Francia
Así es la gestión que propone el Frente Nacional
Marine Le Pen insiste en que “no será ninguna catástrofe ni vendrán las diez plagas” si el Frente Nacional se impone el domingo en una o varias regiones. “Habrá una mejor política, una mejor gestión”, ha declarado, mientras su sobrina Marion Maréchal-Le Pen, ha señalado que no habrá “repliegue” en Provenza-Alpes-Costa Azul. Si la ultraderecha consigue Gobiernos regionales ¿cómo los va a gestionar y con quién? Estas son algunas de las propuestas recogidas en sus programas
Equipos
Antes incluso que la gestión propiamente dicha, hay un aspecto clave: la composición de los ejecutivos regionales. “La cuestión es quién resultará elegido y cómo se repartirán las vicepresidencias”, señala a Mediapart el politólogo Jean-Yves Camus, director del Observatorio de Radicalidades Políticas. “Las regiones de Nord-Pas-de-Calais-Picardía [norte del país] y de Provenza-Alpes-Costa Azul [sureste] son dos enormes paquebotes, en términos presupuestarios, de servicios generales, de funcionarios, hay que dar con personal competente. ¿Cuál será la actitud de la función pública con relación a estos ejecutivos frentistas? ¿Los funcionarios territoriales mantendrán sus puestos? ¿Se producirán salidas?”, se pregunta el investigador.
Auditorías, como en las ciudades donde gobierna
Para no alterar su dinámica electoral de cara a los comicios presidenciales, el Frente Nacional debe llevar a cabo “un año de gestión sin grandes complicaciones”, explica Jean-Yves Camus. “Su estrategia de desdemonización sólo podrá llevarse a cabo si el primer año de gestión transcurre sin que el FN incurra en los mismos errores que cometió en las ciudades en los años 90, sin gestión sectaria”. El partido de extrema derecha quiere seguir el modelo implantado en las ciudades en que gobierna desde 2014, pese a que su gestión es muy controvertida y ha provocado más de una polémica.
Según el investigador, es posible que “posponga hasta 2017 aquellas cuestiones que causan división. Hay ciertos anuncios que el FN puede hacer sin miedo a que provoquen gran revuelo, tal y como ocurrió en las municipales de 2014, a saber: estricta ortodoxia presupuestaria, racionalización del gasto de los cargos electos y auditorías de cuentas”. Marion Maréchal-Le Pen lo confirmó el miércoles. La auditoría “nos ha permitido reducir la deuda en tres millones en Fréjus y en 11 millones en Pontet”, añadió.
Al encargar estas auditorías, cuyos resultados es posible que se conozcan meses antes de las presidenciales, el partido frentista quiere denunciar la “mala gestión” y el “clientelismo” de sus predecesores socialistas y republicanos. “El objetivo es llegar a 2017 haciéndose pasar por buenos gestores, creíbles”, explica Sylvain Crépon, investigador de la Universidad de Tours y especialista en el FN.
Prioridad regional y patriotismo económico
Constituye la piedra angular de los programas del FN. La “prioridad regional”, que no es ni más ni menos que la declinación de su “preferencia nacional”, se aplicaría en los comedores escolares, en las subvenciones que perciben asociaciones y artistas, en la autorización de mercados públicos y en las empresas que reciben respaldo público. El FN defiende un “patriotismo económico regional”, que consiste en apoyar sobre todo a las microempresas/pymes, artesanos y pequeños comercios locales, siempre que se comprometan a no deslocalizar sus actividades. En la región de Provenza-Alpes-Costa Azul, Marion Maréchal-Le Pen quiere una “región al servicio de los emprendedores” y propone para ello la creación de “un fondo regional de asociación de empresas” dotado con 100 millones de euros anuales. En Languedoc-Rousillon, el FN preconiza el “proteccionismo de la edificación” para defender a las empresas de construcción locales y propone que la región financie “los gastos de los análisis financiero de las pymes y de las pequeñas y medianas industrias”.
Política cultural y subvenciones a las asociaciones
“Otras cuestiones van a ser más difíciles de gestionar”, según Jean-Yves Camus. Por ejemplo, el ámbito asociativo y cultural. “Puede suceder que algunos frentistas deseen ir demasiado deprisa, poniendo de manifiesto la ruptura ya desde el primer año”, explica Camus, que alude a la gestión municipal del FN en 1995: “Se pusieron al frente de los ayuntamientos el 15 de mayo y el 16 de mayo ya habían implantado políticas que si no eran de depuración, conllevaban la modificación substancial de las políticas culturales, de la concesión de subvenciones”.
