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Memoria histórica

Tres expolicías franquistas imputados por torturas en la querella argentina tienen medallas pensionadas como Billy el Niño

El expolicía Antonio González Pacheco, alias 'Billy el Niño'.

Más de cuarenta años después de convertirse a base de palizas en uno de los agentes más temidos de la Brigada Político-Social entre los círculos estudiantiles del Madrid de la década de los setenta, el nombre de Antonio González Pacheco, alias Billy el Niño, resonó la pasada semana entre las cuatro paredes del Congreso de los Diputados. Sobre la mesa de la Cámara baja, el inmovilismo del Ejecutivo de Mariano Rajoy en relación con la Medalla de Plata al Mérito Policial que en verano de 1977 el entonces ministro del Interior, Rodolfo Martín Villa, le concedió a este exagente. Un distintivo que, además de lucir sobre su uniforme, también le reporta un jugoso plus del 15% sobre su pensión vitalicia. Sin embargo, González Pacheco no es el único policía acusado de torturas con medalla. Junto con Billy el Niño hay, al menos, otros cuatro exagentes vivos que están imputados en el marco de la conocida como querella argentina y que también cuentan con condecoraciones. De ellos, tres también tienen distintivos que llevan aparejado un incremento en su pensión.

La causa 4591/2010 arrancó en abril de 2010 en Buenos Aires y, actualmente, sigue activa a pesar de los constantes obstáculos que han puesto las autoridades españolas. Durante todos estos años, los centenares de víctimas de la represión franquista que se han ido sumando a la querella argentina han recorrido un camino de victorias y jarros de agua fría. Todas ellas recuerdan dos momentos clave en el transcurso del proceso. En septiembre de 2013, la jueza instructora, María Servini, dictó orden de detención internacional contra cuatro torturadores franquistas –Celso Galván, José Ignacio Giralte, Antonio González Pacheco y Jesús Muñecas Aguilar–. Un año después, Servini añadió a la lista de reclamados por la justicia argentina a otros veinte imputados en el caso, entre los que se encontraban ocho expolicías. Del listado, sólo se conoce el fallecimiento de cuatro, según señala a infoLibre la abogada de la querella argentina: Giralte, Galván, el exagente Atilano del Valle Oter y el exministro José Utrera Molina.

Por tanto, actualmente permanecen imputados y vivos en el marco de la querella argentina nueve viejos miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: el famoso Antonio González Pacheco, el ex guardia civil Jesús Muñecas, el excapitán de Policía Jesús Quintana Saracíbar y los exagentes Jesús González Reglero, Ricardo Algar Barrón, Félix Criado Sanz, Pascual Honrado de la Fuente, Jesús Martínez Torres y Benjamín Solsona Cortés. Al menos cinco de ellos –entre los que se incluye a Billy el Niño– han sido condecorados, en diferentes grados, durante su trayectoria en la Policía. Y, en cuatro de estos casos, los distintivos que les han sido otorgados llevan anejo un plus en la pensión vitalicia que reciben. Desde Unidos Podemos ya se ha pedido al futuro Gobierno de Pedro Sánchez que aborde la cuestión de las medallas a torturadores, algo que considera una “ignonimia para la democracia española”.

Las condecoraciones policiales se rigen actualmente por la Ley 5/1964, una norma que establece cuatro tipos de insignias al Mérito Policial: Medalla de Oro, Medalla de Plata, Cruz con distintivo rojo y Cruz con distintivo blanco, que son concedidas en función del cumplimiento de determinados requisitos. De ellas, las tres primeras llevan aparejados incrementos en la pensión: un 20%, 15% y 10%, respectivamente. Emolumentos que, según se establece en el artículo 8 y 9 de la ley, serán “proporcionales al sueldo del empleo que disfrute el funcionario en el momento de su concesión, o del que vayan alcanzando en lo sucesivo”, tendrán “carácter vitalicio” y “serán acumulables para el caso de concederse dos o más condecoraciones”. De los cinco condecorados, al menos dos tienen más de una insignia con plus sobre la pensión.

  Billy el Niño

 

Antonio González Pacheco fue uno de los hombres fuertes de la extinta Brigada Político-Social durante el franquismo y la Transición. A las órdenes del comisario Roberto Conesa, su paso por las dependencias de la Dirección General de Seguridad estuvo marcado por sus brutales técnicas de interrogatorio. Culatazos con el arma, palizas y simulaciones de ahogamiento a los detenidos, entre otras prácticas, que han desembocado en los últimos años en un aluvión de querellas por tortura en España –hasta la fecha, nunca ha sido condenado en nuestro país por estos hechos–. Señalado e imputado en el marco de la causa que instruye en Argentina la jueza Servini, Billy el Niño ha sido relacionado en diferentes ocasiones con los comandos de extrema derecha que operaron en España durante la década de los setenta y ochenta. Incluso fue llamado a declarar como testigo en el juicio por la matanza de Atocha.

