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Entrevista | El futuro de IU

Tasio Oliver: “A IU le hace falta más calle y menos academia”

Tasio Oliver: “A IU le hace falta más calle y menos academia”

Tasio Oliver (Sevilla, 1979) no tiene dudas: a su juicio, el proyecto de IU no está acabado, pero está claro que ha hecho mal las cosas. Periodista de formación y, desde las pasadas elecciones municipales, alcalde del municipio sevillano de Castilleja de Guzmán, Oliver es también miembro de la Presidencia Federal de IU y de la Ejecutiva Federal de Izquierda Abierta (IzAb), el partido de Gaspar Llamazares.

Con la vista puesta en la próxima Asamblea de IU, que decidirá el futuro de la organización, Oliver ha presentado –junto a la también periodista Teresa Aranguren– su candidatura a la coportavocía de IU. Además, Izquierda Abierta planteó hace días su ponencia política para la Asamblea, en la que proponen cambios profundos en la estructura de IU, entre los que se cuentan la sustitución del actual liderazgo unipersonal por uno bicéfalo, la implantación de listas abiertas para elegir los órganos de dirección y la obligatoriedad de realizar primarias para escoger las candidaturas electorales. Para Oliver, la necesidad de hacer cambios es evidente: "Con uno de los mejores candidatos de la historia de IU, hemos obtenido uno de los peores resultados electorales de nuestra historia. Algo pasa", sostiene.

infoLibre entrevista a Oliver como primera parte de una serie en la que también charlará con Alberto Garzón y Paloma López, representantes de las otras dos ponencias con más apoyos que se han presentado a la Asamblea Federal.

PREGUNTA: La visión más extendida dentro de IU es que Alberto Garzón es el claro favorito para la Asamblea. ¿Qué les lleva a ustedes a presentar un proyecto alternativo?

RESPUESTA: Es una cuestión de responsabilidad, por un lado, y sensibilidad, por otro. Nosotros somos personas vinculadas con un modelo de IU plural, actual, abierto, que convive bien con movimientos sociales y viene de asambleas muy sanas y renovadas. Y vemos que IU, en los últimos tiempos, ha perdido la esencia de ese proyecto que hoy entendemos que es más necesario que nunca, porque los nuevos sujetos políticos a la izquierda del PSOE no responden al empoderamiento de la ciudadanía que desde el 15-M pide la sociedad. IU puede hegemonizar, ser la vanguardia, del necesario empoderamiento de la ciudadanía que pide la sociedad y que no se está cumpliendo: tenemos la solvencia, el bagaje, la estructura, la organización, y todavía la militancia y la simpatía necesarias para recuperar ese espacio.

Es una cuestión de diferencias entre modelos: hablamos también de izquierda ganadora, estamos convencidos de que IU tras un tiempo prudencial, si no se equivoca reiteradamente como lo ha venido haciendo en el pasado recuperará y aumentará sensiblemente su espacio. Siempre hemos creído que una oferta federal de izquierda alternativa está entre un 10 y un 20% de intención de voto, e IU en los últimos tres años ha decidido motu proprio renunciar a ese espacio.

Y luego hay una cuestión de sensibilidad: yo soy un alcalde de IU que lleva diez años trabajando desde la base para que esta opción política tenga los mejores resultados posibles y conseguir nuestros objetivos. Se da la circunstancia de que, con uno de los mejores candidatos de la historia de IU, hemos obtenido uno de los peores resultados de nuestra historia. Algo pasa. No creemos que sea culpa del candidato, ni creemos que sea culpa del contexto, porque hay una fuerza a la izquierda del PSOE que ha conseguido resultados extraordinarios. ¿Puede ser culpa de nosotros como organización? Pues vayamos a la renovación de nuestra organización.

P: ¿Y cuáles son esos errores ha cometido la organización?

