21D | Elecciones en Cataluña
Ciudadanos, PSC y PP: el bloque del 155 pelea por el "voto útil"
La noche del 21D, tras el recuento de los votos de las elecciones autonómicas no sólo se hablará de un partido ganador, sino del bloque ganador. Los catalanes decidirán si dan la mayoría a los independentistas o si apuestan por el llamado bloque constitucionalista. Una opción representada por Inés Arrimadas (Ciudadanos), Miquel Iceta (PSC) y Xavier García Albiol (PP).
Es donde los independentistas ven el punto débil de estas candidaturas, en ser los ejecutores del artículo 155 de la Constitución, donde los tres candidatos han intentado marcar las diferencias.
Pedro Sánchez (PSOE) y Albert Rivera (Ciudadanos) fueron de la mano de Mariano Rajoy a la hora de defender la aplicación del artículo 155 de la Constitución para devolver "la estabilidad y legalidad" a Cataluña. Aprobaron e influyeron en la hora de ruta del Gobierno que, en principio, tiene como meta la celebración de estas elecciones y que de ellas salga un Govern con plenos poderes. Pero ha sido a sus candidatos a quienes ha correspondido hacer un relato de la aplicación de esta herramienta ante los votantes.
Así, mientras Miquel Iceta, a quien el respaldo del PSOE al 155 le abrió un crisis en el PSC, ha derivado toda responsabilidad de la puesta en marcha de esta herramienta a Carles Puigdemont sin defenderlo de forma apasionada, PP y Cs sí han peleado por agitar esta bandera.
Los conservadores y la formación naranja han hecho una competición dialéctica para intentar demostrar quién estaba más convencido de la aplicación del 155 y quién lo defendió antes. Una batalla que ha provocado muchos roces entre el PP y su socio de investidura a nivel nacional y que ha multiplicado las veces en las que desde el partido de Gobierno se ha calificado a Rivera de "oportunista". No es ningún secreto que PP y Ciudadanos compiten por un sector del electorado muy similar y que, por mucho que Rajoy y los suyos plaguen sus discursos asegurando que ellos son el verdadero voto útil, los ciudadanos parecen no verlo así.
Eso es, al menos, lo que reflejan las encuestas. Según el sondeo del CIS, el 46% de los votantes del PP en las elecciones catalanas de septiembre de 2015 tiene decidido votar ahora a Cs. Así, si en 2015 fue la penúltima fuerza del Parlament con 11 diputados y el 8,5% de los sufragios, el PP se quedaría ahora con 7 escaños y el 5,8% de los votos.
Muy por delante del PP se ubican sus otros dos compañeros del bloque constitucionalista. Ciudadanos, que parte de 25 escaños, se convertiría en la primera fuerza en el Parlament con el 22,5% de los votos y 31 o 32 escaños. Y el PSC obtendría 21 sillones –cinco más que en los anteriores comicios–. La suma de los tres no resulta mayoría absoluta, por lo que tendrían que entrar nuevos actores políticos en juego y, con ello, las dinámicas de exclusión.
Pero estas elecciones no sólo se juegan en territorio catalán. Será imposible que no haya réplica en la esfera nacional. Entre otros asuntos porque cuestiones como los Presupuestos Generales del Estado para 2018 o la reforma de la financiación autonómica están en modo de espera a expensas de lo que ocurra este 21D.
En el partido del Gobierno ya admiten que la opción de Iceta como president sería "el mal menor", sobre todo por el miedo al efecto contagio que pudiese tener en las autonómicas y municipales de 2019 una victoria de Arrimadas.
A continuación, infoLibre repasa las claves de campaña de los partidos bautizados como constitucionalistas.
CIUDADANOS
Para preocupación de sus rivales, el partido naranja es el que mejor parado sale en las encuestas. Un éxito que será sometido a la prueba de la verdad este viernes en la cita con las urnas. Y que sus competidores achacan a que no ha sufrido nunca el desgaste de haber tomado decisiones de Gobierno y a su agilidad a la hora de atribuirse méritos ajenos como, por ejemplo, el de la aplicación del artículo 155. Si salen las cuentas, Ciudadanos no sólo tiene en sus manos la posibilidad de ser clave a la hora de plantar cara al independentismo en Cataluña, sino también de lograr un importante impulso de cara a las citas electorales de los próximos años.
En la formación liderada por Albert Rivera se ven con posibilidades de dejar de ser el principal partido de la oposición para ser el partido de Gobierno. De vencer al nacionalismo. Por este motivo, la campaña de Inés Arrimadas ha estado destinada, además de a cargar contra los nacionalistas, a dibujarse como la única formación del llamado bloque constitucionalista capaz de ofrecer una alternativa al separatismo. El mensaje ha sido claro, sin medias tintas. Hay dos opciones posibles: Inés Arrimadas o el independentismo.
Así, el enemigo a batir para Ciudadanos ha sido el candidato de los socialistas. Arrimadas ha acusado a Iceta de intentar imitar a los partidos nacionalistas y de hacer guiños a los votantes que simpatizan con ellos.
