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Congreso de los Diputados

Sánchez admite tener “dudas” sobre las plataformas europeas para migrantes

El presidente Pedro Sánchez, en el Pleno del Congreso.

Fernando Varela

El presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, matizó este miércoles en el Congreso su posición sobre la propuesta del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, de crear plataformas de migrantes en terceros países con las que hacer frente al éxodo de personas que huyen de África y de Oriente Medio en busca de refugio o huyendo de la miseria. Sánchez admitió tener “dudas” sobre la propuesta, especialmente acerca de su compatibilidad con el respeto a los derechos humanos. “Vamos a ver qué propuesta traen”, concluyó.

Mucho más contento se mostró el presidente con la idea de dotar con fondos europeos la llamada “dimensión exterior” de la política migratoria, con la que espera actuar en los países de origen y en los de tránsito para reducir los flujos migratorios dando a determinados países, entre ellos España, la representación de la UE para implementar estas políticas en sus áreas de influencia (Marruecos en el caso español).

Sánchez separó la propuesta de las plataformas de la idea del presidente francés, Emmanuel Macron, que consideró “aún en pañales”, de crear puertos seguros bajo control europeo para garantizar la recogida humanitaria los migrantes rescatados en el mar, desde los que implementar las políticas de asilo y de devolución pero siempre en nombre de la UE. 

Con un discurso construido en torno a la necesidad de dar una respuesta humanitaria al drama de los rescatados en el Mediterráneo, de buscar una respuesta común a los flujos migratorios procedentes de África y de hacer posible la solidaridad dentro de la Unión Europa haciéndose corresponsable de los movimientos secundarios de inmigrantes, en clara contraposición a los movimientos xenófobos y antieuropeos, el presidente no halló muchas voces críticas en el hemiciclo, con las únicas excepciones de Bildu, Foro Asturias, Ciudadanos y el PP, estos dos últimos partidos preocupados porque las decisiones del Gobierno estén provocando el llamado efecto llamada y contribuyan a aumentar la llegada de migrantes.

A falta de grandes elementos de confrontación en materia europea, la agenda nacional se abrió paso sin problemas en el debate.  Primero de la mano de Esquerra, cuyo portavoz, Joan Tardà, volvió a lamentar que el Gobierno haya decidido negar un diálogo “sin condiciones” sobre Cataluña al “diseñar un campo de juego muy estrecho en el sólo puedan estar los no independentistas. Usted dinamitó un posible acuerdo entre el PSOE y Esquerra” para diseñar “diseñar un campo de juego muy ancho, en el que cupieran el 80% de los catalanes que quieren que se dialogue de todo”.

“Lo que ha conseguido es una nueva foto del 155 y  que los que tenemos una visión constructiva tengamos una posición más débil. No ha sido capaz de entender que hay que construir un escenario de relajo, de entendimiento. Lo que ha hecho es exacerbar los extremos. De entrada, “la relación esté muy tocada entre ustedes y nosotros” por una actitud que no ayuda “en nada” a que la reunión del 9 de julio con el president Quim Torra “funcione”, se lamentó. Es “un error y pronto se va a dar cuenta de ello”, advirtió.

Sánchez le respondió en los mismos términos que el PSOE en el Pleno del martes. Pidiendo a Esquerra “acabar con la unilateralidad; a eso hay que pasar página. No consideramos que la Constitución y el estatuto sean un margen estrecho para dialogar, al contrario: son el punto a partir del cual podemos construir un nuevo consenso para dar respuesta a la crisis de Cataluña”.

Hay que “establecer dinámicas cooperativas”, propuso. “La actitud el Gobierno es esta y esperamos encontrarla en el Govern de la Generalitat; hay mucho que nos separa pero tenemos ue aprender de nuestros errores”, añadió.

En la misma línea respondió después Sánchez a Gabriel Rufián (ERC) en la sesión de control. “Ha habido momentos en los que nos hemos entendido y ha sido bueno. Lo que le puedo decir es que las cosas han cambiado: no tiene enfrente a un Gobierno que va a usar el agravo territorial” en el debate político. “Ojalá a partir del 9 de julio [el día en que tiene previsto reunirse con Torra] podamos emprender un camino que restañe las heridas”.

Fieles al guión que se han marcado desde que Sánchez llegó al Gobierno, PP y Ciudadanos se disputaron el discurso que trata de cuestionar la legitimidad de la moción de censura y alimentar la idea de que existen actos secretos con todos los grupos que contribuyeron a echar a Rajoy de la Moncloa. Rafael Hernando, en nombre del grupo mayoritario, casi se desentendió por completo del debate sobre el Consejo Europeo que comienza mañana y se centró en asegurar que el Gobierno es fruto de “un fraude” basado en hacer concesiones a “los populistas, los independentistas y los amigos de la ETA”.

El portavoz del PP advirtió al presidente que los independentistas “son insaciables” y por eso le pidió que suspenda la reunión con el president Torra hasta que este “pida perdón” por “sus ofendas a los españoles y al rey”. Le acusó de ceder ante “los terroristas” por haber anunciado su intención, tras la disolución de ETA, de acercar presos de la banda al País Vasco, así como de faltar a respeto a las víctimas.

Sánchez replicó pidiendo al PP, una vez más, que sea al menos tan leal con el Gobierno como lo fue el PSOE. “Hemos vuelto a los fantasmas que trajeron con las víctimas del terrorismo, la violencia de ETA”, cosas que “nada tienen que ver con Cataluña”. El problema del PP, subrayó, es que no tiene discurso para Cataluña, como prueba el hecho de que, entre sus candidatos a dirigir el partido, haya un partidario de reformar la Constitución, la responsable de la Operación Diálogo y una dirigente que lamenta no haber aplicado antes el 155. “Han sido sobrepasados por su propio  fracaso y les pido sentido de Estado para resolver esta cuestión”, añadió.

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En la misma línea, Albert Rivera (Cs) acusó a Sánchez de llegar a la Presidencia “por la puerta de atrás” y “sin pasar por las urnas” y le echó en cara que todavía no se conozca su plan de Gobierno. El líder de la formación naranja acusó al presidente de haber elegido como socios de gobierno a “los enemigos de Europa”, en un intento de vincular a las formaciones nacionalistas —entre ellos el PDeCAT y el PNV—con los partidos xenófobos de Italia y otros Estados europeos, lo que dio pie a Pablo Iglesias (Unidos Podemos), con el respaldo de propio Sánchez, para pedir a Rivera que deje de“ hacer el ridículo”, porque esos partidos son sus socios en la Alianza de Liberales y Demócratas Europeos (ALDE).

Iglesias dejó  claras las reservas de su grupo en relación con el debate migratorio, pero evitó la confrontación con Sánchez. Echó en falta un pronunciamiento contra Donald Trump y su política fronteriza y consideró “imprudente” haberse mostrado dispuesto a estudiar la propuesta de plataformas para migrantes de Tusk, porque “están condenadas al fracaso”. Es “inaceptable subcontratar los derechos humanos”, advirtió.

El portavoz de Unidos Podemos reclamó el cierre de los centros de internamiento de inmigrantes y, a la vista de que Sánchez sólo se comprometió a revisar su situación, le propuso visitarlos personalmente paras ver en qué condiciones se encuentran. También pidió a Sánchez que España se convierta en una referencia frente a las políticas migratorias “fascistas” de Salvini en Italia y Trump en Estados Unidos.

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