Los diablos azules
Pedro Almodóvar: "Desde mi más tierna infancia, lo que yo quería ser era escritor"
Película del año para la revista Time. Nominada a dos Globos de Oro. Firme candidata a entrar en la terna de los Oscar. Dolor y gloria ha coronado de nuevo a Pedro Almodóvar, que podría volver a repetir las proezas de 1999 y 2002, cuando se hizo con la estatuilla de la Academia por Todo sobre mi madre (mejor película de habla no inglesa) y Hable con ella (mejor guion original). Quizás como preludio de ese posible éxito, el cineasta presentaba este jueves, en Madrid, el guion de su película número 21, publicado ahora en forma de libro por Reservoir Books. El volumen incluye textos del propio cineasta sobre su proceso creativo, además del storyboard del filme y fotografías del rodaje.
En el acto, que reunió a cientos de personas en la Sala X, en el centro de la ciudad, el periodista Bob Pop iniciaba la conversación tratando de separar el guion en su formato impreso de la película a la que sirve de sostén. "Enfrentarse al libro de Dolor y gloria como si fuera un fetiche o una operación de mercadotecnia es perderse un disfrute enorme", defendía, presentándolo como "uno de los artilugios literarios más interesantes" del año. El cineasta agradecía el halago, que venía a satisfacer una vocación infantil. "Yo, desde mi más tierna infancia, lo que quería ser era escritor. Lo primero que escribí fue a los 8 años, una historia de ficción sobre un cordero que se llamaba Inmaculado", contaba, entre las risas del público. Hasta los 18 o 20 años continuó escribiendo relato, pero algo se interpuso en su vocación literaria: una cámara Super-8. "Algunas de las historias que tenía escritas empecé a ilustrarlas con imágenes", decía. "Ahí hubo un cambio en mí con respecto a la literatura. De algún modo, pensé que no tenía tanto talento como escritor y que la narración en imágenes me resultaba más asequible".
No se divorció, sin embargo, de la literatura. Es conocido el peso material de los libros en sus cintas –están ahí, en segundo plano, siendo leídos por los personajes, reposando en las estanterías–, pero también la influencia de las narraciones literarias en sus proyectos: Julieta o La piel que habito nacen de varios relatos de Alice Munro y una novela de Thierry Jonquet, respectivamente. Esa vocación temprana deja también huella en la escritura de sus guiones: "Soy muy exhaustivo en la narración, y los pocos guiones que he leído no cuentan tanto. Lo que pretendo es que el actor, cuando lea el guion, sepa desde el primer momento qué es lo que tiene que hacer, a qué gesto debe acudir o qué tono tiene que usar". Pero esa minuciosidad, nacida quizás de la necesidad de control sobre la obra cinematográfica, resulta en lo que él define como "un relato ambiguo entre la literatura y la escritura cinematográfica".
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Pero Dolor y gloria, en su versión en papel, tiene mucho de escritura del yo y, de ser solo un libro, podría haber sido confundido con unas memorias. La película ha sido identificada como autobiográfica, desde luego, y el cineasta no ha pretendido lo contrario: Antonio Banderas, que interpreta a Salvador, director de cine y claro alter ego del manchego, lleva una estética muy similar a la suya, se ve aquejado por dolores similares a los que él sufre, e incluso los lienzos que aparecen en la cinta como parte del hogar del protagonista son los que decoran la casa de Almodóvar. Pero en lo escrito, el juego sufre otra vuelta de tuerca. "Las primeras líneas salen impulsadas por la realidad: algo que he leído, que me han dicho, que he visto por televisión", explica. Aquí entra la "realidad interior", que trata igual, dice, que una noticia vista en prensa. Aunque defiende que "lo importante es que sea verosímil cinematográficamente", la relación entre ficción y realidad es ambigua. “Antes de hacer Mujeres al borde de un ataque de nervios nunca había tirado nada contra la pared”, recordaba el cineasta. “Después del rodaje, me vi a mí mismo tirando cosas contra la pared”. De la misma forma, se ha descubierto imitando gestos creados por Banderas en Dolor y gloria, que, asegura, no pertenecían a ninguno de los dos.
Hablar de un guion es hablar también de los cimientos de un filme. "Es difícil hablar de la génesis de una película", reflexionaba el cineasta. Esa chispa puede estar en textos ya escritos "que encuentran su encaje", pero también en objetos: habla del buzo de Átame, o de joyas compradas para regalo de las que finalmente no se desprendió y que han acabado formando parte del vestuario de sus obras. "Si me aburro mucho en casa", cuenta Almodóvar, "me pongo a escribir, y me pongo a escribir locuras. Algunas de esas locuras acaban encontrando un espacio específico. Por ejemplo, ‘El amante menguante’ [en Hable con ella]". Esa escena, escrita mucho antes, acabó sirviendo para contar la violación del personaje de Javier Cámara al personaje interpretado por Leonor Watling. Del mismo modo, "El primer deseo", uno de los textos que forman parte de Dolor y gloria, estaba escrito desde los noventa, como lo estaba "La adicción", que será el texto teatral al que da cuerpo en el filme el personaje interpretado por Asier Etxeandia. Todo, decía al final de un acto breve, con "paciencia" y "mucho trabajo". "Escribir es reescribir", decía el cineasta. "Se podría pensar que uno escribe. No. Yo reescribo".