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Cambio climático

La ley contra el calor y el frío extremos en las aulas andaluzas abre un debate sobre la acción climática

Protesta de las AMPAs de Sevilla ante el calor en las aulas de los centros educativos en Andalucía.

El pasado miércoles, la oposición en el Parlamento de Andalucía sacó adelante la tramitación de una proposición de ley presentada por Podemos para la bioclimatización de los centros educativos. una proposición de leyEs decir: una norma para evitar que las niñas y niños andaluces pasen (demasiado) frío en invierno y sufran golpes de calor en verano. La norma contó con el visto bueno de Podemos, PP, IU y Cs, y con el rechazo del PSOE, el partido que sustenta el Gobierno de la comunidad autónoma, al considerar que la proposición se salta lo ya planteado, invade competencias y está incompleta. Sin embargo, las Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (AMPAs), organizadas en la plataforma Escuelas de Calor, están, como declaran, "en una nube" de alegría, aunque seguirán alerta para garantizar su cumplimiento. La ley ha desatado un agrio debate entre Podemos y PSOE y la movilización, además, ha puesto sobre la mesa diferentes maneras de abordar la acción climática desde la izquierda y el ecologismo.

En el debate del Parlamento andaluz se vivieron situaciones, cuanto menos, curiosas, con las familias implicadas en la lucha como espectadoras en vivo y en directo. La diputada de Podemos que defendió la propuesta, Libertad Benítez, citó al cantante cubano Dinio, famoso en los 2000 en los platós de la tele rosa, y su ya pasado de moda "La noche me confunde" para criticar la postura del PSOE. La diputada socialista, Adela Segura, criticaba a Benítez que no se hubieran sentado a hablar antes de presentar el proyecto, y fue contestada por la primera con el día en el que le envió por correo la propuesta del texto, poco después de agradecerle -¡desde Podemos!- al PP su apoyo a la iniciativa. Siempre ha hecho calor y frío en las aulas, pero el impacto del cambio climático agrava la situación de un colectivo muy vulnerable

La proposición de ley comienza hablando de cambio climático porque cuando hablamos de clima en 2018 hay que hablar de este problema medioambiental. Muchos niños antes de que empezaran a notarse sus efectos ya pasaron frío en invierno y calor en verano en la clase. El problema es que España es el país de Europa más susceptible, que está demostrado que el fenómeno ya está aquí, y que no solo aumentan las temperaturas medias; también aumentan en severidad y frecuencia los eventos extremos: sequías, olas de calor, nevadas y olas de frío, por lo que cada vez tiene menos sentido hablar de calentamiento global como sinónimo. Cada vez vamos a pasarlo peor si nadie lo remedia: por ello tienen sentido las medidas de mejora térmica en los centros educativos.

El texto plantea como ámbito de acción tanto las universidades públicas como todos los centros públicos competencia de la Junta de Andalucía. Establece que, en seis meses a partir de la aprobación de la ley, las instituciones titulares de los espacios deben elaborar un plan de adaptación de los centros para hacerlos eficientes energéticamente y que la temperatura no se salga de unos grados tope para poder aprender y enseñar cómodamente. Estas labores incluyen cambios en los materiales de los edificios, en elementos arquitectónicos como ventanas y persianas, instalación de vegetación, de toldos o de elementos que den sombra.

La proposición, además, insta a la Junta a hacer una auditoría de todos los espacios previa a los planes, para ver sus necesidades, y a aprobar un programa de inversiones para presupuestar las obras. El objetivo es que para 2020 todos los centros educativos tengan la condición de edificios de consumo de energía casi nulo, un concepto introducido por la directiva europea de Eficiencia Energética que instauró que para ese año todos los edificios públicos de la UE deben ser así.

Los argumentos del PSOE

Visto lo visto, ¿cuáles fueron los argumentos del PSOE para votar en contra de la proposición de ley? La intervención de la diputada socialista fue muy crítica con Podemos a pesar de coincidir en la necesidad de atajar el problema del exceso de calor y de frío en las aulas andaluzas. "No es ninguna ocurrencia oponerse. La ocurrencia es aprovechar lo que hace el Gobierno para hacer una propuesta", defendió. Aseguró que la Junta de Andalucía ya estaba trabajando en ello, por lo que la propuesta de la formación morada incurre en una "invasión" y una "duplicidad" de competencias, no solo con las medidas que ya se han tomado en concreto, también con la ley de cambio climático andaluza en trámite.

Criticó, además, que la proposición "no establece financiación", que no tiene en cuenta "los edificios que integran el patrimonio histórico", y que Podemos ni se ha sentado a negociar con ellos ni tiene en cuenta que no se puede "tomar la parte por el todo": "Los señores de Podemos dicen que esto es generalizado. No he visto mantas en todos los colegios de la comunidad autónoma. Hay problemas concretos y ahí estamos actuando. Por eso se necesita un plan de acción. No se necesita discursito y teatro", criticó. Ciudadanos está de acuerdo con muchas de las objeciones del PSOE, pero votó a favor para, posteriormente, enmendar la norma y llegar a un consenso.

Podemos, evidentemente, no está de acuerdo con las críticas, al asegurar que se reunieron con todos los grupos parlamentarios antes de registrar la proposición que, además, está disponible para su consulta desde el verano pasado, por lo que "han tenido tiempo" de revisarla. Las familias, organizadas a través de Escuelas de Calor, no están tampoco de acuerdo con los argumentos socialistas en contra de la propuesta, al entender que las medidas del Ejecutivo andaluz han sido, hasta ahora, insuficientes. Los letrados de la Cámara regional aplaudieron la iniciativa.

