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El futuro de Cataluña

Torra abre las hostilidades contra Esquerra y plantea una reunión abrupta con Sánchez

El president Quim Torra llega a la reunión del Govern acompañado por los consellers de su partido.

El president de la Generalitat, Quim Torra, abrió este martes las hostilidades con Esquerra Republicana. Dio oficialmente por rota la unidad del Govern, acusó a sus socios en el Ejecutivo catalán de haber acabado con el consenso del independentismo al aceptar la decisión del Tribunal Supremo de privarle de su escaño e invocó elecciones anticipadas para pedir a los ciudadanos que respalden la estrategia de Junts de ignorar las resoluciones de los tribunales e ir al enfrentamiento con el Estado.

Serán las quintas elecciones anticipadas consecutivas que celebrará Cataluña en una década de inestabilidad sin precedentes que tiene su origen en la decisión del Tribunal Constitucional de anular parcialmente el Estatuto que el Congreso, el Parlament y los ciudadanos catalanes habían aprobado previamente por amplia mayoría.

De la magnitud del desencuentro que vive el independentismo dejó constancia Torra en su declaración institucional, en la que no mencionó a Esquerra pero que estuvo preñada de durísimos reproches dirigidos a los republicanos. Para empezar les acusó de encarar “el camino hacia la independencia de una forma que ha deteriorado la confianza que se necesita en los momentos más decisivos”. El president les afeó la decisión del Parlament de dejarle sin escaño, en contra de lo acordado por la Cámara a comienzos de enero, cuando la mayoría de los diputados se “conjuraron para no aceptar esta irregularidad, defender la soberanía del Parlamento con todas las consecuencias y plantarse si llegaba este momento”. Ahora, acusó, ERC no ha respetado ese consenso. El presidente del Parlament, Roger Torrent (Esquerra), “permitió dejar a la intemperie la Presidencia de la Generalitat” y abrió este lunes “la puerta de par en par para una inhabilitación exprés y completamente irregular de mi condición de president”, denunció.

Torra acusó implícitamente a Esquerra de “esquivar la represión aceptando sus efectos y tan sólo verbalizando el desacuerdo. Y yo creo y estoy convencido de que la represión se combate sin doblarse y dejando claro que no nos detiene”.

Torra, eso sí, no quiere aparecer como el responsable de la ruptura. “No seré yo, ni el espacio político al que pertenezco, quien rompa ahora la unidad del Gobierno, porque es de la única manera que podremos ganar la libertad”. Pero “la legislatura no tiene más recorrido político si no se rehace la unidad y la lealtad que nos permitió hacer el referéndum del Primero de Octubre y que el golpe de Estado del 155 rompió”. Y ERC, señaló de nuevo sin citar expresamente a los republicanos, no ha defendido la soberanía del Parlament en un momento en el que “estamos ante un nuevo intento de golpe de Estado” y en el que “por vías irregulares se quiere descabezar el Gobierno”.

Para volver a la “la solidaridad y la lealtad entre independentistas”, sin las cuales “la República se irá alejando del horizonte”, Torra considera que “es necesario que los catalanes, que se han ganado el derecho de vivir en libertad y decidir cada paso de su futuro, tengan un Gobierno que los represente fielmente y que no desfallezca en los embates de un Estado que no ha dejado de ser autoritario y represor”.

De ahí que, en su opinión, sea “imprescindible volver a dar la palabra a la ciudadanía” y “avanzar hacia el objetivo de culminar el mandato del Primero de Octubre, es decir, la independencia, reencontrándonos en la unidad”.

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, después de anunciar queda la legislatura por terminada.

Con el Govern roto y elecciones a la vista, aunque todavía no tengan fecha, y mientras se tramita el proyecto de Presupuestos enviado este miércoles al Parlament, Torra ha situado su próximo objetivo en la entrevista que mantendrá en Barcelona con el presidente Pedro Sánchez el próximo jueves.

La cita debería servir para poner en marcha la mesa de diálogo entre gobiernos pactada por Esquerra con el PSOE en los días previos a la investidura, pero Torra la plantea en otros términos. Su intención es “explorar” si Sánchez tiene “voluntad real para una negociación de verdad”, lo que desde su punto de vista significa averiguar si el nuevo Gobierno de España está dispuesto a amnistiar a los presos del procés y a permitir la celebración de un referéndum de autosterminación.

“Quiero comprobar si el Gobierno español tiene voluntad de poner fin a la represión y respetar los principios democráticos más elementales con garantías”, proclamó. A diferencia de Esquerra, que lo que quiere es que Torra ponga en marcha la mesa siguiendo las reglas establecidas en el pacto con el PSOE, Torra pretende reescribir las condiciones y las garantías de la negociación, algo que previsiblemente Sánchez no aceptará.

El enfoque que Torra hace de la reunión no hace más que ahondar el abismo que ya separa a Junts de Esquerra: los primeros apuestan por la ruptura y la desobediencia a los tribunales y a la legislación vigente mientras los segundos buscan un escenario de negociación dentro de la ley y aplazan sine die cualquier tentación de repetir la unilateralidad que en 2017 condujo a la intervención de la autonomía catalana y a la persecución judicial de los dirigentes del procés.

