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El origen español de la fábrica de "noticias falsas" del Kremlin
Es uno de los mayores casos de manipulación política de la historia moderna. El 16 de febrero de 2018, el fiscal especial Robert Mueller, encargado de investigar la injerencia rusa en la última campaña presidencial americana, inculpaba a trece ciudadanos rusos, todos ellos vinculados a una oficina ya célebre con base en San Petersburgo, acusada de ser la principal herramienta de desinformación del Kremlin en la red: la Internet Research Agency (IRA).
Uno de los trece inculpados es Evgeny Prigogine, un oligarca cercano a Vladimir Putin, creador y presunto director de la IRA. Esta granja de trolls de San Petersburgo emplea a cientos de trabajadores que inundan las redes sociales de propaganda pro rusa. Varios informes oficiales e investigaciones periodísticas (ver aquí el documental de Arte) han documentado las operaciones de influencia de la IRA en el asunto del vuelo MH17 (derribado por un misil ruso) en la guerra de Ucrania y, por supuesto, en las presidenciales americanas, durante las cuales la IRA maniobró para favorecer la elección de Donald Trump al denigrar a su rival Hillary Clinton e inflamando las tensiones en el debate social.
Pero hay un aspecto poco conocido en este asunto. Para llevar a cabo estas operaciones, la IRA se habría beneficiado de tecnología occidental probada con éxito en elecciones legislativas en España: un potente programa capaz de amplificar las campañas de desinformación y de llegar a millones de personas partiendo solamente de algunos cientos de tuits. Eso es lo que afirma hoy el creador de este programa, Javier Pérez Dolset.
Este emprendedor español ha hablado con Mediapart y sus socios de la red de medios creada por la fundación The Signals Network, especializada en la protección de denunciantes. En junio de 2018 habíamos hecho una llamada para la obtención de información sobre el uso abusivo de datos personales, a la que respondió Javier Pérez Dolset.
“Quiero aclarar las actividades de la IRA para que los partidos políticos sepan lo que hacen”, indica Dolset, de 49 años. Al término de una investigación de varios meses llevada a cabo por los diarios Die Zeit y El Mundo, dos de nuestros socios de la red The Signals Network, y en colaboración con la ONG periodística Bellingcat, hemos podido reunir elementos concordantes que apoyan su testimonio.
Javier Pérez Dolset sólo tenía seis años cuando su padre le regaló Pong, un juego de vídeo rudimentario pero mítico en 1972, que simulaba por primera vez una partida de tenis de mesa. “En la escuela yo era el más empollón”, dice, sonriendo. Su pasión le acompañó años más tarde, pues creó la sociedad de juegos de vídeo Pyros, muy conocida en España, que produjo en 1998 el juego de guerra Comando, convertido en un clásico. Javier Pérez Dolset crea un pequeño imperio, con un estudio de dibujos animados, una sociedad de politonos para teléfonos móviles y una universidad privada que forma a informáticos a las afueras de Madrid.
A comienzos de 2010, con la emergencia de las redes sociales, los operadores de telefonía, clientes de Pérez Dolset, empiezan a ser señalados por comentarios de consumidores descontentos. Así fue como este emprendedor tuvo la idea de desarrollar un programa capaz de detectar esas oleadas de críticas y de qué forma se convierten en virales. Sus programadores se pusieron manos a la obra. Se invirtieron más de 20 millones de euros en el proyecto con fondos públicos europeos y españoles por los que Pérez Dolset está ahora acusado de haberlos empleado de forma indebida, lo que él desmiente.
El programa se terminó en 2013 y fue llamado Snap, de Social Networks Analysis Platform. Se compone de tres componentes software, el primero es una especie de aspirador capaz de recopilar un gran volumen de datos de Twitter. El segundo, Ingraph, analiza los datos y los convierte en gráficos que permiten analizar los nombres almohadilla o hashtags, es decir, los temas más populares, así como su difusión y la identidad de los tuiteros más influyentes en determinados asuntos.
El tercer componente y más importante es la herramienta de ataque. Pérez Dolset la ha bautizado como “batuta social”, ya que el programa funciona como un director de orquesta capaz de conseguir el sonido que desea con su batuta. Con tan sólo unas pocas cuentas, Snap puede estimular la curva natural de progresión de una tendencia, pero también contrarrestar los mecanismos de defensa de Twitter para bloquear las intervenciones artificiales. “Con nuestro sistema podemos generar millones de vistas a partir de veinte tuits”, indica Javier Pérez Dolset.
