. Con ese gesto, despejaba el camino para Alberto Garzón. En diciembre comenzó el proceso formalmente, y aunque se rebajó el número de avales necesario (del 5% al 3%, unas mil firmas), su único rival, Nicolás García-Pedrajas, no logró superar el umbral. No hubo, por tanto, urnas. El diputado por Málaga, no obstante, emprendió un proceso de suma de apoyos a través de la web.
Elección indirecta del líder
Garzón ha subrayado que está dispuesto a someterse a un nuevo proceso de primarias cuando cuaje el proceso de confluencia para las generales, y ha reconocido que estaría dispuesto a no ser el número uno si así lo deciden los ciudadanos que participen en esas eventuales elecciones. Pero, en cualquier caso, todo está demasiado verde aún porque no se han cerrado alianzas con ningún agente aún. Con Podemos, el acercamiento es prácticamente imposible por la negativa rotunda de Iglesias y de su equipo.
En IU no están contempladas las primarias entre los 30.000 militantes para la elección de su coordinador federal. Ni se ha abierto aún ese debate. La formación recoge en sus estatutos un sistema indirecto y complejo: los delegados de la asamblea federal (o las regionales, en su caso) votan a los miembros del Consejo Político Federal, el máximo órgano de poder entre cónclaves. Si se presentan varias listas, cada una de ellas obtiene un número de representantes en el Consejo en función de los votos. Este, reunido en la asamblea nada más ser elegido, nombra al coordinador. Aproximadamente un mes más tarde, cuando el Consejo se complete con los miembros designados por las federaciones, se ratifica ese nombramiento. No hay, por tanto, elección directa del líder.
05. LOS MECANISMOS DE EQUO, COMPROMÍS Y ANOVA
Equo puede funcionar, quizá, de contraejemplo, ya que sí ha celebrado primarias abiertas con competición hasta el final para las generales. Concurrieron tres candidatos: los dos coportavoces federales, Juantxo López de Uralde y Rosa Martínez, y el militante aragonés Ramón Claver. Uralde ganó con el 50,5% de los votos de los inscritos, por el 43,4% y el 6,2% de sus otros dos rivales. Equo, como IU, también defiende un proceso de confluencia semejante al que dio vida a Ahora Madrid o Barcelona en Comú.
El partido verde ha celebrado primarias abiertas en todos los procesos electorales en los que ha participado desde su nacimiento, hace ahora cuatro años. Por ejemplo, en las europeas de 2014, las ganó Florent Marcellesi, que finalmente concurrió como número dos de la lista de Primavera Europea, que encabezaba Jordi Sebastià, de Compromís. Además, sus órganos son elegidos por sufragio directo de los afiliados –tanto los coportavoces como la ejecutiva, el tesorero, la Comisión de Respeto y la Comisión de Control Financiero y Administración, según indican sus estatutos.
Compromís no ha abierto aún el proceso de elección de su representante para las generales de otoño, según confirman fuentes de la coalición. La dirección esgrime que toda la maquinaria está volcada en los primeros pasos del nuevo Consell, que lidera el socialista Ximo Puig y que vicepreside Mònica Oltra. Además, aún queda por conocer si tejerá una alianza con Podemos y cómo se materializará.
Oltra fue elegida como cabeza de cartel de Compromís el pasado 1 de febrero, en unas primarias abiertas en las que obtuvo 22.083 votos, de los 24.629 emitidos. Aunque no tenía rival, ya que el líder del Bloc –el socio mayoritario de Compromís–, Enric Morera, había renunciado a competir por la candidatura presidencial. Sí se integró en la lista por Valencia como número dos, también votado por primarias.
La coalición ya nombró a Sebastià por primarias el año pasado. En las generales de 2011, Joan Baldoví fue designado candidato por el máximo órgano del Bloc, el partido que ponía al número uno, después de haber oído el pronunciamiento de las bases en asambleas. Pero no hubo primarias como tal.
A expensas de la confluencia también en Galicia
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Anova, el partido fundado por el histórico Xosé Manuel Beiras, formó parte de las mareas gallegas el pasado 24 de mayo que alcanzaron alcaldías como la de A Coruña (Martiño Noriega), A Coruña (Xulio Ferreiro) o Ferrol (Jorge Suárez), como integró Alternativa Galega de Esquerda (AGE), con Esquerda Unida –la marca de IU en la comunidad– en las autonómicas de 2012. Para estas generales, no tiene previsto convocar primarias. Fuentes de la dirección se remitieron a la "práctica habitual" de la formación, como se vio para las municipales: "Anova no fue como un actor orgánico en las mareas. Sus militantes decidieron por sí mismos. Y ahora queremos un proceso similar para conformar la marea gallega. No vamos a entrar en ningún caso como cuota de partido".
Anova, en consecuencia, quiere que se constituya un sujeto político amplio, que integren movimientos sociales y partidos, y que funcione como la Marea Atlántica en A Coruña, Compostela Aberta en Santiago o Ferrol en Común en Ferrol. Y aunque se decidirá el 11 de julio en una Conferencia Política cuáles son las líneas rojas, en principio la formación nacionalista no tiene intención de concurrir bajo las siglas de Podemos, aunque entiende que el partido de Pablo Iglesias es un agente "fundamental" del cambio. "No decimos por principio no a Podemos, pero ir con su marca parece prácticamente imposible. No tenemos voluntad de ser colonizados".
Para la elección de sus cargos internos, Anova no tiene previsto un sistema de primarias. Es un partido asambleario. Su millar de militantes pueden votar a los 75 miembros de la coordinadora por voto directo. Y esta es la que a su vez elige a los 21 integrantes de la Comisión Permanente. La II Asamblea de la formación se celebró el pasado otoño. Tres semanas más tarde, la coordinadora elegida designó a los miembros de la dirección y apostó por áreas colegiadas, caso de la portavocía nacional, que comparten Beiras y su delfín, Martiño Noriega, hoy alcalde compostelano.