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Educación

Profesores y filósofos celebran el regreso de Filosofía a las aulas: "Es un plan de vida, no una asignatura entre otras"

Alumnos de Bachillerato en un aula.

Cinco años después de que el PP eliminara Filosofía como materia obligatoria en los institutos tras aprobar la Lomce, el Congreso –esta vez con el apoyo de los conservadores– ha decidido recuperarla. Este miércoles la Comisión de Educación de la Cámara Baja votó por unanimidad una proposición no de ley que blinda la presencia de la materia en los centros educativos. De esta manera, Ética volverá a impartirse en Secundaria con carácter obligatorio y Filosofía, junto a Historia de la Filosofía, lo hará en Bachillerato.

La iniciativa parte de Unidos Podemos. El grupo confederal, que la ha transaccionado con PSOE, PP y Ciudadanos, llama a un nuevo currículum académico "que sea al mismo tiempo estable y flexible en los contenidos", y que incluya "un ciclo formativo" en materia de Filosofía secuenciado durante los tres últimos cursos de la Enseñanza Secundaria. El objetivo es que esta formación se produzca, según explica el texto ratificado, de forma análoga a lo que sucede en otras materias como Lengua, Matemáticas o Historia.

Si bien las proposiciones no de ley carecen de efecto vinculante, la unanimidad parece garantizar su cumplimiento. Los pasos ahora se basan en incluir el mandato en el anteproyecto de ley que está elaborando el Gobierno para modificar la Lomce y a partir de ahí, hacer que la petición cristalice en resultados prácticos. Así lo confirmó este jueves el propio Gobierno, que mediante un comunicado aseguró la incorporación de Filosofía como obligatoria en los dos cursos de Bachillerato. "Esta modificación se incorporará a la reforma de la Lomce que está elaborando actualmente el Ministerio de Educación y FP" y que se presentará "al Consejo de Ministros en los próximos meses para su aprobación y posterior tramitación parlamentaria". Respecto a Ética, el Ejecutivo de Pedro Sánchez dice que sus contenidos se "estudiarán también de forma obligatoria en el curso de Educación Secundaria más conveniente".

Pensamiento crítico y autónomo

Hace tres años la Red Española de Filosofía lanzaba una campaña en Change.org para exigir al Ministerio de Educación salvar la Filosofía manteniéndola en las aulas. Más de 211.000 firmas después, la plataforma celebra el triunfo de la iniciativa. Enrique P. Mesa, presidente de la Asociación de Profesores de Filosofía de Madrid (APFM) y profesor de instituto, reconoce que Unidos Podemos "ha recogido muy bien" la petición gestada en 2015 por la organización.

Alicia García, profesora de Filosofía en la Universidad Carlos III de Madrid y miembro de la Red Española de Filosofía, comparte la celebración. "Es una noticia fantástica, la esperábamos desde hace tiempo", admite al otro lado del teléfono. La situación hasta el momento, dice, dibujaba un escenario donde "el pensamiento estaba mutilado". García cree oportuno, desde una perspectiva política, recordar que se ha llegado a un pacto desde "puntos de partida diferentes". Es decir, resume, "unos reculan y otros han empujado".

Pese a los matices, el consenso ha sido recibido como una gran noticia entre los filósofos. "Hay que saludar el hecho de la unanimidad", afirma Juan Mayorga, dramaturgo y licenciado en Filosofía. "Es muy alentador", confiesa en conversación con este diario, y "hace pensar que se trata de una decisión que no será corregida si hay un cambio de gobierno".

En cuanto a los beneficios de blindar la asignatura, los docentes lo tienen claro. Existen, a juicio de Mesa, tres factores fundamentales. El primero atañe a una cuestión cultural. "La filosofía ha sido esencial en la historia cultural de Occidente, de ella surge la idea de libertad y de ciencia, fundamentales en el campo político y en el campo del conocimiento", razona. Negar la filosofía, por tanto, "es perder ese patrimonio histórico y cultural". La educación, recuerda el docente, "debe generar personas cultas, no solamente profesionales".

Precisamente con esta reflexión tiene que ver el segundo pilar sobre el que basa el profesor sus argumentos. "Los adolescentes suelen identificarse muy rápido, suelen tener poco pensamiento crítico", de manera que "buscan una respuesta siempre, y cuando la encuentran se sienten satisfechos". La Historia de la Filosofía, continúa, "es un continuo encontrar respuestas y que el siguiente autor las rebata", de forma que "lo que ellos aprenden es que las respuestas se pueden volver a plantear: desarrolla el pensamiento crítico".