Sin embargo, González Pacheco, al que sus víctimas recuerdan como un “torturador compulsivo al que le encantaba su trabajo”, nunca fue castigado. Todo lo contrario. El 13 de junio de 1977, el entonces ministro del Interior, Rodolfo Martín Villa, le concedió la Medalla de Plata al Mérito Policial, un distintivo que está reservado exclusivamente para todos aquellos agentes muertos o heridos de gravedad en acto de servicio, así como policías que hayan dirigido o realizado algún servicio de “trascendental importancia” o que hayan tenido “una actuación ejemplar y extraordinaria”. Ese mismo día, tal y como reveló Público, el comisario Conesa (fallecido en 1994), que también ha sido identificado por las víctimas como una de las personas presentes en los brutales interrogatorios en la Dirección General de Seguridad, recibió la Medalla de Oro al Mérito Policial.

  Jesús González Reglero

Pero los de Conesa y González Pacheco no eran los únicos nombres conocidos en el Boletín Oficial del Estado de esa jornada estival. Aquel mismo día también fue condecorado con la Cruz al Mérito Policial con distintivo rojo el entonces inspector de primera Jesús González Reglero. Nacido en 1949, este expolicía formó parte en la década de los setenta del conocido como grupo anti-GRAPO, dirigido por Billy el Niño. “El grupo anti-GRAPO estaba considerado, incluso en medios policiales, como uno de los más duros durante la época de la más fuerte represión franquista, y la relación de algunos de sus miembros –entre ellos, Baldomero-Araujo o los hermanos Reglero (Jesús y Miguel Ángel, también condecorado el 13 de junio de 1977)– con personas de la extrema derecha es bien conocida en medios periodísticos”, recogía el diario El País en una información de octubre de 1982.

González Reglero es otro de los policías investigados en la querella argentina. “El Inspector que daba las órdenes mandó que me quitaran las esposas y que me situara a cierta distancia de la pared (calculo que a unos 60 centímetros) y con las piernas abiertas, los brazos apoyados sobre la misma y la cabeza hacia abajo. Una vez situado en esa posición, me golpeó en un costado que me derribó, porque realmente era una persona fuerte. Me volvieron a levantar y me obligaron a ponerme en la misma posición. A partir de ese momento a cada lado se puso un policía (José Ignacio Giralte González y Jesús González Reglero), y me decían que bajara la cara, cada vez que lo hacía me golpeaban en la misma, por la espalda recibí golpes incluidos los que me propinaban con las propias cadenas con las que fui detenido y patadas en la entrepierna”, declaró una de las víctimas incluidas en la querella.

A pesar de sus presuntas prácticas, nada frenó su ascenso meteórico en la Policía. Después ocupar diversas jefaturas operativas en comisarías de distrito, González Reglero fue ascendido en el año 2000 a comisario. Y como comisario jefe de la comisaría de Policía Nacional de Leganés se jubiló en enero de 2014, con honores y sin que el Ministerio del Interior fuese capaz de responder a una pregunta parlamentaria sobre el tema que se planteó desde el Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados. Durante su trayectoria, según informó en su momento la agencia Efe, al expolicía se le concedieron las siguientes condecoraciones: la Medalla de Plata al Mérito Policial –pensionada con un 15%–, dos Cruces al Mérito Policial con distintivo rojo –pensionada con un 10% cada una de ellas– y tres Cruces al Mérito Policial con distintivo blanco.

  Jesús Martínez Torres

También luce varias insignias al Mérito Policial en su uniforme Jesús Martínez Torres. Nacido en 1941, este expolicía es otro de los señalados en la causa argentina por delitos de tortura sancionables, según la jueza Servini, “con las penas de ocho a veinticinco años de prisión”. Su nombre aparece en el testimonio del militante antifranquista José Aznar Cortijo. “Al llegar a la comisaría comenzaron las torturas, que el querellante recuerda como ejecutadas por bestias inhumanas, los golpeaban por todo el cuerpo; al comenzar la tarde le aplicaban el quirófano que consistía en que lo tiraban boca arriba en un escalón con la cabeza hacia afuera y le deban golpes en la cara cuando caía hacia abajo por el cansancio, y lo volvían a levantar sujetado del pelo; lo agarraban del pelo y de las piernas y le tiraban de un lado a otro”, explicaba el militante antifranquista.

