El futuro del PSOE

La gestora del PSOE se reúne este martes para acordar su disolución

La gestora del PSOE en su primera reunión, en octubre de 2016.

Ibon Uría

La comisión gestora del PSOE se reunirá este martes para acordar su disolución. La cita, a las 11:00 de la mañana en Ferraz, será la última que mantengan los miembros de la dirección interina que ha pilotado el partido desde el 1 de octubre de 2016, cuando Pedro Sánchez dimitió de la Secretaría General tras perder una votación clave en el Comité Federal. Ahora, más de ocho meses después, son de nuevo los sanchistas quienes han tomado las riendas de la organización tras ganar las primarias con claridad, y la cúpula provisional de Javier Fernández da por concluidos sus trabajos.

Será precisamente Fernández, presidente de la gestora, quien intervenga en primer término en esta última reunión, pues está previsto en el orden del día su informe político. Así, el también líder de los socialistas asturianos –puesto que abandonará en el congreso regional que se celebrará en los próximos meses– hará balance de su labor durante una de las épocas más convulsas que se recuerdan en el PSOE. Salvo cambio de última hora Fernández no intervendrá en el Congreso Federal que se celebrará del 16 al 18 de junio, por lo que su despedida será este martes y a puerta cerrada.

Su intervención ante los otros diez miembros de la dirección será un anticipo de su adiós definitivo, aunque Fernández aún seguirá como presidente del Principado hasta agotar su mandato. Pero lo cierto es que su labor como líder interino de Ferraz y su defensa de la abstención en la investidura de Rajoy desgastaron su imagen en su federación y le llevaron a perder algunos de sus apoyos históricos –como el del sindicato minero SOMA, que en las primarias apoyó a Sánchez–. También perdió enteros su imagen en el partido a nivel federal, que era hasta entonces la del hombre más respetado por todos los sectores.

'Autodisolución' tras meses de polémica

La convocatoria remitida a los integrantes de la dirección interina contempla en segundo término la adopción de acuerdos en materia orgánica, y finalmente la toma de decisiones sobre el "cierre de mandato de la Comisión Gestora". Es decir, la "autodisolución" del órgano, como bromeaba este lunes uno de sus integrantes, aunque formalmente la gestora seguirá conviviendo con el nuevo secretario general hasta que este nombre a su Ejecutiva –donde estarán miembros de su equipo como el alcalde de Valladolid y en la que podría estar Patxi López– en el congreso del partido.

Será entonces cuando se ponga fin definitivamente a la dirección provisional del PSOE que, con diferencia, más se ha prolongado en el tiempo: las anteriores gestoras duraron unos cinco meses –de mayo a septiembre de 1979 y de marzo a julio de 2000–, y esta ha durado más de ocho, envueltos además en un clima de tensión que comenzó con su propio origen, porque los estatutos del partido no recogen en ningún apartado la figura de la gestora a nivel federal y los afines a Sánchez defendían que tras su dimisión era la anterior Ejecutiva la que tenía que encargarse de organizar el congreso, tesis que fue derrotada en el Comité Federal.

Después vinieron otras polémicas, relacionadas con cuestiones como la línea de oposición que marcó al grupo parlamentario, la revisión del protocolo con el PSC, el retraso en la convocatoria del Congreso Federal, la elaboración de la ponencia del cónclave, el manejo del censo de las primarias y su oposición al crowdfunding con el que Sánchez financió las primeras actividades de la candidatura que le llevó a recuperar el mando de Ferraz. En resumen, la gestora ha estado sometida a la constante crítica, especialmente de los sanchistas, que consideraron que actuaba sistemáticamente en beneficio de Susana Díaz.

La abstención y los pactos con el PP

La decisión más dura adoptada durante el mandato de la gestora fue, sin duda, la abstención en la investidura de Rajoy. Sánchez cayó el 1 de octubre, y 22 días después el Comité Federal decidió virar del no es no a dejar gobernar al líder del PP. Algunos diputados, 15 de 84, desobedecieron, y la dirección interina les impuso la máxima sanción económica contemplada por el reglamento del grupo, 600 euros. También castigó a los díscolos con la pérdida de sus puestos en comisiones parlamentarias, represalias que se extendieron a otros sanchistas.

Después llegaron muchos otros pactos con el PP, que los afines a Sánchez y López criticaron por cuanto entendían que derechizaban la imagen del partido y le impedían presentarse con credibilidad como alternativa a los conservadores. Mientras, Ferraz defendía su oposición útil y la capacidad de los 84 diputados socialistas de condicionar las políticas del Gobierno, con logros como la subida de un 8% del salario mínimo interprofesional. PP y PSOE pactaron en estos meses cuestiones como el objetivo de déficit, el mecanismo de devolución de las cláusulas suelo, el bono social eléctrico o la renovación de cuatro miembros del Constitucional.

Tensiones con el PSC y los 'sanchistas'

La decisión de abstenerse suscitó, además, una derivada inesperada: la revisión de las relaciones con el PSC, cuyos siete diputados desoyeron al Comité Federal y acataron el mandato del máximo órgano entre congresos del partido catalán, el Consell Nacional, que les ordenó votar no. Esa disonancia entre Ferraz y Nicaragua abrió una crisis que a punto estuvo de costar a los militantes catalanes su derecho a votar en las primarias, aunque todo se saldó finalmente con un nuevo pacto para que a partir de ahora obedezca siempre al PSOE a la hora de votar en la investidura de un presidente del Gobierno y con la depuración del censo del PSC.

Otras polémicas con el censo tuvieron que ver, por ejemplo, con la negativa de la gestora a habilitar el voto por internet o con altas y bajas irregulares denunciadas, especialmente, por el equipo de Sánchez. La candidatura del hoy secretario general también mantuvo fuertes tensiones con Ferraz con motivo del crowdfunding que puso en marcha para financiar sus actividades de campaña: la gestora rechazó ese método y exigió que todas las donaciones se canalizaran a través de cuentas corrientes de titularidad compartida entre las candidaturas y el partido. Tras días de tira y afloja, los sanchistas acabaron por plegarse a ese sistema.

"Somos la izquierda", lema del Congreso Federal del PSOE

"Somos la izquierda", lema del Congreso Federal del PSOE

Polémica por el calendario y la ponencia

Finalmente, la gestora recibió constantes críticas por por su manejo de los tiempos. Afines a Pedro Sánchez y Patxi López consideraron que Ferraz retrasaba el congreso para beneficiar a Susana Díaz. Sanchistas y patxistas se quejaron del calendario ya en febrero, cuando el PP, Podemos y Ciudadanos celebraron sus respectivos cónclaves, mientras el PSOE, sumido en una gran crisis interna, lo aplazaba sine die y se convertía en un partido sin rostro visible mientras avanzaban los primeros compases de la legislatura.

Javier Fernández, por su parte, replicó que la clave no era cerrar la crisis "deprisa" sino "bien", y que era necesario dejar pasar tiempo para que los ánimos se calmaran y se elaborara el nuevo proyecto del partido. Pero ese debate de ideas tampoco convenció: primero se barajó celebrar una gran conferencia política, y después esa idea decayó y se encargó la redacción de la ponencia a Eduardo Madina y José Carlos Díez, ambos afines a Susana Díaz, lo que nuevamente suscitó críticas de los contrarios a la andaluza, que acusaron a Ferraz de encargar una ponencia "de parte".

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