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Talento a la fuga

“Vivimos la lógica del 'sueño americano' que vende un mundo sin perdedores y lleno de oportunidades”

“Vivimos la lógica del 'sueño americano' que vende un mundo sin perdedores y lleno de oportunidades”

No es la primera vez que Miguel Ángel García hace las maletas para buscar una oportunidad fuera de España. Licenciado en Periodismo y técnico superior en Imagen, este malagueño de 29 años no ha desaprovechado nunca la ocasión de marcharse al extranjero. Primero a Bélgica como beneficiario de una beca Erasmus. Después a México, donde trabajó para una empresa de páginas web durante más de un año. Y ahora Islandia, el país hasta el que llegó hace tres meses tras renunciar a un contrato de formación en su ciudad natal. Sin más alternativas que las de aceptar empleos precarios alejados de su formación, este andaluz ha preferido emprender una nueva aventura en el extranjero. Una decisión que, como apunta, se ha convertido en un imperativo para miles de jóvenes españoles que, desde que se inició la crisis, se enfrentan al abismo del paro y la inestabilidad laboral.

De Málaga a Reikiavik, donde trabaja como voluntario en un proyecto de sostenibilidad medioambiental, a Miguel Ángel le acompaña siempre su fiel amigo de tinta y papel El Rey Rata. Creado junto a sus dos amigos José González y Omar Janaan, este pequeño roedor de eterna expresión pensativa e irreverentes reflexiones, envía, con un humor corrosivo, breves y contundentes misivas en forma de viñetas sobre un reino de precariedad, corrupción, crisis y desempleo.

Desde la capital islandesa, donde nada más llegar se topó con la caída del primer ministro a cuenta de su implicación en los papeles de Panamá, Miguel Ángel conversa con infoLibre sobre la experiencia migratoria y su visión sobre una España en la que no termina nunca por decidir quedarse.

PREGUNTA: Terminaste la Licenciatura de Periodismo y te marchaste a México durante un año y medio, tu regreso a Málaga apenas duró un verano, y ahora vives en Islandia. ¿En qué figura te sientes más identificado, en la de aventurero o en la de emigrante?

RESPUESTA: Estaba esperando esta pregunta. Seré sincero. Yo la verdad es que las veces que me he ido fuera lo he disfrutado, y esta última vez dejé un trabajo para venir a Islandia, que, bueno, era un trabajo precario, con el famoso contrato de formación para menores de 30 años. Ahora estoy cerca del límite de edad, así que se me acabará el chollo, o el castigo. Pero lo cierto es que podía haberme quedado en España, vivía con mis padres y me llamaron del Servicio de Voluntariado Europeo y me dije: ¿Cuándo voy a tener la oportunidad de hacer esto? Y me fui. Pero también es cierto que yo, ahora mismo, no tengo un proyecto personal estable, ni me planteo formar una familia, y eso facilita las cosas. Sin embargo, para otras personas que quieren hacer ese tipo de vida, no hay opciones. Y es ahí cuando nos encontramos con el problema, cuando emigrar se convierte en una obligación y no en una elección.

P: Has dicho que dejaste un trabajo en Málaga para marcharte a Reikiavik. ¿Guardaba relación con tu formación?

R: No. Era una empresa que vende cursos a distancia. Yo trabajaba en el departamento editorial redactando las descripciones de los cursos, organizando el catálogo y otras funciones, pero no tenía nada que ver con mis titulaciones.

P: Tienes la Licenciatura de Periodismo y eres Técnico Superior en Imagen, hablas inglés, has creado junto con dos amigos una viñeta. Sin embargo, en España todavía no has tenido la oportunidad de acceder a un empleo para el que te formaste, y ahora tampoco has buscado ese espacio en Islandia. ¿Has renunciado a dedicarte a la comunicación?

R: Ahora que estoy en Reikiavik no tengo ningún plan respecto a la carrera profesional, pero sería bonito. Y sí, sé hacer cosas y me gustaría poder aplicar lo que sé hacer, pero insisto, no tengo un plan en mi cabeza.

P: ¿Es más difícil establecer ese plan en un contexto de crisis económica, paro y desempleo como el que atraviesa España?

R: [Reflexiona durante unos largos segundos] No pienso mucho en eso, intento no hacerlo. Ahora estoy viviendo esta experiencia y prefiero centrarme en ella, pero en la última empresa para la que trabajaba había publicistas, diseñadores gráficos, periodistas con un talento brutal, y al final estaban haciendo un trabajo de monos, con contratos precarios. Me da mucha pena que sea este tipo de modelo laboral el que triunfe, que vivamos en un sistema basado en una precarización que garantiza una ostentosa vida a las grandes fortunas.

P: Dices que, de momento, has descartado enfocar tu vida profesional a aquello para lo que te formaste, pero ¿no crees que tu experiencia en el extranjero te permitiría entrar en el sector laboral para el que te habías preparado?