La Junta puso en marcha este verano un plan de choque con 57 intervenciones "en los centros con mayores necesidades", según aseguró el Consejo de Gobierno en julio de 2017. Además, argumenta que ya se lleva a cabo el Programa Específico de Climatización Sostenible y Rehabilitación Energética, que asegura que en las licitaciones de la Agencia Pública Andaluza de Educación se tienen que tomar en cuenta criterios de eficiencia energética. El problema, defiende Escuelas de Calor, es que hay más de 4.500 centros escolares públicos en Andalucía y que nunca llegaron a conocer los criterios exactos por los cuales se seleccionaron esos 57.

"El asociacionismo realmente puede cambiar las cosas"

El debate se mantiene en Andalucía, pero también en todo el país, después del duro verano de 2017. Tras hacerse públicos casos de golpes de calor en alumnos y alumnas, se empezó a hablar de las posibles soluciones para proteger a un colectivo tan vulnerable. Quedan para la hemeroteca declaraciones políticas consideradas muy desafortunadas por muchas voces: por ejemplo, los "abanicos de papel" que defendió como solución el ya destituido consejero de Sanidad madrileño, Jesús Sánchez. La consejera andaluza de Educación por entonces, Adelaida de la Calle, afirmó que el aire acondicionado en las aulas no era recomendable para la salud de los niños. Aquel verano fue, también, el pistoletazo de salida para la organización de las familias, a través de un grupo de Whatsapp de AMPAs de Sevilla donde se empezó a hablar del tema. "En marzo o abril nos empezamos a mover. La respuesta que obtuvimos de Delegación de Gobierno fue que no se podía hacer nada, que no estaban obligados a nada. Y los Ayuntamientos se desentendían del tema", explica una de las portavoces del movimiento, Marina Jiménez. Tras diversas movilizaciones y manifestaciones –"nos vinimos un poco arriba", reconoce entre risas esta madre– comenzaron a reunirse con las diferentes fuerzas políticas para plantearles sus reivindicaciones. No solo era por sus hijos, también por los profesores: las temperaturas que se alcanzaron en verano en el aula eran absolutamente incompatibles con los derechos laborales.

"Cuando llegó la propuesta de Podemos fuimos cautos, porque no sabemos de leyes", reconoce Jiménez. También porque querían mantenerse independientes de las fuerzas parlamentarias, aunque matiza: "No somos apolíticos, somos apartidistas. Las AMPAs también hacen política". Tras plantear sus propuestas al texto de la formación morada, la proposición llegó al pleno con el visto bueno de Escuelas de Calor, lo que se evidencia en una de sus disposiciones: las obras en cada centro deberán contar con la participación y las ideas de, entre otros, las familias. Lo que marca una diferencia con la gestión socialista, según la portavoz. "Nos mandaron una encuesta a los colegios y las AMPAs apenas podíamos poner una línea", lamenta.

Jiménez manifiesta su alegría por el paso dado en el Parlamento. "Estamos en una nube. Nos ha hecho volver a creer en los políticos, y que el movimiento asociativo realmente puede cambiar las cosas", asegura, aunque avisa que seguirán pendientes y en la lucha. "Que no se crea la Junta que nos vamos a retirar".

¿Y el aire acondicionado?

Cuando saltó el debate el verano pasado, fueron muchas las voces que exigieron la instalación de aire acondicionado en las aulas, una medida que ya habían tomado algunos colegios e institutos por su cuenta. El miércoles, en el pleno, no se planteó en ningún momento. Tampoco lo pide Escuelas de Calor. Por varios motivos. "Nosotros hablamos de climatización desde el principio. La red eléctrica no permite esa carga. Ahora hay colegios que no pueden asumir la factura por instalarlos", explica Jiménez, aunque abre la puerta a que si "las medidas pasivas" no funcionan en aulas muy concretas del territorio andaluz, se puedan colocar. Pero las familias también defienden la "responsabilidad ambiental": son muchos aparatos de aire acondicionado los que habría que instalar en los más de 4.500 centros públicos y estos aparatos contribuyen al cambio climático: la causa de que el problema exista.

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Sin embargo, la cuestión no es fácil. En verano ya fueron públicas las diferencias entre ecologistas y otros activistas climáticos relacionados con movimientos anticapitalistas, de izquierda y sindicalistas por este tema. Unos, como Ecologistas en Acción, defienden que no deben instalarse debido a la terrible urgencia del cambio climático. Otros enarbolan la bandera de la justicia climática: ¿es justo que los colectivos más vulnerables se queden sin aire frío, mientras que la climatización artificial es común en centros comerciales, sedes de instituciones públicas y grandes edificios del IBEX 35?

No se trata de poner más aire acondicionado, sino de instalárselo a unos y quitárselo a otros, defendía el sociólogo César Rendueles en unas charlas organizadas por el colectivo de acción climática Contra el Diluvio. Enfrente tuvo a la ecologista Berta Iglesias, que tras exponer las ya conocidas pero muy ignoradas consecuencias del cambio climático a medio y largo plazo, aseguró: "Nos estamos jugando mucho para que esto sea parte del debate". "Por dos semanas" de sufrimiento térmico de los alumnos en las escuelas, añadió. Para Rendueles, el problema de fondo está en la asignatura pendiente del ecologismo de atraer a la mayoría social con sus propuestas y discurso.

No son posturas irreconciliables. Sus defensores llevan años trabajando codo con codo para alertar y concienciar sobre el colapso climático que se avecina. Sin embargo, el debate sobre la temperatura en las aulas andaluzas ha abierto otro no tan concreto, mucho más amplio: la acción climática, las diferentes formas de abordarla –desde el anarquismo hasta el ecofascismo– y la necesidad de que las estrategias de mitigación y adaptación no afecten a los que siempre se llevan los golpes: los desfavorecidos, los vulnerables, los pobres, la clase baja. 

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