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La agenda de la contracumbre del G20

Manifestación en Hamburgo (Alemania) contra la cumbre del G20.

Los líderes del G20, la veintena de economías más industrializadas del mundo, se reunirán este viernes y sábado en Hamburgo (Alemania) en la que se espera que sea una de las cumbres más tensas de los últimos años tras el giro radical en materia económica y política de EEUU. Bajo el lema "Forjar un mundo interconectado", los jefes de Estado y Gobierno de los países que forman parte del foro económico, al que también acudirán como invitados representantes del FMI, la OCDE o el Banco Mundial, debatirán a puerta cerrada sobre terrorismo internacional, crecimiento global, cooperación con África, desarrollo sostenible, energía, sanidad, calidad del empleo, digitalización, papel de la mujer, libre comercio y clima.

Será en los dos últimos temas en los que se espera que se produzca la confrontación más dura entre la Unión Europea y el presidente estadounidense, Donald Trump. Desde que llegó a la Casa Blanca, el mandatario norteamericano no ha soltado la bandera proteccionista que agarró durante toda la carrera presidencial, amenazando con aranceles a la importación de acero y aluminio a varios países y dejando en stand by el TTIP, el tratado que Bruselas esperaba convertir en la joya de su política comercial. Del mismo modo que tampoco ha dejado de lado su manifiesto negacionismo del cambio climático, tomando la decisión de sacar a EEUU del Acuerdo de París, algo que el resto de partes considera "innegociable".

El G20 de las "alternativas"

Una reunión y agenda oficial, marcada por la anfitriona Alemania, que no representa a decenas de colectivos de medio mundo. Por ello, más de 70 organizaciones de 20 países decidieron celebrar durante los dos días previos a la cita de líderes mundiales su propia cumbre, la Global Solidarity Summit, en el centro cultural Kampnagel de Hamburgo. Un foro de discusión, que se movió entre el debate y la protesta social, en el que políticos, científicos y activistas discutieron en 12 paneles y más de 70 talleres las "alternativas" posibles al "sistema que potencia la desigualdad" defendido por el G20.

"El objetivo es coordinarnos a nivel global", señala en conversación con infoLibre desde la ciudad germana Cuca Hernández, miembro de Attac España, uno de los colectivos presentes en el foro. La activista asevera que el conocido como Grupo de los Veinte "sigue ignorando a los ciudadanos" y afirma que es necesario encontrar "alternativas" ante un neoliberalismo que "ha fracasado". "No nos pueden seguir vendiendo que las soluciones se basan en más inversión y más crecimiento", dice Hernández, que añade que es necesario un crecimiento "desde abajo, desde las comunidades".

En la misma línea se posiciona Manuel Pérez-Rocha, investigador del Institute for Policy Studies. El mexicano, asistente a la "contracumbre", detalla a este diario que los colectivos reunidos en la ciudad germana están planteando que la "disyuntiva entre libre comercio y proteccionismo" es "falsa". "Es necesario seguir impulsando caminos alternativos ante la errónea dicotomía entre el desgastado modelo neoliberal y el proteccionismo nacionalista que están imponiendo nuevos gobiernos, principalmente el de Trump", sostiene, exigiendo a renglón seguido un "modelo alternativo" que no se base "en el poder y los intereses de las grandes corporaciones militares, financieras o petroleras".

Coincide con ellos Luciana Ghiotto, activista de Attac Argentina, que asevera que la postura central ha sido plantear que la cumbre de líderes es "ilegítima" porque no es "multilateral". Y se explica: "Los países más chicos no están representados en ese espacio, a pesar de que en ese foro se marcan las líneas políticas y económicas que va a seguir el mundo en los próximos años". En concreto, el G20 está compuesto por Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Francia, Alemania, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Rusia, Arabia Saudí, Sudáfrica, Corea del Sur, Turquía, Reino Unido, EEUU, la UE como bloque comercial y España como "invitado permanente".

