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DISCRIMINACIÓN LABORAL

La brecha salarial del 29% se ensancha en la jubilación con pensiones un 37% más bajas para las mujeres

Las mujeres cobran de media en España un 29,1% menos que los hombres, lo que se traduce en una diferencia de 4.745 euros a favor de estos últimos. Además, según los cálculos realizados por el Sindicato de Técnicos de Hacienda (Gestha) a partir de las estadísticas de la Agencia Tributaria sobre 2016, la brecha se ha ensanchado medio punto porcentual respecto al año anterior. Para cerrar esa herida, Gestha asegura que harían falta casi siete décadas. Pero la desigualdad en las nóminas también se traslada a las pensiones. Y se amplía. La brecha de género tras la jubilación se eleva hasta el 37,04%; es decir, 6.361,4 euros de media, de acuerdo con un informe del sindicato UGT. Del salario a la pensión, por tanto, la discriminación crece un 34%.

Las mujeres son el 46,2% de los asalariados españoles –la tasa de actividad femenina es 11 puntos inferior a la masculina, hay menos mujeres en edad y disposición de trabajar–, según los datos de la Agencia Tributaria, que no incluyen al País Vasco y Navarra, con haciendas propias. También son menos entre los autónomos: el 33,6%, de acuerdo con la Encuesta de Población Activa (EPA). Pero el número de mujeres que no llegan al Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que en 2016 era de 9.172,8 euros anuales, supera al de hombres: 3,18 millones de trabajadoras, el 52,3% de los asalariados. Y, según aumenta la nómina, también se ensancha la brecha. Las mujeres son mayoría en la parte baja de la estadística, la de quienes ingresan al año hasta 1,5 veces el salario mínimo. A partir de esa cuantía, el porcentaje femenino se reduce. Hasta el punto de que el número de mujeres con ingresos anuales entre 50.000 y 80.000 euros es la mitad que el de hombres. Y entre los que cobran más de 10 veces el SMI, sólo el 19,5% son mujeres. Apenas una de cada cinco trabajadores con nóminas de 140.000 euros al año es mujer.

UGT cita la brecha salarial como una de las causas que recortan las pensiones de las mujeres. Como son el 24,3% de los empleados temporales –cuatro puntos más que los hombres–, que tienen salarios inferiores a los contratados indefinidos, también son más propensas a la inestabilidad –a encadenar periodos de paro y empleo–,  lo que repercute en sus cotizaciones. Además, son mayoría entre los trabajadores a tiempo parcial: 2,07 millones de mujeres frente a sólo 733.300 hombres. Traducido en euros, y según la última Encuesta de Estructura Salarial elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) con datos de 2015, el salario medio anual de un contrato indefinido alcanza los 24.561,8 euros, mientras que el de un contrato temporal no pasa de 16.422,5. El salario de un empleo a tiempo completo es de 27.039 euros, mientras que a tiempo parcial se queda en 10.065.

Si a estas diferencias se añaden las interrupciones en las carreras profesionales y de cotización para atender a hijos o familiares dependientes, las pensiones de las mujeres se resienten en mayor medida que las de los hombres al llegar a la jubilación. Así, si hay menos trabajadoras, también hay menos pensionistas: las mujeres son el 36,1% de quienes perciben una de estas prestaciones. La pensión media de una mujer en España es de sólo 768,54 euros, mientras que la de un hombre asciende a 1.220,65 euros. De todas las prestaciones, las de jubilación son las más numerosas y las de cuantía más elevada, junto con las de incapacidad permanente, en las que igualmente son mayoría los perceptores masculinos: el 65,15%.

Salarios bajos, pensiones bajas

Por el contrario, las prestaciones de menor cuantía están feminizadas. Ocurre con las pensiones de viudedad, que cobran mujeres en un 96,19%. La cantidad media es de sólo 654,15 euros. Son las únicas prestaciones donde la brecha perjudica a los varones: cobran un 26,1% menos que ellas. UGT recuerda, en cualquier caso, que en la mayoría de los casos los viudos compatibilizan esa pensión con rentas del trabajo o con otra prestación del sistema, a diferencia de las viudas.