R: Se llevan haciendo cosas mal desde las europeas de 2014. Tuvimos la oportunidad de hacer primarias y no lo hicimos, nosotros nos quedamos sólos pidiéndolo. Luego decidimos un determinado modelo de confluencia sumiso en nuestros mensajes y en nuestra hoja de ruta, que nos llevó prácticamente a diluirnos desde el punto de vista social: mucha gente de izquierdas no apostaba por nosotros porque no veía ninguna diferencia entre lo que proponíamos y lo que proponía Podemos. Además, pusimos todo nuestro bagaje organizativo y nuestro proyecto de confluencia en manos de muy pocas personas, e independientemente de su valía, cuando pones todas tus posibilidades en muy pocas manos corres el riesgo de que, si se equivocan, no haya tiempo ni posibilidad de responder.

Y, en última instancia, creo que hemos sido demasiado cainitas en lo interno en un periodo de tiempo en el que hacía falta cerrar filas y reencontrarnos. Parece que en estos dos últimos años hemos decidido que era el momento para reavivar fuegos que no tenían por qué saltar con la virulencia con la que saltaron. Creemos que, si cambiamos la estructura, volviendo a la gestión de la riqueza, la pluralidad y la convivencia interna que tenemos, vamos a ser mucho más atractivos para toda esa izquierda social que no se siente identificada ni con la actual IU ni con Podemos. Deberíamos huir de los personalismos, de los modelos verticales, de no ser porosos con la militancia, y también deberíamos saber que las palabras que interpreta la gente ahí fuera son diferentes a las que utilizamos nosotros en nuestros documentos políticos. Hace falta una actualización de nuestro discurso, a IU le hace falta más calle y menos academia, más barrio y menos órganos.

P: ¿Cuál es el modelo de confluencia que ustedes proponen?

R: Nosotros pensamos que tú primero tienes que proyectar y ocupar tu espacio con fuerza, para ir al encuentro en condiciones preferentes. Si desde el primer momento dices que la unidad popular no es un camino, sino el único fin posible, estás desnudando tu estrategia política. La unidad popular es un camino, no debe ser una obsesión, porque entre otras cosas no depende de nosotros. Nuestra propuesta es empoderar IU para luego encontrarnos con otros en condiciones preferentes, no desde un punto de vista obsesivo con las siglas, sino desde un punto de vista político, para que nuestras ideas se hagan más fuertes en ese debate. Yo no sé, por ejemplo, si Podemos está en contra de la OTAN, pero IU sí, y si tienes una proyección de voto del 10%, al llegar a la confluencia marcarás el terreno.

Además, nosotros queremos una confluencia que no sea impuesta, porque si no estaremos repitiendo esos esquemas demasiado testosterónicos. Tal y como dijo ya Podemos, está interesado en personas concretas de IU, no en concurrir con nosotros porque parece que estamos estigmatizados, y sólo hacerlo en algunos lugares y condiciones. Nosotros nos identificamos más con Compromís, en el sentido de que entienden la necesidad de confluir desde posiciones de fuerza, que con el papel que ha jugado IU en las últimas elecciones generales, que fue de desdibuje total. Lo potente de la unidad popular hubiera sido realizar unas primarias abiertas entre Pablo Iglesias y Alberto Garzón, porque hubiéramos generado unas sinergias desbordantes, y esas sí te llevan a superar al PSOE.

P: “Más barrio y menos órganos”, pero su modelo organizativo genera más debate porque, entre otras cosas, tiene dos portavocías. ¿Cómo se conjuga tener más cargos y ser más eficaces?

R: Nuestra propuesta, desde el primer momento, habla del empoderamiento de la militancia, de las bases organizadas en asambleas en las que también pueden participar los simpatizantes, y también de la horizontalidad en la toma de decisiones. Nuestro documento no tiene el apoyo de ningún poder fáctico dentro de IU, es el documento que intenta empoderar a la base y a los independientes, que son la mayoría de IU. Hay otro documento, por el contrario, que está apoyado por todos los poderes fácticos dentro de IU: territoriales, el aparato de un determinado partido, diputados que están en el grupo de Podemos… por algo será.

