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Cataluña

Los delitos en Barcelona aumentaron cinco veces más que en Madrid en los últimos dos años

Agentes de la Guardia Urbana en las inmediaciones de la Rambla.

La inseguridad se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para la segunda ciudad más poblada de España. En lo que va de año, se han cometido en Barcelona trece homicidios. La mayoría de ellos –ocho– se han registrado durante los meses de julio y agosto. Una época estival que ha hecho saltar todas las alarmas por el incremento de la delincuencia en la Ciudad Condal, un problema que amenaza con golpear de lleno a una de las principales actividades económicas de la ciudad: el turismo. Sólo entre 2016 y 2018, las infracciones penales registradas por el Ministerio del Interior en el municipio catalán se han elevado de 153.063 a 194.212, un aumento del 26,8%. En el mismo periodo, el incremento en Madrid, que cuenta con el doble de población, fue del 4,7% –de 229.270 a 240.138–, cinco veces menor. En el caso de València y Sevilla, las otras dos ciudades que siguen por número de habitantes, las subidas se situaron en el 4,3% y el 2%, respectivamente.

Los actos violentos registrados durante la pasada semana en la capital catalana obligaron a pronunciarse al teniente de alcalde de Seguridad del Consistorio, Albert Batlle, quien durante un acto en Barcelona reconoció la existencia de una “crisis de seguridad” en la ciudad. No obstante, Batlle pidió tranquilidad hasta que se realice un análisis “sereno y responsable”: “Barcelona sigue siendo una ciudad segura en comparación con otras como París, Londres o Roma”. Dos días después, el foco se puso sobre la alcaldesa, Ada Colau, que en declaraciones a los medios afirmó que el municipio sigue siendo seguro “en términos generales”, aunque admitió que existen algunos “problemas específicos”. Unas declaraciones a las que se remite oficialmente el Ayuntamiento cuando se le pregunta por la supuesta “crisis de seguridad”: “No haremos valoraciones hasta que se realice un análisis más profundo que determine si estamos ante un problema estructural o puntual”, apuntan a infoLibre.

Con estos mimbres, y ante la “reacción política” del Consistorio que en su opinión “combina la incoherencia interna con la banalización”, el Grupo Parlamentario Popular ha registrado este jueves en el Congreso de los Diputados una proposición no de ley para atajar de una vez por todas el “problema”. Así, la iniciativa parlamentaria insta al Gobierno a “adoptar las medidas necesarias para garantizar de manera inmediata la seguridad ciudadana” mediante la “colaboración temporal” de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado con los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana hasta que se produzca “el necesario refuerzo de los mismos”. También propone promover un Pacto Local por la Seguridad que dote “de más medios personales y materiales” a la Guardia Urbana y “le otorgue el apoyo institucional necesario para garantizar la restitución del principio de autoridad”. Y exige reformas para que “los antecedentes penales por comisión de delitos leves se computen a efectos de la aplicación de la agravante genérica de reincidencia”.

Una proposición no de ley que, para el ministro del Interior, demuestra “ignorancia”. Así, durante una entrevista en la Cadena Ser, Fernando Grande-Marlaska ha explicado que en la Ciudad Condal “ya hay Policía Nacional” realizando las labores de Policía Judicial. Por eso, ha recordado a la formación conservadora que los políticos no están para buscar “soluciones fáciles” sino para “conocer las problemáticas de una forma seria y de futuro”. El titular de Interior ha admitido también que existe una preocupación social por la inseguridad y ha añadido que aceptar esa realidad es el primer paso para encontrar las medidas necesarias para atajar el problema. En este sentido, ha afirmado que “para dar seguridad, tenemos que tener efectivos”: “Con el PP perdimos 12.000 efectivos, nosotros estamos haciendo una oferta de empleo público importante”. Grande-Marlaska, además, se ha mostrado convencido de que “en breve se podrán ver los resultados” de la colaboración de Mossos d’Esquadra y Policía Nacional y los planes de la Guardia Urbana.