Al principio quería vender el programa a las empresas, pero un consejero del Partido Popular (PP) en el consejo de administración de la universidad de Pérez Dolset tuvo una mejor idea: utilizar el Snap en políticaSnap. El PP utilizó el programa en las elecciones legislativas de diciembre de 2015 en las que el partido resultó ganador aunque sin conseguir una mayoría absoluta en el Congreso. Un segundo escrutinio en junio de 2016 permitió finalmente al jefe del PP, Mariano Rajoy, lograr una nueva mayoría relativa y ser nombrado presidente del Gobierno tres meses más tarde gracias a la abstención del PSOE.
En estas campañas, los informáticos de Javier Pérez Dolset pusieron a punto una aplicación especial instalada en los teléfonos de cientos de militantes del PP. Cuando los líderes del partido desean que un argumento de campaña se convierta en viral en Twitter, es suficiente con escribir un argumentario corto acompañado de un hashtag. Snap calculaba entonces la mejor curva de progresión y enviaba instrucciones a los simpatizantes del partido Snap que no tienen más que clicar en su smartphone para lanzar la operación. “Durante esas elecciones hemos estado gestionando una granja de trolls”, resume crudamente Pérez Dolset.
Su sociedad sólo cobró 6.000 euros al PP por la utilización del Snap. “Era la primera herramienta que trataba de hacer algo así”, cuenta Juan Corro, responsable de comunicación digital del partido en aquella época. “Tenía la ventaja de maximizar el impacto en red”. Afirma, no obstante, que Snap no ha sido todo lo eficaz que se esperaba y que el partido no lo ha vuelto a utilizar en las elecciones del 28 de abril de este año. El Partido Socialista español también ha comprado y utilizado el programa y su herramienta de ataque “batuta social”.
Una cosa es segura: el primer intento de influencia a gran escala en unas elecciones a través de las redes sociales no se ha hecho en un régimen autoritario, sino en España, en el seno de la Unión Europea.
En 2013, el mismo año de la aparición de Snap, fue creada también la oficina rusa Internet Research Agency (IRA). Han hecho falta algunos años para que sean descubiertas sus actividades. La periodista rusa Lyudmila Savchuk, que se infiltró en la organización en 2015 y trabajó para ella durante dos meses, ha descrito el funcionamiento de esta fábrica de fake news donde cientos de jóvenes inundan las redes sociales por 400 dólares al mes.
La IRA critica a los detractores de Putin y la Unión Europea es descrita como rusófoba y llena de migrantes. La granja de trolls defiende también la posición rusa en la guerra de Ucrania y se implicó en las elecciones presidenciales en 2016 para favorecer a Donald Trump, una campaña calificada como “guerra de información” por un tribunal de Washington.
Una cena en Moscú con el “cocinero de Putin”
Según el informe del fiscal especial americano Robert Mueller, el creador y jefe de la IRA es un antiguo delincuente que se ha hecho restaurador, Evgeny Prigogine. Muy cercano al presidente ruso, este oligarca es conocido como “el cocinero de Putin”, porque el jefe del Estado va con frecuencia a su restaurante y porque se ha hecho riquísimo gracias a los grandes contratos de restauración colectiva que su empresa ha firmado con el Estado ruso.
Evgeny Prigogine desmiente toda vinculación con la IRA, pero su implicación está confirmada por un informe del BND, el servicio secreto alemán. Este documento, consultado por nuestro socio Die Zeit, indica que la IRA está “financiada por Evgeny Prigogine”, descrito como uno de los oligarcas “utilizados por el Kremlin para financiar, de forma pública y secreta a la vez, actividades de influencia”.
En 2017, Javier Pérez Dolset leyó algunos artículos de prensa sobre la actividad de la IRA en Twitter. “Me dije: 'Vaya, eso me suena increíblemente familiar”, cuenta. Así fue como empezó a preguntarse si los rusos no habrían metido mano en su programa Snap. El empresario español comenzó a trabajar en Rusia a partir de 2007. En 2009 compró el 50,1% de una sociedad llamada Temafon. En 2012, su sociedad ZED se alió con otras sociedades entre las que se encontraba la rusa de telecomunicaciones Tema. Ese conjunto de sociedades pertenece desde entonces a un holding holandés, ZED+. Pero el asunto degeneró rápidamente en un conflicto tan complejo como violento entre Pérez Dolset y sus socios rusos.
