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LA CRISIS DE LA PRENSA

El consejo de administración de Prisa rechaza por unanimidad la oferta de compra de Blas Herrero por sus medios de comunicación

Prisa mantiene su negocio de medios de comunicación tras rechazar la oferta de compra de Blas Herrero.

El consejo de administración de Prisa ha rechazado esta tarde por unanimidad la oferta de compra que el empresario asturiano Blas Herrero había lanzado sobre los periódicos y radios del grupo, según han confirmado fuentes del propietario de El País y la Cadena Ser

“La sociedad continuará operando de acuerdo con su hoja de ruta definida a comienzos del presente ejercicio, en el desarrollo y puesta en valor de sus proyectos de educación y medios de comunicación”, ha comunicado Prisa a la la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). “Será en este marco en el que evaluará, de resultar procedente en el futuro, cualquier expresión de interés que pueda recibir, como ha sido el caso de las transacciones comunicadas en las últimas semanas”, concluye el comunicado del grupo.

El empresario asturiano había ofrecido 150 millones de euros por los periódicos y radios de Prisa, un precio que el grupo consideraba insuficiente. 

Finalmente, la oferta de Herrero no ha recibido el apoyo ni siquiera de quien se presentaba como su inicial valedor, el Banco Santander. Ninguno de los principales accionistas ha considerado la propuesta. El dueño de KissFM y Dkiss había enviado una carta al consejo de Prisa para comunicarles su intención de adquirir los medios de comunicación escritos, radiofónicos y audiovisuales del grupo a través de una sociedad de responsabilidad limitada en la que le acompañaban “un grupo de inversores independientes”, liderado por él. Su objetivo era hacerse con una participación significativa, no necesariamente de control, un 33%, de la empresa.

La noticia disparó la maltrecha cotización bursátil de Prisa, que superó los 90 céntimos al terminar la mañana del jueves y acabó la jornada con una ganancia del 21%. Aun así, el escaso valor de la acción lleva ya mucho tiempo reflejando la mala salud de las cuentas del grupo, lastrado con una elevada deuda e impactado por la pandemia. El precio “escaso” que ofreció Herrero, si se tiene en cuenta que el beneficio operativo neto sólo de la radio de Prisa fue de 63,3 millones en 2019 –tal y como destacaban fuentes del grupo este jueves–, viene de la mano de una deuda que ahora está en 1.061 millones de euros sólo tras un largo proceso de recorte desde los más de 5.000 millones que alcanzó en 2009.

La venta del negocio español de Santillana, la división educativa de Prisa responsable del 73% de su resultado, es parte de los denodados esfuerzos del grupo por recortar su pesada deuda. Ahora queda en el aire la venta también del negocio de Santillana en América Latina, la auténtica joya de la corona, para poner a cero el marcador del pasivo.

Entre quienes habían manifestado, aunque extraoficialmente, su oposición a la entrada de Blas Herrero en Prisa se encuentra el Gobierno, que no contemplaba con agrado la llegada al principal grupo de medios español de un empresario cuyas posiciones ideológicas coloca ahora muy lejos de las que en los años 90 le incluían entre los próximos a Alfonso Guerra. Fuentes de Moncloa no descartaban que el objetivo principal de la operación fuera buscar un alza del precio de la acción de Prisa.

208 millones de Onda Cero

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Blas Herrero fundó la cadena Radio Blanca en 1989, en un salto a los medios de comunicación desde la industria láctea. El empresario asturiano presume de haber pasado su infancia y adolescencia, hasta los 22 años, repartiendo leche, primero en carro, después a caballo y finalmente en una furgoneta. En los años 80 ya era el dueño de la lechera RAM y luego de un grupo con una treintena de sociedades, incluidas inmobiliarias y concesionarios de coches. Por entonces, sus contactos con el PSOE asturiano le permitieron obtener nueve concesiones de FM. Onda Cero, recién creada por la ONCE, emitía a través de las emisoras de Radio Blanca. Herrero se convirtió en su vicepresidente.

En 1999, Telefónica, a la que ahora tendría que seducir Herrero en el consejo de administración de Prisa, compró Onda Cero y ésta firmó con el empresario asturiano un acuerdo: crearía una cadena temática cuya gestión publicitaria correría a cargo de la radio de Telefónica durante 10 años, a razón de 18 euros por oyente y calculando una audiencia de medio millón de personas. Así nació Kiss FM en 2002. Un año después tenía 1,3 millones de oyentes. Las disputas por unas cifras que habían superado las firmadas en el contrato terminaron en los tribunales. El caso se dilató años hasta llegar al Tribunal Constitucional, que dio la razón a Blas Herrero. En 2007 Telefónica –entonces presidida por César Alierta y Antena 3, los dueños de Onda Cero, tuvieron que pagarle 208 millones de euros. Él había pedido 600 millones.

Con ese remanente, Herrero creó una sociedad de capital riesgo, fundó varias sicav y emprendió también la aventura audiovisual. Si en un primer momento se apoyó en sus contactos con el PSOE, los que ahora se le atribuyen en el PP le consiguieron una licencia de TDT en octubre de 2015, la que utiliza Dkiss. Ahora, al tiempo que pugnaba por hacerse con El País y la Ser, intenta entrar en Duro Felguera, empresa de infraestructuras que acaba de pedir un rescate de 100 millones de euros a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).

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