  Repunte de hurtos y robos con violencia

El número de infracciones penales en la Ciudad Condal se incrementó de forma progresiva a lo largo de la pasada legislatura, tal y como consta en los datos que el Ministerio del Interior recoge en sus balances de criminalidad. A cierre de 2018, el número total de delitos en Barcelona se situó en 194.212, lo que supuso un incremento del 17,2% respecto al ejercicio anterior –165.640– y del 26,8% en comparación con 2016, cuando se registraron 153.063. Y las primeras cifras que ha proporcionado Interior sobre 2019 invitan a pensar que el año se va a cerrar con un nuevo aumento: sólo entre enero y marzo se han registrado 49.363 infracciones penales, un 12,2% más que en los tres primeros meses del ejercicio anterior. Todos estos datos evidencian, además, un repunte de la criminalidad en Barcelona mayor que el registrado en otras de las principales ciudades. Entre 2016 y 2018, el aumento en Madrid, que tiene el doble de población que la Ciudad Condal, ha sido del 4,7%, mientras que en Valencia y Sevilla se ha situado en el 4,3% y 2%, respectivamente.

El incremento de las infracciones penales en la capital catalana se ha debido, sobre todo, al gran crecimiento de delitos como los hurtos, que representan año tras año más de la mitad de las infracciones penales en la ciudad, los robos con violencia, los robos con fuerza en domicilios, establecimientos y otras instalaciones y los delitos contra la libertad e indemnidad sexual. En el caso de los hurtos, el incremento ha sido constante: 85.071 en 2016, 93.460 en 2017 y 109.154 en 2018, un repunte acumulado del 28,3% a lo largo del periodo. Si se presta atención a los robos con violencia, el incremento entre 2016 y 2018 ha sido del 27,2%: 9.650 el primer año, 10.285 el segundo y 12.277 el tercero. Y para este año se espera, nuevamente, otra subida a tenor de las cifras que se van conociendo. Según el último balance trimestral de criminalidad de Interior, entre enero y marzo de 2019 se han producido un 9,3% más de hurtos y un 28,6% más de robos con violencia e intimidación que durante los tres primeros meses del ejercicio anterior.

También han aumentado los robos con fuerza en domicilios, establecimientos y otras instalaciones, que han pasado de 7.484 a 9.360 en el periodo analizado, una subida del 25% en apenas dos años. Los delitos contra la libertad e indemnidad sexual, por otra parte, se redujeron de 701 en 2016 a 645 en 2017, pero repuntaron hasta 764 en 2018, un aumento del 18,4%. Y, de nuevo, los primeros datos publicados por la cartera que dirige Fernando Grande-Marlaska anticipan un nuevo incremento para este año. Entre enero y marzo han repuntado un 23,1% en comparación con los primeros tres meses de 2018. Y sólo en los últimos cinco días los Mossos d’Esquadra han tenido constancia de otras tres agresiones sexuales. Dos de ellas se produjeron el pasado domingo en el distrito de Horta-Guinardó. La tercera que investigan los Mossos se produjo el pasado martes, cuando una mujer requirió la asistencia de una ambulancia en el distrito de Gràcia porque presentaba heridas y contusiones, algunas de ellas compatibles con una agresión sexual, aunque no recordaba nada.

Los homicidios registrados en los últimos meses también han hecho saltar todas las alarmas en la Ciudad Condal. Hasta la fecha se han registrado en el municipio trece asesinatos, ocho de ellos sólo durante los meses de julio y agosto. Es cierto que a falta de cuatro meses para que finalice 2019 ya se han superado las cifras de 2018. Sin embargo, la evolución ejercicio a ejercicio no evidencia, como ocurre con el resto de delitos, una escalada continua año a año. Así, según los datos de Interior, en 2016 se produjeron en Barcelona 11 homicidios dolosos y asesinatos consumados, un número que aumentó hasta los 28 en 2017 –una subida del 154,5%– pero que se redujo hasta los sólo 10 en 2018. En el caso de los delitos graves y menos graves de lesiones y riña tumultuaria, se redujeron en el periodo 2017-2018 un 2,5%.

