Genocidio
340.000 rohinyá, más de la mitad de los que huyen hacia Bangladés, son niños
Cerca de 340.000 niños rohinyá procedentes de Birmania han buscado refugio en el vecino Bangladés en las últimas semanas y viven actualmente en una situación desesperada en la que hacen falta agua y alimentos, pero también la atención psicológica y de salud que requieren así como la "esperanza" de que el futuro será mejor para ellos de lo que es su vida actualmente, ha alertado el Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef).
Según esta agencia de la ONU, de los casi 600.000 rohinyá que han escapado hacia Bangladés huyendo de la represión de las fuerzas de seguridad birmanas desde el pasado 25 de agosto, casi el 60% son niños. Cada día llegan entre 1.200 y 1.800 menores, algunos de ellos en solitario, y en los últimos días han arribado unos 10.000.
"Muchos niños rohinyá refugiados en Bangladés han presenciado en Birmania atrocidades que ningún niño debería ver nunca, y todos han sufrido pérdidas tremendas", ha destacado el director ejecutivo de Unicef, Anthony Lake, advirtiendo de que "estos niños necesitan urgentemente comida, agua potable, saneamiento, y vacunas que les protejan de las enfermedades que afloran en las emergencias".
"Pero también necesitan ayuda para superar todo lo que han sufrido ya. Necesitan educación. Necesitan terapia. Necesitan esperanza. Si no les proporcionamos todo esto ahora, ¿cómo crecerán y se convertirán en ciudadanos productivos para sus sociedades? Está crisis está robando su infancia. No debemos dejar que también robe su futuro", ha reclamado Lake.
Una generación rechazada
"Toda una generación de rohingya, y los niños tanto como cualquiera, se siente rechazada por el mundo", ha ilustrado por su parte, el representante de Unicef en Bangladés, Edouard Beigbeder, para quien "esto podría plantar las semillas de una futura enemistad y odio, a menos que actuemos ahora para ayudarles, especialmente a los jóvenes".
De acuerdo con el último informe de Unicef, Marginados y desesperados: Los niños refugiados rohinyá se enfrentan a un peligroso futuro, la mayoría de refugiados que han llegado a la región de Cox's Bazar, en Bangladés, vive en asentamientos improvisados que están superpoblados y en condiciones insalubres.
"Para empeorar aún más las cosas, por lo que sabemos, solo el 3% de los niños que llegan de Birmania están adecuadamente vacunados, ya sea contra el sarampión, la polio u otras importantes enfermedades infantiles", ha explicado la jefa de salud de Unicef en Bangladés, Maya Vadenent. "Tenemos que trabajar en prevención y estar alerta en caso de que se produzcan brotes", ha precisado.
Con el fin de tratar de evitar que esto ocurra, se procedió a inmunizar a 250.000 niños contra el sarampión y la rubeola, y los menores de 5 años recibieron vacunas contra la polio y suplemento de vitamina A. Igualmente, se ha llevado a cabo una vasta campaña en colaboración con la OMS y la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) entre otros para prevenir el riesgo de cólera que ha alcanzado a unas 565.000 personas.
A pesar de los esfuerzos de ayuda internacional, encabezados por el Gobierno de Bangladés, las necesidades esenciales de muchos niños no están cubiertas, ha denunciado Unicef.
Las llegadas continuadas hacen que las necesidades también sigan aumentando, al tiempo que al cruzar la frontera no acaban los "terribles peligros" a los que se enfrentan, entre ellos el ser víctimas de traficantes y otras personas que podrían explotarles y manipularles.
Los niños "viven al raso y hay escasez de comida, agua y saneamiento. Así, el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua es palpable", ha destacado Beigbeder.
Alto nivel de desnutrición y trauma
Además, en los campos de refugiados se han detectado niveles altos de desnutrición severa aguda, y faltan servicios prenatales para madres y bebés. "En base a los chequeos que hemos hecho, hasta el 6% de los niños recién llegados a los asentamientos espontáneos presentan desnutrición aguda severa", ha indicado Monira Parveen, responsable de nutrición de Unicef, resaltando que "es una cifra preocupantemente alta".
Según Unicef, también es necesario ampliar el apoyo a los niños traumatizados por la violencia. "De noche me despierto de repente porque veo los asesinatos y a las personas que fueron disparadas. Veo esas cosas de nuevo", cuenta Hossan, de 16 años. "Perdí a cuatro compañeros de clase y uno de mis profesores también fue asesinado", añade, mientras dibuja en detalle las casas ardiendo, los muertos en las calles y los helicópteros sobrevolando su aldea natal.
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Así las cosas, Unicef ha hecho un llamamiento para que se ponga fin a las atrocidades contra los civiles en el estado birmano de Rajine, de donde proceden los refugiados, y para que los actores humanitarios obtengan "acceso inmediato e ilimitado a todos los niños afectados por la violencia allí" ya que actualmente la agencia de la ONU no puede acceder a los menores que se encuentran en esta región birmana.
Igualmente, ha defendido la necesidad de una solución a largo plazo, que aborde la falta de Estado y la discriminación de la que son objeto los rohinyá en Birmania, tal y como recomienda la Comisión Consultiva del Estado de Rajine. Asimismo, ha respaldado la vuelta "segura, voluntaria y digna" de los refugiados a Birmania.
Ante la celebración el 23 de octubre de una conferencia internacional de donantes en Ginebra, Unicef ha instado a los donantes a que desembolsen fondos para contribuir al llamamiento por 76,1 millones de dólares (64,3 millones de euros) solicitados para atender a los niños afectados por esta crisis, tanto los refugiados como los de las comunidades de acogida vulnerables. Por ahora, la agencia de la ONU solo ha recibido el 7% de estos fondos.