La XII Legislatura
El grupo de Convergència en el Congreso, en manos del PP
Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) corre el riesgo de quedarse por primera vez desde la Transición sin grupo parlamentario propio en el Congreso de los Diputados. La formación soberanista obtuvo en las elecciones del pasado 26 de junio el peor resultado de su historia: ocho diputados y el 13,92% de los votos en Cataluña (el 2,01% en el cómputo estatal). No superó el 15% de los votos ni en Barcelona (12,26%) ni en Tarragona (13,72%).
Los requisitos que marca el Reglamento de la Cámara para que una candidatura pueda tener grupo propio [ver artículo 23] pasan por sumar más de 15 diputados, o el 5% de los votos del conjunto del Estado, o haber obtenido más de cinco escaños y un 15% de los votos en las circunscripciones en las que se presentó. Sobre el papel, por tanto, Convergència no cumple ninguno de estos supuestos. Pero eso no quiere decir que vaya a quedarse sin grupo porque no siempre se hace una aplicación estricta del Reglamento.
La última palabra la tiene la Mesa, que es el órgano de gobierno del Congreso. Ahí es donde entra en juego, principalmente, el PP, porque sus 137 diputados le auguran una posición de poder en la Mesa, que todavía no está formada. Al PSOE y a Unidos Podemos, por su parte, se le presuponen posturas más favorables a que Convergència pudiera tener grupo propio. En el caso de los socialistas porque ya cedieron el pasado enero senadores a CDC y ERC para que tuvieran grupo propio y en el de Unidos Podemos por su pretensión de que los cuatro grupos que confluyeron en esa candidatura tuvieran grupos independientes.
Fuentes de la dirección del PP creen que es "bastante posible" que los conservadores acaben respaldando que Convergència tenga grupo propio aunque para eso haya que retorcer el Reglamento. Y aunque circunscriben esta circunstancia a las "conversaciones que está habiendo ya de cara a la constitución de las Cámaras", creen que es todavía precipitado hablar de ello hasta que se constituya la Mesa, donde habrá que ver qué equilibrios y mayorías se forman.
Tener grupo parlamentario propio es clave para los partidos porque les permite tener más visibilidad y gozar de algunos privilegios. Por ejemplo, sólo tienen derecho a la subvención por envío a domicilio de las papeletas electorales y de propaganda electoral si han logrado formar grupo. Si acaban en el Mixto también tienen que repartirse el tiempo de las intervenciones, turnarse para acudir a las Juntas de Portavoces o para presentar iniciativas.
Menos del 15% en toda Cataluña
El problema de Convergència radica en que no cumple la condición de haber obtenido al menos el 15% de los votos ni en las cuatro circunscripciones en las que se presentó ni en el total de Cataluña (13,92%). La situación de no superar el 15% en todas las provincias ya se dio tras el 20-D, si bien como entonces el porcentaje del conjunto de la comunidad sí superaba ese porcentaje (15,08%), la Mesa aceptó que tuviera grupo sin mayor problema. Ahora tendrá que buscar otras alternativas para no acabar en el Mixto.
Una de esas fórmulas podría ser el préstamo temporal de siete diputados de otros grupos, lo que le posibilitaría llegar al mínimo de 15 que marca el Reglamento. La Mesa suele autorizar esos préstamos, que obligan a que los diputados permanezcan en los grupos hasta el siguiente periodo de sesiones. No se trata de un método nuevo. De hecho, el PSOE ya le cedió senadores a CDC en diciembre. Coalición Canaria también utilizó esta fórmula para tener grupo propio en el Congreso tras las elecciones de 1993, 1996 y 2004.
La historia parlamentaria tiene otros ejemplos de interpretación laxa del Reglamento, si bien las decisiones no siempre han sido homogéneas. Por ejemplo, en 1986, la Mesa autorizó que el PNV tuviera grupo parlamentario a pesar de que no había conseguido el 15% de los votos en las cuatro circunscripciones en las que se presentó (Álava-Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Navarra). Lo que se hizo fue admitir el cómputo conjunto de los votos obtenidos en las cuatro, de forma que el porcentaje de la candidatura aumentaba hasta el 23,2%, dándose así por superado el umbral del 15%.
La Mesa también aprobó en 2004 constituir el grupo de Esquerra Republicana al entender que había obtenido más del 15% de los votos emitidos en las circunscripciones en las que había obtenido representación, excluyendo del cómputo porcentual las tres de la Comunidad Valencia, donde concurrió sin lograr ningún escaño.
Amaiur se quedó sin grupo en 2011
En 2011, sin embargo, la Mesa varió su criterio. Los cinco miembros que entonces tenía el PP en ese órgano –los tres del PSOE y el de CiU, se abstuvieron– acordaron rechazar la petición de Amaiur de tener grupo propio con el argumento de que la formación abertzale se había quedado a 1,4 décimas de conseguir el 15% de los votos en Navarra, la cuarta circunscripción en la que concurrió además de las tres vascas, donde sí había superado ese porcentaje.
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Tampoco tuvo éxito el amago de las marcas con las que el partido de Pablo Iglesias concurrió en Valencia, Cataluña y Galicia de establecerse por separado en la Cámara baja. De hecho, finalmente, sólo los cuatro diputados de Compromís que obtuvieron escaños dentro de la alianza valenciana registraron oficialmente petición para constituirse como grupo propio y esta fue rechazada por la Mesa.
Lo cierto es que el Reglamento es ambiguo en este supuesto porque tras las exigencias para crear grupo parlamentario propio, que sí cumplían íntegramente las cuatro candidaturas vinculadas a Podemos, incluye las siguientes frases: “En ningún caso pueden constituir grupo separado diputados que pertenezcan a un mismo partido" y "tampoco podrán forma grupo separado los diputados que, al tiempo de las elecciones, pertenecieran a formaciones políticas que no se hayan enfrentado ante el electorado".
Aunque las alianzas de Podemos anunciaron en un principio que registrarían las solicitudes para, en caso negativo, poder pedir amparo al Tribunal Constitucional, finalmente sólo lo hicieron los diputados de Compromís.