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Luces y sombras del 'laboratorio' del Movimiento 5 Estrellas en Turín

Beppe Grillo.

El lunes 12 de marzo, en la “sala roja” del Ayuntamiento de Turín, la tensión era palpable. Parapetados en los asientos, los concejales del Movimiento 5 Estrellas (M5S) se encontraban tensos. Los representantes municipales debían pronunciarse sobre la eventual candidatura de Turín a los Juegos Olímpicos de Invierno de 2026.

Pero, antes de dar comienzo a los debates, Stefano Lo Russo, del Partido Demócrata (PD), tenía una misión: comprobar si hay quórum. Al igual que en la escuela, empieza a pasar lista. Minutos después se conoce el veredicto, cruel. Cuatro concejales rebeldes del Movimiento 5 Estrellas, contrarios al proyecto olímpico, han boicoteado la sesión. Y, sin ellos, la votación no puede celebrarse.  

Al día siguiente, la prensa italiana se hace eco de lo sucedido. El M5S turinés se encuentra “dividido”. Las palabras de Beppe Grillo, favorable a los Juegos –cuando se entregó en cuerpo y alma en contra de la candidatura olímpica de Roma, ciudad dirigida por Virginia Raggi, también del M5S– no bastaron. Concejales y otros cargos electos del M5S se muestran contrarios a unos actos tan costosos, que consideran propios de otros tiempos. Para la alcaldesa Chiara Appendino, supone un golpe duro más, en una trayectoria al frente de Turín que, en el último año, ha estado sembrada de obstáculos.

Sin embargo, las cosas habían empezado muy bien. La capital del Piamonte, sede histórica del fabricante de automóviles Fiat, siempre ha tenido la fama de una ciudad industrial en el corazón rojo. Desde 1993, el centro izquierda gobernó ininterrumpidamente durante 23 años. Sin embargo, este aparente idilio entre los turineses y sus dirigentes políticos concluyó abruptamente en junio de 2016, cuando Piero Fassino, líder histórico del Partido Democrático y alcalde de la ciudad de 2011 a 2016, salía derrotado en las elecciones; se imponía entonces una joven concejala de la oposición del M5S, Chiara Appendino, nacida en 1984.

Al contrario que con la victoria de Virginia Raggi en Roma (el mismo día pero que se había anticipado a los cuatro vientos), el éxito del M5S en Turín representa, para la prensa italiana, una verdadera sorpresa. A preguntas de Mediapart –socio editorial de infoLibre–, Andrea Rossi, periodista en el diario turinés La Stampa, insiste en la existencia de una fractura social, que se habría desarrollado en los años 2000 y del que el PD no supo medir la magnitud.

“Durante 20 años, con los gobiernos de la izquierda, Turín se ha transformado. De ser una ciudad con vocación industrial, se amplió su espectro, al apostar por la cultura, el turismo y la innovación. Había que compensar la crisis industrial”, explica Rossi. “Del Turín gris y obrero, se ha pasado al Turín vivo y lleno de iniciativas. El problema es que una parte de la ciudad se pregunta qué le ha aportado esta transformación... Las afueras se sintieron excluidas de este proceso”. Como la política hábil que es, Chiara Appendino echó mano de este sentimiento de insatisfacción latente para transmitir su mensaje. “Llegó un momento en que Chiara Appendino ganó mediáticamente las elecciones”, recuerda Andrea Rossi. En su duelo de televisión (bajo estas líneas) con Fassino, mencionó unas cifras de Cáritas, según las cuales hay 100.000 pobres en la ciudad. Fassino lo negó, repitiendo que Turín no padecía las consecuencias de la crisis. Pero lo cierto es que, incluso en una ciudad muy industrial como Turín, la crisis de 2008 ha sido devastadora”. Según un informe del centro de estudios Enaudi, Turín es “la ciudad de Italia cuyo porcentaje de paro entre los jóvenes empeoró más” en el periodo 2011-2016, con una tasa superior al 50% en 2016, en la franja de los 15 a 24 años.

