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Con ciencia sí hay futuro

Salce Elvira

Este ha sido el eslogan más utilizado en las múltiples manifestaciones, actos y pancartas que se han ido sucediendo en los últimos años en España para defender la I+D+i.

Como venimos denunciando, la situación de la I+D+i en España sigue estando mucho peor que el conjunto de Europa y el impacto de la recesión ha provocado que nos alejemos todavía más de la media de la UE. La apuesta por la I+D+i no es una prioridad del sector privado de nuestra economía, que tradicionalmente le ha dado la espalda, ni tampoco de nuestro sector público, cuyo esfuerzo en I+D+i mejoró durante el primer Gobierno del PSOE de Zapatero, para posteriormente desandar el camino y recortar el presupuesto público a rebufo de la recesión y la crisis. La realidad es que en 2016 España destinaba a I+D un porcentaje de su PIB –1,19%– inferior al que destinaba en 2010 –1,35%– y muy alejado del promedio de la Eurozona –2,13%–.

Según el proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2018 los fondos destinados a I+D+i aumentan un 8% y dispondrán de 542 millones adicionales, de los que solo 227 millones van destinados a aumentar el gasto real –capítulos 1 a 7 del presupuesto– y 315 millones adicionales van a préstamos, que en su inmensa mayoría quedan sin ejecutar año tras año.

La foto que ofrece recurrentemente el proyecto de PGE sobre la I+D+i es una foto trucada, en la que el 60% del presupuesto corresponde a préstamos y otros activos financieros, que inflan el presupuesto al principio y posteriormente quedan sin ejecutar en su inmensa mayoría.

En 2018 es positivo, aunque insuficiente, el aumento del gasto real –capítulos 1 a 7–, que sube un 9% y de cumplirse supondría un aumento de 227 millones respecto al presupuesto de 2017. No obstante, ese gasto anual real seguiría 1.337 millones por debajo de lo presupuestado al inicio de la recesión (2009). Además, la cuarta parte de ese aumento del gasto real previsto en 2018 corresponde a gasto militar (+52 millones) mientras que el aumento del gasto con fines civiles se limita a 174 millones, apenas un tercio del aumento presupuestario de la política de I+D+i.

Este desolador panorama se ve agravado por una política adversa de recursos humanos en I+D+i, que ha conducido a la expulsión de miles de personas del sistema científico-tecnológico español, a la precarización del personal con contrataciones temporales, al envejecimiento inexorable de las plantillas y a la improvisación de medidas que no aseguran en ningún caso una solución a tan grave problema. Es, por tanto, urgente la recuperación de los puestos de trabajo perdidos de todas las escalas profesionales y el regreso de nuestros jóvenes.

Como indicaba anteriormente, España sigue sin recuperar los niveles de inversión en I+D de 2009 –está un 9,1% por debajo–. Según recoge el último Informe COTEC: “Por el contrario la UE  los ha superado de forma clara (está un 27% por encima). La práctica totalidad de los países europeos (25 de 28) han recuperado y superado esos niveles".

En lo referente a las empresas: “España es el único país de los cinco grandes de la UE en el que su gasto en I+D en 2016 es inferior al de 2008 (el 11,1%) pese a que el PIB es un 0,2% mayor… Esta peculiaridad española va a ser sin duda un lastre para la competitividad de nuestras empresas”.

La denuncia reiterada de esta situación por parte de la comunidad científica y los sindicatos cristalizó en diciembre del 2013 en el Acuerdo Parlamentario por la I+D+i, firmado por todos los partidos políticos, a excepción del PP. Esta denuncia ha continuado con las protestas de la Marcha por la Ciencia, celebrada en abril de 2017 y llevada a cabo en numerosos países y con gran éxito en España, así como con la entrega de más de 250.000 firmas en el Parlamento el pasado mes de abril.

CCOO se mantiene a la expectativa en relación a la creación del Ministerio de Ciencia, Investigación y Universidades, ya que si bien es cierto que las universidades desempeñan una importante labor como agentes generadores de conocimiento en el sistema español de ciencia y tecnología, puesto que la actividad investigadora que llevan a cabo –en especial las universidades públicas– las convierte en el elemento más relevante desde el punto de vista de la producción científica, también lo es que su actividad docente y formativa es asimismo un elemento fundamental.

Margarita Salas, la científica española más importante del siglo XX

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Con referencia a la política de género, en este sector aún se está muy lejos de alcanzar la paridad en los niveles de mayor responsabilidad, a pesar de que la Ley de Ciencia incorporó el objetivo de promover la inclusión de la perspectiva de género como categoría trasversal en la Estrategia Española de Ciencia y Tecnología y en el Plan Estatal de Investigación científica y técnica, lo que se plasma en la inclusión de la participación de mujeres en equipos de trabajo como un criterio adicional de valoración en la concesión de ayudas a proyectos de investigación.

Esperamos y deseamos que se remonte la gravísima situación en la que se encuentra la I+D+i en nuestro país y se consensúen medidas urgentes y eficaces con todos los agentes implicados en este imprescindible sector. ___________

Salce Elvira es ex secretaria confederal de I+D+i de CCOO.

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