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La financiación de los partidos

Vox se inventa que el Tribunal de Cuentas fiscalizó y declaró "legales" las donaciones iraníes

El presidente de Vox, Santiago Abascal, durante su participación en un desayuno-coloquio.

Vox se sirvió del exilio opositor iraní en su primer intento para acceder a la política comunitaria. La formación de extrema derecha financió el 80% de la campaña electoral de los comicios al Parlamento Europeo de 2014 con aportaciones que hicieron los seguidores del Consejo Nacional de la Resistencia de Irán (CNRI), colectivo que tiene sus orígenes en una organización que tanto la Unión Europea como Estados Unidos incluyeron en su momento en la lista de grupos terroristas, según reveló este domingo el diario El País. En las últimas horas, el partido ultraderechista, que se presentó a los comicios con el expresidente del PP catalán Alejo Vidal-Quadras encabezando la candidatura, ha confirmado tales donaciones, asegurando que el Tribunal de Cuentas afirmó que habían sido “legales”. Sin embargo, fuentes del órgano que fiscaliza a las formaciones políticas niegan, en conversación con infoLibre, haber auditado la contabilidad de Vox relativa a aquellos comicios, en los que el partido de extrema derecha se tuvo que conformar con menos del 2% de los votos.

En las elecciones al Parlamento Europeo de 2014, Vox recurrió, al igual que otras formaciones políticas, al conocido como micromecenazgo –crowdfunding en inglés–, un mecanismo de financiación a través de pequeñas aportaciones económicas procedentes de gran cantidad de personas. A través de esta técnica, habría recibido, siempre según la información publicada, 146 donativos de seguidores del Consejo Nacional de la Resistencia de Irán. Las aportaciones, procedentes de más de una quincena de países –Alemania, Italia, Suiza, EEUU o Canadá, entre otros–, permitieron a la formación ingresar en sus cuentas alrededor de 800.000 euros, una cantidad que habría sido utilizada para financiar el 80% de la campaña electoral. El actual presidente de Vox, Santiago Abascal, era entonces secretario general provisional del partido y ocupó uno de los puestos de cierre de la candidatura capitaneada por Vidal-Quadras.

El PP, que ha conseguido que tanto Ciudadanos como Vox apoyen la investidura de Juan Manuel Moreno Bonilla en Andalucía, tilda el caso de “preocupante” y no descarta que la formación de extrema derecha tenga que explicar su financiación en la comisión que investiga las cuentas de los partidos políticos en el Senado. Desde Vox se defienden con el siguiente argumento: “Lo tendrá que aclarar el Tribunal [de Cuentas], que tiene todas nuestras cuentas. Nosotros, en todo caso, no tenemos fondos iraníes, hemos recibido donaciones de personas que pueden ser extranjeras. La financiación de Vox es absolutamente legal, ha sido auditada por una empresa, ha sido depositada en el Tribunal de Cuentas y estamos absolutamente tranquilos con esa cuestión. (…) Y además disfrutamos con la desesperación de los medios de comunicación intentando hurgar en el pasado de Vox”, señaló este lunes el propio Abascal durante un desayuno informativo en Madrid.

En la misma línea se pronunció horas antes el secretario general del Vox, Javier Ortega Smith, durante un acto en Burgos. Sin embargo, el número dos de la formación fue un paso más allá, aseverando hasta en dos ocasiones que el Tribunal de Cuentas había dado su beneplácito a los donativos de procedencia iraní que su formación recibió en 2014. “Cuando Santiago Abascal asumió el partido, vimos que una parte de la financiación de la campaña europea (…) había recibido donativos provenientes del exterior. Nosotros, inmediatamente, presentamos las cuentas, toda la documentación que teníamos, al Tribunal de Cuentas pidiéndole que las analizase. La respuesta fue clara y contundente: todos los donativos habían sido legales, totalmente transparentes”, afirmó Ortega Smith. Unos segundos después, el número dos de Vox volvió a insistir nuevamente: “Como desconocíamos si eso tenía o no alguna irregularidad, lo presentamos al Tribunal de Cuentas, que dijo que era perfectamente legal”.

El Tribunal de Cuentas lo niega

El órgano encargado de fiscalizar a los partidos, sin embargo, niega la mayor. Fuentes de la institución explican a este diario que, según el artículo 133.1 de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, sólo tienen obligación de presentar la contabilidad electoral ante el Tribunal de Cuentas las formaciones que hubieran alcanzado los requisitos establecidos para recibir subvenciones electorales o que hubieran solicitado adelantos con cargo a las mismas. Con la normativa sobre la mesa, desde el órgano apuntan que en los comicios europeos de 2014 la formación “no obtuvo representación alguna y, por tanto, no estaba obligado a la presentación de la correspondiente contabilidad electoral para su fiscalización”. “No consta en el Registro del Tribunal de Cuentas entrada alguna que tuviera por remitente o asunto la formación Vox en el año 2014, en relación con las citadas elecciones”, sentencian las fuentes consultadas por infoLibre.

