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Tráfico

Las claves olvidadas en la gestión del tráfico durante temporales

Una quitanieves limpia la autopista A-67 a la altura de la localidad cántabra de Reinosa.

Hace menos de un mes, durante el fin de semana del 6 y 7 de enero, las carreteras españolas fueron escenario de las deficiencias en la gestión de la crisis de un temporal de nieve que azotaba al país. Miles de personas quedaron atrapadas hasta 20 horas en la AP-6, la autopista que conecta Madrid con Segovia. Las previsiones climatológicas para este fin de semana han lanzado un mensaje de alerta que ha aterrizado en la gestión de las autopistas y carreteras. Evitar el caos que imperó entonces se convierte ahora en el principal objetivo del Gobierno y la Dirección General de Tráfico (DGT).

Según han informado fuentes de la DGT a preguntas de infoLibre, los problemas en la AP-6 comenzaron en torno a las 18:46 horas del jueves. Las complicaciones afectaron, aseguran, exclusivamente a camiones. Ya de madrugada, a las 5:11 horas, la autopista se cortó entre los kilómetros 47 y 60, y a las 5:49 horas se cerraron totalmente entre el 47 y el 80. Los vehículos afectados comenzaron a desviarse entonces hasta la N-6.

La apertura de la AP-6, AP-51, AP-61 y la A-1, que permanecieron cerradas durante varias horas a lo largo de la madrugada, se produjo la mañana del viernes. Sin embargo, en la red secundaria de carreteras, más de una veintena de vías y puertos de montaña de siete comunidades autónomas permanecieron cortadas al tráfico hasta al menos las 19:00 horas, según informa la DGT a través de su portal web. En otras 56 se impuso el uso obligatorio de cadenas o neumáticos de invierno o se prohibió la circulación de vehículos pesados.

El miércoles 31 de enero el Ministerio de Fomento ya advertía de las fuertes nevadas que se avecinaban, especialmente en el norte. "Preparadas para hacer frente a las nevadas en Asturias, Cantabria y Castilla y León", decía el ministerio a través de un comunicado, con "488 máquinas quitanieves y 104.115 toneladas de fundentes".

El consejero de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, Juan Carlos Suárez-Quiñones, aseguró este viernes que el cierre de las autopistas no es anormal y defendió que la medida se debería haber tomado los días 6 y 7 de enero. Según sus palabras, la decisión no equivale a una inadecuada gestión sino un paso que se debe dar cuando las condiciones de la vía "no son adecuadas". En ese sentido, el consejero ha insistido en que es "prudente" obrar de ese modo cuando no es posible garantizar la seguridad, y destacó que lo que sería "anormal" sería un cierre "dilatado".

Fuentes de la DGT explican que la principal diferencia entre la gestión actual y la desempeñada hace casi un mes es que "la concesionaria en este caso no puede tomar decisiones sin comunicárselas a la DGT". El fin de semana del 6 y 7 de enero, continúan las mismas fuentes, "no se comunicaba o lo hacía a deshoras". También entonces el director del organismo, Gregorio Serrano, levantó ampollas por su escaso compromiso durante lo ocurrido. El responsable se encontraba en Sevilla celebrando la tarde de Reyes con su familia, en lugar de permanecer en Madrid para gestionar la situación. No fueron pocas las críticas que censuraron su actuación, de modo que poco después pidió disculpas. Las mismas fuentes consultadas por este diario no concretan qué hará esta vez Gregorio Serrano.

Información y prevención

Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados, incide en la diferencia entre la gestión de las vías por parte de las empresas concesionarias y por las administraciones. Cree que este fin de semana la organización se está desarrollando con mayor "cautela" debido a la experiencia negativa del episodio anterior. "Se trata de aumentar la información pero también evitar que la gente se quede atrapada", recuerda. En este contexto, subraya que las nevadas son fenómenos que no se pueden evitar pero sí prevenir. "Hay que actuar con contundencia en la información previa" a la hora de comunicar "al usuario con lo que se va a encontrar".

Tomás Santa Cecilia, director de seguridad vial de RACE, valora que la información esté mejor coordinada por parte de las administraciones. "Parece que de los errores se aprende, esto ha hecho saltar las alarmas y tomar cartas en el asunto", estima, aunque incide en que "hay muchos menos desplazamientos" ahora en comparación con los que hubo el fin de semana de Reyes.

