Informe Pisa
Los alumnos 'pobres' tienen más probabilidades de repetir que el resto aunque tengan iguales conocimientos
La última edición del informe PISA (Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos) –presentado este martes– volvió a poner de manifiesto uno de los grandes problemas del sistema educativo español: las altas tasas de repetición. Así, según este documento, uno de cada tres alumnos de 15 años en España (31%) declaró haber repetido al menos un curso, un porcentaje que apenas se ha reducido en tres puntos porcentuales en comparación con 2012. Además, esta cifra supera en casi 20 puntos porcentuales la media europea.
Sin embargo, quizá resulta todavía más llamativo otro dato que evidencia de forma muy clara cómo la equidad del sistema educativo español, una cualidad ensalzada hasta la fecha, tiene severas lagunas. Y es que incluso entre estudiantes que durante las pruebas demostraron tener conocimientos similares en matemáticas, lectura y ciencias, la probabilidad de haber repetido anteriormente es 5,6 veces superior entre los estudiantes de familias con pocos recursos que entre los de entornos favorecidos.
Para Lucas Gortázar, consultor en el área de Educación del Banco Mundial, la repetición está jugando un papel "discriminador". "Los padres más acomodados tienen más facilidad para saber cómo sortear la repetición, insisten a los directores, pueden cambiar de escuela, es decir, pueden buscar soluciones", señala. Además, a su juicio, esta cifra tiene consecuencias sobre la equidad del sistema, no porque esos adolescentes no adquieran las competencias básicas, sino porque la repetición supone la "primera barrera" hacia el fracaso y el abandono escolar.
La OCDE también concluyó tras analizar estos datos, pero relativos al Informe PISA de 2012 [ver documento en PDF], que lo que indica esta tendencia es que el bajo rendimiento académico no es el único factor que predice la repetición y que otros factores relativos a las desventajas socioeconómicas también entran en juego. "Los estudiantes con dificultades que se esfuerzan académicamente pueden no tener el mismo acceso a una ayuda temprana y a más oportunidades efectivas de recuperación que los estudiantes con más recursos, con lo cual, repetir un curso pasa a ser la única alternativa para ellos", explicaban sus autores.
Más desigualdad
Lo cierto es que la comparación con esos datos de 2012 y con los del resto de la OCDE tampoco es alentadora. Entonces, al equiparar un grupo de estudiantes desfavorecidos con un grupo de igual rendimiento de estudiantes con recursos había tres veces más repetidores por cada no repetidor en el grupo de los pobres (ahora, esa probabilidad es 5,6 veces superior). Además, la cifra de 2015 es la más alta de los 69 países y economías en los que la OCDE ha recopilado estos datos. De hecho, de media, en los países de la OCDE los estudiantes de entornos más precarios tienen una probabilidad de 1,8 veces más de repetir curso que los estudiantes con recursos.
Por otro lado, en el conjunto de la OCDE, aproximadamente uno de cada cinco estudiantes con dificultades socioeconómicas (18,7%) ha repetido curso desde que inició la enseñanza primaria, mientras que esa circunstancia sólo se había producido en el 6% de los estudiantes socioeconómicamente favorecidos. En España la brecha es mucho mayor, pues han repetido uno de cada dos alumnos de familias con pocos recursos (53,5%) –cifra sólo superada por Argelia y Uruguay– y apenas uno de cada diez adolescentes (8,7%) de los de entornos favorecidos.
En el Ministerio de Educación admiten, en general, esta alta cifra de repetición supone un "problema", pues los resultados que obtienen en años posteriores estos alumnos suelen ser negativos y suponen una brecha en los resultados. Todo ello teniendo en cuenta, además, que en España el coste anual por alumno repetidor se estima en más de 20.000 euros. De hecho, en 2012, la repetición de curso suponía casi el 8% del gasto total en educación primaria y secundaria.
José Saturnino Martínez, sociólogo experto en educación y desigualdad social, llama a comparar el porcentaje total de alumnos repetidores (31%) con el de alumnos rezagados (19%) –y que en el último informe es inferior a la media de la OCDE en las tres áreas analizadas–; y con el de los alumnos "resilientes", es decir, los que tienen buenos resultados pese a su situación de desventaja social, que es del 39,2%. "No se entiende cómo con poco alumnos rezagados somos líderes mundiales en repetición de curso. Ahí algo que no está funcionando en cómo el sistema educativo reconoce las competencias que los estudiantes son capaces de hacer", asevera.
Las propuestas
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Sin embargo, en el informe específico elaborado por el departamento que dirige Iñigo Méndez de Vigo, en el que se analizan los resultados del informe PISA 2015, no se hace ninguna propuesta concreta ni para reducir la cifra global de repetidores ni para paliar esta falta de equidad. Y se despacha este asunto con la recomendación de se revisen "las políticas de repetición". De hecho, Educación subraya que la puntuación media de los alumnos repetidores en España es significativamente más alta que la del promedio de la OCDE, es decir, que buena parte de los repetidores tienen adquiridas las competencias básicas en ciencias, que es la destreza en la que se focalizó ese informe.
Gortázar insiste en que el problema es que estos alumnos, aunque tengan esas competencias, no tienen las oportunidades para desarrollarlas en la práctica. "La repetición juega un papel de discriminador. De hecho, vemos que ocurre muy desproporcionadamente en la pública, con alumnos inmigrantes y pobres", señala.
De ahí que sus propuesta sea sustituir la repetición –especialmente en primaria, niños de 6 a 12 años– por mecanismos más flexibles: tutorías, apoyos... es decir, una enseñanza más individualizada que permita detectar retrasos en los primeros años. Pero, advierte, eso sólo se consigue con más inversión en edades tempranas y con más formación para los docentes. "En el fondo, lo que nos está diciendo PISA es que no sabemos identificar quién merece repetir y quién no", sentencia.