Según documentos pertenecientes a un procedimiento judicial español, algunos de sus socios habrían desviado dinero por medio de estructuras ocultas y una de las sociedades del grupo es sospechosa de tentativa de corrupción en Uzbequistán. Pérez Dolset afirma no tener nada que ver con todo eso. Al mismo tiempo, está acusado de faltar a su deber de vigilancia e incluso de haber falsificado documentos, lo que desmiente también categóricamente. En 2016, sus exsocios rusos consiguen en un tribunal su destitución de la presidencia de ZED+ y el nombramiento de un administrador externo para sustituirle.
Varios elementos sugieren que los rusos habrían aprovechado el conflicto para meter la mano en el programa Snap a través de Temafon, filial rusa del grupo. El acuerdo societario firmado con los rusos estipula que la sociedad española ZED, que ha desarrollado Snap, “se asegurará de que todos los miembros del grupo ZED pondrán a disposición de todas las sociedades del grupo el conjunto de los productos, incluidas las actualizaciones y las nuevas versiones”. “Los rusos tenían acceso permanente a nuestro servidor”, donde estaba almacenado el código fuente de Snap, dice Pérez Dolset. “Era automático, tenían acceso al servidor en Madrid y podían copiar lo que quisieran”.
Coincidencia: la IRA buscaba al mismo tiempo mejorar la eficacia de sus operaciones utilizando una tecnología capaz de maximizar el impacto del trabajo efectuado por trolls humanos. “Siempre hemos pensado que este programa había sido conseguido fuera de Rusia. Entonces la IRA buscaba casi abiertamente comprar un programa así”, indica Clint Watts, investigador del Foreign Policy Research Institute y antiguo investigador en el FBI.
Watts, que ha testificado como experto ante el Senado americano sobre la estrategia de influencia digital rusa, explica que cuando analizó el comportamiento de las cuentas Twitter controladas por la IRA se dio cuenta de que estaban administradas por humanos y que sus acciones estaban tan coordinadas como las de robots. Watts los califica, por otra parte, como ciborgs en su informe.
Javier Pérez Dolset y el principal desarrollador de Snap, Juan Carlos González, que nos han dejado examinar el código fuente del programa, dicen que el comportamiento de los ciborg de la IRA se corresponde exactamente con lo que produce el algoritmo de Snap Snap. “Me parece muy coherente”, nos confirma el experto Clint Watts.
Pero hay un último elemento, el más explosivo. Javier Pérez Dolset afirma que presentó Snap durante una cena de trabajo el 16 de diciembre de 2013 en un restaurante de Moscú, a la que asistió en persona el presunto jefe de la IRA, Evgeny Prigogine, y precisa que la cena estaba organizada por sus socios rusos y que no sabía antes que Prigogine estaría presente.
Pérez Dolset nos ha enseñado documentos que prueban ese viaje a Moscú aquel día. No ha podido encontrar pruebas escritas de la presencia del cocinero de Putin pero dice que está “absolutamente seguro” de que estaba allí cuando la presentación de Snap. “Yo sé que he estado con Prigogine, tiene una cara que no se olvida”.
Contactado a través de una de sus sociedades, Evgeny Prigogine ha enviado a nuestro socio Die Zeit una respuesta digna de un troll, en la que “revela toda la verdad”. Dice haber fundado en 1916 el Ejército Republicano Irlandés (IRA en inglés, las mismas siglas que Internet Research Agency) y haber vivido durante cinco años con Javier Pérez Dolset en una isla tailandesa. Termina su respuesta dirigiéndose a nuestra colega de Die Zeit en estos términos: “Es usted una enferma mental y debería consultar un psiquiatra”.
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Por su parte, Javier Pérez Dolset continúa batallando en los Países Bajos para tratar de retomar el control de su grupo ZED+. Después del infortunio con Snap, el empresario ha lanzado un nuevo proyecto con el objetivo de mejorar el programa para que sea capaz de “detectar y detener la desinformación en las redes sociales”. Prepara también “una lista de recomendaciones destinadas a los gobiernos para que puedan legislar de forma eficaz para contrarrestar las campañas de desinformación”.
Traducción de Miguel López Puedes leer el texto completo en francés aquí: