CINE Y TELEVISIÓN
Los Premios Feroz aúpan a 'Tarde para la ira' y la serie 'Paquita Salas'
“¿Esto son los Goya o no son los Goya?”, se preguntaba el actor Brays Efe caracterizado como Paquita Salas, una representante de actores sui generis en la serie del mismo nombre. No lo eran, y la mera presencia de ese personaje gamberro que jamás pisaría los Goya y que aquí sale con una estatuilla debajo del brazo lo desvelaba. Eran los Premios Feroz, que celebraban su cuarta edición el lunes por la noche, en esta ocasión desde el Palacete de los Duques de Pastrana en Madrid. Los galardones que otorga la Asociación de Informadores Cinematográficos, unos Globos de Oro patrios, han señalado a Tarde para la ira como gran vencedora en la categoría de cine y a Paquita Salas y El Ministerio del Tiempo en televisión, que este año entraba en las papeletas por primera vez.
“Los Goya pero borrachos”, como los llamó Antonio de la Torre, presentador de la gala, se han mostrado sobrios al ensalzar a Tarde para la ira, impecable thriller de venganza que es también uno de los favoritos en los premios de la Academia pese a ser el debut del hasta ahora actor Raúl Arévalo. Los periodistas de cine han reconocido la opera prima con las principales estatuillas: mejor drama, mejor director y mejor guion, firmado por el cineasta junto a David Pulido. Su elenco también se ha ido feliz: Manolo Solo como mejor actor de reparto —irreconocible en un macarra de voz agudísima— y Ruth Díaz como mejor actriz —sufrido personaje femenino en una cinta con mucha testosterona—. El largometraje redobla sus posibilidades de triunfar en los Goya, que se celebran el 4 de febrero, aunque tendrá que enfrentarse a El hombre de las mil caras, del consagrado Alberto Rodríguez (y a los gustos más conservadores de los académicos).
Kiki, el amor se hace, la comedia erótico-festiva de Paco León, se ha hecho con un cantado Feroz a mejor comedia... "el único que puede esperarse uno cuando hace una comedia", en palabras del actor, un dardo hacia la falta de reconocimiento de un género siempre eclipsado tras el drama. Incluso aquí, para hacer doblete el director de Carmina o revienta solo ha tenido el discreto Feroz a mejor tráiler.
Si estos dos galardones estaban en casi todas las encuestas, el Feroz para Bárbara Lennie como mejor actriz por María (y los demás) ha arrancado un oh de asombro... empezando por la propia intérprete. Con un entusiasmo que no le ha dejado apenas articular un discurso, Lennie ha agradecido a la cineasta Nelly Reguera que haya escrito "un personaje femenino tan profundo". El romance de la crítica con Lennie, que suele ser descrita como la mejor actriz de su generación, comenzó en 2014 con Magical Girl, con la que ganó el Goya tras llevarse el Feroz. Con este reconocimiento a un papel medido en una película de escaso presupuesto y distribución, ese lazo se refuerza. Si ocurriera de nuevo en los Goya, para los que Emma Suárez se postula como favorita por su papel en Julieta, sería más que una sorpresa.
Los demás largometrajes nominados han tenido que conformarse con las estatuillas dejadas por Raúl Arévalo: Que Dios nos perdone, otro thriller —este año ha estado bien servido— firmado por Rodrigo Sorogoyen, se ha llevado el de mejor actor protagonista para Roberto Álamo;Un monstruo viene a verme,Un monstruo viene a verme el filme de J. A. Bayona, se ha hecho con el premio a mejor música original para Fernando Velázquez; y El hombre de las mil caras, por no irse con las manos vacías, ha recogido el de mejor cartel, realizado a mano por Gabriel Moreno.Julieta y La puerta abierta, las únicas nominadas con grandes repartos femeninos, se fueron de vacío.
De Instagram a la alfombra roja
Más irreverentes han sido los premios de las categorías de televisión, repartidos aunque con una clara vencedora. Paquita Salas, producida para Flooxer, plataforma online de Atresmedia, ha dado la sorpresa con tres estatuillas, incluyendo mejor comedia, mejor actor para Brays Efe y mejor actriz de reparto para Belén Cuesta. La serie creada por Javier Ambrossi y Javier Calvo, conocidos como los Javis, cuenta la historia de una representante de actores en la cincuentena y pasada de moda a la que todos sus actores abandonan. Con ese argumento y esa distribución —sus capítulos solo están disponibles a la carta en Internet— parecía imposible que llegara a un público mayoritario, pero la difusión en redes sociales y el aplauso de la crítica han transformado un proyecto nacido como un vídeo de Instagram en una de las series del año.
