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Crisis del coronavirus

Una obra sobre Lorca, única gran producción del Teatro Español que no resucitó tras la primera ola: “No aceptan la memoria democrática”

Uno de los momentos de la representación 'Diálogo del Amargo'.

Jueves, 5 de marzo de 2020, 20.00 horas. Se alza el telón de la Sala Principal del Teatro Español, en cuyas tablas vieron la luz por primera vez obras de Cervantes o Lope de Vega, entre otros. Entra en escena una mujer y se sienta en una silla. “A mi tío Amargo se lo cargaron el verano del 36, cuando la guerra, en el camino de Málaga a Graná, donde iba a vender un caballo”, comienza. Es el estreno en Madrid de Diálogo del Amargo, una producción del propio centro centrada en una de las piezas que integran la obra poética de Federico García Lorca Poemas de Cante Jondo. Cinco días después, el telón se baja definitivamente. La preocupante evolución de la crisis sanitaria obliga al Español a cancelar la representación de las funciones previstas. Con la primera ola de la pandemia concluida, el centro comienza a elaborar su oferta para el nuevo curso. Se reprograman todas las obras teatrales incluidas en el libreto de la temporada 2019/2020. Pero fuera se queda Diálogo del Amargo. Para su director, se trata de una cuestión estrictamente política. El Teatro Español, sin embargo, señala que simplemente era “inviable” incluirla en el nuevo curso.

La obra, según su director, Francisco Suárez, es un viaje al pasado que “se torna en doloroso presente porque la memoria es insumisa”. Se habla del tiempo, del amor, de la muerte, de la indefensión del ser humano “ante la presencia de unas fuerzas opresoras que el poeta tachó de siniestras y oscuras”, del combate entre la autoridad y la libertad sobre el contexto de un pasado ignominioso: el de la Guerra Civil. Es un texto duro dividido en tres movimientos. Todos ellos, con el tío Amargo, que es el propio poeta, como epicentro de la trama. “El primero es el Lorca gitano, asesinado por la Guardia Civil. El segundo es el Lorca republicano, fusilado. Y el tercero es el Lorca homosexual, al que matan de una paliza un grupo de falangistas borrachos y le dejan en un barranco”, explica en conversación telefónica con infoLibre el propio Suárez. Ese poeta cuyos restos todavía no se han podido localizar. Ochenta años después, el paradero de la fosa donde fue arrojado sigue siendo un misterio, por más que se han llevado a cabo innumerables trabajos sobre el terreno para intentar darle digna sepultura.

Durante los cinco días que estuvo en escena, el director cuenta que la representación tuvo muy buena acogida. “En todas las funciones estábamos prácticamente llenos”, señala. “Cuando terminábamos, podías ver cómo el público estaba totalmente emocionado”, dice el actor Jacobo Dicenta, que recuerda con cariño todo el proceso de ensayos, que según cuenta Suárez comenzó con la reproducción del documental El silencio de otros, en el que se muestra la lucha diaria de las víctimas del franquismo a través de las historias de Ascensión Mendieta, que logró recuperar los restos de su padre asesinado, o Chato Galante, al que se llevó la pandemia sin poder ver cómo se hacía justicia en relación con los torturadores franquistas. Para el dramaturgo extremeño, “el parto fue delicioso”. Para Dicenta, la puesta en escena fue de lo más difícil. “En el tercer movimiento era el jefe de los falangistas que asesinan de una paliza al Amargo homosexual. Era demasiado intenso, me costaba acabar esa parte sin tener ganas de llorar. Pero al final lo tienes que hacer. Eres un actor y ese es tu trabajo”, relata.

Estaba previsto que las representaciones se prolongasen hasta el 29 de marzo. Y se había programado un encuentro con el público para el día 12. Pero la crisis sanitaria puso todo patas arriba. Y el Teatro Español, como es lógico, tuvo que suspender todas las funciones que estaban previstas. Esto afectó, según el programa oficial del centro para la temporada, además de a Diálogo del Amargo, a otras seis obras de teatro más: Contarlo para no olvidar, Puertas abiertas, En palabras de Jo… Mujercitas, Ambiente familiar, La casa de los espíritus y A nosotros nos daba igual. Todas estas representaciones ya han sido reprogramadas para el nuevo curso 2020/2021. Las cuatro primeras, aparecen con nuevas fechas en la revista que el centro presentó a comienzos de julio. Las dos últimas, está previsto que levanten el telón los próximos meses de abril y junio, según consta en la página web del Teatro Español, que depende del área de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, que lidera Andrea Levy. Sin embargo, de la puesta en escena basada en la pieza del poeta y dramaturgo granadino no se ha vuelto a saber nada.