No es la primera vez que se pone el foco sobre Martínez Torres. Ya en 1985, en un reportaje de El País, Mikel Azkue denunciaba las torturas a las que había sido sometido tras su detención durante las manifestaciones organizadas en enero de 1971 por el PCE en Zaragoza para protestar por las condenas a muerte del proceso de Burgos. Azkue, que le definía como un hombre “con patillas horterísimas y unos zapatos de tacón ancho”, recordaba a Martínez Torres como el policía “que dirigió los 16 días de interrogatorio”. “Pero el que más me pegó no fue él (…). La actitud de Martínez Torres significaba un cambio en la forma de tratar a la gente. Era un policía que no pegaba por pegar, sino para sacar información. Le preocupaba la eficiencia. Eran nuevos métodos. Hacía gala de una extraordinaria frialdad e intervenía en el momento adecuado”, apuntaba el militante antifranquista.

“Otras veces te decía aquello (…) de que cuando gobernáramos los de izquierdas él continuaría siendo funcionario de policía”, completaba Azkue. Martínez Torres no erró en su predicción. No sólo continuó en el Cuerpo, sino que además fue ascendido durante el primer mandato de Felipe González. En diciembre de 1982 fue nombrado comisario general de Información. Una trayectoria por la que ha sido premiado en varias ocasiones: además de ser nombrado en 2013 comisario de honor del Cuerpo Nacional de Policía, ha sido condecorado con la Cruz al Mérito Policial con distintivo blanco (1972), la Cruz al Mérito Policial con distintivo rojo (1974) o la Medalla de Oro al Mérito Policial (1988) –que lleva anejo un plus del 20% en la pensión–.  Esta última insignia la recibió solo tres días después de declarar ante el juez en relación con el escándalo del denominado espionaje policial a los partidos políticos.

  Pascual Honrado de la Fuente

Nacido en enero de 1929, el nombre de Pascual Honrado de la Fuente sonaba, y mucho, entre los círculos antifranquistas asturianos de los años sesenta. Mano derecha en la Político-Social del temido comisario Claudio Ramos Tejedor, este expolicía ha sido acusado de un delito de torturas por el ex secretario general del PCE y ex presidente de Izquierda Unida, Gerardo Iglesias, tanto en el marco de la causa argentina como en la querella que el histórico comunista interpuso la pasada semana en los juzgados de Oviedo. No es la única víctima que le señala. Otros dos represaliados asturianos, Vicente Gutiérrez Solís y Faustino Sánchez García, también han llevado el caso a los juzgados ovetenses. En su testimonio incluido en la querella argentina, Iglesias definía a Honrado de la Fuente como “el más bestia de todos”: “Era un especialista. Te tiraba al suelo y te daba puñetazos en el hígado”.

Como en el caso de Martínez Torres, el ex secretario general del PCE recuerda que el expolicía en algún momento le llegó a decir que “cuando muriera Franco ellos no iban a perder nada porque eran funcionarios". Honrado de la Fuente tampoco se equivocó. En su trayectoria, no dejó de ascender. Durante su etapa en el Cuerpo fue inspector de tercera, de segunda y, desde 1977, de primera. En 1967, el exagente de la Político-Social fue condecorado con la Cruz al Mérito Policial con distintivo blanco. Y, en el Boletín Oficial del Estado del 19 de julio de 1969, según recoge la Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina (Ceaqua), figura como uno de los policías a los que se concede la Cruz al Mérito Policial con distintivo rojo.

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  Félix Criado Sanz

Otro conocido, en este caso entre los círculos antifranquistas vascos, era Félix Criado Sanz. Nacido en 1923, el que ocupara en su momento el rango de oficial del Ejército pasó a comienzos de la década de los cuarenta a formar parte de la Escala Ejecutiva del Cuerpo Superior de Policía. Desde mediados de los sesenta, Criado Sanz ocupó el puesto de jefe de la Brigada de Investigación Social de Bilbao, según consta en los pocos datos biográficos que ha conseguido recuperar Ceaqua. Como inspector de primera clase, este viejo policía fue condecorado por el entonces director general de seguridad franquista, Alonso Vega, el 31 de marzo de 1967. Para “premiar” sus “servicios de mérito extraordinario”, tal y como se recoge en el Boletín Oficial del Estado de aquel día, Criado Sanz recibió la Cruz al Mérito Policial con distintivo blanco –sin plus en la pensión–.

El ex jefe de la Brigada de Investigación Social de Bilbao ha sido señalado en el marco de la causa argentina en la querella presentada por varios de los curas ‘rojos’ apresados en la cárcel concordataria de Zamora. Entre ellos el sacerdote Jon Etxabe, que presentó una querella a título individual que se agregó a la causa que instruye Servini y que señaló, en su testimonio realizado por videoconferencia en 2014, a Criado Sanz como uno de sus torturadores. “Fui detenido el 11 de Abril de 1969 y estuve 7 días en comisaría. Salvajemente torturado junto con otros militantes: golpes a mansalva, la rueda, la rana… El responsable de la detención e interrogatorios con torturas fue D. Félix Criado Sanz, entre otros”, señaló el que fuera antiguo responsable de propaganda de ETA a finales de los sesenta.

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