El propio Efe ha recordado esa singularidad y el poco espacio que esta encuentra en la industria en uno de los pocos discursos con algo de contenido: "Cuando me dijeron que iba a hacer de mujer, pensé: '¿Por qué no lo hace una señora?'. Pero después pensé que si yo estuviera haciendo el perfil que yo tengo, jamás nadie me hubiera dado un personaje de esa complejidad. Creo que he podido demostrar que la gente como yo también puede contar una historia. Hay actores gordos, pelirrojos, sin dientes, feos, que también pueden contar historias. Así que escribídselas".
El Ministerio del Tiempo, de Televisión Española, reconocida con el galardón a mejor serie dramática y mejor actor de reparto para Hugo Silva, lleva dos temporadas siendo un fenómeno. No sin sufrimiento, debido a las dudas sobre su continuidad en la cadena pública pese a la insistencia de sus fans. La serie creada por Javier Olivares y su difunto hermano Pablo, que imagina una institución dedicada a preservar intacta la historia española, ha tenido éxito en el mercado internacional y ya está en marcha en Portugal. Velvet, que ha emitido su última temporada Antena 3, se ha despedido con un solo Feroz, el de actor de reparto para para José Sacristán, ex aequo con Silva.
Poco colmillo
Pese a ser una versión arriesgada de los premios de la Academia su elección de nominados había sido particularmente conservadora, coincidiendo en numerosas categorías con los Goya y señalando a casi las mismas películas: Tarde para la ira, El hombre de las mil caras, Un monstruo viene a verme, Que dios nos perdone… La división de premios entre drama y comedia, sin embargo, permitía hacer visible a filmes prácticamente ausentes en los premios de la Academia, como Kiki, el amor se hace, El rey tuerto o La puerta abierta. Lo decía Antonio de la Torre: “Son unos premios que nacieron para premiar a un cine diferente… y en cuatro ediciones han acabado nominando a exactamente las mismas películas que los Goya”.
El picante lo ponía el guion, firmado por Diego San José, José A. Pérez Lledó y Borja Echevarría, responsables de programas como Vaya semanita o El intermedio y películas como Ocho apellidos vascos y Pagafantas. Antonio de la Torre, en su discurso inicial, lanzó pullas que están lejos del tono complaciente de los Goya. Para sus responsables, de hecho, iba una: “Siento un gran respeto por la Academia y por su presidente... sea quien sea esta semana”. E incluso para el canal que televisaba la gala: “#0, el único canal que se llama como su número de espectadores”. O para los periodistas, con los que De la Torre comparte media profesión –simultaneó durante años pequeños papeles con su empleo en Canal Sur—: “Hay una diferencia entre los que hacen información de cine y los que hacen los horóscopos. Los de los horóscopos a veces aciertan”.
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Sus dardos apenas han rozado la actualidad política y las proclamas reivindicativas han estado ausentes, exceptuando la tímida defensa de la televisión pública por parte de Javier Olivares —"Ya había buenas series antes de que llegara la privada"— y una más contundente defensa de Fernando Trueba. Como respuesta a las llamadas a boicotear su filme La reina de España por declarar en el festival de San Sebastián que "ni cinco minutos de su vida" se había sentido español, Antonio de la Torre bromeaba: “Este año presento dos películas y me siento muy español”.
Los Feroz han equilibrado su reconocimiento a un cine mayoritario con un premio especial a La muerte de Louis XIV, de Albert Serra, que pese a proyectarse en el último Festival de Cannes ha pasado desapercibida en la taquilla española. Mientras la presentadora Eva Hache hacía bromas con “los premios que no interesan a nadie”, un lacónico Serra recordaba que fuera de España el largometraje había tenido mucho más recorrido. El documental Dead Slow Ahead, de Mauro Arce, inauguraba el premio al mejor documental, otro galardón especial que llegaba sin contrincantes… y sin apenas difusión en salas.