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Trump, QAnon, la extrema derecha... ahora toca investigar quién está detrás de la turba que sembró el caos en Washington

Seguidores de Trump, en el asalto al Capitolio este miércoles.

Patricia Neves (Mediapart)

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Entre los que conocían a Nicholas R., alias Nick, un joven identificado como uno de los atacantes del Capitolio, muchos expresaron su sorpresa en Facebook. “Os dijimos que era racista”. “Estaba tan orgulloso de la pancarta pro-Trump que tenía en su apartamento”. Nick solía venir “habitualmente a mi tienda, jugaba con el gato durante horas”. “Un tipo amable”. “Un día lo vieron quitando un cartel de Black Lives Matter”.

El rostro del que era su vecino, el excolega de un pequeño pueblo de Maryland, aparece ahora junto a docenas de objetivos más del FBI. Todos son sospechosos de haber irrumpido en el Congreso de Estados Unidos el miércoles 6 de enero durante el proceso de ratificación de la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales. En las imágenes de los violentos disturbios que se cobraron la vida de cinco personas, incluida una manifestante, una veterano de la Air Force y un policía, se puede ver a Nick.

Dentro del Capitolio, camina vestido con una gorra roja, elemento de conexión para los seguidores de Donald Trump, su larga barba y su identificación colgada del cuello: su acreditación de empresa, una compañía especializada en marketing. Nick, tras ser rápidamente identificado y despedido ipso facto por su empleador, fue visto el miércoles junto a una conocida figura de QAnon, la nebulosa conspiracionista pro-Trump que combina el satanismo, la pedofilia y el “Estado Profundo”.

En las fotos, Nick efectivamente está de pie junto a Jake Angeli, el hombre con “cuernos”, un habitual a las manifestaciones de apoyo a Donald Trump. Como en sus anteriores apariciones, Jake Angeli caminó por el Congreso el miércoles con el torso desnudo, caracterizado como un guerrero con pieles y cuernos. Supuestamente le dijo a uno de los reporteros que lo entrevistó que la policía le pidió “amablemente” que se fuera sin ser arrestado inmediatamente.

Tampoco arrestó a Nick Ochs, fundador de los Proud Boys de Hawai, organización de extrema derecha próxima a los grupúsculos supremacistas blancos, colectivo a quien en septiembre pasado Trump emplazó a “estar preparados”. Nick Ochs, entrevistado por la CNN, también explicó que no había sido “detenido” ni “interrogado” por la Policía. “Hello from the Capital lol”Hello from the Capital lol” [Hola desde la capital, lol”], publicó en las redes sociales desde el interior de los edificios.

Simpatizantes del presidente, conspiradores de QAnon, militantes de extrema derecha, el perfil de los alborotadores que entraron por la fuerza y atacaron el Congreso de EE.UU. empieza a tomar forma.

Extrema derecha

Los primeros arrestos –hasta 68, solo el jueves– tienen como objetivo individuos de todo el país, de Arizona, Georgia y Pensilvania, entre otros, de Estados donde los resultados de las elecciones presidenciales fueron disputados por los simpatizantes de Trump. Hombres y mujeres han sido arrestados por no respetar el el toque de queda en Washington, DC, o incluso por llevar armas o incluso por la intrusión en el Capitolio.

Se enfrentan a cargos que pueden incluir un delito de insurgencia. “Todas las opciones están sobre la mesa”, ha precisado el fiscal del distrito de Columbia, Michael Sherwin, dado que “de los despachos de los senadores [...] se ha robado material electrónico [...] documentos [...]”, precisó Sherwin. Lo que podría suponer problemas de “seguridad nacional”.

Entre los documentos sustraídos por los manifestantes, un sobre robado del escritorio de Nancy Pelosi, líder demócrata de la Cámara de Representantes. El botín fue exhibido con orgullo frente a los objetivos por el ladrón confeso, Richard Barnett de 60 años, líder de un grupo proarmas de Arkansas. El hombre, que se describe a sí mismo como un “nacionalista blanco”, según The Washington Post, fue uno de los rostros de los disturbios, sobre todo por que posó con el pie sobre el escritorio de Nancy Pelosi.

Mientras, otros manifestantes se mezclaron con la multitud, entre los muchos símbolos racistas y antisemitas. Símbolos como banderas confederadas, el águila nazi, una referencia al “campo de Auschwitz” en un jersey, y banderas de “AF”, “America first” (América primero), un movimiento vinculado a Nicholas Fuentes, que también estuvo en Washington el miércoles, pero fuera del Capitolio, asegura. Los periodistas norteamericanos acusan a Fuentes de irrumpir también en el despacho de Nancy Pelosi.

Un ecosistema de medios alternativos

Unas revueltas probablemente preparadas, en parte, en internet. Según BuzzFeed, un grupo de Facebook llamado Red State Secession, con 8.000 miembros, remitía a un sitio que ofrecía itinerarios de viaje a Washington. “Si no estás preparado para usar la fuerza para defender la civilización, entonces prepárate para aceptar la barbarie”, advirtió un miembro de dicho grupo, también en Facebook, según The New York Times.

“Este terrorismo doméstico evoluciona en un ecosistema de medios alternativos, reforzado por la desinformación difundida por Donald Trump”, explica Samantha Kutner, que estudia el grupúsculo Proud Boys en el Instituto Khalifa Ihler. En el anonimato, en las redes sociales y a través de plataformas adoptadas por la extrema derecha, como Parler, el discurso del odio está tomando forma.

Sin embargo, para el geógrafo estadounidense Phil Neel, estos discursos no son nuevos. “La idea de una guerra civil, de una segunda revolución americana existe desde hace mucho tiempo, sobre todo desde la crisis financiera de 2008”, analiza. “Con esta idea de patriotismo, de fronteras y también de diversidad. Los grupos [de la extrema derecha] ya no son exclusivamente blancos [...]. Defienden el uso de la violencia, incluyendo la destrucción de la propiedad pública (y no privada) por la necesidad de restaurar un gobierno no corrupto”.

Donald Trump, que es objeto de varias investigaciones por fraude (bancario, fiscal), por su parte, finalmente condenó, el jueves en un vídeo difundido en Twitter, la violencia de los asaltantes después de haberla fomentado personalmente. “We love you”, dijo a sus seguidores el miércoles. El presidente se encuentra cada vez más solo. Mientras Nancy Pelosi y el senador Chuck Schumer pidieron al vicepresidente Mike Pence que recurriera a la 25 enmienda para impugnar al presidente saliente, miembros de su administración han presentado la dimisión, culpándolo de haber provocado los altercados con su discurso incendiario: la responsable de Educación Betsy DeVos y la de Transporte Elaine Chao.

Se espera que los arrestos continúen.

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Traducción: Mariola Moreno

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