27S | Rumbo a la huelga del clima
La movilización climática en España se prepara para una jornada histórica entre las dudas sobre el alcance de la huelga
Después de una semana de movilizaciones en todo el mundo, actividades de todo tipo y mucho, mucho trabajo, la huelga climática ya está lista para hacer historia en España este viernes, 27 de septiembre. No se tratará de la manifestación más numerosa, ni la más agitada, ni siquiera de la más influyente: pero se trata de la primera vez que la crisis climática saca a la gente a la calle con un mínimo de impacto. De las más de 300 organizaciones que firmaron el manifiesto de adhesión se ha pasado a casi 500. En más de 70 municipios de todo el país hay convocadas concentraciones y marchas. Y como se constató el pasado 15 de marzo, en la última gran jornada, no se trata del final sino del principio. 2020 se antoja como un año clave para lograr evitar los peores efectos del fenómeno.
Las convocatorias, organizadas por cuatro grandes plataformas en las que se organiza la acción climática (Fridays for Future / Juventud por el Clima, 2020: Rebelión por el Clima, Alianza por el Clima y Emergencia Climática Ya), harán ruido en la práctica totalidad de las grandes ciudades españolas, y muchas de las pequeñas. En Madrid han quedado a las 18 horas en Atocha. En Barcelona, a la misma hora, en los Jardinets de Gràcia. València arrancará su manifestación también a las 18 horas en plaza Virgen. Zaragoza y Sevilla, sin embargo, comienzan la marcha una hora más tarde, a las 19, la primera en plaza Paraíso y la segunda en el Prado de San Sebastián. Ecologistas en Acción, como parte de Alianza por el Clima, ha recopilado todos los eventos oficiales y respaldados por las organizaciones. Se pueden consultar en este link.
La movilización de este viernes 27 se diferencia de la pasada marcha del 15 de marzo, que ya fue de por sí histórica, en dos factores. El primero, la organización: los jóvenes no han estado solos. Han confluido activistas de toda clase, asociaciones ecologistas más clásicas, otras de carácter más político, otras más centradas en lo energético, algunas en lo social… "Nos hemos visto mucho más arropados", asegura Lucas Barrero, activista de Fridays for Future en Girona y uno de los primeros que recogió el llamamiento de Greta Thunberg en España.
El segundo es que los jóvenes no quieren estar solos esta vez. La convocatoria a nivel global de #strikeforclimate llamaba específicamente a "gente de todas las partes del mundo" a salir "de sus casas, sus oficinas, sus granjas, sus fábricas". "Es necesario que todo el mundo corte con el business as usual", reza la convocatoria. Sin embargo, la huelga, relativamente fácil de hacer en colegios e institutos, es algo más complicada de realizar en el ámbito laboral: y los jóvenes lamentan que los sindicatos, a su juicio, no hayan arrimado el hombro lo suficiente. "No han estado a la altura", sentencia Barrero. "Creo que veían que no iban a tener respaldo. Pero si no das el paso, no vas a llegar a nada. No estamos en el tiempo de palabras, estamos en el tiempo de acciones. Veremos si se unen a este tren social que está despertando".
Cartel de la huelga global por el clima del 27 de septiembre.
La respuesta sindical a la movilización climática ha sido dispar. El hecho de llamarla huelga global por el clima proviene de la traducción literal del inglés strike, pero muchos sindicatos y organizaciones que no van a ofrecer cobertura legal para lo que aquí llamamos huelga (un paro laboral de, por lo menos, 24 horas) prefieren usar el término movilización. Algunos sindicatos de ámbito autonómico o sectorial, en todo caso, sí que ofrecen dicha cobertura a todos los trabajadores de la Comunidad Autónoma donde operan, aunque no estén afiliados, al haber convocado una huelga total.
Es el caso de Euskadi y Navarra, donde han convocado los sindicatos ESK y Steilas; en Aragón, la cobertura la ofrece el Sindicato Obrero Aragonés; en Andalucía, el sector de la enseñanza está llamado al paro de 24 horas por la CGT; y en Canarias, todos los sindicatos de las islas se han unido para convocar la huelga. Se da la circunstancia de que el archipiélago será uno de los más afectados por el cambio climático: tal y como evidenció el informe de este miércoles del IPCC sobre los océanos y la criosfera, la subida del nivel del mar les afectará especialmente, y están expuestos a un aumento en la intensidad de huracanes y otros fenómenos extremos agravados por el calentamiento del Atlántico. Superincendios como el que este verano asoló buena parte de Gran Canaria, además, serán más frecuentes en un escenario de calentamiento global.
CCOO y UGT, los sindicatos más grandes del país, no ofrecen cobertura a la huelga. Lo llaman movilización y defienden una huelga estudiantil y de consumo, así como organizan y animan a organizar asambleas en los centros de trabajo para abordar el impacto medioambiental de las compañías y la necesaria adaptación a la transición energética. Comisiones Obreras pretenden movilizar a un paro laboral de 4 minutos y 15 segundos en referencia a las 415 partes por millón de CO2 en la atmósfera. Algo más simbólico que de impacto real: un cigarro en la puerta del trabajo dura más. "En estos momentos no se dan las condiciones para hacer una huelga que se dé con éxito. Tuvimos un debate importante y nos decantamos por hacer asambleas y movilizarnos dentro de los centros de trabajo. Eso es lo fundamental", explica Mariano Sanz, responsable de Medio Ambiente de la organización.
El lema de CCOO en las manifestaciones de mañana será No habrá empleos en un planeta muerto. Por la transición justa y defenderá que, si bien muchos empleos vinculados a industrias extremadamente contaminantes deben morir para atajar la crisis climática, los más vulnerables no deben cargar en sus hombros con todo el peso. Defienden, asegura Sanz, que en el proceso haya protección a los trabajadores, planes de reindustrialización, una hoja de ruta clara y un control público de los fondos que se van a recibir, para evitar desfalcos como los sucedidos con el dinero europeo para el fin del carbón en determinadas comarcas mineras.
Las comparaciones con las pasadas huelgas feministas de 2018 y 2019 son inevitables. En primer lugar, por ser movilizaciones donde el componente de clase no es el único, más permeables a la suma de estratos varios de la sociedad; en segundo lugar, porque cuentan con componentes identitarios fuertes –somos mujeres - somos jóvenes–; y, en tercer lugar, porque crecen a cada año que pasa. En 2018, las feministas hicieron historia y en 2019 batieron todos los récords. Y la espera de cómo resultan, en asistencia, las manifestaciones de este viernes, todo apunta a que serán un éxito pero no tan masivas como las que están por venir. Está por ver si los sindicatos "se unen a este tren", como dice Barrero, y habilitan una huelga real de los no tan jóvenes.