“Al nuevo equipo el coronavirus le vino de perlas”

María Galiana, una de las actrices que interpretaba a una de las sobrinas del Amargo, también muestra su descontento con la decisión. “La obra era un bombazo de puesta en escena, de decoración y la interpretación era de escalofrío. Era una programación del anterior equipo de Carme Portaceli y del Ayuntamiento de Manuela Carmena. Solo hicimos cinco representaciones, pero al nuevo equipo el coronavirus le vino de perlas”, cuenta a través de mensajes. La actriz achaca la no reprogramación a una decisión estrictamente política por el carácter comprometido de la obra con las víctimas del franquismo: “En ningún momento lamentaron tener que suspender, desmontaron con una celeridad que daba la impresión de un desahucio”. En la misma línea abunda el director. “El nuevo gobierno local no acepta la memoria democrática. Ellos quieren imponer la suya propia. Federico es una víctima más y han vuelto a enterrarlo y asesinarlo. La pandemia ha venido muy bien al PP”, dice Suárez, quien asegura que no piensa bajar la voz ante lo que considera “una injusticia”.

En este sentido, quien estuviera al frente del Festival de Mérida entre 2007 y 2010 pone sobre la mesa las decisiones políticas que ha ido adoptando el Ejecutivo de José Luis Martínez Almeida, alcalde de Madrid, en esta materia desde que comenzó la legislatura. Pone el foco en el cementerio de La Almudena, donde primero se arrancaron las láminas con los nombres de los fusilados entre 1939 y 1944 del Memorial de la Guerra Civil que el equipo de Carmena comenzó a construir durante su mandato en el camposanto y después se borraron los versos del poeta alicantino Miguel Hernández del monumento que homenajeaba a las víctimas. Y tampoco se olvida de la ofensiva iniciada ahora contra los exdirigentes socialistas y miembros del Ejecutivo durante la Segunda República Francisco Largo Caballero e Indalecio Prieto. Por el momento, ya se ha retirado a martillazos la placa que el expresidente del Gobierno, cuyos restos se encuentran hechos añicos en el Almacén de la Villa. Y se ha dado comienzo al expediente para retirar sus nombres del callejero madrileño.

“Era realmente inviable” reprogramar

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Desde el Teatro Español, sin embargo, niegan categóricamente que se trate de una decisión política. A preguntas de este diario, explican que “para poder meter el 90% de la programación truncada por la pandemia fue necesario un gran esfuerzo a través del trabajo ímprobo que tuvo que hacer el equipo de dirección artística y conseguir recolocar todas estas producciones dentro de la nueva programación que, por cierto, ya estaba diseñada”. “Uno de los fines principales era el de conseguir dar trabajo a todas y cada una de las personas implicadas que habían visto sus proyectos truncados. Era una función casi imposible de realizar pero se consiguió también a través del esfuerzo de todos los departamentos del Teatro Español que se han volcado en sacar adelante una programación frenética”, sostiene el centro, dirigido por Natalia Menéndez, desde donde cuentan que tampoco se han reprogramado Big Bears Cry Too, La luna yace en el Amazonas y La realidad. En este caso, se trata de tres representaciones que no figuraban en el programa oficial de la temporada y cuya puesta en escena estaba prevista en las Naves del Matadero en tres únicas sesiones en cada caso.

Sobre los motivos que llevaron a no meter de nuevo en el cartel la representación dirigida por Suárez, aseguran que “era realmente inviable poder incluir una producción que, al fin y al cabo, pudo estrenarse, con una compañía que trabajó en ensayos durante meses y que se llegó a representar durante 6 días”. “Haber reprogramado Diálogo del Amargo hubiera significado quitar de la programación alguna otra producción y haber restado más días a las que están en cartel, lo que hubiera significado también la reducción de un presupuesto necesario para poder dar trabajo a estas compañías quitándoles la posibilidad de poder poner en pie sus proyectos. Contarlo para no olvidar –la otra obra programada para esas fechas– no se llegó a estrenar, por eso arrancó la programación [de la nueva temporada del Teatro Español] en la Sala Margarita Xirgu”, completan desde el centro sobre esta cuestión.

El Teatro Español también detalla que “toda la compañía” cobró “todas las representaciones aun sin haberlas hecho”. El actor Jacobo Dicento, sin embargo, lo niega. “Nos ofrecieron una compensación mínima que no llegaba ni siquiera, creo recordar, a la mitad de lo que hubiéramos tenido que cobrar si el plan hubiera ido según lo previsto. Al final, la aceptamos porque no nos quedaba otra”, cuenta. La crisis sanitaria, por tanto, ha provocado un agujero imprevisto en sus cuentas. “En mi caso, contaba con un ingreso que finalmente no fue tal. Afortunadamente, tenía un dinero ahorrado. Pero tengo tres hijas a las que dar de comer y vestir, y esos fondos van bajando. La cancelación produjo un descalabro en mi previsión de ingresos y una gran incertidumbre porque no sabía cómo qué iba a pasar conmigo en plena pandemia. La cultura está siendo muy maltratada durante esta pandemia”, dice. Un perjuicio económico al que, continúa, se añadió el “dolor en el alma y en el espíritu” que supuso que “un trabajo tan bello y duro de hacer” bajara el telón. Y no lo volviera a levantar más.

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