P: ¿Y por qué es, según usted?

R: Yo creo que es porque responde al actual establishment de IU. Las decisiones en los últimos tres años se han tomado dentro de IU siempre por los mismos elementos territoriales o partidarios, y otros hemos estado en otras opciones, proponiendo modelos más renovadores, más revolucionarios, más actuales. Los resultados, tanto electorales como del propio modelo de IU, están íntimamente vinculados a las decisiones tomadas por determinadas élites dentro del partido, que no son las nuestras. Ese documento va en connivencia con la idea de prolongar el estado de las cosas, un establishment que nos va a cortar las manos para poder actuar en el nuevo escenario. Lo que hay que pedir a los renovadores de IU es que se encuentren en base a herramientas concretas, como las que proponemos nosotros: coportavocías, listas abiertas, sistema Dawdall, cogestión de las direcciones. Yo creo que eso es lo que pide la sociedad española, y otras fuerzas como Podemos ya están en bucle y entrarán en barrena si no saben solucionar esa falta de pluralidad en lo interno, esa dependencia de determinadas personas, esa obsesión por medios de comunicación y redes sociales antes que por el trabajo de calle, la elaboración colectiva de documentos, la movilización… Lo ideal sería que todos los renovadores, todos los que queremos poner al día IU, nos encontráramos en torno a puntos concretos y olvidáramos a los poderes fácticos.

P: Precisamente Cayo Lara anunció hace unos días que apoyará la ponencia de la Declaración de Zamora. ¿Qué le parece?

R: No queremos hacer demostraciones de fuerza, que un coordinador saliente apoye un determinado documento me parece una oportunidad que abre el debate sobre ese documento y refuerza su posición. Pero el coordinador federal ya ha dicho que no se va a presentar; cosa diferente es que gente que está en el cargo y representa a la pluralidad de sus territorios marquen la baraja antes de abrir el juego, porque eso restringe el debate.

P: ¿Y han hablado con los ponentes de esa propuesta para encontrar puntos en común?

R: En la comisión organizadora de la Asamblea está sobrerrepresentado el documento mayoritario, porque nueve de los 11 que la conformamos firman esa ponencia. Entonces, sin yo saberlo, hemos estado en contacto con uno de los documentos de forma contínua. Yo hablo con la gente de la CUT, hablo con la declaración de Declaración de Zamora, y sé que gente de nuestra opción está en contacto con ellos.

P: Me refiero a si se plantean tratar de alcanzar un acuerdo con la gente de la Declaración de Zamora para preparar una candidatura unitaria

R: Vuelvo a los poderes fácticos. Esta no es una candidatura anti-nadie ni contra nada, y el nexo de unión no puede ser conformar un frente por oposición a una supuesta mayoría, tiene que fraguarse en torno a acuerdos políticos. Si hay renovadores con respecto a la fórmula de IU en la mayoría y si Alberto quiere prescindir de algunas de las imposiciones del aparato del PCE, o gente de la Declaración de Zamora está de acuerdo en innovar en nuestros sitemas de representación internos, la posibilidad de encuentro está abierta. Tenemos que retomar nuestra cantinela externa del "programa, programa, programa", pero aplicándola en lo interno. Si la supuesta mayoría es lo suficientemente cariñosa, sensible y amable para tener cintura con respecto a la presencia de otras opciones evitaría debates en torno al modelo. La síntesis es posible, de hecho, IU es la síntesis de muchas voluntades, pero no vamos a llegar a una síntesis con nadie por enfrentarnos a otro. Al contrario, habría que apelar a todos los que tienen una idea renovadora de IU a que se desperece, suelte lastres y diga “es la oportunidad de renovar la estructura de IU”.

P: ¿A qué imposiciones se refiere?

