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Vacaciones de serie

'Insecure': ¿el Hollywood que viene?

La actriz y guionista Issa Rae en su serie 'Insecure'.

Issa Rae no quería escribir una historia sobre "la lucha" ni "la dramática carga de ser negro". Eso aseguraba en una entrevista la cocreadora —junto a Larry Wilmore— de Insecure, serie emitida por HBO que estrenó el 23 de julio su segunda temporada. Pero Rae —en realidad, Jo-Issa Rae Diop— es hija de un doctor senegalés y de una profesora de Luisiana. Para ella, como para tantos otros, el compromiso ni siquiera es una elección, sino más bien algo que se le ha venido encima. El resultado es que Insecure, que valió a la actriz y dramaturga una nominación a los Globos de Oro, acaba siendo una serie política incluso cuando no lo pretendía en absoluto. 

El programa tiene una premisa sencilla: Issa (la propia Rae) y Molly (Yvonne Orji) son dos amiguísimas afroamericanas de clase media que trabajan en Los Ángeles. La segunda escala puestos en un bufete de abogados mayoritariamente blanco, y la primera es la única trabajadora negra de una ONG que se dedica, precisamente, a dar asistencia a los niños de los barrios más pobres. La relación de esta con Lawrence (Jay Ellis), que sueña con lanzar la próxima app revolucionaria desde el sofá de su casa, marcará igualmente el desarrollo de la serie. 

Insecure nace a partir de Awkward black girl —que se podría traducir por Chica negra torpe— la webserie desarrollada por Rae desde 2011. Después de una de las múltiples sesiones de networking a las que le obligaba su decisión de crear una serie, la introvertida que dice ser Rae llegó exhausta a su casa. Allí, mientras garabateaba en su diario, escribió unas palabras: "Soy torpe. Y negra". No se identificaba ni con los retratos estereotípicos de la feminidad negra que las convierte en figuras maternales casi míticas, ni con los que las representan como poderosas diosas de ébano, ni con los que hacen de ellas personajes afilados e incendiarios capaces de sobrevivir a cualquier pelea callejera. Ella es torpe, tímida, no tiene problemas con su negritud, no viene del Bronx ni ningún barrio retratado de manera similar por los medios y tampoco es inmensamente rica. "¿Cómo de difícil es hacer un retrato en tres dimensiones de una mujer negra en televisión o en el cine?", se preguntaba. "Estoy rodeada de ellas. Son mis amigas. Hablo con ellas todos los días. ¿Cómo es posible que Hollywood no nos reconozca?". 

Resulta que a ella empieza a reconocerla. Pero, pese a series como Dear white people, la británica Chewing gum o la influencia de la todopoderosa productora Shonda Rhimes, las mujeres negras siguen estando infrarrepresentadas en la ficción estadounidense. Si en 2016 solo el 29% de los personajes protagonistas de Hollywood eran mujeres, solo el 14% de estas eran mujeres negras, según cifras de la Asociación Women and Hollywood. Así que es probable que cualquier serie protagonizada por una mujer negra, incluso si no tiene el propósito de centrarse en el género y la raza, acaba siendo interpretada como una reflexión sobre esos aspectos. Y, no en vano, Insecure tiene como escenario el Sur de California, hogar de las estrellas. 

​​​​Issa Rae ha decidido aceptar ese hecho en su segunda temporada, añadiendo en los cuatro capítulos emitidos hasta ahora varias tramas que enlazan directamente con esas inquietudes. En una de ellas, Issa y una de sus compañeras tratan de desarrollar el programa de la ONG en un colegio que solía ser de mayoría negra y que ahora acoge también a un gran número de latinos. El director, afroamericano, consigue que participen en él solo chicos negros, mientras que prohíbe a los segundos hablar español y profiere comentarios racistas sobre los "carne de taco". En otra, Molly averigua que uno de sus compañeros, un chico blanco mucho menos talentoso que ella, gana sustancialmente más. ¿Es por ser mujer? ¿Es por ser negra? ¿O es por ser mujer y negra? "Estas son preguntas que tenemos que hacernos a nosotras mismas continuamente, como minorías, dobles minorías o triples minorías", aseguraba Rae en una entrevista para The Guardian

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La cocreadora admite haber sido influenciada tanto por comedias de situación blancas, tipo Seinfield, como por el boom de las comedias negras de los noventa, que llegó a España con títulos como Cosas de casa. Su humor bebe solo en parte de la crudeza de comedias muy físicas como Broad city o Chewing gum, que con frecuencia encuentran sus gags en las drogas, el sexo, la vergüenza ajena ante un cuerpo que no se comporta como debería. Esto se hace evidente, sobre todo, en el curioso método de monólogo interior que ha encontrado Rae: Issa deja salir sus sentimientos y opiniones jamás expresados en parrafadas de un hip hop de dudosa calidadhip hop aunque hilarante que suele soltar frente al espejo. De ahí viene la línea más conocida de la serie, el estribillo de una canción que, esta vez sí, improvisa en público y que reza "Broken pussy" (literalmente, "Coño roto"). Se refiere a los genitales de su amiga, de los que sospecha un mal funcionamiento, puesto que no encuentra ningún chico que realmente le guste. 

Pero esa es solo una parte del cóctel de Insecure, más suave que las series mencionadas y con un tono que muchos comparan —salvando todas las distancias— con Girls, de Lena Dunham, y que no quedaría lejos de Master of none, comedia de Aziz Ansari. Issa Rae tira de sátira social cuando habla de la ONG en la que trabaja la protagonista o cuando retrata la estrechez de miras de los abogados con los que trabaja Molly. Pero se construye sobre premisas más convencionales: el hundimiento de la relación entre Lawrence e Issa, las altísimas aspiraciones tanto emocionales como laborales de Molly, la búsqueda de pareja en la era Tinder o el conjunto de tareas insignificantes y reiterativas que suelen conformar la vida adulta. Todo esto ha sido mayoritariamente representado como algo exclusivamente blanco. Ya no. 

 

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