"No funciona copiar a los partidos nacionalistas, sino que hay que ganarles en las urnas", sentenció la candidata después de que el grupo socialista en el Ayuntamiento de Girona apoyase abordar un cambio de nombre de la plaza de la Constitución por el de 1 de Octubre.
Arrimadas, por su parte, también ha tenido algún que otro patinazo. El principal: desconocer la tasa de paro de Cataluña. Es algo que, según quedó demostrado en Salvados, comparte con la secretaria general de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Marta Rovira.
En materia de pactos postelectorales, la candidata de Cs se ha dedicado a pedir "responsabilidad" a PSC y al Partido Popular para "sumar" un nuevo gobierno transversal. Tampoco ha desaprovechado la ocasión de intentar desgastar al PSC en este capítulo. "Muchos votantes socialistas no entienden cómo Iceta ha vetado a Ciudadanos, pero ha prometido el indulto para Junqueras", dijo recientemente refiriéndose a la propuesta de Miquel Iceta de indultar a los excargos del Govern encarcelados por su papel en el procés.
"Esperamos que los socialistas estén al lado de Cs en un gobierno alternativo y no intenten que Iceta sea presidente a toda costa", añadió.
En el último de los debates televisados, el de TV3, la candidata dijo apostar por un "Govern constitucionalista lo más transversal posible" –en referencia implícita a un posible pacto con el PP y PSC– pidiendo el voto para tener suficiente fuerza y no necesitar una abstención de CatECP.
Al igual que el PP, Ciudadanos también ha insistido en campaña en el daño económico que el procés ha hecho a Cataluña y, por extensión, a España. Como los conservadores, llevan en el programa un plan de choque "para el retorno de las empresas que se han ido de Cataluña por culpa del separatismo". Este plan, señalan, pasa por un "ambicioso programa de incentivos fiscales, financieros y administrativos logrará restablecer la seguridad jurídica y la confianza en la economía catalana".
PARTIDO SOCIALISTA
En marzo de 2009, el socialista Patxi López logró hacerse con la Presidencia del País Vasco aparcando años de gobiernos nacionalistas. Ahora, en círculos políticos se cree que la operación podría reeditarse a la catalana con Miquel Iceta. Que las urnas le van a dar mejores resultados que las encuestas y que, con él al frente del Govern se va a iniciar una nueva etapa.
El propio Iceta, antes de comenzar la campaña, ya se veía como el candidato mejor ubicado de todos para ser investido. "Presidente de la Generalitat será quien obtenga mayoría en el Parlament y yo creo que estoy en mejor condiciones que otros" para conseguirlo. "El PSC es el que tiene mas posibilidades de tejer complicidades" porque, recordó "las abstenciones también cuentan, particularmente en la segunda" votación de investidura. Este mensaje, unido al de que los votos del PSC no harán presidente a ningún independentista, le ha acompañado en la mayor parte de actos públicos.
Este mismo martes, dijo que aspiraba a ser investido presidente de la Generalitat con el apoyo o la abstención de Cs, el PP y los 'comuns'. "Soy la persona mejor preparada. Quiero una investidura transversal que reciba el apoyo de los 'comuns', Cs, el PP y mi grupo", precisó en un desayuno-coloquio organizado por Primera Plana, recogido por Europa Press.
Si nada cambia, el PSC no colaborará a la hora de hacer a Inés Arrimadas presidenta. Para Iceta, la candidata de Ciudadanos no encarna la transversalidad y el espíritu reconciliador que necesita el nuevo Govern. "No creo en una investidura acordada entre PP, Cs y el PSC porque los números no dan y porque no responde a la transversalidad del país", añadió. En privado, el PP también prefiere a Iceta como president antes que a la candidata de Ciudadanos.
Así, Iceta se dibuja como la mejor de las tres opciones que, a su juicio, se presentarán una vez escrutados los resultados: que haya un presidente independentista con mayoría o con ayuda de los 'comuns', que él sea presidente o que se repitan elecciones. Una posibilidad, esta última, que llevaría a seguir prolongando la aplicación del artículo 155 de la Constitución puesto que no dejará de estar en vigor hasta que haya un nuevo Govern.
Una vez que hay un nuevo equipo al frente de la Generalitat, Iceta considera prioritario "establecer una agenda de negociación con el Gobierno de España". Su programa electoral señala entre sus objetivos la necesidad de "superar la anomalía que supuso la sentencia del TC sobre el Estatuto del año 2010". Para los socialistas catalanes, una vía de reparar la quiebra que provocó este fallo electoral sería "una reforma constitucional federal inclusiva, un acuerdo para conseguir que Cataluña se sienta tratada con justicia y resolver problemas concretos a partir de fórmulas federales de relación y colaboración".
La reforma constitucional que el PSC se compromete a defender si Iceta se convierte en presidente pretende "la transformación del Estado de las Autonomías en un Estado federal" de "carácter plurinacional" que reconozca a "Cataluña como nación".
Para intentar abordar esta reforma, el líder de los socialistas y Rajoy acordaron la puesta en marcha de una comisión sobre el modelo territorial en el Congreso de los Diputados. En seis meses desde su puesta en marcha debería abrirse otro órgano parlamentario para debatir sobre una reforma de la Carta Magna. Una opción que, a día de hoy, los conservadores han enfriado.