El tercer punto es político y tiene que ver con el desarrollo del pensamiento autónomo. La lección aquí es que "tienen que pensar por sí mismos y no en base a un criterio de autoridad", comenta el profesor. Este último asunto tiene especial sentido con el "resurgir de los movimientos autoritarios y la posverdad", pues invita a "pensar por uno mismo y con rigor".

Mayorga reflexiona: "No hay asignatura más útil que ésa". Y es que la materia tiene "una utilidad inmediata y extraordinaria". El dramaturgo y filósofo coincide en que, "si bien es muy importante que en nuestros colegios se forme a gente que tenga capacidad para el empleo, antes que la formación de sujetos empleables hay una anterior, que es la formación de personas que sean capaces de tener una mirada crítica hacia lo que nos rodea". Capaces también, agrega, "de analizar discursos en su vida cotidiana".

La asignatura de Filosofía, precisamente, "nace de la reflexión sobre el uso de las palabras y cómo somos nosotros mismos usados por las palabras". Es una materia "que lleva a la reflexión y que una y otra vez plantea las viejas y al mismo tiempo absolutamente contemporáneas reflexiones, siempre irresueltas pero siempre candentes, sobre qué es la justicia, qué es la vida, qué es la amistad o qué es la belleza".

Por ello, entiende Mayorga, era "absolutamente urgente" que estuviera no sólo en el currículum, sino "en el centro mismo". La Filosofía "es un plan de vida, no una asignatura entre otras, sirve para hacer preguntas a todas las demás, tiene un valor que nutre a cualquier otra".

Coincide con él Alicia García, en parte por su experiencia como profesora en la universidad. Su función como docente, explica, se ha basado en diversas ocasiones en impartir contenidos filosóficos a periodistas, juristas o economistas. "Te das cuenta de que estos saberes están ayudando a la gente para aclarar cuestiones, plantear marcos en los que dar sentido a lo que ellos están intentando hacer desde sus disciplinas", estima. Ver parte de esos contenidos en la etapa educativa anterior, sostiene García, "sirve para que puedan entender contenidos posteriores y llegar a niveles superiores de análisis, rebatir los marcos mismos en los que se producen sus disciplinas".

Dicho razonamiento, prosigue Mayorga, "está muy cargado de sentido". Él mismo dirige un máster en Creación Teatral en la Universidad Carlos III y dentro del programa "es muy importante el pensamiento contemporáneo". En su profesión, dice, resulta fundamental "que haya filósofos que se pregunten por el estado del teatro y lleven reflexiones sobre, por ejemplo, cómo representar la violencia, en qué medida la representación de la violencia no es en ocasiones sino una reproducción de su propia lógica o sobre cómo representar a la víctima sin usurpar su lugar".

Alicia García hace una última llamada: incluir a más mujeres. Modificar los propios modelos educativos es un "movimiento natural dentro del desarrollo hacia la perspectiva de género" y eso pasa por "incluir a mujeres de la historia de la tradición filosófica". Se trata, añade, de "decir que aquí están mujeres que en su día también estaban pensando" y que, además de realizar aportaciones sustantivas, pueden servir de ejemplo sobre "las cosas que pueden pasar si no se incluyen a determinadas figuras dentro del pensamiento". Es, concluye, "una cuestión de justicia histórica".

El precedente de las comunidades

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Pese al dictado de la Lomce, varias comunidades autónomas decidieron en su momento mantener la Filosofía como materia troncal en sus aulas, a través de diversas fórmulas. Así lo hicieron Cataluña, Asturias, Andalucía y Extremadura. Allí todos los alumnos continúan accediendo de forma obligatoria a Historia de la Filosofía en Bachillerato, al contrario de lo establecido por la conocida como Ley Wert.

Otros territorios han escogido modelos en los que la obligatoriedad de la materia es parcial y depende de la modalidad cursada. En Cantabria, se oferta como obligatoria para los alumnos de Ciencias y los que se han inclinado por Humanidades y Sociales, pero no en la rama artística, donde es optativa. El mismo patrón es por el que ha optado más recientemente la Comunitat Valenciana. En Aragón ocurre lo mismo para los alumnos de Humanidades y Ciencias Sociales y este año ha hecho lo propio Galicia. Por su parte, Castilla y León prepara una fórmula idéntica –obligatoria en Ciencias Sociales y Humanidades– para el curso que viene. El Parlamento de Castilla-La Mancha también acordó en septiembre instar al Gobierno de Emiliano García-Page a instaurarla para el próximo curso en todas las modalidades de Bachillerato y en Educación Secundaria, del mismo modo que ocurrió este verano en la Región de Murcia.

Las comunidades han sentado un precedente que salta ahora a la Cámara Baja y aspira, si todo discurre según la hoja de ruta prevista, a convertirse en la foto fija de todo el territorio estatal.

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