La "contracumbre"

La contracumbre, financiada por la Norddeutsche Stiftung für Umwelt und Entwicklung –una fundación ambiental alemana–, fue abierta el pasado miércoles por la filósofa india y Premio Nobel Alternativo en 1993, Vandana Shiva, que definió a los países del G20 como "auxiliares" de los poderes económicos. Tras el discurso de apertura, comenzaron dos intensos días de debate a través de más de una decena de paneles y más de 70 talleres. "Los primeros son mesas redondas, donde la participación del público es más limitada. Los segundos están más orientados al debate y al trabajo", explica a infoLibre la diputada de En Comú Podem Sònia Ferrá, que ha participado en alguno de ellos.

Cuarenta y ocho horas en las que se ha analizado el fracaso del neoliberalismo; el incremento de la brecha entre ricos y pobres; el libre comercio y los tratados de nueva generación –TTIP, CETA, TiSA, TLC–; la restricción de los derechos laborales y el papel de los sindicatos; la militarización de las relaciones internacionales y la escalada de tensión entre países; el cambio climático y el aumento de gases de efecto invernadero; el racismo y el cierre de las fronteras ante la llegada masiva de refugiados; la necesidad de confrontar el ascenso exponencial de la extrema derecha; o la privatización de los servicios públicos.

Según explican los activistas consultados, se ha incidido mucho en la "importancia de retomar e implementar los Acuerdos de París", la necesidad de "democratizar los espacios públicos" y los efectos que pueden ir de la mano de los nuevos acuerdos comerciales que se están sellando, unos tratados que, insiste Ghiotto, "avalan a los inversionistas para demandar a los Estados". Pero también, recuerda Hernández, se ha prestado mucha atención a las "experiencias municipales" de recuperación de servicios públicos. Unos procesos remunicipalizadores que, tal y como documentó el Transnational Institute en su último informe, se han asentado en medio mundo. En este sentido, Ferrá se ha encargado de explicar el caso de Barcelona.

La importancia de la presión social

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Sin embargo, los asistentes a la cumbre alternativa no han viajado hasta Hamburgo sólo para quedarse sentados en las butacas del centro cultural Kampnagel. También han querido llevar su descontento a las calles de la ciudad germana a través de multitudinarias manifestaciones. "Hay mucha movilización", cuenta la activista de Attac Argentina. Protestas que, para Pérez-Rocha, son fundamentales. "Nosotros planteamos que es necesario tanto incidir dentro de los espacios políticos, con propuestas concretas y alternativas, como ejercer presión social", asevera el investigador del Institute for Policy Studies.

Una oleada de marchas que arrancó el pasado domingo y que sólo desde ayer ya ha sacado a la calle a casi 20.000 personas, según los organizadores –las fuerzas de seguridad rebajan la asistencia a 7.000–. La última, celebrada este jueves bajo el lema "Bienvenidos al infierno" y convocada por grupos anticapitalistas, terminó con enfrentamientos entre manifestantes y la Policía, que ha utilizado gases lacrimógenos y cañones de agua. Agua a presión que también emplearon el pasado martes contra aquellos que intentaban pasar la noche en una acampada que las autoridades de la ciudad habían autorizado sólo como punto de concentración diurno.

Aunque Pérez-Rocha asegura que las protestas, hasta el momento, han sido "pacíficas", lo cierto es que Hamburgo, la ciudad natal de la canciller alemana, se ha convertido en un auténtico fortín en el que se han establecido zonas de seguridad e, incluso, un centro de detención provisional para 400 personas. "Policías fuertemente armados patrullan las calles apoyados por aviones no tripulados y la última tecnología de vigilancia", describía en un artículo en The Guardian el filósofo croata Srećko Horvat, cofundador, junto a Yanis Varoufakis, de DiEM25, movimiento paneuropeo que también participó en la Global Solidarity Summit. En total, más de 20.000 efectivos de la policía desplegados durante la cumbre del G20.

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