La principal polémica de las últimas semanas de Iceta, que ha contado en campaña con el apoyo de Sánchez y del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, tiene que ver con el futuro de los líderes independentistas encarcelados: indultarlos. Días después diría que su propuesta era prematura. Pero para este momento ya había dado munición a sus adversarios políticos, sobre todo a Ciudadanos, y había irritado a sectores del Partido Socialista.
Partido popular
"El voto al PP es útil y necesario porque garantiza el cambio político. Sirve para defender la unidad de España, la Constitución Española y los derechos de todos". Así defendía hace tres días el presidente del Gobierno y del Partido Popular el voto a su partido. La presencia de Mariano Rajoy en la recta final de esta campaña, protagonizando mítines los tres últimos días, fue decidida por la dirección nacional de los conservadores la pasada semana. Tras analizar encuestas que ponen al PP catalán ante su peor resultado en los últimos 29 años y la evolución del voto a Ciudadanos, se consideró que el presidente podía ser de ayuda a la hora de convencer al más del 20% de los catalanes que a pocos días de los comicios se declaraban indecisos.
Para el PP, la aplicación del 155 y el hecho de que en Cataluña se haya instalado la "normalidad" es un plus, un elemento del que sacar pecho. Es en este contexto en el que se entiende la presencia de Rajoy como máximo responsable, como cabeza visible. "Un valor seguro, previsible. Todo lo contrario a los experimentos", defienden en Génova. Aunque también se debe al perfil del candidato del PPC. Sus propios compañeros le definen como un político capaz de aglutinar el voto del elector del PP "de toda la vida". Pero con menos atractivo para nuevos votantes o de perfil más moderado, sector en el que le gana Inés Arrimadas.
En clave interna, a Rajoy le puede generar más de un dolor de cabeza haberse implicado de forma significativa en Cataluña. En el PP no hay un sector crítico visible, como sí ocurría en la etapa de Esperanza Aguirre, pero si el ascenso de Ciudadanos es como el que describen las encuestas podría empezar a cundir el nerviosismo entre cargos municipales y autonómicos.
En la recta final de esta campaña que el PP concibió bajo el eslogan de "España es la solución", los conservadores se volcaron en destacar que la cita ante las urnas es "decisiva".
En un intento de arañar votos de Ciudadanos, se ha subrayado que por la Ley D´Hondt el último escaño en tres provincias se lo están jugando el PP, la CUP o ERC. Está por ver si, una vez analizados los resultados, se deduce que caló el mensaje. "El voto al PP no falla nunca. Es un voto a favor de la concordia y de los derechos de todos", puede leerse en el último argumentario de la formación.
Un de los puntos estrella del programa de García Albiol tiene que ver con poner en marcha medidas para la vuelta de las empresas que cambiaron sus sedes con motivo del 1-O, "Aprobaremos un plan de choque para incentivar nuestro tejido empresarial. Lo haremos con un triple objetivo: que todas las empresas que han abandonado Cataluña vuelvan cuanto antes; que nuevas empresas instalen sus negocios en nuestra región; y que crezca el tamaño y la capacidad de internacionalización de las que se han quedado", refleja la oferta electoral del PPC.
Desde el primer momento, la candidatura de Albiol destacó que iban a huir del cuerpo a cuerpo con el PSC y Cs porque su principal objetivo era la suma de las fuerzas constitucionalistas. En todo caso, el partido sí ha hecho hincapié en que no es lo mismo votar a Ciudadanos o a los socialistas que al PP. De Ciudadanos recuerdan que "ahora" se presentan como federalistas y que no apoyaron el 155 hasta no ver "que tenía el apoyo mayoritario de la población". Al PSOE le presentan como el partido que "quiso pactar con Pablo Iglesias para apartar a Rajoy cuando ganó las elecciones".
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Además, han puesto en valor que ellos, en el PP, son la única fuerza que ha dejado claro desde el inicio de campaña cómo actuarán tras el 21D: apoyando solo opciones constitucionalistas. Los conservadores son conscientes de que Ciudadanos y el PSC, por sus resultados, van a tener que retratarse en las próximas semanas sobre las posibles alianzas.
Dos de los momentos más polémicos de la campaña tienen como protagonistas a Xavier García y Albiol, de un lado, y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, de otro. El candidato arrancó la campaña al grito de "A por ellos", una expresión que incluso dentro del PP vieron poco afortunada si se tiene en cuenta, además, que es el cántico con el que fueron despedidos los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado destinados a Cataluña para el dispositivo del 1O.
Mientras, Santamaría, una de las piezas claves del Gobierno central en Cataluña, indignó al bloque independentista. "¿Quién ha hecho que hoy por hoy ERC, Junts per Catalunya y el resto de independentistas no tengan líderes porque están descabezados? Mariano Rajoy y el PP", dijo en un acto en Girona el pasado sábado. Los aludidos sostienen que es una prueba muy gráfica de que en España no existe la separación de poderes.