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El nuevo Gobierno

Sánchez coloca la comunicación como eje de la estrategia de su Gobierno

Casi 20 meses en el Gobierno dan para mucho, aunque ocho hayan sido en funciones. También para aprender cómo reorganizar la poderosa maquinaria de la Moncloa con el objetivo de controlar mejor y sacar el máximo partido a la agenda política que se propone desarrollar el nuevo Gobierno de coalición.

El presidente Pedro Sánchez no ha demorado ni un día en poner en marcha los cambios. En primer lugar, reforzando a quien era ya el más influyente de los miembros de su equipo, Iván Redondo, que a partir de ahora será, también orgánicamente, el hombre fuerte del presidente en la Moncloa y la piedra angular de la estrategia de comunicación del nuevo Gobierno de coalición.

Redondo es un experto en comunicación política al que todo el mundo ya consideraba la mano que mece la cuna en la trastienda de la Presidencia, a la que llegó como jefe de gabinete de Sánchez. Muchos desde el PSOE intentaron atribuirle en su momento la decisión errónea de forzar segundas elecciones, pero el presidente no debe pensar lo mismo porque, a pesar del fiasco electoral le ha puesto en la cúspide de su equipo. Sin dejar de ser jefe de Gabinete —una nota de prensa difundida este martes le atribuía la condición de “primer Secretario de Estado”, un título honorífico que sólo existe ocasionalmente en el Reino Unido—, a partir de ahora tendrá a su cargo todos los departamentos de asistencia al presidente, como asuntos nacionales, institucionales, internacionales, comunicación con los ciudadanos, la secretaría general de Presidencia, la Dirección General de Asuntos Económicos, el Departamento de Seguridad Nacional y las diferentes unidades de análisis de la Moncloa.

A la mano derecha del presidente, un enamorado de las técnicas de comunicación del mundo anglosajón y del ajedrez, se le atribuye el diseño de la nueva mecánica de comunicación del Gobierno. Un asunto particularmente relevante al tratarse de un Ejecutivo de coalición: la unidad de los mensajes será clave para la supervivencia del proyecto. Así que Redondo será también el centro de la comisión de coordinación PSOE-Unidas Podemos que está llamada a desarrollar “una estrategia de comunicación conjunta” en virtud de la cual los miembros del Gobierno se han comprometido “a mantener una estrategia coordinada y compartida” que pasa por “consensuar y concertar las líneas generales de la agenda de comunicación” de la coalición. Todos los ministerios —también los de Unidas Podemos— están obligados a “comunicar con antelación suficiente a la Secretaría de Estado de Comunicación”, que a partir de ahora depende de Redondo, “los principales anuncios y compromisos que se vayan a realizar”.

Redondo ya ha movido ficha. Este mismo martes el Consejo de Ministros ha creado una Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País a Largo Plazo, que en otros países se conoce como una Foresight Unit, con el propósito de “pensar estructuralmente en la España de los próximos 30 años”. En ella un comité de expertos de la sociedad civil elaborará una estrategia nacional analizando “de manera sistemática la evidencia empírica disponible para identificar los posibles retos y oportunidades demográficos, económicos, geopolíticos, medioambientales, sociales o educativos que España tendrá que afrontar en el medio y largo plazo, y de ayudar al país a prepararse ante ellos”, según la información facilitada por el Gobierno.

“Uno de los grandes defectos de la democracia es el cortoplacismo. En la frenética cotidianeidad de los gobiernos, lo urgente a menudo eclipsa a lo importante. Esto genera a su vez otros problemas como falta de pensamiento estratégico, de respuesta a la demanda de la sociedad, obsolescencia legislativa, oportunidades no aprovechadas o escasa anticipación, que están en la base de fenómenos como el cambio climático, el vaciamiento rural o la pérdida de relevancia económica para una nación”, sostiene el Gobierno sobre este proyecto.

En segundo lugar, el Consejo de Ministros dejará de celebrarse —a partir de la semana que viene— los viernes. Tendrán lugar los martes y no se trata de un cambio inocente: la intención es controlar la agenda política de la semana marcando el territorio del debate —lo que los analistas llevan años definiendo como “el relato”— desde su inicio y evitando que los acuerdos del Gobierno se diluyan en el fin de semana, algo que a menudo hace que pasen más desapercibidos de lo que a Moncloa le interesa.

Una consecuencia adicional es que el Congreso, a menos que cambie sus prácticas y los mecanismos de tramitación de iniciativas y convocatoria de reuniones, se verá obligado a demorar el control de la acción del Gobierno. De hecho, los Consejo de Ministros se celebrarán apenas unas horas antes del inicio de las sesiones plenarias, con los órdenes del día ya cerrados.