  “Prevención y mucho patrullaje”

El secretario general del sindicato de la Guardia Urbana SPL-UGT, Juan Francisco Rodríguez, no se atreve a asegurar todavía que Barcelona esté sumida en una crisis de seguridad. “Hay que analizar todavía todos los atestados para ver qué ha pasado. Yo creo que es algo puntual”, señala en conversación telefónica con este diario. Para el representante del sindicato, uno de los primeros pasos que hay que dar para intentar atajar el repunte de la delincuencia pasa por realizar un estudio real sobre “la ratio policial” que tiene que haber en Barcelona. Porque, recuerda, la ciudad no son sólo sus habitantes, son también los millones de turistas que la visitan o los ciudadanos que tienen que desplazarse a ella para trabajar o realizar determinadas gestiones. Además, cree necesario “incrementar” el número de agentes en la Guardia Urbana, “aumentar” la presencia policial y “potenciar” las denominadas Unidades Nocturnas Operativas Centralizadas (Unoc), situadas en los puntos calientes y cuyo número de efectivos se ha reducido.

El sindicato policial Sapol también considera necesario dar un impulso a estas unidades. “El gobierno [municipal] anterior ha maltratado a la unidad de refuerzo de la seguridad ciudadana. La Unoc pasó de tener 250 efectivos a 150. Algunos se jubilaron, otros se fueron y un tercer grupo cambió de unidad harto del menosprecio”, ha señalado en declaraciones a El Español el secretario general del sindicato, Manel García, que considera que el cuerpo policial local “está 1.200 agentes por debajo de lo óptimo”. Sin embargo, los datos oficiales que ofrece el Ayuntamiento de Barcelona evidencian una estabilidad en el número de efectivos de la Guardia Urbana. Según los informes de gestión del cuerpo policial, en el año 2013 –primero que ofrece cifras– el personal de la Guardia Urbana se situaba en los 2.877 agentes, una cifra que escaló hasta los 2.928, los 2.930 y los 2.957 efectivos en 2014, 2015 y 2016, respectivamente. En 2017, sufrió una ligerísima caída y se situó en los 2.930 –sólo 27 menos–, mientras que en el ejercicio de 2018 aumentó de nuevo hasta los 2.968.

El director de los Mossos d’Esquadra, por su parte, se reunió a comienzos de semana con varios mandos de la policía autonómica. Y, aunque admiten su preocupación por la espiral de violencia, sostuvieron que no es alarmante ni excepcional. Para los sindicatos de este cuerpo policial autonómico, la falta de prevención y patrullaje es uno de los motivos que explica el ascenso de las infracciones penales en la Ciudad Condal año tras año. “La explicación se encuentra en la despreocupación y el abandono que hemos sufrido los Mossos desde hace años”, sostiene el portavoz de Uspac Francesc Vidal, quien critica la “falta de efectivos” en un cuerpo que necesita, añade, “unos 2.500” agentes más. En conversación con infoLibre, el portavoz del sindicato policial explica que los Mossos siempre se han caracterizado por la “prevención y mucho patrullaje”. Algo que se está dejando de hacer por la falta de efectivos y que debería recuperarse porque “siempre ha dado buenos resultados”. Los delincuentes, culmina, no actuarían “con tanta tranquilidad”.

  Respuestas a nivel policial, judicial y social

Pero más allá de las cifras policiales, la percepción de inseguridad ha calado ya en parte de la población. Según el último sondeo del Ayuntamiento de la Barcelona, publicado el pasado mes de junio, el 27,4% de los habitantes –más de seis puntos por encima del dato del pasado mes de diciembre– lo sitúan como el primer problema del municipio, por delante incluso del acceso a la vivienda. Una crisis que ha llevado a comerciantes y vecinos de diferentes barrios de la ciudad a organizarse. A comienzos de julio, por ejemplo, comerciantes y vecinos de Sant Antoni pusieron en marcha la campaña Vigila para concienciar a la población de la necesidad de marcar el teléfono de emergencias ante hechos delictivos. También se han llevado a cabo caceroladas en Verneda y el Besòs-Maresme. Y, por supuesto, se han organizado marchas. El pasado mes de septiembre, por ejemplo, cerca de un millar de personas salieron a la calle organizados alrededor de la plataforma Tsunami Vecinal para denunciar la falta de seguridad y civismo en varios barrios de la ciudad.

