Tabaquismo
Los expertos creen que España ha levantado el pie del acelerador en la lucha contra el tabaco
El endurecimiento de la ley antitabaco, en 2011, sacó el humo de los cigarrillos de todos los espacios públicos cerrados (bares, restaurantes, autobuses, hoteles, teatros, cines, salas de conciertos...) y colocó a España a la cabeza de Europa en la lucha contra una droga que es la principal causa de muerte evitable en el mundo. Recibida con severas protestas, especialmente por el sector de la hostelería, la reforma ha conseguido cambiar los hábitos los fumadores y goza ahora de un gran consenso social.
Sin embargo, los expertos en la lucha contra el tabaco se quejan de que, desde entonces, España ha levantado el pie del acelerador. Su último motivo de queja es el retraso en la transposición de la directiva europea que fija las nuevas normas sobre los productos del tabaco que el Ministerio de Sanidad justifica no haber adaptado todavía por la situación de interinidad del Gobierno. No obstante, el Ejecutivo tuvo dos años de margen para hacerlo, desde la entrada en vigor de la directiva, el 19 de mayo de 2014.
Un portavoz del departamento que dirige Alfonso Alonso explica a infoLibre que, desde el pasado 20 de mayo –cuando la directiva se hizo de obligado cumplimiento en la UE–, España sí ha dado cumplimiento a las cuestiones que no implican un cambio legislativo, como son las que afectan al etiquetado y envasado. Por ejemplo, en virtud de esta directiva, las advertencias ocuparán el 65% de la superficie de los envases (previamente era el 40%), y no estarán en la parte inferior, si no en la superior.
Entre otras cuestiones, esta directiva prohíbe el tabaco mentolado a partir de mayo de 2020 e impone nuevas obligaciones a los fabricantes de cigarrillos electrónicos. También incluye la obligación de modificar de forma inmediata ciertos procesos relativos a la fabricación de tabaco de pipa, puros y puritos, si bien, por el momento, estos productos se seguirán confeccionando de la misma manera hasta que se transponga la directiva.
La nueva normativa ha sido recibida con cierto recelo en el sector del tabaco, aunque no le queda más opción que aceptar el cambio. Juan Páramo, portavoz de la Mesa del Tabaco, que agrupa a productores, elaboradores y vendedores de este producto, asegura que el sector "cumplirá" y que está trabajando para adaptar progresivamente a los requerimientos de la nueva directiva las cajetillas de cigarrillos y envases de tabaco para liar.
"El sector ha adoptado todas aquellas medidas que por ser claras, precisas e incondicionales en la nueva norma europea tienen efecto directo y que afectan fundamentalmente al envasado, etiquetado e ingredientes en cigarrillos y tabaco para liar", asegura.
"No hay voluntad política"
El doctor Francisco Camarelles, vicepresidente del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo, atribuye a la "falta de voluntad política" el hecho de que el Gobierno no haya adaptado a tiempo la citada directiva y cree que la alusión a la interinidad que hace el Ejecutivo es "simplemente una excusa". Camarelles se queja también de que, bajo el pretexto de la crisis económica se han paralizado las campañas públicas de prevención. Y asegura que varios países del entorno europeo han adelantado a España a la hora de tomar importantes medidas que las sociedades científicas consideran necesarias para seguir avanzando en la lucha contra el tabaco.
Por ejemplo, Camarelles alude al empaquetado genérico de las cajetillas, es decir, que solo lleven el nombre de la marca, sin logotipos ni otras imágenes más que las que muestran de forma explícita los daños sanitarios que provocan los cigarrillos, como una de las medidas que España tendría que abordar.
"La imagen de la marca de tabaco recluta niños y jóvenes para una adicción que puede durar toda una vida. Este empaquetado hace menos glamuroso el consumo de tabaco, desnormalizando y haciendo menos atractivo su consumo. Además, en España el envasado neutro del tabaco puede ser muy beneficioso ya que tenemos uno de los porcentajes de jóvenes fumadores más altos de Europa, sobre todo mujeres jóvenes", señala.
La industria del tabaco mira con preocupación esta iniciativa –que sí han puesto en marcha países como Australia desde 2012– y que también defienden sociedades médicas como la de Neumología y Cirugía Torácica (Separ). De hecho, el portavoz de la Mesa del Tabaco califica de "atropello" esta medida pues, a su juicio, impediría a un sector legal el derecho de uso de sus marcas, que es algo protegido por los ordenamientos jurídicos nacionales, y también a nivel europeo e internacional.
"Es una medida extrema y desproporcionada que carece de sentido con la aplicación desde el pasado 20 de mayo de la nueva Directiva de Productos del Tabaco, que ya reduce al mínimo el espacio para la marca duplicando el tamaño de las advertencias sanitarias, que van a pasar a ocupar el 65% de las caras más visibles de los envases de cigarrillos y picaduras para liar", asevera.
El caso de Australia
No en vano, las multinacionales del sector se emplearon a fondo para descafeinar algunos de los puntos que se incluían en los primeros borradores de la citada directiva antitabaco tal y como describió la revista Tobacco Control, del grupo editorial que publica el British Medical Journal. Entre ellos, la introducción de paquetes genéricos o la prohibición de tener expositores de productos relacionados con el tabaco en los estancos, algo que ya se aplica en Australia, Nueva Zelanda o Canadá.
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Aunque la Mesa dice manejar datos del Gobierno australiano que vendrían a demostrar que el consumo diario de tabaco entre los menores aumentó en ese país tras la puesta en marcha del empaquetado neutro, lo cierto es que la Organización Mundial de la Salud ha certificado que entre diciembre de 2012 y septiembre de 2015 hubo un descenso de 0,55 puntos porcentuales en la prevalencia de consumo de tabaco fumado en la población australiana de 14 años o más, atribuible a los cambios en el empaquetado. "Esto equivale a más de 108.000 personas que han dejado de fumar, o que no han recaído o que no han iniciado el consumo durante ese período", señala el organismo público.
No obstante, esta no es la única medida que los defensores de la lucha contra el tabaco echan en falta. El doctor Camarelles alude también a la necesidad de subir los precios de los cigarrillos en España. "Aquí se pueden comprar paquetes de tabaco por cinco euros, mientras que en Gran Bretaña ronda los doce. Aumentar el precio resulta fundamental para que los adolescentes no se inicien en el hábito, que es el segmento que más nos preocupa a los especialistas", asevera.
Además, Camarelles también ve importante otras cuestiones como la financiación pública de los tratamientos farmacológicos para dejar de fumar o la puesta en marcha de más programas de deshabituación tabáquica promovidos desde los centros de salud.