Señalados por Torra, que les acusa de “doblarse ante la represión” y de pretender “esquivarla aceptando sus efectos”, los republicanos optaron este miércoles por evitar el enfrentamiento. A través de un comunicado, la permanente de ERC se limitó a ”mostrar su respeto” por el anuncio de Torra y las consecuencias que tendrá “sobre el calendario electoral”.

“Compartimos las conclusiones principales de la comparecencia del president Torra: que el país necesita de manera urgente unos Presupuestos y que hay que activar la vía política poniendo en marcha la mesa de negociación con el Estado”.

No equivocarse de "adversario"

Esquerra prefirió ignorar la actitud con la que, según las propias palabras del president, Torra se dispone a reunirse con Sánchez y subrayó su intención de seguir “trabajando como hasta ahora en todos los frentes al servicio de todo el independentismo, con lealtad y responsabilidad, para seguir avanzando hacia la República catalana” y “teniendo claro que nuestro adversario no es otro que el Estado y la represión con la que castiga al conjunto del movimiento independentista”.

A estar alturas, y al margen de los presos, lo único que une a Junts y a Esquerra es la voluntad de sacar adelante los Presupuestos, que de ser aprobados supondrán una verdadera novedad en la política catalana porque pondrán fin a tres años de provisionalidad —a día de hoy la Generalitat sigue funcionando con las cuentas diseñadas para 2017—. A partir de este momento el calendario es impreciso: el Govern quiere completar el trámite a mediados de marzo, pero un hipotético recurso al Consell de Garanties Estatutàries podría añadir un mes más a esos plazos. Eso significa que las elecciones no podrán tener lugar antes de mediados o finales de mayo y que lo más probable es que se celebren en junio. Eso suponiendo que Torra no decida posponerlas hasta otoño para hacerlas coincidir o acercarlas lo más posible a la Diada del 11 de septiembre o al aniversario de referéndum del 1 de octubre.

El expresident y eurodiputado Carles Puigdemont celebró la demora de la convocatoria a través de Twitter en un apunte en el que agradeció a Torra haber tomado una decisión “nada fácil”. “Hoy ha sido el presidente de todo el país, mirando más allá de los intereses particulares y personales, con responsabilidad y lealtad”.

No ir inmediatamente a las urnas es vital para el espacio político de Junts, que todavía no ha resuelto la fórmula con la que se presentará a las elecciones, envuelta de momento en una gran confusión de siglas y plataformas y que necesita esperar a que el PDeCAT complete su disolución. Y les dará tiempo, además, para decidir quién será el cabeza de lista, un puesto en el que no estará Torra —ya inhabilitado para formar parte de una lista— y que podría volver a ocupar el propio Puigdemont, sobre todo si prospera el suplicatorio solicitado por la justicia española para privarle de su condición de eurodiputado.

De hecho, Junts seguirá apelando a la unidad electoral con Esquerra, lo que le permitiría garantizarse el liderazgo del espacio independentista. Así lo confirmó el presidente de JxCat en el Parlament, Albert Batet: “Dos no se besan si uno no quiere. Eso no significa que dejemos de intentar dar un beso”, declaró, consciente de que los republicanos no quieren bajo ningún concepto repetir la experiencia de la candidatura unitaria de 2015.

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En plena tormenta política en Cataluña, Sánchez mantiene su estrategia:mantiene se reunirá con Torra mientras sea el legítimo presidente de Cataluña para poner en marcha la mesa de diálogo que acordó con Esquerra. El Gobierno espera poder llegar a acuerdos con los republicanos para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado aunque su tramitación coincida en el tiempo con la campaña catalana. A su favor cuentan con los socios catalanes de Unidas Podemos, Catalunya en Comú-Podem, que serán quienes faciliten la aprobación de los presupuestos en Cataluña y nunca han ocultado su deseo de que ERC actúe con reciprocidad y contribuya a sacar adelante los del Gobierno de coalición.

Unidas Podemos y Catalunya en Comú quieren además, si dan las cuentas, que las nuevas elecciones den lugar a la formación de un Govern tripartito de izquierdas integrado por ellos mismos, por Esquerra y por el PSC, una posibilidad que los socialistas sólo están dispuestos a considerar si la Presidencia no recae en un diputado independentista.

Mientras, Torra apura los plazos para presentar ante el Tribunal Supremo su recurso de casación contra la condena a un año y medio de inhabilitación como autor de un delito de desobediencia que le impuso el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Fuentes de su defensa señalan que previsiblemente entregarán su recurso el próximo lunes, 3 de febrero. Y será entonces cuando empiece a correr el plazo de entre 8 y 9 meses que normalmente tarda la Sala de lo Penal del Supremo en fijar la vista para la casación de un asunto, según fuentes del Alto Tribunal citadas por Europa Press.

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