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Los anticapitalistas ganan de nuevo posiciones en Podemos

El nuevo líder de Podemos Comunitat Valenciana, Antonio Estañ, junto al líder anticapitalista Daniel Geffner y Sandra Mínguez.

Los partidarios del secretario general, Pablo Iglesias, y del ex número dos Íñigo Errejón son las dos principales corrientes en Podemos. Pero el tercer sector del partido, el anticapitalista, ha ganado progresivamente poder orgánico en los últimos meses, un crecimiento que ha tenido su último impulso con la victoria en el congreso de Podemos en la Comunitat Valenciana de una lista de dirigentes críticos encabezada por Antonio Estañ, que se presentó aliado con el sector anticapitalista y que fue declarado vencedor de las primarias internas el pasado lunes.

Estañ es un dirigente que se ha mostrado próximo a los postulados del sector errejonista, aunque su candidatura era crítica con el anterior secretario general, Antonio Montiel, también cercano a Errejón. Pero la lista estaba compuesta por dirigentes de diferentes corrientes –su número dos, Sandra Mínguez, es pablista declarada–, y en ella los anticapitalistas tenían un papel destacado, toda vez que alcanzaron un acuerdo de última hora con Estañ y los suyos para concurrir unidos a las primarias.

De los 34 miembros del nuevo Consejo Ciudadano autonómico –el máximo órgano entre congresos de Podemos a nivel territorial, que en el caso valenciano está bastante fragmentado–, ocho serán anticapitalistas. Y, de hecho, el líder de la corriente a nivel autonómico, el diputado en Les Corts Daniel Geffner, fue el tercero más votado en las primarias. El nuevo secretario general aún no ha organizado a su nueva dirección, pero el nombre de Geffner suena para ocupar el puesto de portavoz parlamentario de Podemos en sustitución de Antonio Montiel, aunque la principal favorita para este cargo es Mínguez.

La contrapartida a las buenas noticias para los anticapitalistas en la Comunidad Valenciana se produjo en Navarra, donde la antigua secretaria general, la anticapitalista Laura Pérez, perdió las primarias para su reelección por un escaso margen frente al candidato pablista. No obstante, este revés es una excepción en el ascenso de la corriente en los últimos meses, en los que han conseguido acceder a la dirección estatal de Podemos, ganar el congreso en la Comunidad de Madrid –coaligados con el sector más próximo a Iglesias– o revalidar incontestablemente su liderazgo en Andalucía, donde la secretaria general, Teresa Rodríguez, controla 27 de los 34 puestos del Consejo Ciudadano autonómico.

En este sentido, en el congreso de Vistalegre II que tuvo lugar en febrero, el líder de Anticapitalistas, el eurodiputado Miguel Urbán, fue elegido para formar parte de la ejecutiva estatal de Podemos como secretario de Acción en el Parlamento Europeo y tanto él como la activista feminista Beatriz Gimeno pasaron a integrar el Consejo Ciudadano estatal del partido. A nivel autonómico, los anticapitalistas únicamente controlan las Secretarías Generales de Podemos en Andalucía y La Rioja –donde el líder regional es Kiko Garrido–, pero ocupan puestos claves en las direcciones de otras comunidades.

Es el caso de la Comunidad de Madrid, donde los anticapitalistas se aliaron a la corriente pablista para concurrir en una misma lista, capitaneada por el que a la postre sería secretario general, Ramón Espinar. La dirección regional de Podemos está liderada por Espinar y su mano derecha, el secretario de Organización Fran Casamayor, pero entre los principales puestos de la ejecutiva se cuentan dos pesos pesados del anticapitalismo: Isabel Serra, secretaria de Comunicación y portavoz de la dirección de Podemos en la Comunidad de Madrid, y Raúl Camargo, secretario de Política del partido a nivel territorial. Los dos son diputados en la Asamblea de Madrid, donde precisamente el sector anticapitalista tiene otro de los puntales de su poder autonómico, ya que la portavoz del partido en la cámara, Lorena Ruiz-Huerta, también es cercana a sus postulados.

