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El Movimiento Cinco Estrellas pierde fuelle

Beppe Grillo, condenado a un año de cárcel por decir que agrediría a un profesor

Mathilde Auvillain (Mediapart)

“El Movimiento saldrá adelante, hay que volver a ponerse en pie”. El tono y las palabras que habitualmente emplea Beppe Grillo son más arrogantes. Su criatura política, de la que se había distanciado estos últimos meses, atraviesa una primera crisis, grave y profunda.

A muchos observadores no les sorprende en absoluto que el incendio que avanza en el Movimiento Cinco Estrellas –hasta hacer tambalear sus cimientos– haya nacido en Roma, ciudad del poder, de los complots y de las luchas políticas intestinas. La elección de Virginia Raggi, el pasado mes de junio, pone de manifiesto, tras sólo dos meses en el cargo, las debilidades y las contradicciones del M5S. Pese a todo, según los sondeos de estas últimas semanas, de celebrarse elecciones legislativas, el Movimiento se impondría al Partido Demócrata.

A los pocos días de ocupar el cargo, Virginia Raggi, primera mujer elegida alcaldesa de Roma, era objeto de críticas por su inexperiencia y por demorar la formación de su equipo de gobierno, cuestionado antes incluso de tomar posesión. Tras apenas dos meses de mandato, el diario Il fatto quotidiano, pese a ser considerado un periódico próximo al M5S, no ha deja de machacar con el que denomina “equipo Frankenstein”, formado por la alcaldesa de Roma. Un equipo que no es de derechas ni de izquierdas, que incluye a personajes muy controvertidos, como Raffaele Marra, cercano al exregidor de Roma Gianni Alemanno (derecha, exMSI), ahora una eminencia gris de la grillina romana.

“Cuando Virginia Raggi tuvo que formar equipo, recurrió a las viejas estructuras, buscó fuera del M5S y recurrió a gente que sabía lo que estaba haciendo”, opina el politólogo Franco Pavoncello, presidente de la Universidad norteamericana John-Cabot de Roma. “El mensaje es que la clase dirigente del Movimiento no es capaz de gestionar la cosa pública, sino que sólo saber ir a buscar en las Administraciones precedentes, lo que no es tranquilizador”. Tras una corta tregua estival, Virginia Raggi se ha encontrado a su regreso, en la mesa de su despacho, cinco cartas de renuncia. Cinco importantes miembros del equipo de Gobierno abandonaban el barco, entre ellos su jefe de gabinete, criticado por percibir un sueldo de casi 200.000 euros anuales, aspecto éste que entra en contradicción con uno de los principios fundamentales del Movimiento Cinco Estrellas: la moderación salarial (en el Parlamento, el M5S defiende una reducción del 50% del sueldo de los diputados).

El responsable financiero del Ayuntamiento también ha tirado la toalla: está acusado de conflicto de intereses, lo mismo que los responsables de las dos empresas municipales encargadas de la recogida de residuos sólidos urbanos AMA y la empresa de transporte público ATAC. Los adjuntos de las áreas de Urbanismo y de Cultura pueden estar a punto de hacer lo mismo. El Movimiento Cinco Estrellas atribuía entonces estas deserciones a presiones en torno a la candidatura de Roma para la organización de los Juegos Olímpicos 2024, apoyada por el Gobierno de Matteo Renzi y a la que el M5S se opone formalmente por principios, pero sobre la que la alcaldesa romana todavía no se ha pronunciado.

La crisis se agravó el pasado lunes cuando, ante la comisión de Medio Ambiente del Parlamento, Virginia Raggi admitió conocer desde el mes de julio que su adjunta de Medio Ambiente Paola Muraro estaba siendo investigada por la Fiscalía de Roma por un posible conflicto de intereses, después de trabajar durante 12 años como consultora de AMA, empresa de recogida de residuos sólidos urbanos, implicada en el escándalo Mafia Capitale.

No hacía falta nada más para que los medios de comunicación denunciaran al unísono la “mentira” de Virginia Raggia, que hasta entonces había sembrado la duda con relación a esta investigación. En su comparecencia ante la comisión parlamentaria, la alcaldesa de Roma señaló que informó en julio a los responsables del Movimiento del caso Muraro, entre ellos a Luigi Di Maio, miembro de la ejecutiva del M5S y responsable de relaciones con las autoridades locales.

Otro principio fundador del M5S socavado: según el estatuto del movimiento, cualquier investigación, cualquier expediente judicial, cualquier falta de transparencia deriva en la expulsión, sin medias tintas. La ejecutiva del M5S no dudó a la hora de expulsar a la alcaldesa de Quarto (Campaña) en enero por no haber informado a la cúpula del Movimiento de las sospechas de connivencia con la mafia que planeaban sobre uno de sus adjuntos.