Que Sánchez encara la legislatura con nuevas ambiciones quedó claro en su rueda de prensa de este martes. No por casualidad el presidente comparó hasta en tres ocasiones el trabajo del Gobierno con la gestión de una empresa privada. Lo hizo a la hora de anunciar que, a partir de ahora, el Ejecutivo pondrá en práctica “métodos de funcionamiento más dinámicos”, como los que permiten “también a las empresas” anticiparse a lso acontecimientos; también cuando se refirió al sinsentido de tener paralizada la renovación de órganos institucionales como el Consejo del Poder Judicial —“no tiene sentido, no solamente en el Gobierno de España, sino en grandes empresas, tener en el organigrama personas en funciones durante meses, meses, meses y meses”—; y, por último, cuando hizo referencia a la voluntad del Gobierno de “comunicar con hechos”: “Vamos a comunicar con los hechos, yo creo que esto es muy importante” y “no solo ocurre con la vida privada, en muchísimas empresas”.

“Métodos más dinámicos”

“En esta legislatura tenemos la intención de incorporar a nuestro funcionamiento métodos más dinámicos que nos permitan planificar, anticiparnos a los acontecimientos y responder a los problemas con premura y también con eficacia”, explicó el propio presidente en su rueda de prensa. “Precisamente por eso las reuniones ordinarias del Consejo serán al comienzo y no al final de la semana, para anticipar y también para programar qué es importante”.

España, repitió Sánchez por enésima vez desde que ganó las elecciones de noviembre, “necesita un Gobierno de acción, un Gobierno que actúe, que sea resolutivo, que sea ejecutivo, que se ponga manos a la obra y que no pierda el tiempo”. Algo que quiere demostrar “cada día, en cada acto, su resolución y su energía”. Un Gobierno que haga “política efectiva, política útil”, remarcó anticipando el marco de los mensajes que Moncloa se propone transmitir a partir de este momento.

En esa línea garantizó “que no va a haber ni un momento de descanso. El objetivo de este Gobierno es ir por delante de los problemas y no por detrás”, como en su opinión ocurría con Mariano Rajoy. Tanto es así que, anunció para rematar la nueva estrategia, el nuevo Ejecutivo rendirá cuenta “regularmente”,  en concreto cada 100 días y hasta el final de la legislatura, “de los avances en cada una de las áreas, de los departamentos de los ministerios” y de “los progresos” que vaya “realizando en los ejes de actuación del nuevo Gobierno”: crecimiento económico, Cataluña, despoblación, desigualdad y combate a la emergencia climática.

“Lo vamos a hacer cada 100 días” no sólo para mostrar “los avances que nuestro país registra en cada una de estas grandes transformaciones” sino para explicar, advirtió, “cuando sea necesario, los obstáculos que encontramos en el camino para poner en marcha y lograr esos objetivos”. Si cumple su palabra, el primer balance parcial tendrá lugar a finales de abril.

La intención es “comunicar con los hechos. Yo creo que esto es muy importante”, remarcó: “No solo de palabra sino también con hechos”.

Es más que evidente que la comunicación será clave a partir de ahora para este Gobierno. De ahí que Sánchez se dirigiese expresamente a los periodistas para disculparse por lo inaccesible que ha estado desde que ganó las elecciones. “La etapa que dejamos atrás ha sido peculiar y compleja porque las negociaciones [para formar gobierno y superar la investidura] tienen una lógica que reclama sobre todo prudencia y discreción. Y esa prioridad a la discreción casa mal en ocasiones con la obligación profesional que tenéis vosotros y vosotras de informar”.

Los dos primeros mensajes de la maquinaria de comunicación del Ejecutivo no tardaron en llegar: el Gobierno tenderá la mano a la oposición, singularmente al PP, pese a dar por supuesto que la respuesta será negativa, y habrá "unidad total" dentro del nuevo Ejecutivo de coalición. Fue poco después de que los servicios técnicos de Moncloa retransmitiesen en directo, con una cuidada puesta en escena y por primera vez en su historia, los compases iniciales de la primera reunión del Ejecutivo.

Este Gobierno, subrayó Sánchez en relación con el primer mensaje, va “a trabajar siempre para alcanzar acuerdos. Agotaremos todas las vías” para lograrlo. Pero, advirtió: “En todo caso, [una negativa] no nos va a paralizar, esto quiero también trasladarlo a la opinión pública. Nos sentimos plenamente legitimados para ejercer el poder democrático y lo vamos a ejercer durante el tiempo en que nos lo han confiado los ciudadanos con su voto y con la confianza mayoritaria del Congreso de los Diputados”.

Después de firmar el acuerdo de coalición, explicó el presidente en relación con el segundo asunto, y a la vista “del perfil de los ministros y ministras que componen este Consejo de Ministros, yo no tengo ninguna reserva respecto al acuerdo alcanzado con Unidas Podemos. Ninguna reserva: al contrario, me siento orgulloso. Así se lo he trasladado a todos y cada uno de ellos”.

“Es cierto”, concedió, “que estamos ante una experiencia inédita, que es una coalición progresista” en el Gobierno de España. “Pero todos los ministros ya son ministros del Gobierno de España. No de un partido político u otro”. Y por esa razón todos cuentan desde ya con su “apoyo, arrope y empatía”. Aunque “tenemos una coalición de gobierno, no una coalición de pensamiento”, bromeó después.

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