El 19 de junio de 2016, en la segunda vuelta de las elecciones, el 54% de los turineses le otorgaba su confianza. El electorado, en gran parte residente en las afueras turinesas, antaño bastión de la izquierda, se pinta del amarillo del Movimiento 5 Estrellas. Días después, la nueva alcaldesa presenta a su equipo. Entre sus 11 adjuntos, nada de grillini, sino perfiles técnicos, con la intención de tranquilizar a la población. El único comprometido, Marco Ciusta, presidente saliente del Arcigay de Turín (asociación italiana que trabaja en favor de los derechos LGTBI), pasa a ser adjunto a la Familia, Políticas Juveniles y las Afueras.

Para comprender el posicionamiento ideológico de la nueva alcaldesa, hay que analizar a los 24 concejales municipales elegidos en 2016. Un batallón de ilustres desconocidos, que Fabrizio Ricca, concejal de la oposición de la Liga Norte (ultraderecha, en coalición con el partido de Silvio Berlusconi en las elecciones generales de 2018), describe así: “El 5 Estrellas, en Turín, es claramente un partido de izquierdas. Los concejales protegen los centros sociales contestatarios de la ciudad como Askatasuna o Gabrio, por que proceden de esos lugares. No es como en Roma, donde me cuentan que el movimiento tiende más a la derecha”.

Stefano Lo Russo, jefe de la oposición del PD, opina como su colega de la Liga. “El M5S en Turín es muchas cosas diferentes. Es verdad que la corporación municipal tiene una huella más contestataria”, vinculada a los movimientos NO-TAV [oposición a la construcción de la línea ferroviaria Lyon-Turín]. "Pero el Movimiento también ha presentado a personas próximas a la Liga Norte y a la ultraderecha xenófoba a las elecciones”, añade.

¿Una alcaldía “más pragmática que ideológica”?

En cuanto a la propia Chiara Appendino, su currículum también lleva a confusión. Hija de un industrial turinés, tiene un máster en Economía Internacional en la célebre universidad privada milanesa Bocconi. Trabajó después para el club de fútbol con más títulos de Italia, la Juventus de Turín. Pese a este recorrido de primera clase, primero sintió simpatías por el líder de una coalición de izquierdas críticas SEL, Nichi Vendola (ya desaparecida), antes de unirse al Movimiento 5 Estrellas en 2011 y de pasar cinco años en la oposición a Piero Fassino.

Desde un punto de vista ideológico, el programa con el que Chiara Appendino fue elegida en 2016 resulta, también, difícil de clasificar. Es un extraño milhojas. Por un lado, incluye medidas que parecen más bien de izquierdas: hacer pública la gestión del agua –asunto clave en Italia–, hacer peatonal el centro urbano o favorecer los pequeños comercios impidiendo la instalación de nuevos hipermercados. Por otro, la alcaldesa de Turín se compromete a desmantelar los campamentos de la periferia de la ciudad y a evacuar a los migrantes del ex MOI. Estas promesas parecen haber seducido a los turineses. En un sondeo realizado en enero de 2017, Chiara Appendino era la alcaldesa más popular de Italia, con el 62% de votos favorable.

Desde entonces, las cosas han cambiado. Dos hecho minaron su popularidad el año pasado. El primer episodio se produjo el 3 de junio. Esta noche, la Juventus Turin se enfrentaba al Real Madrid en la final de la Liga de Campeones. Para la ocasión, la Piazza San Carlo recibía a miles de aficionados que seguían el partido de fútbol en el campo, por una pantalla grande. De repente, pasadas las 22:00, se desata un movimiento de pánico cuyas causas todavía no han sido esclarecidas. Y provoca la muerte de una mujer y deja más de 1.500 heridos.

Se abrió una investigación judicial contra Chiara Appendino, a quien se acusa de homicidio involuntario, por no haber previsto un dispositivo de seguridad adecuado. En octubre del mismo año, se abre una nueva investigación. En esta ocasión, se culpa a Appendino por no hacer mención a una deuda de cinco millones de euros en las cuentas municipales de 2016. Ambos casos están pendientes de juicio. Pero Appendino sabe que se juega el mandato en otro asunto, emblemático ya durante la campaña: su voluntad por acabar con la fractura entre el centro urbano y las afueras. Y en opinión de Fabio Versaci, de M5S y presidente del consejo municipal de Turín, preguntado por Mediapart, está consiguiéndolo.