También las pensiones del régimen de autónomos, en el que están incluidas las empleadas del hogar, y del Seguro Obligatorio de Vejez e Invalidez (SOVI), un régimen residual y en extinción, son en su mayoría femeninas. Las primeras alcanzan para ellas, de media, 537,39 euros –744,91 euros para ellos–, y las segundas, 380 euros para las mujeres –387,85 para los hombres–. En el caso del SOVI, sólo 36.179 hombres cobran sus pensiones, por 304.274 mujeres, ocho veces más.

El resultado es que la pirámide de ingresos cuando se trata de pensiones es muy similar a la de los salarios cuando se trata de discernir por sexos: muy ancha por la base. El 73,57% de quienes cobran pensiones por debajo de los 500 euros son mujeres, 1,5 millones de personas. Casi 3,4 millones de jubiladas perciben menos de 700 euros al mes. Como ocurre con los salarios, a partir de esa cuantía, los hombres aventajan a las mujeres. Y la brecha se acrecienta según aumenta el volumen de la pensión. Hasta el punto de que sólo 8.880 mujeres perciben la pensión máxima, 2.567,29 euros. Los hombres que ingresan por encima de esa cantidad son 24.912, el triple.

La mayor brecha salarial y de pensiones, en Asturias

Las diferencias de salarios y pensiones también se dejan ver con igual crudeza en el reparto por comunidades autónomas. La mayor brecha se da en Asturias, con una diferencia salarial del 37,8%, ocho puntos por encima de la media nacional; seguida de la Comunidad de Madrid –37%– y Cantabria –34,1%–. Donde menos desigualdad se produce es en Canarias –16,4%– y Extremadura –19,6%–, que igualmente son las comunidades con los salarios más bajos. Es Asturias también la autonomía con el mayor porcentaje de mujeres que ingresan menos que el SMI, el 56%, casi cuatro puntos por encima de la media nacional. Le siguen Galicia –55,3%– y Cantabria –54,5%–.

El esquema se repite con las pensiones. Asturias es igualmente la comunidad con la mayor brecha de género tras la jubilación, nada menos que el 49,69%. Es decir, la desigualdad salarial ha aumentado casi 12 puntos al transformarse en desigualdad en la pensión. Le siguen País Vasco –43,42%–, Cantabria –42,17%– y Cataluña –41,36%–. Y, de nuevo, la brecha en pensiones es menor donde las pensiones –y los salarios– también son más exiguas: Extremadura –22,53%–, Canarias –24,97%–, Castilla-La Mancha –25,55%–, mientras que aumenta al mismo tiempo que la cuantía media de las prestaciones. En cualquier caso, la pensión más pobre la perciben las mujeres en Galicia, sólo 646,76 euros, y los hombres en Extremadura, 925 euros. La más generosa es la cobrada por las mujeres en Madrid –942,35 euros– y los hombres en el País Vasco –1544,35–, y en Asturias –1.540,48– gracias a las prestaciones del Régimen Especial del Carbón.

Toda la vida laboral para calcular la pensión

UGT añade un nuevo factor que puede agrandar aún más la brecha de género en la pensión: el aumento del periodo de cálculo a toda la vida laboral. Es una de las propuestas que el PP ha presentado en los debates de la Comisión del Pacto de Toledo y el Gobierno apoya, pero que se ha topado con los recelos de la oposición y los sindicatos. La reforma de las pensiones de 2013 amplió de 15 a 25 el número de años de cotización para determinar la cuantía de la pensión. La extensión se está llevando a cabo de forma gradual y no llegará a los 25 años hasta 2022.

En principio, el PP habla de que la ampliación será voluntaria e incluso de que podrán escogerse los mejores años de cotización o eliminar los cinco menos ventajosos. En su informe, UGT replica que la elevación forzosa del cálculo de la pensión a toda la vida laboral tendrá “efectos negativos tanto colectivamente para la pensión media como mayoritariamente para los pensionistas individuales”. Pero, además, el perjuicio será aún más “intenso” para las mujeres porque acceden más tarde al mercado laboral, sus salarios iniciales también son inferiores a los hombres, sus carreras de cotización son más irregularesy les cuesta más avanzar en la carrera profesional.

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