R: Le doy la vuelta a la respuesta: si hay algún tipo de imposiciones orgánicas sobre el modelo de IU por parte de aparatos, élites o que no vengan mandatadas desde la base, no sólo Alberto [Garzón], sino todos los candidatos deberíamos soltar amarras, porque creemos que hay que cambiar el modelo y salir de la tradicional política de bloques. ¿Para qué planteamos nosotros listas abiertas? Pues para acabar de una vez con las listas cerradas en las que un aparato, en una noche determinada, cierra orden, espacio y nombres. Si el militante puede terciar, va a crear equipos mestizos. La elección del coordinador de forma independiente a la elección del órgano de dirección es otro ejemplo: con el sistema actual y con la proyección que tiene Alberto, la gente se va a dar codazos por estar bajo su paraguas, y eso va a contaminar un poco el resto del debate.

P: Ustedes criticaron hace unos días que el PCE haya planteado retirar las competencias electorales a IU. ¿Creen que esto supone un primer paso para finiquitar IU?

R: No tenemos la certeza, pero ese tipo de declaraciones nos hacen dudar. IzAb ha sufrido una sangría tremenda en los últimos dos o tres años: para nosotros, el ostracismo al que se nos relegó en la candidatura europea fue un drama, y mucha de nuestra militancia, que sigue en IzAb, se desvinculó de IU. Conflictos territoriales como el de Madrid también se vivieron como un drama, porque se sintieron insultadas personas que no tenían nada que ver con el antiguo establishment de Madrid a través de los relatos mediáticos. Los pucherazos en las primarias de Unidad Popular en Sevilla también han desencantado a muchos compañeros. Y sin embargo, los órganos de IzAb hemos seguido apostando por IU, y las bases, incluso las desencantadas, no nos han obligado nunca a abrir el debate sobre si somos una opción electoral fuera de IU. Al ver que el PCE, nuestro compañero de viaje y tradicional aliado en el mantenimiento de IU como espacio político, tiene estas dudas, nosotros encendemos el piloto de alarma y pedimos que se nos aclare cual es el proceso político y electoral del PCE. ¿Va a ser una IU, o como se termine llamando, autónoma y reforzada, o vamos a estar sometidos a cualquier otra hoja de ruta que desconocemos?

P: Pero desde algunos sectores, incluido el propio PCE, se viene diciendo que IU ya no es un instrumento válido para las clases populares. ¿Están de acuerdo en esta interpretación?

R: IU es una obra imperfecta, aunque tampoco existen los colectivos perfectos. Pero es la herramienta que tenemos y también es muy fácil de detectar, porque la conocemos muy bien, sus problemas. Por eso nuestra apuesta, porque estamos hartos de que IU pierda, se basa en cuestiones muy concretas que nos van a relanzar a medio plazo. Nosotros queremos renovar, revolucionar internamente la herramienta, para que luche por ese espacio que estamos convencidos de que supera el 10% de intención de voto.

P: Dígame tres propuestas de su candidatura para solventar estos problemas organizativos de los que me habla.

R: En primer lugar, hay que tener fraternidad y sensibilidad. No se puede apelar a los frentes amplios sin ser escrupulosamente garantistas los unos con nosotros, no ser impositivos, no ser machos. En segundo lugar, radicalidad democrática: creemos que hacen aguas otros sujetos políticos de la izquierda por no haber entendido los mandatos del 15-M, que eran indignación por un lado, pero también cambio en los modelos de representación. Y por último, renovación de nuestro discurso: antes he dicho menos órganos y más calle, y ahora digo más barrio y menos academia, menos nomenclatura. Menos conceptos indigeribles: hablemos el lenguaje que la calle entiende y se merece escuchar. Además, por ejemplo, hay cuestiones básicas que considero que una izquierda civilizada del arco europeo puede enarbolar en el 2016: se puede condenar el régimen de Corea del Norte al mismo nivel que condenamos el de Arabía Saudí; se puede condenar el contínuo ultraje medioambiental del modelo de desarrollo chino; se debe apostar por la democratización de Cuba, para ayudar a que pervivan los logros sociales de la revolución.

