PP
Aguirre ya no es del PP (Pecas, Presidente)
Si en un mismo fin de semana vas a ver Zoolander 2 y te dimite Esperanza Aguirre, sabes que te costará mucho, muchísimo, que el siguiente sea mejor. Esperanza, como dice Miguel Mora, es la Berlusconi chulapa, pero también es, de largo, de lo mejor que ha dado la política española. No se me enerven: lo ha sido casi todo, nos ha dado lecciones de democracia, toreo, educación, y nos hizo enamorarnos de Pecas, al que por justicia poética y perruna habría que nombrar heredero del PP en Madrid. Porque para estas cosas, la democracia está sobrevalorada. Pecas, yo te apoyo.
Esperanza, con tal de dar la nota, ha copado los telediarios del domingo y a más de uno le habrá fastidiado San Valentín (eso os pasa por celebrarlo, queridos). Y ahora amenaza con escribir un libro sobre regeneración democrática y corrupción. Yo tengo un gozo en el alma (grande). A ver quién se atreve a decirme ahora que no es lista, que a sarcasmo no le gana nadie, tampoco a chulería, como esa manía de referirse a La Sexta como “la secta”. Propio del diccionario losantiano, impropio de alguien que fue ministra de Educación.
Educación es la que está mostrando Pedro Sánchez, víctima de la cobra de Rajoy el viernes y de paso de la de Pablo, que entre una y otra barba, le están convirtiendo en el heredero de ese “bobo solemne” que tuvimos como presidente.
A mí me gusta Pedro porque vocaliza como nadie, porque tiene buen pelo (y ya saben ustedes que eso le pierde a esta aspirante a vedete) y porque está haciendo mucho por la igualdad entre sexos. Ya no son las guapas las que, según el tópico, son tontas. Ahora también pueden ser ellos, e incluso presidir gobiernos, con sus ministerios de Igualdad, de Plurinacionalidad y otras cosas muy "de la gente" que acaben en 'ad'. Mientras, los simpáticos seguimos en el banquillo, esperando nuestro momento. Paciencia, hermanos.
Pablo ha vuelto a ponerse su atuendo de eterno casual friday y ha vuelto a dar una rueda de prensa. Para mí que está cogiendo modales aguirrescos, y desde aquí te digo, querido: de ser el listo de la clase a ser un impertinente hay una línea muy delgada. Te falta una mascota que te haga cercano. Que se llame consenso, o esmoquin. Con el juego que nos ha dado…