El M5S aplicó también este principio en junio pasado y echó sine die a Federico Pizzarotti, alcalde de Parma desde 2012, por ser investigado por supuesto abuso de poder con relación a nombramientos de dirigentes del Teatro Regio. Federico Pizzarotti , primer cargo electo del Movimiento Cinco Estrellas en una ciudad importante e inicialmente, quedó desautorizado por Beppe Grillo por desacuerdos profundos con el fundador del M5S.

Frente al caos que se vive en Roma, para el alcalde de Parma es hora de la revancha; pide la dimisión de la famosa cúpula que, en su opinión, ha demostrado “no saber gestionar el movimiento”. “¿Cómo no se le va a aplicar a Virginia Raggi el estricto método empleado con el alcalde de Parma?”, se pregunta Luca De Carolis, periodista de Il Fatto quotidiano. “Si Pizzarotti fue suspendido por no informar a los responsables del partido y a Grillo de que había recibido un aviso de apertura de la investigación por conflicto de intereses, cómo se le va a perdonar a Raggi que no haya dicho toda la verdad sobre uno de sus adjuntos, investigado?”.

Ahora que la crisis Cinco Estrellas ha estallado, el primer ministro demócrata se frota las manos. La credibilidad de su adversario político más peligroso, segunda fuerza política de Italia en las municipales y considerado favorito de cara a las próximas legislativas, se ve cuestionada en dos de sus pilares –transparencia y legalidad–, principal vector de seducción de electores cansados de los escándalos reiterados de la clase política italiana, de derecha y de izquierdas.

“Que gobiernen si son capaces”, ironiza Mattero Renzi, no sin mucha cautela. En lugar de denigrar y de burlarse de la inexperiencia del M5S como hacía hasta la fecha, sin éxito, el presidente del Consejo deja ahora al electorado que decida, mientras la prensa hace el resto.

Este clima avergüenza, hasta cotas insospechadas, a Luigi Di Maio –estrella rutilante del M5S, también en la picota y muy criticado en el seno del movimiento– en el momento en que aspiraba a hacer frente e imponerse a Matteo Renzi en las próximas legislativas. Él que se había convertido en la estrella de las emisiones políticas televisadas terminó por rechazar in extremis la invitación del canal Rai 3 para acudir al plató de Politics para dar explicaciones sobre la situación que se vive en Roma. Terminó objeto de críticas y burlas.

En las redes sociales, el hashtag #dimaiorisponde (Di Maio responde) pronto derivó en #dimaiononrisponde (Di Maio ya no responde). Al borde de las lágrimas tras una reunión agitada de los líderes del movimiento, el vicepresidente de la Cámara baja finalmente admitió el miércoles que había recibido un e-mail de la Alcaldía de Roma para informarle de que el adjunto Muraro estaba siendo investigado, pero que lo leyó mal.

La responsabilidad de la salida de la crisis pasa ahora a Beppe Grillo, “único personaje suficientemente carismático como para superar la situación”, según el politólogo Franco Pavoncello: “Con Casaleggio que está muerto, Luigi Di Maio que no lee sus e-mails y que se pone a llorar, Alessandro Di Battista que da la vuelta a Italia en scooter para hacer campaña, Beppe Grillo no tiene otra alternativa que no sea intervenir, sino el Movimiento Cinco Estrellas saltará en pedazos”. El cómico fundador del M5S, que dejó las riendas del Movimiento a cinco personas, ha vuelto a la arena política este verano para hacer campaña por el “no” en el referéndum constitucional, próxima cita de los italianos con las urnas y cuyo resultado puede determinar en gran parte el futuro político de Matteo Renzi.

70 días después del triunfo en las urnas, la desilusión se apodera del electorado grillino. El Movimiento Cinco Estrellas está desorientado y sus bases, indignadas. “En dos días, los Cinco Estrellas se han convertido en el hazmerreír del país; en sólo dos días, sus cargos que representaban una fuerza, una energía nueva para el cambio, se han revelado un desastre”, afirma Franco Pavoncelli. “Virginia Raagi salió elegida de entre las ruinas morales y políticas de las élites tradicionales, que habían llegado a ser insoportables. Pero frente a su vergonzoso fracaso, todo el futuro se hace más difícil”. Y el profesor de Ciencias Políticas continúa: “Lo grave es que todo el mundo sabía que la experiencia de Roma iba a ser una prueba para comprobar qué iban a ser capaces de hacer y ya han fracasado, dando muestras de amateurismo y de improvisación; ahora, difícilmente se puede enderezar ya la experiencia”.

Parlamentarios del Movimiento Cinco Estrellas ocupan la azotea de la Cámara de Diputados

Parlamentarios del Movimiento Cinco Estrellas ocupan la azotea de la Cámara de Diputados

Traducción: Mariola Moreno

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