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Huelga feminista 8M

Los motivos por los que la movilización del 8M en España fue la más exitosa del mundo

Desde el mismo jueves, prácticamente es un consenso que la huelga y la movilización feminista del 8 de marzo fueron un rotundo éxito en España. Las manifestaciones sacaron a la calle a cientos de miles de personas en muchas de las ciudades del país, en su gran mayoría muejres, e incluso PP y Ciudadanos –que habían criticado la convocatoria– terminaron suavizando su discurso ante la magnitud de las concentraciones. El éxito de la convocatoria tuvo eco en el extranjero, y varios de los principales medios internacionales llevaron a sus portadas las manifestaciones españolas. Y es que la de España fue, de lejos, la movilización más numerosa del mundo.

Tanto la BBC como el también británico diario The Telegraph aseguraban este jueves que la española era una huelga "sin precedentes". La cadena CNN destacaba cómo "miles de mujeres" estaban "ocupando las calles", mientras el francés Le Monde afirmaba que la manifestación "es ya una victoria". Sociólogos y politólogos coinciden en que aún es demasiado pronto para sacar conclusiones definitivas sobre las razones que han provocado que el éxito en España haya sido mucho mayor que en otros lugares del mundo, aunque sí que se atreven a apuntar a la transversalidad del movimiento o a la repercusión de la campaña #MeToo como motivos del mismo.

  El fenómeno #MeToo y los referentes sociales

Para los expertos consultados por infoLibre, buena parte del éxito de la movilización feminista del 8M en España tiene que ver con el hecho de que la hayan promovido públicamente figuras de la política, pero también de otros ámbitos. "El #MeToo de EEUU ha sido un gran despertar", explica Berta Barbet, politóloga e investigadora posdoctoral en la Universidad Autónoma de Barcelona. Y con ella coincide Fernando Vallespín, catedrático de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid y exdirector del CIS, que sostiene que la campaña norteamericana ha tenido "impacto internacional".

Pero en España, además, ha existido otro impulso: el que han realizado algunos partidos políticos y, especialmente, el que han promovido figuras mediáticamente relevantes. Y eso, sostiene Barbet, ha conseguido difundir la reivindicación a sectores no especialmente politizados. "PSOE y Unidos Podemos han sido muy activos moviendo el tema, y también lo han hecho figuras como Leticia Dolera, Paula Vázquez o Cristina Pedroche" que se declaran abiertamente feministas en los medios de comunicación, ejemplifica la politóloga.

  El "desacople" entre sociedad e instituciones

Vallespín argumenta que las reivindicaciones feministas y relativas, en general, a los derechos sociales, vienen tomando fuerza desde la primera legislatura del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, cuando se aprobaron normas como la ley de igualdad o la de matrimonio homosexual. La dinámica de ampliación de los derechos sociales, afirma el sociólogo, se vio frenada con la llegada del PP al Ejecutivo en 2011, pero la capacidad reivindicativa se mantuvo. Y el movimiento feminista, señala el experto, ha sabido generar una movilización "ilusionante" cuando los últimos años la discusión pública sobre política ha girado en torno a temas "de gestión" poco vistosos.

En este sentido, Barbet plantea que en España existe "un desacople más grande que en otros países entre lo que piensa la opinión pública y lo que hacen las instituciones". "En los últimos años, la sociedad española ha experimentado un gran cambio y se ha convertido en una de las más progresistas en todo lo referente a los derechos sociales, y a nivel institucional no ha existido un avance tan rápido", apunta la politóloga, que señala que, aunque las formaciones de izquierda sí han incluido el feminismo en sus discursos habituales, "no se han aprobado políticas públicas" que satisfagan las demandas sociales en este sentido.

  La transversalidad del movimiento

En una entrevista con este medio, la actriz y directora Leticia Dolera explicaba que, en un momento de su vida, se dio cuenta de que las situaciones derivadas del machismo no se dan "porque seas de una manera determinada o porque hayas malinterpretado algo que te haya pasado, sino que le pasa a todas tus compañeras mujeres". Y esa es una de las claves por las que las manifestaciones feministas tienen una capacidad de movilización mucho mayor a la de otros movimientos, según argumenta el sociólogo Jorge Galindo.

"Estas reivindicaciones tienen una capacidad de transversalidad entre las mujeres que pocas cosas tienen, el potencial de identificación es muy fuerte", apunta el sociólogo, que se pregunta "qué mujer, de la ideología que sea, no se ha sentido discriminada en mayor o menor medida así sea en un solo momento de su vida por ser mujer". Ese nexo común, según explica Galindo, es el que ejerce como aglutinante de mujeres de diferentes clases sociales y también de diferente ideología y, a su juicio, se trata de una ventaja con la que no cuentan otros grupos con reivindicaciones. "La discriminación, los abusos o el miedo a las agresiones que puede sufrir una mujer afectan por igual a mujeres de distintas clases sociales, mientras que un contrato temporal para jóvenes tiene impacto muy diferente dependiendo de la clase social".

Eso mismo ocurre a nivel generacional, apunta Barbet. "Todas las mujeres viven el machismo y el acoso en algún momento de su vida, y por eso en la manifestación de este jueves había personas de todas las edades", argumenta. En esa marcha "había muchas chicas adolescentes, por ejemplo, que aunque no han pasado por el mercado laboral y por tanto no han podido sufrir la brecha salarial" o la discriminación en el puesto de trabajo, sí han sido víctimas en primera persona de la "sexualización" de sus cuerpos, explica la politóloga.

  El papel de los jóvenes

Precisamente el papel de la juventud en el éxito de la movilización feminista en España ha sido crucial, o así al menos lo piensa Vallespín. "La fractura generacional" es un factor de primer orden para entender este éxito, sostiene el sociólogo, porque el movimiento feminista es una muestra más de que "los jóvenes no encajan" dentro de buena parte de la oferta política actual. Entre este grupo "existe un hartazgo de la política sistémica" canalizada a través de las instituciones, señala Vallespín, que afirma que la movilización feminista se vio favorecida precisamente porque se sitúa "fuera" de lo institucional y atrajo el apoyo de parte de los desencantados con la política tradicional.

Además, según plantea el experto, "a la reivindicación estrictamente feminista se le se le sumó una reivindicación concreta de la juventud". Y es que la importante presencia de jóvenes en la manifestación también se explica, para Vallespín, como una forma de protestar por su situación material. "Ahora hemos salido de la crisis, pero las expectativas de los jóvenes siguen sin estar cubiertas, y que el movimiento feminista esté planteando que quiere cambiar este mundo porque no le gusta" tiene una fuerte capacidad de atracción para el sector de la juventud, que además se ve "muy apelado por el cambio cultural" que reivindican las mujeres.

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