En los años 90, localidades en manos del FN (como Orange, Toulon, Vitrolles, Marignane) se cebaron particularmente con la cultura: llevaron la censura a las bibliotecas, dejaron sin subvenciones a los espacios alternativos, atacaron a los grandes festivales.
Veinte años después, la presidenta del FN trata de que se olvide esa gestión muy ideológica y tranquilizar con ello al mundo de la cultura. “Sois parte importante de la región […] No se debe descuidar ninguna forma de arte. Todos los artistas merecen ser respetado y la creación se apoyará todo lo posible”, dijo en una carta abierta en la que hablaba de implantar “viveros de artistas”. El miércoles, en RTL, aseguró abogar por una “oferta cultural regional, diversa y amplia”.
En 2009, su discurso era muy distinto. En aquella época decía que las asociaciones recibirían ayudas “siempre que hiciesen el esfuerzo de ampliar su oferta cultural para que todos los habitantes pudiesen beneficiarse de ellas”.
En el programa del FN, la cultura cumple la misma función que le otorgaban los ayuntamientos en los 90: “Raíces, tradición, identidad”, promoción de las “grandes fiestas regionales, populares”, gastronómicas y de productos regionales, defensa del patrimonio, de la identidad y de la tradición, sobre todo mediante la creación de “fundaciones”, “observatorios”, “centros” y etiquetas regionales.
Otra de las medidas estrella del FN pasa por suprimir las subvenciones “comunitarias o sin interés regional”. “No financiaré a los amigos, los parisianismos, los comunitarismos”, dijo Marine Le Pen el miércoles. El FN tiene también en el punto de mira a las asociaciones que considera “politizadas”. Marion Maréchal-Le Pen ya ha anunciado que no subvencionará la planificación familiar porque defiende “cierta condición de la familia, ya sea el matrimonio homosexual, la reproducción asistida para parejas del mismo sexo, la teoría del género o la acogida de refugiados”. Esta es la política vigente en ciudades frentistas donde los cargos electos han dejado de dar su apoyo a la Liga Pro Derechos Humanos o prohíbe espectáculos de danza del vientre.
Pero hay aspectos que no están claros en los programas frentistas. El partido de extrema derecha es ambiguo en cuestiones como la clasificación de las asociaciones. “¿Qué es una asociación comunitarista? ¿En qué se diferencia de una asociación comunitaria?”, se pregunta Jean-Yves Camus. Del mismo modo, cuando Marion Maréchal-Le Pen propone que las subvenciones dependan del “buen comportamiento, para acabar con la gentuza que contamina el deporte amateur”, ¿qué criterio(s) va a utilizar el FN? ¿Se sancionarán los actos racistas?
Otra zona oscura en el programa: “¿Se trata de favorecer la cultural local tradicional, incluido el arte contemporáneo cuando es de creadores de la región, o se trata más bien, como señalan algunos en el FN de forma reiterada, de prohibir todas las formas de arte que no responden a los cánones clásicos?”, se pregunta Jean-Ives Camus. Marion Maréchal-Le Pen asegura que quiere apoyar la creación cultural “ya sea popular o de vanguardia”, pero se pronuncia a favor de la “prioridad” regional que favorezca a los “artistas de la región”.
Institutos
¿Es responsabilidad de la región saber cuántos institutos se pueden construir? Robert Ménard, alcalde de extrema derecha de Béziers y muy activo en la campaña del FN, asegura que no. Que tiemblen el Ministerio de Educación y los sindicatos de docentes. Los institutos son una de las principales competencias de la región (construcción, mantenimiento y funcionamiento de los establecimientos educativos, restauración, residencias, ayudas a los estudiantes). El 7 de diciembre, la ministra Najat Vallaud-Belkacem mostraba su temor por que surjan debates “sobre lo que se sirve en los comedores escolares”, la eventual “preferencia nacional para acoger a tal o tal alumno en los internados” o que se reduzcan las diferentes ayudas.
El Frente Nacional puede incluso imprimir sus ideología en las actividades extraescolares, los intercambios lingüísticos, las campañas de prevención contra el racismo o la homofobia, los libros de texto. “Puede haber cambios en las denominaciones o en las estructuras”, subraya Jean-Yves Camus, que alude al cambio que en 1995 hubo en el nomenclátor del callejero.
Los frentistas quieren convertir en “prioridad regional” la formación profesional y el aprendizaje. También abogan por “favorecer que se vista uniforme”. Marine Le Pen propone “clases de higiene de vida”. Otras propuestas incluyen “un instituto de oficios del mar”, planes de estudios universitarios regionales específicos para todas las áreas de enseñanza y un “cheque anticipo” para el alojamiento de los “estudiantes más modestos”.
