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Carta a un catalanista convertido en independentista

Óscar López

Querido amigo catalanista:

A lo largo de los últimos años te he escuchado decir que no te comprendo ni tengo sensibilidad por tus sentimientos. Sinceramente creo que que no es así, pero hace demasiado tiempo que no hablamos a fondo ni existe la comprensión mutua para que el diálogo sea sincero.

Sé que piensas que la sentencia del Tribunal Constitucional en relación con el Estatuto de Cataluña que habías votado en referéndum después de ser aprobado por el Parlamento de Cataluña y el Congreso de los Diputados fue un desastre, agravado por la campaña de recogida de firmas que realizó el PP y que sirvió para despertar el anticatalanismo en el resto de España. Tienes razón.

Sé que piensas que el gobierno de Rajoy está asediado por la corrupción. Que no ha parado de recortar nuestro Estado social y que le ha faltado voluntad de entendimiento con Cataluña. También es cierto.

Pero la respuesta a ambas realidades no justifica en ningún caso que quieras romper conmigo. Tú sabes como yo que España es mucho más que su gobierno, aunque sea del PP. En todo caso, la solución será cambiar al gobierno de España y no romper con España.

Lo que más me preocupa es que tú no entiendas al resto de España.

Sabes que otros hemos tratado siempre de estrechar los lazos y deberías saber que a veces no fue fácil.

No fue fácil defender y aprobar dicho Estatuto con el clima instalado por la derecha. Seguramente tuvo un alto coste electoral para el gobierno socialista, pero lo hicimos.

Tampoco fue fácil defender vuestras políticas lingüísticas en el resto de España, pero lo hicimos.

No era fácil defender el traslado de los papeles del archivo de Salamanca con una campaña sucia alimentada por la derecha y ver tu cara en carteles en todas partes con la palabra traidor en la frente, pero también lo hicimos.

Ni siquiera es fácil defender la singularidad de una parte de España sin que eso alimente un agravio en el resto que lo entienda como una quiebra de la igualdad. Pero también lo hacemos y lo seguiremos haciendo.

Me gustaría que esa comprensión que reclamas la tengas tu también con quienes hemos defendido el catalanismo en el resto de España.

Sin embargo, debes saber que los que hemos defendido el catalanismo en el resto de España nunca defenderemos el independentismo y te voy a dar las razones.

Habíamos quedado en que el catalanismo era uno de los pilares de la España moderna. Una España plenamente democrática, abierta al mundo, culta, avanzada en derechos y libertades.

Habíamos quedado en que catalanismo significaba modernidad, prosperidad, cultura, emprendimiento, apertura y pluralidad.

Sabes como yo que independentismo y secesionismo significan lo contrario: pequeñez, estrechez de miras y egoísmo.

Estábamos hablando de una España europea y europeísta en una Europa cada vez más unida y vienes a hablarme ahora de levantar nuevas fronteras y trocear aún más la soberanía.

Habíamos conseguido viajar libremente por Europa y compartir una moneda y ahora me pides que hagamos un pasaporte nuevo.

El acuerdo era reconocer la pluralidad de España y ahora quieres negar la de Cataluña.

Estaba asumido que el catalanismo era progresista, aunque votara a la derecha, pero estás defendiendo la causa más reaccionaria que existe: el independentismo.

Estábamos hablando de solidaridad y estás hablando ahora de egoísmo.

Nuestra conversación era sobre el siglo XXI y vienes a hablarme ahora de siglos pasados.

Debes saber que el mismo convencimiento y energías que dediqué a defender el catalanismo lo voy a emplear en combatir el independentismo porque me parece lo contrario.

Tenemos que decirnos la verdad, basta de eufemismos y medias verdades. No me hables de derecho a decidir cuando quieres decir independencia. No me digas que España es un país represor e intolerante porque no lo acepto. No me digas que un trabajador o un parado de Barcelona tiene más en común con un millonario de Barcelona que con un trabajador de Jaén.

Deja de decir que os ha robado España porque no es cierto y sabes perfectamente quiénes son los ladrones, aquí y allí. Deja de extender que las porras de tu policía son progreso mientras que las del resto de España son represivas.

Debes saber que tu televisión pública manipula a favor del procés', como TVE lo hace a favor del PP.

Has llegado a tildar a Serrat de franquista tirando por tierra los símbolos más fuertes que teníamos de esa España democrática, tolerante, plural y moderna. Sólo te falta despotricar de los Juegos Olímpicos de Barcelona por imperialistas.

Nadie es más que nadie, cuenta Machado que escuchó decir a un paisano de Castilla, y yo me apunto a eso.

Sé que todo ha cambiado con la crisis de 2008, la aparición del 15-M, la reaparición del populismo…

Sé la presión que ejerce sobre ti el independentismo, el populismo y hasta el anarquismo. Sé que se ha instalado un clima donde los buenos catalanes son los independentistas.

Pero por mucho que se alimente el marco, éste no deja de ser falso.

No puedes decir a la gente lo que sabes que es mentira.

Sé que muchos catalanes piensan que la independencia iba a ser rápida y tranquila. Que tan pronto como se declarara se acabaría la pobreza en Cataluña y que ésta competiría con las primeras economías del mundo gracias a la llegada masiva de empresas. Que la Unión Europea no se podría permitir prescindir de una Cataluña que, por supuesto, seguiría formando parte de ella. Que todos los países, empezando por los más avanzados, saldrían a reconocer y abrazar  a la nueva República Catalana tan pronto como se declarara. Soy consciente de que muchos piensan que han votado en un referéndum válido el pasado 1 de octubre. Incluso soy consciente de que miles de catalanes piensan hoy que viven en una República independiente.

Se habla de posteridad, hablemos de la realidad. Todo lo anteriormente expuesto es falso, y lo sabes.

Nunca deberíamos haber llegado donde hemos llegado, pero hay que mirar hacia delante.

En esta ocasión no me dirijo a un anarquista, ni a un populista ni a un independentista de toda la vida, me dirijo a ti, catalanista.

Para que recapacites y recuerdes lo mucho y bueno construido juntos durante cuarenta años. Para que volvamos a hablar de cómo mejorar la realidad con un espíritu progresista en lugar de construir irresponsables y retrógradas quimeras.

No te hablo de inmovilismo, te pido que abandones el rupturismo para que vuelvas a la reforma.

No lo hubiéramos podido lograr sin ti, pero lo hicimos y lo hicimos juntos.

Si el precio para que los españoles hayamos vivido en paz los mejores cuarenta años de su historia es que seamos una monarquía parlamentaria que funciona como una República merece la pena.

Si el precio fue llamar al nuestro “modelo autonómico” para que funcionara de manera más descentralizada que el más descentralizados de un Estado federal, también merece la pena.

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Nuestro presente empieza a ser peor que nuestro pasado y yo te pido que empecemos a construir juntos ya un mejor futuro.

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Óscar López Agueda es senador por el PSOE

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