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Los libros

‘Viñetas’, de Agustín Sánchez Vidal

'Viñetas', de Agustín Sánchez Vidal.

Sonia Asensio

ViñetasAgustín Sánchez VidalHarper CollinsMadrid2016

A veces ocurre que tienes tantas ganas de visitar un país o una ciudad que aunque no hayas estado jamás en ellos sabes de alguna manera que ya has paseado por sus calles. Del mismo modo yo tuve un profesor que nunca me dio clase, Agustín Sánchez Vidal, y que me ha enseñado y alentado tanto que todavía hoy intento que, haga lo que haga, se sienta orgulloso de mí.

Agustín Sánchez Vidal no sólo es catedrático de Historia del Arte (Cine y otros medios audiovisuales) en la Universidad de Zaragoza o profesor en varias universidades americanas o europeas. También ha colaborado como guionista de cine y televisión además de ser un reconocido estudioso de la obra de Buñuel, Lorca y Dalí.

Pero la figura de mi maestro viene hoy firmando un libro hermoso, Viñetas, publicado el 5 de octubre de 2016 por Harper Collins, y que no hace más que poner de relieve su talento como narrador tras títulos tan elogiados como La llave maestra (2005) o Nudo de sangre (2008), con la que ganó el Premio Primavera de novela.

Viñetas nos cuenta la historia de Miguel, ahora profesor de una universidad estadounidense que regresa por unos días a su pueblo natal tras la muerte de su hermano Antonio, reclamado para tratar asuntos de herencias y tierras por su hija Julia, que actualmente vive en la vieja casa de los padres de Miguel y que se ha hecho cargo de las tierras defendiendo un proyecto ecologista que su padre juzga con distancia e incluso con sarcasmo, ya que su estancia en esa huerta cercana a cualquier ciudad de provincias viene determinada por la decisión de vender todo aquello que perteneció a su familia.

El monstruo inmobiliario está dispuesto a arrollar esa tierra que se sembró de trabajo duro, de esperanza, de promesa de un futuro mejor para los hijos. Pero la dureza de la tierra seca es sólo comparable a la aridez de un padre áspero que no sabe poner en palabras los sentimientos que alberga su alma hecha de pasado. Un pasado donde hubo orfandad, violencia, soledad, desilusión, guerra, amor y esperanza. Ángel, este padre campesino que trabajó la tierra como solamente podrán comprender los lectores que de primera mano se dejaron la vida entre azadones y hoces en las míseras décadas de los años cuarenta y cincuenta de los pequeños pueblos de una España tan empobrecida, tan severa.

Los hijos, Miguel y Antonio, heredarán la distancia y sólo tras la muerte del hermano mayor, de Antonio, y a través de sus recuerdos legados en palabras y grabaciones y sobre todo en dibujos y en viñetas, Miguel intentará reconciliarse no ya con un hermano siempre ausente sino con todos sus recuerdos, con su infancia y adolescencia, con sus padres y con ese pequeño pueblo timoneado por la marquesa y el cura pero también por el Frontón Cinema y la tienda de tebeos. Intentará comprender.

Recuerdos, surcados como estrías en la piel, que hablan del Capitán Trueno, del Guerrero del Antifaz o de Roberto Alcázar y Pedrín. Recuerdos de las primeras proyecciones de cine donde tras el NODO aparecerá la bellísima Sara Montiel. Los trajes heredados del hermano, el frío de la escuela, la maestra que cree que Miguel vale para estudiar. Los primeros amores, los amigos de siempre, la plaza de la iglesia, las canicas junto al porvenir.

La infancia es el territorio sellado con la magia de los lugares sagrados. El recuerdo hermosea nuestros primeros años, es cierto. Pero Sánchez Vidal no idealiza el campo, la tierra, el trabajo del campesino en esos años que nos trae su novela. Lo que hace el autor es recordarnos con un escalofrío el sufrido, fatigoso y desmedido trabajo de todos aquellos hombres y mujeres que durante décadas dejaron su cuerpo y su alma en nuestra tierra.

La transición hacia el bienestar de los que ahora somos sus nietos es un orgullo que debemos portar y mostrar con reconocimiento. La educación, el estudio, el ocio sin remordimiento, se lo debemos a esta generación a la que deberíamos devolverle una tierra más sana. Esta novela es un homenaje a todos nuestros abuelos, a ellos que venían desollados del campo, andando cada día para traernos, sin saberlo, nuestro futuro.

*Sonia Asensio es profesora de Literatura. Sonia Asensio

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