Pero en los institutos se proponen cambios, fundamentalmente, en los comedores y en la seguridad. Rechazan “las exigencias religiosas en los comedores escolares” y quieren imponer “comidas francesas”, una actitud que atribuyen a su “apoyo a los agricultores locales” o por razones “ecológicas”. Además, el FN quiere más seguridad en los institutos, lo que incluye la instalación de videovigilancia, de arcos de seguridad, el “seguimiento y análisis de comportamientos delincuenciales”, financiación de campañas de sensibilización sobre la “inseguridad, la droga, el alcohol, el tabaco y la seguridad viaria”. Marine Le Pen quiere también que el FN se persone como “parte civil de forma automática en caso de que se produzcan daños, para que se aplique la política del quien rompe paga”.
Cooperación internacional
El FN quiere acabar con la “cooperación internacional”, competencia de las regiones y de los departamentos desde hace unos años. “Las regiones no tienen que pagar las mosquiteras de los detenidos en Senegal, en el marco de las campañas de lucha contra el paludismo”, justifica Marine Le Pen. Por su parte, su sobrina Marion Maréchal-Le Pen también quiere acabar con el programa Med Cap Accueil, destinado a estudiantes extranjeros que hayan completado al menos tres años de estudios universitarios y que procedan de Egipto, México, Líbano, Argelia y Marruecos, para reemplazarlo por una “beca al mérito regional”.
Fiscalidad
Como en las municipales, el FN ha prometido la “reducción” o la “congelación” impositiva… Si no fuese porque los ejecutivos regionales tienen poco poder en la materia, ya que la región apenas recibe ningún impuesto directo. No obstante, la falta de competencias en la materia no ha sido óbice para que Marine Le Pen diga que “devolverá poder adquisitivo a los ciudadanos, bajando la presión fiscal”. El Frente Nacional también propone “presionar al Estado para que grave a los camiones extranjeros, con el fin de que contribuyan al mantenimiento de las carreteras”.
Funcionarios
El partido de ultraderecha aspira a “luchar contra el derroche” y q ahorrar en gastos corrientes. Para ello, pretende reducir el número de funcionarios territoriales gracias a tasas de reposición de efectivos igual a cero, es decir, no se cubrirán las jubilaciones.
Transporte y ordenación del territorio
Uno de los ejes centrales del FN, la seguridad, no es competencia regional, pero en el FN se aborda desde el punto de vista de los transportes. Quieren más seguridad en estaciones, trenes, aparcamientos y proponen crear la figura de la “Policía regional de transportes”, integrada por “funcionarios de la Policía Nacional”.
También pretenden modificar las tarifas de los trenes de cercanías. Estudian “la gratuidad para parados y, bajo ciertas condiciones, para estudiantes”.
Además, el FN quiere actuar sobre todo en “territorios olvidados”, zonas rurales o de montaña. Marine Le Pen aspira a poner en marcha una “política dirigida a las zonas rurales”, para invertir en zonas rurales y favorecer con ello el mantenimiento de los servicios públicos de proximidad, aunque no dice cómo ni con qué competencias regionales. Otros candidatos del FN proponen establecer líneas de autobuses en las zonas mal comunicadas, la creación de centros sanitarios, y el principio de médicos, cines y espectáculos “itinerantes”.
Inmigración
“No podré hacer gran cosa”. Al día siguiente de la primera vuelta de las regionales, Marine Le Pen reconoció que la región “no tiene policías a su disposición ni competencias” para actuar sobre la inmigración en Calais porque “dicho problema de Calais no puede resolverse más que a nivel nacional”.
Pese a todo, la presidenta del FN ha centrado su campaña en la cuestión migratoria y sobre todo a la situación de Calais. Bajo ningún concepto va a cejar en el empeño y repite la intención del FN de “detener la inmigración sin sentido y costosa”.
Práctica del poder
El partido de ultraderecha propone en el este de Francia, como recoge el programa nacional frentista, la organización de referéndums regionales “sobre los asuntos más importantes”.
En caso de que el FN conquiste algunas regiones, preocupa cuál será su práctica del poder. La victoria de la extrema derecha en 14 ciudades va unida a un ambiente enrarecido de invectivas, oposiciones bajo presión de los militantes frentistas en los consejos municipales, multiplicación de los procesos judiciales, medios de comunicación locales o nacionales considerados “militantes” o incluso prohibidos, directamente.
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Traducción: Mariola Moreno
¿Es Marine Le Pen el último recurso de los más pobres?
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