En Cataluña la situación es similar, aunque allí Podemos no tiene tanta implantación como en la Comunidad de Madrid, una situación agravada tras la negativa del partido morado a integrarse en Catalunya en comú, el partido unitario liderado por el portavoz de En Comú Podem en el Congreso, Xavier Domènech. No obstante, la ejecutiva de Podemos –elegida en julio del año pasado– tiene a varios representantes anticapitalistas en primera fila. El más destacado es Joan Giner, secretario de Política y número dos de Podemos en Cataluña, pero también son próximos a Revolta Global –la marca catalana de Anticapitalistas– el secretario de Organización, Andreu Escobar, o el secretario de Formación, Enver Aznar. El propio secretario general, Albano Dante Fachín, se ha mostrado en algunos momentos próximo al sector, aunque en Vistalegre II apoyó las tesis de Pablo Iglesias.

Aragón y Navarra

Los otros dos grandes enclaves de poder territorial de los anticapitalistas son Aragón y Navarra, aunque la influencia en la Comunidad Foral se ha visto reducida por la pérdida de la Secretaría General. Allí, los anticapitalistas liderados por Laura Pérez –que ha pedido una "auditoría" de los resultados de las primarias, que fueron muy ajustados– tendrán 11 de los 24 puestos del Consejo Ciudadano autonómico, y por ahora Pérez sigue siendo la portavoz del grupo de Podemos en el Parlamento de Navarra, aunque la nueva dirección podría apartarla de esa responsabilidad cuando se constituya formalmente.

Por su parte, el dirigente anticapitalista más destacado de Podemos en Aragón es su secretario de Organización, Román Sierra, que también es portavoz adjunto del grupo parlamentario de Podemos en las Cortes autonómicas. No obstante, el secretario general, Pablo Echenique, tendrá que dejar su cargo en los próximos meses dado que los estatutos aprobados en Vistalegre II no permiten que un mismo dirigente ocupe más de un cargo interno, por lo que los anticapitalistas podrían ganar posiciones en una comunidad donde, no obstante, Echenique siempre ha mantenido una buena relación con ellos. Y es que, en los inicios de Podemos, el propio Echenique estaba encuadrado en el sector, del que fue distanciándose a medida que se acercaba a Iglesias, de quien ahora mismo es uno de sus principales apoyos.

La cruz para los anticapitalistas se encuentra en otras dos comunidades donde Podemos también ha celebrado en las últimas semanas congresos regionales: Castilla-La Mancha y, especialmente, Castilla y León. Allí se han impuesto con comodidad los candidatos más cercanos a Iglesias, y la corriente anticapitalista únicamente ha podido hacerse con unos pocos asientos en los Consejos Ciudadanos autonómicos. En Castilla-La Mancha, los dos diputados autonómicos de Podemos se enfrentaron entre sí por la Secretaría General, y David Llorente, perteneciente al sector anticapitalista, fue derrotado ampliamente por José García Molina y su lista únicamente obtuvo ocho de 34 puestos en la dirección regional. En Castilla y León los anticapitalistas tuvieron peor resultado: sólo cuatro de los 32 nuevos dirigentes pertenecen a esta sensibilidad.

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La única corriente formalmente organizada

En cualquier caso, el continuado ascenso de los anticapitalistas dentro de Podemos está cimentado en el hecho de que la corriente tiene a otros militantes bien situados en puestos que cuentan con relevancia mediática. En esta situación se encuentran, por ejemplo, la portavoz del grupo parlamentario de Podemos en el Parlamento de las Islas Baleares, Laura Camargo; su homóloga en las Juntas Generales de Bizkaia, Neskutz Rodríguez; o el alcalde de Cádiz, José María González KichiKichi.

Pero aún más importante para explicar el ascenso del sector es el hecho de que actúa como la única corriente organizada formalmente dentro de Podemos, lo que implica un importante control sobre sus bases y también la elaboración de análisis compartidos entre sus militantes. Así, por ejemplo, los anticapitalistas han sido la única sensibilidad que ha planteado un análisis propio de la victoria de Pedro Sánchez en las primarias del PSOE: un documento hecho público por Anticapitalistas hace unos días insiste en que Podemos no debe compartir un Gobierno con los socialistas –una de sus posiciones clásicas– y muestra sus dudas sobre el nuevo liderazgo. "No podemos olvidar que el PSOE siempre se ha posicionado del lado de los poderes económicos frente a las propuestas transformadoras", sostiene este análisis.

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