La información, no obstante, sigue empleando un tono "genérico". Es necesario decir de forma contundente que "si no es imprescindible, la gente no debe coger el coche", reflexiona Arnaldo. "Hay que dar mensajes más directos", algo que a su juicio todavía no se ha conseguido.

Aumento y gestión de recursos

Arnaldo insiste, por otro lado, en la necesidad de "disponer de los medios materiales y humanos necesarios" para situaciones similares. Si se sabe que va a ser un episodio extraordinario, agrega, "habrá que incrementarlos y en última instancia proceder al corte de la vía". En este sentido, critica, no ha habido una mejora respecto a enero. "Los medios materiales son los genéricos, no se tiene la flexibilidad necesaria para, por ejemplo, duplicar las máquinas quitanieves y conseguir mantener en funcionamiento la vía".

Santa Cecilia admite sorpresa ante el hecho de que "carreteras como la A-6 aparezcan cortadas", algo que es "totalmente inusual y no puede suceder". Para ello, entiende fundamental "dotar de los recursos necesarios" a los responsables de la gestión para hacer frente al temporal. Sostiene, asimismo, que los temporales actuales "no tienen nada que ver con los de hace cinco, seis o siete años". Por este motivo, cree el experto, existe la "capacidad, la logística y la gestión" pero fallan "los propios recursos".

Coordinación y cambio de modelo

Existe, según los expertos consultados, un importante problema de coordinación entre las administraciones. Algo que a juicio de Mario Arnaldo "todavía no se ha resuelto" y supone "el principal problema en España". "No se resuelve quién va a llamar o quién toma la decisión del corte de vías", algo que evidencia la "falta de coordinación y la responsabilidad de quien tiene que tomar decisiones en cuanto al corte, el desvío y la señalización".

Ramón Ledesma, asesor de PONS Seguridad Vial en seguridad vial, va más allá. "La cuestión de las nevadas es un síntoma del agotamiento del modelo, en el que todos se justifican diciendo que cada uno tiene las competencias que tiene". Esto, considera Ledesma, es el claro ejemplo de que "el sistema de gestión público está obsoleto".

Si bien reconoce que en esta ocasión la gestión está siendo "bastante mejor", también insiste en que dicha mejora se produce "tras un golpe". Se trata "de un problema que excede a la DGT" y que requiere de una "estructura basada en la prevención y en los protocolos de comunicación que deben funcionar".

Ledesma entiende que la creación de la DGT en los años sesenta respondía a la necesidad de gestionar el crecimiento del tráfico, pero subraya que "ahora el problema es otro" y se basa en "la movilidad entendida como conjunto de decisiones, organismos y entidades". Se hace necesario, por tanto, trabajar por que la DGT deje de ser una "unidad administrativa y suba de rango, a nivel de Secretaría de Estado", porque actualmente tiene una "capacidad de decisión muy pequeña" y la solución "está más arriba".

Responsabilidad de los conductores

Tras el colapso experimentado durante el fin de semana del 6 y 7 de enero, la DGT culpó en parte a los conductores que habían tomado las carreteras. Sobre esta cuestión los expertos tienen una opinión prácticamente unánime: la responsabilidad de los conductores tiene unos límites claros.

El TS establece que los radares móviles de tráfico en una ubicación fija tienen el mismo margen de error que los fijos, un 5%

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"El conductor es responsable pero no culpable", explica Tomás Santa Cecilia. Estima necesario "apelar a él para colocar cadenas o informarse del estado del tráfico", pero considera que la verdadera responsabilidad "recae en la administración" a la hora de "mantener la vía en plenas condiciones".

También Mario Arnaldo recuerda que "la conducción no es una actividad libre", sino que está reglada a través de normas, y es ahí donde la administración entra en juego a la hora de velar por su cumplimiento. Por este motivo, Arnaldo rechaza "absolutamente que haya responsabilidad en los conductores", si bien defiende lo positivo de trabajar para "mejorar la cultura en materia de seguridad vial" en pro de los usuarios.

Con ellos coincide Ledesma, quien recalca que a los conductores "hay que exigirles hasta donde pueden". Apuesta también por una información abundante y de calidad, pero en ningún caso "imputarles toda la responsabilidad".

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