P: ¿No cree que ha existido una renovación del mensaje de IU en los últimos tiempos?

R: Muy poca. Ha habido una renovación en cuanto a algunas herramientas, en cuanto a algunos representantes públicos, pero yo creo que seguimos hablando raro, la gente no termina de entender qué proponemos, o qué va a suponer en su día a día el "cambio social en el que las clases populares erijan un nuevo modelo de país". Tenemos que acortar las frases y hacerlas más atractivas, más sexys. Yo soy periodista, y estuve en el equipo del Ayuntamiento de Córdoba, que ha tenido muy buenos resultados hablando el mismo idioma de la gente a la que queremos representar.

P: Si al final se impone el documento favorito, ¿creen que IU puede peligrar como sujeto político?

R: Tampoco lo tengo claro. Es un elemento central del debate que vamos a afrontar de cara a la Asamblea. Yo confío en que los compañeros de otros espacios den una oportunidad a IU para que no sólo reforcemos nuestro lugar, sino paraque también nos proyectemos. Pero es verdad que hace mucho tiempo que las decisiones colectivas de IU no pasan ni por las propuestas de IzAb ni por los votos de mucha gente que se siente con la necesidad de reformar el partido. La mayoría de la gente sólo milita en IU, no en ninguno de los partidos que la integran: explícale a ellos que pasamos a ser otro sujeto político con una hoja de ruta y una manera de ser internamente totalmente diferente y extraña a nuestra tradición. IU lleva 30 años, y a nivel local hemos mantenido el tipo extraordinariamente bien, y la gente que estamos en Madrid debemos preguntarnos dónde están las fórmulas y las personas que habiendo sido exitosos en sus espacios nos pueden iluminar el camino.

P: Y con respecto a eso que dice, ¿qué se ha hecho bien en lugares como Zamora, donde hay un alcalde de IU, y no se ha hecho bien a nivel federal?

El partido de Llamazares presentará candidatos para dirigir IU

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R: Las asambleas locales de esos lugares son asambleas actuales, que trabajan mucho la movilización. No están obsesionadas ni en los medios de comunicación ni en las redes sociales, aunque también los cubren. Pero no están obsesionadas en esa nueva acción política que es más una acción de sillón que una acción de calle. Son solventes porque tienen experiencia y saben qué propuestas pueden lanzar a la sociedad concreta en la que se presentan, y son generalmente muy horizontales, donde las decisiones se toman por consenso, muy plurales, con gente que viene del socialismo de izquierdas, comunistas, ecologistas… Esas asambleas han triunfado electoralmente, y ni han tenido la oportunidad grupos vinculados a Podemos de ejercer la influencia o la hegemonía en estos lugares como sí lo han hecho en otros, ni han podido partidos socialistas supuestamente de izquierdas socavar su lugar.

P: ¿Cree que IU lo ha hecho bien a la hora de ser un factor de movilización?

R: Hay una falsa conciencia social vinculada a la acción de sillón y no a la acción de calle, más de redes sociales y televisiones, que ha sustituido a una masiva movilización social que hace dos años era patente. Las Marchas de la Dignidad de hace dos años aglutinaron en Madrid a un millón de personas, y las concentraciones de hace dos semanas por el acuerdo UE-Turquía sobre los refugiados no reunieron a más de 500 o 1.000. Podemos, aparte de repetir modelos políticos verticales, nos parece a muchos que ha ayudado a desmovilizar la protesta en España, porque gran parte de la sociedad ha focalizado todas sus esperanzas en votar una opción de cambio y de izquierdas que parecía mayoritaria y al final ha sido la tercera, y que además tiene dificultades para hegemonizar ese espacio y no sabemos cómo va a evolucionar ni interna ni externamente. Nos da miedo que vayamos hacia modelos parecidos a esos, cuando deberíamos apelar a nuestros compañeros para decirles “chicos, no perdáis el norte, que vuestra herramienta es tremendamente potente si se renueva”.

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