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Diario de a bordo

El corazón de una ballena azul es del tamaño de un gorila africano

Carlos y Javier Bardem.

Carlos Bardem | Javier Bardem

“Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de completa oscuridad. Peligro constante. No se asegura retorno con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito". El explorador británico Ernest Shackleton publicó este anuncio en prensa en 1914. Fueron miles los que acudieron a tan extraño y poco esperanzador llamado. De ellos eligió a 26. Juntos escribieron la última gran gesta de la exploración terrestre, la conquista de la Antártida.

No, nosotros no somos locos y desde luego ni mi hermano Javier ni yo arriesgamos la vida. No luchamos  por plantar la bandera de un reino, por adelantarnos a otros en una carrera de exploración y conquista. Y desde luego viajamos en condiciones muchísimo más seguras y cómodas. Pero insisto, lo principal es que nuestro llamado, el llamado de Greenpeace es otro muy distinto. Veamos cómo podría ser nuestro anuncio:

“Se buscan mujeres y hombres para un viaje apasionante. No hay sueldo y sentiréis frío por la indiferencia de otros. Largos meses de compromiso. Peligro constante de no ser escuchados. No se asegura retorno con éxito. Honor y orgullo infinitos en caso de triunfar”. A diferencia del bueno de Shackleton, a nosotros no nos sirve una tripulación de 26. Ni a vosotros. Todos necesitamos levantar en este viaje a miles, a cientos de miles, a millones de personas en el planeta, unidos por una causa muy concreta: conseguir que en octubre de 2018 más de 50 gobiernos sientan que los estamos mirando, que sientan la presión de millones de firmas a la hora de decidir si crean o no la mayor zona protegida del planeta en el océano Antártico, en el mar de Weddell. Como os digo, será una lucha larga, habrá reveses, rechazos que probarán nuestra decisión por conseguirlo. Pero en la campaña #savethearctic se consiguieron 8,6 millones de firmas y sirvieronsavethearctic. Ya lo creo que sirvieron y consiguieron cosas.

 

El Arctic Sunrise, en Punta Arenas, en Chile. GREENPEACE

Sé que, afortunadamente, somos muchos los ya convencidos por la causa del planeta. Pero no es suficiente. Por eso hoy nos embarcamos Javier, el documentalista Álvaro Longoria y yo en el Arctic Sunrise, un rompehielos de Greenpeace surto en la isla King George, en ese mar de Weddell a proteger. Una extensión de mar, de vida, casa de 9.000 especies, que tiene casi cuatro veces el tamaño de España y que no deja de ser un rincón de un océano enorme. Ya sé que hay gente que aún se congratula de poder ir en camiseta en diciembre, de que no llueva lo que o cuando debería, que piensa que eso del cambio climático es, como poco, una exageración de ecologistas radicales y exaltados. A veces, donde el didactismo no alcanza o fatiga, es la belleza la que tiene que hablar directamente a los corazones, conmover, mover, incitar a la acción. Conmocionar ante la posibilidad de perder algo único y luchar para evitarlo.

En estos días, intentaremos haceros llegar la belleza absoluta, distinta, de un ecosistema frágil, amenazado como casi todos, pero crítico por tener una función primordial en el clima de todo el planeta, de una importancia vital en hacer habitables ciudades, regiones y países que están a miles de kilómetros de aquí. Las nuestras. Las tuyas. Un ecosistema que no es de nadie porque es de todos. Que tenemos la obligación de proteger y legar a generaciones futuras. No somos científicos ni especialistas, lo veremos todo con ojos profanos que son los de la mayoría y así intentaremos compartirlo con vosotros. Animaos a enrolaros en la campaña internacional de Greenpeace para conseguir un Santuario Antártico. Firmando en protecttheantarctic.org, contribuyendo como podáis o queráis, animando a otros a hacerlo.

 

Colonia de pingüinos fotografiados en la expedición de Greenpeace.

Os contaremos lo que hagamos y veamos, sobre el hielo, en la superficie del mar o bajo ella. Habrá hielo, glaciares, mares legendarios, focas, pingüinos, cetáceos, navegación en un rompehielos e inmersión en mini submarinos. Os hablaremos de la gente que arriesga seguridad, tiempo, familia e incluso, a veces, la integridad física o la libertad a bordo de los barcos de Greenpeace por defender la casa de todos, el planeta y sus mares. No somos exploradores victorianos, no buscamos plantar la bandera de un rey o un país en el gran desierto blanco. Buscamos que, entre todos, plantemos la única bandera posible, la de la humanidad. La de la humanidad unida para conseguir algo razonable, bello, indispensable, algo que legar con orgullo a los que vengan después.

#SantuarioAntártico: ¿Por qué el océano Antártico? ¿Qué nos estamos jugando aquí?

El animal más grande del mundo es la ballena azul y este santuario lo sería también para ella. El corazón de la ballena azul es del tamaño de un gorila africano. Imaginadlo. Visualizadlo. Increíble, ¿verdad? Pues ahora imaginad el tamaño del corazón de millones de personas latiendo por una misma causa. Los nuestros.

¡Bienvenidos al Arctic Sunrise y al océano Antártico! Empieza la aventura.

Entra, únete y firma en: protecttheantarctic.org #protectantarctic #SantuarioAntártico

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