Elecciones catalanas 27-S
Catalunya Sí que es Pot sufre un batacazo
Catalunya Sí que es Pot tan sólo consigue ser la cuarta fuerza del Parlamento de Cataluña. Con el 98,7% del voto escrutado, la coalición conformada por Podemos, ICV, EUiA y Equo obtiene el 8,9% de los votos y 11 escaños –de un total de 135–, lo que le deja dos por debajo de los resultados que consiguió la formación ecosocialista en solitario en las elecciones autonómicas de 2012, cuando alcanzó las 13 actas y el 9,9% de los sufragios.
La mayor parte de las encuestas coincidían en situar a Catalunya Sí que es Pot como tercera fuerza parlamentaria, e incluso la más optimista –la publicada por el CIS– pronosticaba que la candidatura encabezada por el activista Lluís Rabell conseguiría 18 o 19 escaños. Pero ni siquiera la alta movilización –que según apuntaban los expertos antes de los comicios, podría beneficiar a las listas no independentistas– fue favorable a la coalición, que queda por detrás de Junts pel Sí, Ciudadanos y el PSC y empata con el PP, al que supera por medio punto en votos tras su debacle.
A nivel provincial existen grandes diferencias. Catalunya Sí que es Pot no consigue representación por la circunscripción de Lleida, y la mayor parte de sus representantes –9 de los 11 totales– provienen de Barcelona, donde se eligen 85 de los 135 diputados. Pero ni siquiera en esa provincia la lista de Rabell mejoraría los resultados de ICV-EUiA en 2012 –10,2% frente al 11,1% de entonces–, lo mismo que ocurre en Tarragona y Girona, donde la coalición se hace con sendas actas de diputado. La lista de Rabell recibe en Tarragona un 6,4% de los sufragios frente al 6,85% de ICV-EUiA en los anteriores comicios, mientras que en Girona su 4,8% de los votos no llega al 5,9% obtenido en las anteriores elecciones autonómicas por los ecosocialistas.
En Lleida, el pinchazo de Catalunya Sí que es Pot es de mayores proporciones. Frente al resultado de ICV-EUiA en 2012, que consiguió un diputado en la circunscripción –que elige 15 representantes–, la coalición se queda fuera en la provincia con tan sólo el 4,3% de los sufragios. También destaca la comparación en la ciudad de Barcelona, donde la lista de Rabell es quinta fuerza –la supera la CUP– y se hace tan sólo con el 9,7% de los votos, frente al 25% con el que ganó hace tan sólo cuatro meses las elecciones municipales la coalición Barcelona en Comú, conformada igualmente por Podemos, ICV, EUiA y Equo, además de Procés Constituent.
La suma de fuerzas en la coalición tampoco consigue distanciarse de los resultados históricos de ICV a nivel autonómico, ya que los 11 escaños de Catalunya Sí que es Pot son datos muy similares a los conseguidos por las coaliciones en las que han participado los ecosocialistas desde 2003, cuando se hizo con 9 escaños. En 2006, ICV obtuvo junto a EUiA 12 actas, y en 2010 la formación se quedó en 10 diputados, tres menos que los 13 que consiguió en 2012.
Rabell e Iglesias admiten el mal resultado
Rabell compareció poco antes de las 23.00 acompañado por otros miembros de la candidatura –como su número tres por Barcelona, Joan Coscubiela, o el líder de EUiA, Joan Josep Nuet–, todos ellos con rostro muy serio. El candidato admitió que Catalunya Sí que es Pot "no ha conseguido el objetivo que perseguía, que era mucho más ambicioso", y argumentó que el resultado "es consecuencia de un escenario extremadamente polarizado" donde era "muy difícil" defender "unas problemáticas económicas y sociales que han quedado expulsadas del debate".
"Lo primero que hay que hacer en política es mirar la realidad cara a cara", admitió Rabell, que no obstante se mostró confiado en que su propuesta "ganará credibilidad en los próximos meses", con la cercanía de las elecciones generales y especialmente cuando se ponga a prueba "la hoja de ruta" de Junts pel Sí. "Nuestra propuesta era más compleja", justificó igualmente Rabell, cuya lista defendía el derecho a decidir y un proceso constituyente y reconocía a Cataluña como una nación.
"El statu quo actual es insostenible", argumentó a este respecto el número uno de Catalunya Sí que es Pot, que afirmó que "hay que dar una salida democrática" a los deseos de independencia de una parte de la población catalana. "Tenemos por delante una situación que está llena de incertezas", pronosticó Rabell, que anunció que su lista "seguirá batallando" para "hacer valer su perspectiva". "Queremos seguir siendo referentes de la lucha social, y defenderemos los derechos de la ciudadanía, tanto de los que han votado si como de los que han votado no", zanjó.
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En el mismo sentido se expresó el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, que calificó de "altamente decepcionantes" los resultados conseguidos por Catalunya Sí que es Pot. "Hemos apostado por escuchar y por el sentido común y la responsabilidad de Estado y no ha funcionado electoralmente. En esta campaña ha funcionado lo contrario", sostuvo el dirigente, que aseguró no entender "la alegría, las risas y las celebraciones de algunos a la vista de un resultado que deja a Cataluña y a España en una situación muy difícil, de callejón sin salida".
"Quiero decirlo muy claramente: España no necesita un presidente del Gobierno que amenace a los catalanes con enviar al ejército, necesita un presidente que sepa escuchar a Cataluña y yo quiero ser ese presidente", abundó Iglesias, que criticó que el candidato de Junts pel Sí, Artur Mas, asegurara en su celebración que su victoria es "la victoria de Cataluña". "Daría la impresión de que los que no han votado a Artur Mas no son Cataluña, y me parece un discurso irresponsable", afirmó Iglesias, que señaló que frente a los discursos "del 50%" su partido seguirá apostando "por la responsabilidad y por la defensa de los derechos sociales".
Por otra parte, la primera reacción de la candidatura se produjo en torno a las 21.00, cuando Marc Rius, director de campaña de la coalición, compareció para valorar la alta participación –a las 18.00 era del 63,2% de los electores, siete puntos más que en 2012– de unos comicios que calificó de "históricos". A juicio de Rius, este dato confirma que las elecciones han sido "trascendentes, diferentes y especiales" y revela que la mayoría de catalanes pide una nueva relación con el Estado, que debe consensuarse a través de una solución "democrática y pactada".