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EL NUEVO GOBIERNO

Derogar la reforma laboral: por capítulos y después de hablar con sindicatos y patronal

La ministra de Trabajo, Magdalena Valerio.

La ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, se estrenó ante los medios de comunicación este mismo miércoles esgrimiendo la derogación de la reforma laboral como una de las medidas incluidas en el programa electoral del PSOE y en las resoluciones del 39º Congreso Federal del partido. Se lo han recordado nada más tomar posesión tanto UGT como CCOO, que reclaman la revocación no sólo de la reforma laboral de 2012 sino también de la que el propio PSOE aprobó cuando gobernaba en 2010.

Sobre cómo va a anular la reforma del PP, Valerio sólo reveló ante las cámaras de 13TV que lo hablará “tranquilamente”, no sin antes detallar los motivos por los que se hace necesaria su supresión: “Ha sido muy dañina para muchos aspectos del mercado de trabajo, como la negociación colectiva”, explicó, “y ha provocado un aumento de la temporalidad y una devaluación salarial muy importanteuna devaluación salarial muy importante, que ha desencadenado problemas en el sistema de pensiones y en la Tesorería de la Seguridad Social”.

Este jueves, en Onda Cero, lo que pidió fue un “replanteamiento total” de la reforma de 2012. En ambos casos, Valerio se remitió al diálogo con empresarios y sindicatos –“Hay que tenerlos en cuenta, y estoy segura de que llegaremos a muchísimos acuerdos”, dijo en televisión–. “Se impone la prudencia”, avanzó. En efecto, derogar la reforma del PP es la primera medida que el PSOE se impone para “cambiar el modelo laboral”. Al menos así constaba en el programa que Pedro Sánchez presentó en las primarias socialistas de hace un año, donde le atribuye la culpa del “aumento de la precariedad, los bajos salarios, las desigualdades y el riesgo de pobreza”. Pero sólo unos meses antes, la gestora que gobernaba entonces el partido había publicado un borrador de programa económico que renunciaba a derogar la reforma laboral de 2012. Ese punto también desapareció del acuerdo de gobierno que los socialistas firmaron con Ciudadanos en 2016. “Lo primero que hará el PSOE será derogar la reforma laboral de Rajoy para recuperar los derechos de los trabajadores”, es una frase que Pedro Sánchez ha repetido en numerosas ocasiones y volvió a utilizar nada más vencer en las primarias.

Sin embargo, el presidente de la CEOE, Juan Rosell, ya ha advertido contra cualquier intento de revertir los cambios incorporados por el PP al Estatuto de los Trabajadores. “Derogar la reforma laboral es prácticamente imposible”, aseguró en Barcelona, “es no saber de lo que se está hablando”. Según dijo, en España hay unas 7.000 normas laborales, entre europeas, autonómicas y nacionales, “y no se puede derogar todo de un día para otro”, desde la negociación colectiva y la contratación hasta la prevención de riesgos laborales. Por el contrario, Rosell reclama al Gobierno más reformas, como no ha dejado de hacer también cuando gobernaba el PP.

“Como somos conscientes de las dificultades objetivas que tendrá el Gobierno para cumplir un planteamiento tan ambicioso, pedimos que se reformulen las reglas del mercado laboral”, apunta por su parte el secretario de Organización de CCOO, Fernando Lezcano. Derogar la reforma de 2012, añade, significaría volver a la situación que dejó la reforma del PSOE de 2010, con la que tampoco estaba a gusto el sindicato. Así que CCOO exige anular los “capítulos más regresivos” de ambas reformas laborales: la prioridad del convenio de empresa sobre el sectorial, la supresión de la ultraactividad –la prórroga automática de los convenios colectivos cuando caducan–, la flexibilización y abaratamiento del despido. Lezcano confía en que la ministra de Trabajo reactive ahora las cuatro mesas de diálogo con la CEOE y los sindicatos que han permanecido estancadas casi desde se creación: calidad del empleo, parados de larga duración, pensiones y formación. “Esperamos tener una agenda encima de la mesa sobre la que podamos trabajar y creo que ahora habrá más disposición a llegar a un acuerdo que antes”, sostiene el dirigente de CCOO.

Problemas en el Congreso

Cuestión distinta será la “fragmentación de apoyos” que encontrará en el Congreso cualquier iniciativa. “Si la oposición al Gobierno es furibunda, de campaña electoral durante el resto de la legislatura, no va a ser fácil sacar adelante los cambios”, advierte Fernando Lezcano. Al tiempo de abandonar el ministerio, Fátima Báñez no dudó en advertir a los socialistas contra una reversión de la reforma laboral que ella alumbró: “Podría truncar la senda de creación de empleo”. Según mantuvo en declaraciones a la COPE, la reforma debería conservarse “porque funciona”. Ciudadanos ya se abstuvo en el Congreso en diciembre de 2016 cuando se votó una proposición no de ley del PSOE que pedía derogar la reforma del PP. Lo mismo hizo el PDECat. Por el contrario, Unidos Podemos apoya la desaparición completa de las leyes laborales aprobadas durante el Ejecutivo popular.

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Pese a la fragilidad de los apoyos parlamentarios, Fernando Lezcano cree que “se pueden hacer cosas”: “Según lo que dijo Pedro Sánchez en la investidura, la música nos suena bien, y parece que el Gobierno que ha formado es potente, no de trámite, sino para durar”.

“El Gobierno tiene que actuar de inmediato”, exige Gonzalo Pino, secretario de Acción Sindical de UGT. No puede dejar pasar el tiempo para tomar medidas contra la pobreza laboral, energética e infantil, apremia. Pino defiende que se recupere la tutela administrativa en los despidos colectivos: hasta la reforma las empresas que querían ejecutar un ERE debían solicitar la autorización de la consejería autonómica competente o del ministerio, que podía denegarla si consideraba que los despidos no estaban justificados. También quiere que se aumente la protección del trabajador ante el despido, subiendo las indemnizaciones y fortaleciendo las causas por las que se puede extinguir un contrato. Y rechaza que la derogación de la reforma laboral sea “imposible”.

A su juicio, las palabras de Rosell son un intento de presionar al Gobierno para que no toque el Estatuto de los Trabajadores. “Ahora hay una oportunidad de avanzar y de recomponer el diálogo social que ha faltado con el Gobierno del PP”, destaca. Cree incluso que el actual Ejecutivo incluso debe convencer a los empresarios de la necesidad de subir los salarios, ahora que la CEOE negocia con los sindicatos, pero con gran dificultad, la renovación el acuerdo marco para los próximos años. No para presionar en una mesa que es sólo bipartita, sino advirtiendo a la patronal de que “puede intervenir en otros campos de la legislación laboral”.

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