Librepensadores

Fango

Antonio García Gómez

Los tenemos enfrente, cuando deberían estar a nuestro servicio, a favor y primando los valores y principios que mucha gente común intenta y logra llevar adelante. Pero no a la indignidad acompañada de irresponsabilidad, dando pábulo al descrédito creciente de nuestras instituciones más sagradas y respetables. O eso nos habíamos creído.

Cuando resulta que, a mayor responsabilidad en el cargo, mayor exigencia debería apreciarse en la dignidad con que se ostenta y se defiende esa asunción de, al menos, respeto por uno mismo.

Incluso por encima de supuestas responsabilidades que a veces ni son tantas, ni son tan exclusivas.

Lo he dicho muchas veces: el cirujano tiene la responsabilidad y la dignidad. Y para él o ella serán los honores y la gloria. Pero ¡ojo!, el servicio de limpieza debe haber cumplido con su cometido porque si no… la infección estará asegurada.

Me parece muy razonable que la responsabilidad de un piloto de aviación sea reconocida y bien pagada. Y la responsabilidad de un chófer de autobús de pasajeros, por ejemplo, ¿está también bien pagada, cuando realiza esa función de su responsabilidad y también tiene seres humanos a su cargo?

Hace poco una encuesta aseguraba que el 71% de los españoles estaría dispuesto a cotizar un poco más en concepto de impuestos a cambio de mejores servicios públicos, mejores pensiones, mejores infraestructuras básicas.

Contrariamente se calcula un monto de 140.000 millones de euros que no se recaudan por el fraude fiscal que practican… los ricos, los golfos, los insolidarios. El penúltimo, según la prensa, al que Hacienda reclama dos millones de euros es un tal Mario Vargas Llosa.

Cipriano Mera, albañil y anarquista, llegó a general durante la Guerra Civil. Al término y tras la derrota, pudiendo haber elegido un exilio respetable, regresó a su antiguo oficio de albañil, en Argelia.

Gerardo Iglesias, minero, comunista y líder de Izquierda Unida, al final de sus obligaciones políticas regresó a… la mina.

Ahora mismo el fango ha embarrado el prestigio de políticos, principalmente del PP y del PSOE, y a jueces de relieve. Se vuelve a las componendas, al “bien común” del “pueblo sin el pueblo”, tratándose de estómagos agradecidos aferrados a sus poltronas y escaños.

Logrando tras su éxito que el desprestigio desanime a la ciudadanía, tal vez para escandalizarnos y darnos por... amortizados, los ciudadanos súbditos o vasallos que solo habremos de ¿agradecer? tanto despliegue de chalaneo, por el pragmatismo; adiós a los principios y de paso a la esperanza y autoestima. Porque dejamos de ser honestos para convertirnos en coartadas. _______________

Antonio García Gómez es socio de infoLibre

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