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El PP debate si la dureza contra Ciudadanos acabaría arrastrando a sus votantes a la abstención

El PP debate si la estrategia contra Ciudadanos acabaría arrastrando a sus votantes a la abstención

Este martes, por primera vez de forma oficial, el Partido Popular admitió abiertamente que había debatido en una reunión interna el tratamiento que deben dar a los rivales políticos a los que se va a enfrentar en las generales del 26 de junio. El encargado de hacerlo fue el vicesecretario de sectorial, Javier Maroto en la rueda de prensa posterior al Comité de Dirección. Según señaló, todos los presentes en la reunión de la plana mayor del partido presidida por Mariano Rajoy y en la que estuvo su jefe de gabinete y de campaña, Jorge Moragas, acordaron que lo mejor para la formación es no recurrir al 'y tú más' y hacer una campaña "en positivo", hablando de ellos mismos, de sus propuestas. Haciendo primar el interés general al partidista

Las palabras de Maroto venían a intentar fijar una postura oficial tras semanas de declaraciones contradictorias de miembros de la cúpula del PP que no hicieron más que trasladar la idea, puertas afuera del partido, de que en Génova había diferentes formas de entender cuál debe ser el tratamiento a las fuerzas de la oposición, sobre todo a Ciudadanos. Y parten, además, de una reflexión que algunos vicesecretarios llevan días trasladando a otros dirigentes conservadores. El PP teme que un discurso excesivamente agresivo contra Ciudadanos y el reflejo de ello en los medios de comunicación pueda provocar un efecto contrario al deseado en el sector de su electorado que el 20-D se dejaron seducir por Albert Rivera.

¿Cómo lo explican?

La dirección nacional del Partido Popular cree que parte del electorado que en las generales de diciembre les dio la espalda para votar a Ciudadanos podría volver a votarles por el simple hecho de Rivera pacto con el socialista Pedro Sánchez. A estos, señalan, les tienen "ganados" porque el enfado con Ciudadanos es mayor que el que tenían con el PP en el momento de votar. Pero hay otro sector que, pese a estar decepcionados con la forma en la que Rivera "ha utilizado" sus votos, siguen muy enfadados con el PP por las políticas desarrolladas por Rajoy en sus primeros años de Gobierno, como la subida de impuestos. "En estos casos, tenemos que ajustar mucho los mensajes. Porque nos podemos encontrar con que no votan a Ciudadanos, pero tampoco a nosotros", reflexiona un miembro del Comité Ejecutivo Nacional.

El principal enemigo, la abstención

El riesgo descrito en el párrafo anterior conllevaría, en última instancia, que muchos de los votantes tradicionales del PP se instalasen en la abstención por no votar a Ciudadanos y por seguir decepcionados con Mariano Rajoy. Y es, en un escenario de pactos postelectorales puede ser muy perjudicial para el partido. En el partido que ostenta el Gobierno en funciones siguen considerando que su principal enemigo es la abstención.

Los conservadores sostienen que sus socios preferenciales siguen siendo PSOE y Ciudadanos. Pero que, dada la negativa de Pedro Sánchez a hablar con Rajoy, no pueden descartar la idea de tener que sentarse con Albert Rivera. Es en este contexto en el que, señalan, puede "chirriar" un argumentario plagado de críticas a Rivera. 

Todo lo anterior es compatible, según las fuentes consultadas con "el relato" de lo que ha ocurrido en los últimos meses. Y es en ese "relato" del que hablan los conservadores no pueden faltar, señalan las fuentes consultadas por infoLibre, alusiones a que Ciudadanos se echó en manos de los socialistas y firmó un pacto de Gobierno con ellos que no dio resultado porque no logró más apoyos. 

"La mayoría moderada"

Del mismo modo, sostienen, no pueden faltar alusiones a la ideología, o al "lío ideológico" del partido de Albert Rivera. "¿Son de derechas, son de centro? Si nos atenemos a su pacto con el PSOE serán de izquierdas", señala una dirigente regional. "Es política y esto forma parte de la política. Habrá debates y en los debates, los diferentes candidatos contrapondrán sus ideas y no por ello se estará recurriendo al juego sucio", añade la misma fuente.

El PP dice tener claro que son sus siglas las que representan “la mayoría moderada”. Esta es la expresión a la que recurrió Maroto en la rueda de prensa convocada este martes en la sede nacional del PP. “El extremismo y la izquierda están agrupados. Antes lo lideraba el PSOE y ahora Pablo Iglesias con su coalición con Alberto Garzón”, dijo. “Si aglutinamos el voto moderado en una alternativa fiable, de seguridad, de certidumbre en el futuro; si hacemos eso, no habrá un riesgo de que un gobierno extremista de PSOE, Podemos e Izquierda Unida gobierne este país”, recalcó.

El debate interno que está suscitando en estos días la forma en la que debe hacerse frente a Ciudadanos es el mismo que vivieron hace un año Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes Cristina Cifuentesen sus campañas municipales. Por aquellas fechas podía verse como ambas, a sabiendas de que iban a necesitar los votos de Ciudadanos para sumar una mayoría, optaban por dirigir sus críticas a Podemos.

También hubo este debate en la campaña de las generales que se celebraron el pasado noviembre y la dirección nacional optó por sacudir a Rivera precisamente por no haber respetado a la lista más votada en algunas comunidades y ayuntamientos y haber aupado a los socialistas, por ejemplo, en Andalucía.

Con una menor dureza hacia Ciudadanos –no se descarta, no obstante, un reparo de papeles en la cúpula a la hora de referirse a esta formación– el PP confía en que Rivera aparque en sus discursos la petición de que Rajoy dé un paso al lado y el partido designe a otro dirigente que complique menos el mensaje de regeneración.

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Los 'frikis' de Podemos

Tampoco el PP tiene intención, al menos ahora, de alimentar más el discurso del miedo al partido de Pablo Iglesias. De hecho, algunos dirigentes consultados admiten abiertamente que se equivocaron con esta estrategia y que es muy posible que lograsen el efecto contrario. Atribuyen esta estrategia a Pedro Arriola, el asesor de cabecera de Mariano Rajoy. Tras las elecciones europeas, no dudó en calificarlos de "frikis".

Cuando admiten que quizá fue un error centrarse en las críticas en el adversario en lugar de en vender su programa en el partido citan, además, el ejemplo de la campaña al Ayuntamiento de Madrid que hizo Esperanza Aguirre. Ella misma ha reconocido que falló cargando contra Manuela Carmena, ahora alcaldesa de Madrid.

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