Efectivamente, no hay ni una sola mención al partido de extrema derecha en el informe de fiscalización del Tribunal de Cuentas relativo a las elecciones al Parlamento Europeo de 2014. De hecho, el primer documento en el que consta que la institución ha auditado la contabilidad electoral de Vox es en el informe de fiscalización correspondiente a las elecciones locales de mayo de 2015, comicios en los que consiguió representación en algunos ayuntamientos, lo que le obligaba a presentar las cuentas de aquella campaña.

Este diario se puso en contacto con la formación para saber en qué escrito el órgano había dejado claro que los donativos recibidos por simpatizantes del CNRI eran “legales”, tal y como apostilló su secretario general. “Todo lo que teníamos que decir ya lo ha dicho hoy Santiago en el desayuno y ayer Javier Ortega en Burgos”, se limitaron a responder.

El partido liderado por Abascal tampoco presentó ante la institución auditora su contabilidad anual de 2014. De nuevo, no tenían obligación de hacerlo. La Ley Orgánica 8/2007 sobre financiación de los partidos políticos establecía que sólo debían presentar sus cuentas anuales ante el órgano fiscalizador todas aquellas formaciones que “recibieran algún tipo de subvención pública” de las previstas en la citada norma –es decir, las que reciben los partidos en función de su representación parlamentaria–, explican desde el Tribunal de Cuentas.

Tras la entrada en vigor de la reforma del año 2015, dicha obligación de depositar su contabilidad se extendió a todas las formaciones inscritas en el Registro de Partidos Políticos del Ministerio del Interior. “Por consiguiente, (…) el primer ejercicio en el que la formación Vox ha presentado las cuentas anuales a esta institución ha sido el ejercicio de 2016”, aseveran fuentes del Tribunal de Cuentas.

“Islamista, marxista y feminista”

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Los orígenes del denominado Consejo Nacional de Resistencia Iraní se remontan a hace más de medio siglo. En 1963, un grupo de jóvenes estudiantes de la Universidad de Teherán pusieron en marcha la Organización de los Muyahidines del Pueblo de Irán (Mujahedin-e-Khalq, MeK), una organización cuya ideología combinaba “islamismo, marxismo y feminismo”, según detalló el Departamento de Estado de EEUU en un informe del año 2010. Su razón de ser giraba en torno al derrocamiento de la dictadura del sha Mohammad Reza Pahlavi, al que consideraban un títere a las órdenes de Estados Unidos. Y, para conseguirlo, apostaron por la utilización de la lucha armada. Así, en la década de 1970, Mujahedin-e-Khalq llevó a cabo multitud de atentados contra intereses norteamericanos en suelo iraní, siendo responsable del asesinato de tres militares y otros tres civiles estadounidenses durante ese periodo. También respaldaron el asalto a la embajada de EEUU en Teherán, en el que más de medio centenar de diplomáticos permanecieron secuestrados durante más de un año.

En la actualidad, el CNRI se define como un “parlamento en el exilio” que busca el “establecimiento de una república democrática” en Irán basada en la separación de religión y Estado. Compuesto en un 50% por mujeres, está integrado por veinticinco comités que “forman la base para un gobierno provisional de coalición una vez que los mulás hayan caído”, una suerte de Ejecutivo que estaría en el poder durante seis meses y cuya “responsabilidad principal” sería la celebración de elecciones “libres y justas” para la formación de una asamblea nacional legislativa. Aunque oficialmente se desvinculan del MeK, afirmando que solo es una más de las movimientos que forman parte del proyecto, lo cierto es que el FBI apuntó en una investigación en 2004 que el CNRI “no es una organización separada”. “Es, y ha sido, una parte integral del Mujahedin-e-Khalq”, aseveraron.

La entrada del Consejo Nacional de Resistencia Iraní en la arena política española se produjo de la mano de Vidal-Quadras. “Al poco de estar en Bruselas conocí a un diputado portugués socialista, Paulo Casaca. Él llevaba unos años trabajando con la oposición democrática iraní y me pidió que recibiera a unos representantes de este movimiento. Tenemos una larga conversación, me aportan documentos y me explican las circunstancias en las que está Irán y su historia. Ahí comienza nuestra relación”, explicó el propio Vidal-Quadras en 2014 a Estrella Digital. Tras esto, parlamentarios y dirigentes políticos, de izquierda a derecha, se han dejado ver por las convenciones anuales que cada mes de junio celebra el CNRI en suelo francés. Entre ellos, los expresidentes del Gobierno José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero.

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