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Kuwait: la conquista de un territorio en apenas 36 horas

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¿Qué pasó?

“Se enciende el golfo del petróleo”. Con ese clarificador juego de palabras, acompañado de una foto de Sadam Husein, abría su portada el diario ABC, al igual que el resto de medios nacionales e internacionales, aquel 3 de agosto de 1990. Irak, tras fracasar las conversaciones con su vecino Kuwait, había decidido cruzar la frontera con el emirato en lo que sería un preludio de la mediática Guerra del Golfo, uno de los primeros acontecimientos bélicos en la historia que se cubrió en riguroso directo –la CNN interrumpió su programación habitual y comenzó a emitir el inicio de los bombardeos sobre la capital iraquí bajo el rótulo “Bagdag live” –.

¿Cuándo pasó?

Con este contexto previo, y tras el fracaso de la negociación entre ambos países en Yeda (Arabia Saudí), en la madrugada del 2 de agosto de 1990 unos 100.000 soldados iraquíes se adentraron en suelo kuwaití, tomando en apenas tres horas la capital –los 20.000 mercenarios, según cifraron algunos medios, del reducido Ejército del emirato no pudieron frenar el avance de las tropas de Sadam Husein–. En apenas unas horas, a media mañana de aquel mismo día, las tropas iraquíes ya habían tomado el palacio presidencial en un enfrentamiento en el que falleció el hermano del entonces emir kuwaití, Yaber al-Ahmad al-Sabah. El jeque había abandonado el país con destino Arabia Saudí.

Las reacciones de la comunidad internacional no se hicieron esperar. Así, el mismo día 2 de agosto, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó la resolución 660 en la que condenaba la invasión, exigía a Irak retirar “inmediata e incondicionalmente todas sus fuerzas a las posiciones en las que se encontraban el 1 de agosto” y exhortaba a los dos países a que retomasen “de inmediato negociaciones intensivas para resolver sus diferencias”.

El país invasor hizo caso omiso a las llamadas de atención de la comunidad internacional, a pesar de prometer que abandonaría Kuwait. El 4 de agosto, menos de 36 horas después de la invasión, el Ejército de Husein ya controlaba por completo el emirato y daba por derrocado el Ejecutivo de Yaber. Finalmente, el 28 de agosto, Irak se anexiona de forma definitiva Kuwait a pesar de las duras acusaciones que llegaban de países como Estados Unidos o Reino Unido.

¿Quiénes fueron sus protagonistas?

Por un lado los países y regímenes implicados directamente en el conflicto: Irak, bajo la presidencia de Sadam Husein, y el emirato de Kuwait, dirigido por el emir Yaber al-Ahmad al-Sabah. Ambos países, que habían permanecido estratégicamente aliados durante la guerra con Irán en la década de 1980, mantenían una relación muy tensa antes de la invasión. Si bien en un primer momento se trató de resolver por la vía diplomática, la posición beligerante de Irak y la ruptura de relaciones durante la cumbre en Yedda (Arabia Saudí) propiciaron el movimiento de ficha de Husein.

Bagdad, en sus negociaciones con el país vecino, reclamaba con dureza el cumplimiento de tres puntos fundamentales: restablecer una situación “histórica”, anexionándose una parte del territorio kuwaití que incluía los principales puertos y yacimientos petrolíferos del emirato; recibir una compensación de 2.400 millones de dólares por el crudo que, según Irak, le había robado su vecino del Golfo –ambos países explotaban el fronterizo campo de crudo de Rumaila–; y que Kuwait cumpliese las cuotas de producción fijadas por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) –Irak necesitaba que se incrementase el precio del petróleo para cubrir los enormes gastos económicos que le generó la guerra con Irán, algo complejo si Kuwait producía más petróleo del límite establecido–.

Por otro lado, implicados de manera indirecta en el conflicto –al menos hasta el comienzo de la Guerra del Golfo–, destacan los movimientos de una comunidad internacional que rechazaba categóricamente el paso dado por Irak aquel 2 de agosto de 1990. Tanto el Gobierno soviético de Mijaíl Gorbachov, que suministraba armamento a Bagdad hasta la invasión, como el estadounidense presidido por George H. W. Bush, instaron a Irak a abandonar su posición beligerante. Incluso ambos países, con la Guerra Fría dando sus últimos coletazos, llegaron a firmar un comunicado conjunto de denuncia.

¿Qué fue de sus protagonistas?

El jeque Yaber al-Ahmad al-Sabah permaneció en Arabia Saudí hasta la retirada del Ejército iraquí tras la Guerra del Golfo. Así, el diario ABC publicó el 3 de marzo de 1991 la noticia: “El emir kuwaití regresa hoy por la tarde a la capital de su país”. Finalmente, tras su fallecimiento en el año 2006, fue relevado en el cargo por su hermano Sabah Al-Ahmad Al-Yaber Al-Sabah.

Sadam Husein terminó siendo ejecutado en la horca en 2006. Si la Guerra del Golfo no fue suficiente para el país, y concretamente para el liderazgo de Husein, Bagdad volvió a tener que hacer frente, en 2003, a una nueva contienda. En esta ocasión, EE.UU, que había situado al país en su eje del mal, ocupó Irak con el pretexto de que se estaban desarrollando en el territorio armas de destrucción masiva, algo que, con el paso del tiempo, no fue demostrado.

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¿Por qué fue tan importante?

La invasión del emirato fue uno de los principales desencadenantes de la feroz Guerra del Golfo. Irak, a pesar de las constantes resoluciones emitidas desde que invadió Kuwait –fueron un total de cinco en las que, entre otras medidas, se imponía el embargo marítimo y el bloqueo aéreo del país invasor, así como sanciones económicas–, no abandonó el país que se había anexionado.

Así, ante el incumplimiento del ultimátum que le dio Naciones Unidas para abandonar suelo kuwaití, que expiraba el 15 de enero de 1991, el 16 de enero de 1991 una coalición internacional compuesta por más de una treintena de países comenzó una campaña militar con el objetivo de que el país bajo el mandato de Husein abandonase el emirato. Un mes después, Irak se rindió. La contienda se saldó con un elevado número de víctimas, aunque a día de hoy todavía se desconoce la cifra exacta.

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