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Herencia legítima

Luis González Iglesias

Hace unas semanas se exhumó el cadáver de Salvador Dalí, ordenado por un Juzgado, tras la demanda de paternidad presentada por una señora que cree que puede ser su hija. La paz eterna del genial y excéntrico pintor se ha interrumpido por el afán de protagonismo o el interés de esta persona. La misma que ya demandó sin éxito a Javier Cercas al entender que el escritor se había basado en su persona para dar vida a un personaje de su novela Soldados de Salamina. Y que parece que ya había intentado en dos ocasiones anteriores la prueba de paternidad utilizando restos biológicos del pintor.

Nada que objetar a los intentos de la demandante, seguramente que el Juzgado que ha autorizado la extracción de restos del pintor tendrá pruebas para llegar al convencimiento de que pudiese llevar razón.

También es bueno recordar que Dalí no tuvo hijos y que a su muerte declaró heredero universal de sus bienes al Estado español y que esa herencia seguramente está valorada en miles de millones de euros por lo que, si se declarase a la demandante hija del pintor, el Estado la tendría que indemnizar con una buena suma de dinero, pues nuestra legislación establece que una parte de la herencia será forzosamente para los hijos, lo que conocemos familiarmente por "la legítima".

Me parece que este caso ilustra muy bien el sinsentido de la ley en este terreno. La herencia legítima e indisponible a favor de los hijos sin duda tiene su origen en tiempos remotos en los que se trataba de preservar los bienes y el poder de las familias, pero entiendo que hoy eso debería estar superado. De no existir esa exigencia nada va a evitar que el padre deje todos sus bienes a sus hijos queridos. Pero sí que se los tenga que dejar a quienes no quiere por la razón que sea. O que le tenga que dejar la tercera parte de los bienes a todos los hijos por igual. Hoy eso no tiene sentido.

Pensemos en una herencia multimillonaria, como la de Bill Gates. En España tendría que dejar forzosamente a sus hijos una parte muy importante. Sin embargo, él ya ha dicho que a sus hijos les dejará una parte pequeña de sus bienes, con lo que ya serán millonarios, pero el resto lo legará a instituciones que están haciendo mucho bien a mucha gente.

Creo que se debería reformar esta parte del derecho derogando esa institución de la herencia legítima en favor de los hijos. Dalí descansaría tranquilo porque su voluntad no iba a poder ser contrariada por nadie, pero ningún hijo se quedaría sin la herencia de sus padres queridos. _____________

Luis González Iglesias es socio de infoLibre

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