La decisión de los afiliados: un vencedor claro o alargar la batalla hasta el congreso

El Partido Popular lleva un par de meses acumulando días históricos. Partido PopularEste jueves sumará otro más que pondrá los cimientos del proceso de sucesión de Mariano Rajoy. 66.706 afiliados, el 7,6% del censo, están llamados a elegir a los dos candidatos que pelearán por liderar al principal partido de la oposición. La segunda fase tendrá lugar en el XIX Congreso Extraordinario, que se celebrará en Madrid los días 20 y 21 de julio. De los seis candidatos, tres –María Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado– llegan con fuerza y con opciones de pasar el primer corte. Los primeros datos, en el mejor de los casos, no se esperan hasta pasadas las 23.00 horas. Las sedes estarán abiertas de 9.30 a 20.30.

Cargos del PP consultados por infoLibre creen que lo mejor para el partido sería que la diferencia entre los dos candidatos más votados allane el camino a una lista única para el congreso. Lo contrario, coinciden, sería "la guerra". "No podemos permitirnos un partido roto y con ajustes de cuentas entre los equipos de los diferentes candidatos a menos de un año para europeas, autonómicas y municipales", dice un diputado. Esto implica que de las urnas salga un vencedor claro que permita a su rival retirarse tras negociar una serie de condiciones. "Si no hay un ganador claro y la cosa está muy ajustada va a ser más difícil, pero deberían hacerse esfuerzos", valora un miembro del Comité Ejecutivo Nacional.

  La campaña

A nivel nacional nunca había ocurrido porque es la primera vez que se aplica la modificación de los estatutos aprobada en el XVIII Congreso Nacional del PP, celebrado en Madrid en febrero de 2016. Los seis candidatos del PP han podido recorrerse el territorio nacional en los últimos días en una campaña electoral interna sufragada por el partido –tienen que justificar todos los gastos– en la que han podido contar con la infraestructura de las diferentes sedes.

La campaña arrancó el sábado 23 de junio y los afiliados que han querido participar en las votaciones que tendrán lugar este jueves pudieron hacerlo hasta las 14.00 horas del lunes 25. En todas las candidaturas coinciden en que el hecho de que hubiese un fin de semana por medio no ayudó mucho a movilizar a los afiliados aunque se permitió abrir las sedes que así lo solicitaron. En todo caso, no creen que la escasa movilización –sólo se inscribió el 7,6% del censo– se deba a ello. La nueva dirección, coinciden, debe revisar la cifra de más de 800.000 afiliados que dice tener el partido y depurar el censo tras comprobar quiénes están al corriente del pago, quiénes han fallecido, quiénes se dieron de baja y no cuentan como tal...

En una campaña bastante plana en la que se ha puesto el foco más en los perfiles de los candidatos que en las propuestas uno de los ejes ha sido precisamente el de los afiliados inscritos, menos, incluso, de los que se inscribieron para votar a los barones autonómicos en sus respectivos congresos regionales (8,6% del censo frente al 7,6% ahora).

Las cifras de inscritos cayeron como un jarro de agua fría en todos las candidaturas, excepto en las de Cospedal y Santamaría, que han sido muy insistentes en la idea de respetar las reglas del juego y no cambiarlas a mitad de partido. En estas semanas ha habido peticiones a la Comisión Organizadora del Congreso (COC) para que se permitiera votar a todos los afiliados al corriente de pago. Pero han sido desestimadas, igual que rechazó organizar un debate entre los candidatos con el argumento de que no había unanimidad entre ellos.

Tras estas demandas de no poner trabas a una mayor participación se escondía el temor a que, con una cifra tan baja de inscritos, estos fuesen los más cercanos a Cospedal y Santamaría, las dos candidatas con mayor presencia pública y con mayor capacidad de movilizar por contar con el apoyo de dirigentes territoriales y parlamentarios.

También se ha llegado a especular con la posibilidad de que pase Casado como más votado junto a una de las dos candidatas a la segunda fase y que los compromisarios, a los que se supone más próximos a las estructuras de poder del partido, "corrijan" ese resultado en el cónclave de los días 20 y 21 de julio. 

"Da igual cómo se llamen las personas que pasen, pero si la diferencia es notable, se deberían hacer esfuerzos para no ir a un congreso a cara de perro", destaca un barón regional.

  La votación

¿Qué consideran las fuentes consultadas una diferencia "notable"? "Un porcentaje superior al 40% de los votos para el ganador y que suponga una diferencia con el segundo de entre 8 y 10 puntos sería para ponerse a hablar", considera un líder provincial.

Para que se dé este escenario, no obstante, tiene que existir la voluntad de los actores implicados y que se den una serie de condiciones. La principal, la integración. 

A priori, en el PP ven más fácil que Cospedal y Casado se integren o que Casado y Santamaría se integren que el hecho de que ambas candidatas puedan converger en un mismo proyecto. A día de hoy no es ningún secreto que la sintonía entre ellas es nula. Sí creen, no obstante, que la integración vendría más por la vía de los equipos que de las propias candidatas. Es decir, que pocos en el PP ven a Cospedal de número dos de Santamaría, o viceversa, pero que si ven a cualquiera de ellas liderando el partido y contando con perfiles de la candidatura rival.

Por otra parte, una victoria apretada este jueves haría más complicada esa pretendida integración porque las negociaciones serían más complicadas.

También hay dudas sobre la participación. Las fuentes más optimistas creen que votarán el 80% de los inscritos, es decir, que la cifra de afiliados movilizados para participar en este proceso quedará por debajo del 7% del censo oficial.

Los principales dirigentes regionales y provinciales que se han decantado por un candidato lo han hecho por Cospedal o Santamaría. "No hay que perder de vista a Casado", que puede canalizar el voto del descontento, añade un parlamentario. Este voto del descontento, consideran algunas fuentes, podría estar en torno al 30% de los participantes.

  El día después

Durante toda la campaña los equipos de los diferentes candidatos han denunciado presiones. Sólo en uno de los casos tuvo que intervenir la COC para poner paz. Estas "zancadillas", como las definió Pablo Casado, fueron desde peticiones expresas para apoyar a determinados candidatos a la prohibición de asistencia a actos concretos. Ahora, pasada la primera fase, las tensiones pueden ser más fuertes porque ya hay más en juego. Presiones a los compromisarios para que se posicionen junto a un candidato o presiones a los dos ganadores para que intenten una lista de consenso. Pero también presiones a los barones regionales, a los que se les supone capacidad de control sobre los compromisarios. 

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"Lo primero que haremos, si ganamos, es revisar qué apoyos tenemos entre los más de 3.000 compromisarios. Luego ya se verá", destacan en uno de los equipos. 

El PP está a las puertas de un año electoral en el que se juega mucho y los primeros en enfrentarse a las urnas van a ser los barones regionales. Son los primeros interesados en que el partido salga de este trámite lo menos lesionado posible. Por eso, no se descarta que, pese al desgaste que pueda suponerles, haya dirigentes regionales y provinciales que cambien de bando en función de los resultados de las votaciones para contribuir a un pacto entre candidatos. "Es algo así como que el que se mueve no sale en la foto", resume una diputada.

Conformar una candidatura única, no obstante, no estaría exento de dificultades. La negociación de cuotas de poder sería muy dura. Se trata de configurar el PP casi desde cero: dirección nacional, Comité Ejecutivo Nacional, Junta Directiva Nacional y portavocías de los grupos parlamentarios.