R: No como a mí me gustaría. Es cierto que el trabajo que conseguí en Málaga se debe a mi experiencia en México, donde estuve en una empresa que hacía páginas web. No era periodismo, pero me gustó mucho porque redactaba y estaba relacionado con la comunicación. Pero claro, lo de Málaga era un contrato de formación, lo que pasa es que cuando no tienes nada, cualquier cosa te parece estupenda. Es un poco engañoso, es duro, pero es así. Por esa oferta me habría dado con un canto en los dientes en 2009 o 2010, pero ahora no tanto.

P: ¿Por qué en 2009 o 2010 te parecía una buena opción?

R: Porque a mí la entrada de la crisis económica me pilló con 21 años. Yo ya había hecho un Ciclo Formativo de Grado Superior de Imagen y no veía nada que hacer. Y cuando no te ofrecen una primera oportunidad entras en un bloqueo y en un círculo vicioso que es psicológicamente demoledor, entre otras cosas porque ninguna empresa quiere a alguien en ese estado. Se produce una presión invisible y todo se hace más difícil. Esto es algo muy injusto, porque se tarda en lograr salir y coger perspectiva de las cosas.

P: ¿Qué ha cambiado desde entonces?

R: Que ahora no tengo miedo por mí, porque yo no tengo nada, pero tampoco debo nada, y eso es un privilegio hoy en día que me permite la movilidad. Pero sí pienso en esa gente mayor que creía que terminaría su vida tranquilamente, sin pensar en deudas, ni en perder la casa. O esa otra un poco más mayor que yo que se había metido en hipotecas y ahora está desahuciada.

P: No tener nada y no deber nada es ahora un privilegio, afirmas. ¿Han cambiado las expectativas de toda una generación?

R: Desde luego. Hemos pasado de la generación de nuestros padres, que se creían que ya estaba todo hecho, que les llegarían hijos previsiblemente situados en la clase media, y que todo serían unas risas, y de repente se han dado cuenta de que no. De repente hemos descubierto lo que somos en realidad y que eso de la clase media era un burdo engaño. Y ahora estamos en la lógica del famoso “sueño americano” que vende que nadie es un perdedor, que todos podemos triunfar si nos lo proponemos y que el mundo está lleno de oportunidades.

P: ¿Hemos importado a Europa esa filosofía?

R: Sí, como la falacia esa de que “crisis” en chino significa oportunidad. Algo que se inventó alguien, que es mentira, pero que todo el mundo ha asumido como cierta. Son cosas que se venden muy bien, ¿no? Y escuchas esas charlas que se hacen ahora de alguien hablando sobre emprendimiento y felicidad, y yo creo que son mensajes huecos. Que está muy bien, que yo soy una persona positiva, e intento ser feliz. Y me planteo mi vida, qué quiero hacer, qué puedo hacer, y soy realista con lo que tengo y trabajo para ello. Pero eso no quita que aquí hay una situación que no es favorable.

P: Te has marchado en un momento en el que había muchos casos de corrupción salpicando la escena política en España para aterrizar en un país en el que ha tenido que dimitir su primer ministro por su relación con los papeles de Panamá. papeles de Panamá

“En Alemania también hay gente pasándolo mal y trabajando por cuatro duros”

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R: ¿Seré yo? [se ríe] Al final te das cuenta de que es un poco lo mismo en todas partes. Estaría bien que se garantizara la transparencia. La cuestión es que, y hablando de España, a mí eso de que me vendan los asuntos de corrupción como “casos aislados” no me parece. Yo soy una persona que emplea mucho el humor, pero uno tiene la sensación de que son ellos los que se están riendo de nosotros. Y soy consciente de que la soberanía de los españoles muchas veces no reside en el pueblo, sino en la Unión Europea y en otro tipo de organismos. Y esta es una reflexión cada vez más compartida por todos, pero todavía hay gente a la que le cuesta comprenderlo. Y por eso, me gustaría que tuviéramos un gobierno que intentara defendernos un poco. Lo poco que le dejen. En definitiva, un Ejecutivo que jugara en nuestro favor, porque en nuestra contra ya juegan desde fuera.

P: Te has puesto muy serio en esto, pero has creado un personaje, que es el Rey Rata, que se ríe de todo la mayor parte del tiempo de forma muy corrosiva, casi incómoda.

R: Hagamos humor para ser serios. La vida tiene cosas maravillosas, pero tiene otras oscuras ¿Por qué no reírnos de ellas? Pero sí, los tres creadores ya hemos concluido que para concejales no vamos. Y a menudo nos pensamos dos veces lo que vamos a poner. En todo caso, creo que hay que dejar de cogérsela tanto con papel de fumar, porque últimamente se generan tantas discusiones en torno a cuáles son los límites del humor y la ficción, que al final es imposible crear. Hay que tener más manga ancha, incluso con las cosas que no nos gustan o no compartimos. No podemos estar al quite de todo lo que se dice ni procesar a todo el mundo por ello.

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