Uno de los colectivos que se sumaron a la marcha fue la Asociación de Vecinos de La Barceloneta. “Estamos muy cansados”, afirman desde este barrio del distrito de Ciutat Vella, que junto con el de Eixample son dos de las zonas más calientes de la ciudad, a tenor del mapa de delitos elaborado por los Mossos d’Esquadra. En conversación con este diario, Carmen Piera, una de las integrantes, cree que en los últimos meses el Ayuntamiento se ha puesto un poco “las pilas” pero no considera que haya hecho todo lo necesario. “Tras cuatro años de buenismo, estamos ante un problema enquistado difícil de solucionar en cuatro días”, apunta Piera, que explica que el papel que está jugando la asociación es simplemente informativo: “Les decimos que si hay algún robo llamen al teléfono de emergencias e informamos a la policía de los puntos calientes”. Desde el colectivo señalan que no se están organizando “patrullas vecinales” porque para esa labor “ya está la policía”. Es más, lo rechazan al considerar que “la violencia no puede arreglarse con más violencia”.

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Piera, al ser preguntada por las posibles soluciones, critica que no haya “suficientes efectivos” policiales para llevar a cabo labores de “vigilancia estática” y cree que es necesario para atajar el problema “jueces rápidos” y reformas legales para evitar la reincidencia. Los criminólogos catalanes, por su parte, avisan de que la “evidencia científica” ha demostrado “reiteradamente” los efectos “adversos” que pueden tener “políticas de seguridad de tolerancia cero o ventanas rotas”. En un comunicado hecho público este miércoles, el Colegio de Criminólogos de Cataluña ha admitido un “crecimiento notable de los hechos delictivos registrados” pero ha rechazado que exista una “crisis de seguridad” en la Ciudad Condal. En relación con las posibles soluciones, la organización profesional ha insistido en la necesidad de aplicar “prácticas de prevención delictiva” que articulen “coherentemente” respuestas a nivel policial, judicial y social, evitando “la estigmatización de los colectivos que se encuentran en situación de vulnerabilidad social”.

Desde Barcelona en Comú coinciden con los criminólogos. En conversación telefónica con este diario, la que fuera concejal de Ciutat Vella durante la primera legislatura de Ada Colau en el Ayuntamiento, Gala Pin, no niega el incremento pero pide utilizar con cuidado la expresión crisis de seguridad porque puede reforzar todavía más la percepción de inseguridad de una ciudadanía que “tiene que poder vivir tranquilamente”. Pin rechaza que el repunte de los datos tenga una “causa única” y apunta que se trata de un “fenómeno complejo” que requiere una “respuesta multifactorial”, tanto social como judicial y policial. En este último aspecto, la exconcejala critica que la Consellería de Interior de la Generalitat lleve años sin reforzar el cuerpo de Mossos d'Esquadra, una medida que considera importante por el papel que juega este cuerpo en materia de seguridad ciudadana.

Todo ello con el objetivo de poner fin a una sensación de inseguridad que puede afectar negativamente a uno de los principales motores económicos de la capital catalana: el turismo. Sólo en 2018 recalaron en Barcelona 15,8 millones de visitantes, de los que poco más de 12 millones eran internacionales, lo que supuso un incremento del 4,3% de turistas extranjeros respecto al ejercicio anterior. Esta actividad dejó en el municipio unos 13.240 millones de euros. Datos positivos que pueden ponerse en riesgo por un incremento de la delincuencia que está afectando a la imagen que se tiene la capital catalana en el exterior. La revista Der Spiegel, una de las publicaciones más importantes de Alemania, ya ha señalado que Barcelona se está convirtiendo “en la ciudad del crimen”. Y la Embajada y Consulado de Estados Unidos en España y Andorra ya han alertado a sus ciudadanos sobre el aumento de los “crímenes violentos” en la Ciudad Condal y les ha pedido “permanecer especialmente vigilantes sobre su seguridad personal”.

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