“Hemos puesto en marcha el proyecto AxTO [Azioni per le Periferie Torinesi], para el que el Gobierno puso a nuestra disposición varios millones de euros. Habríamos podido utilizar este dinero para hacer algo espectacular, inmediatamente visible para los ciudadanos, pero hemos intervenido de manera más delicada, para asegurar el mantenimiento de escuelas, jardines, edificios o carreteras. Es lo que se ha dado en llamar la técnica de la acupuntura”. Una terapia cuya paternidad reivindica el jefe de la oposición Stefano Lo Russo (PD): “El AxTO es un proyecto que hemos coordinado nosotros mismos y que ha financiado el Gobierno de Renzi”.

Otro resultado al que alude Fabio Versaci es el inicio del proceso de expulsión de migrantes del Ex-MOI, la ciudad olímpica construida para los Juegos Olímpicos en 2006 y después abandonada, hasta ser ocupada ilegalmente, hace varios años, por una población mayoritariamente subsahariana. Una ocupación insalubre que afecta a un millón de personas (una minoría vive en el sótano) y del que Piero Fassino se mostró reticente a ocuparse. “Muchas personas que viven en estos edificios tienen derecho a quedarse en Italia”, dice Fabio Versaci. Y, con la colaboración de una fundación  [La compagnia San Paolo], realizamos expulsiones que van acompañadas de un proceso de integración, a través del mercado laboral. Este “proceso” todavía no se puede valorar porque está en ciernes. El Partido Demócrata, que no es ni mucho menos ejemplar en materia migratoria, confiesa por lo bajo que va en la buena dirección".

El desmantelamiento de los campamentos de rumanos es otra cuestión candente en las afueras turinesas. Fabio Versaci reivindica un “método dulce”. “No creemos en algo al estilo de la Liga, a quien le gustaría enviar bulldozers y destruirlo todo. Ahí también hay que intentar integrar a estas personas”. A día de hoy, los campamentos siguen existiendo. ¿Qué hay de la lucha contra la pobreza, uno de los ejes de la campaña de Appendino? Pierluigi Dovis, director de la ONG Caritas en Turín, el hombre que dio por primera vez la cifra de los 100.000 pobres, número que hizo suyo después la candidata del M5S, explica a Mediapart: “Desde un punto de vista operacional, hay elementos de innovación. Hay más colaboración con las estructuras privadas que se preocupan de asuntos sociales. Este invierno, frente al frío, esta colaboración ha permitido alojar a más personas bajo un techo más digno. Dicho esto, las intervenciones del M5S tienen más de paliativas que de tentativas, para cambiar las situaciones desde la base. Además, no hay más recursos para combatir la pobreza”.

A mitad de mandato, los observadores le reprochan sobre todo a Chiara Appendino su falta de visión estratégica. Nadie tiene una idea precisa de aquello a lo que se debería parecer el “Turin de 5 Estrellas”. Para Pierluigi Dovis, “da la impresión de que viven un poco al día. Son capaces de afrontar situaciones de urgencia. En cambio, todavía no han demostrado su capacidad para crear proyectos, insuflar dinámicas”.

Para Gabriele Guccione, periodista turinesa de Il Corriere della Sera, Chiara Appendino es una alcaldesa “más pragmática que ideológica”. Lo que, para un Movimiento que pretende ir más allá de las divisiones clásicas, no es tan sorprendente. “Siempre dicen que no son ni de izquierdas ni de derechas y aunque eso sea retórico, hay algo de verdad”, añade Guccione. En Turín, los concejales se consideran más de izquierdas, "aunque ellos mismos piensan que esta historia en parte se encuentra superada. Tienen también un electorado que, en el pasado, votó a la derecha y a quienes deben darle alguna garantía”.

Es en este contexto en el que hay que interpretar el no del M5S turinés a los Juegos Olímpicos, a comienzos de marzo: reavivar el espíritu contestataria del Cinco Estrellas de los orígenes. Quizás la última chispa, antes de poner punto y final al giro institucional iniciado por su nuevo líder, el joven y ambicioso Luigi Di Maio, convertido en gran vencedor de las elecciones del pasado mes marzo y que sueña con ponerse al frente del Gobierno. _________

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Traducción: Mariola Moreno

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